Los grupos mafiosos, se dedican a la explotación de actividades
clandestinas y poseen una estructura de tipo piramidal, donde el más
poderoso y generalmente el más despiadado y cruel, es el que dirige los
negocios, quien aunque personalmente no desarrolle ningún delito por
mano propia, ni hable directamente con sus subalternos, que muchas veces
no lo conocen, recibe de todos los que trabajan para él, parte de las
ganancias que generan.
Generalmente se trata de personas que pueden gozar de prestigio y
reputación en la sociedad, ser altruistas, codearse con las altas
esferas del gobierno de turno; que suelen tener una vida pública de
bajo perfil y una familia constituida que respetan, que no siempre está
enterada de sus reales actividades.
Este respeto no implica fidelidad, porque tienen una actitud
machista, sino el sentido de mantenerlas al margen de sus fechorías.
Lo natural es que tengan una doble vida, con la anuencia de sus
esposas mientras satisfagan todas sus necesidades y no se vanaglorien de
sus conquistas. Pero tener un amorío con alguien que vive bajo el
mismo techo es un deshonor, no porque sea inmoral sino porque provoca
conflictos.
Mantener un bajo perfil es una garantía de éxito en estas
organizaciones, no frecuentar bares ni clubes y evitar los escándalos y
la exhibición en los medios.
Es muy difícil encarcelar a un capo mafioso porque no se le puede
probar ningún delito, aunque se sospeche que pertenece a un grupo que se
dedica a realizar negocios clandestinos.
Las luchas por el poder de distintas bandas se deben a que sus
miembros, principalmente los más modernos, no respetan el antiguo código
de honor mafioso y desafían sus normas, generalmente para quedarse con
una mayor parte de las ganancias que generan sus negocios.
Esta falta de respeto por el código de honor de las mafias ha
provocado que prácticamente hoy queden pocos grupos en Norteamérica de
estas características
Las leyes de la mafia no son morales, aunque lo parezcan , sino que
son normas que deben cumplirse para que la organización pueda mantenerse
y no se produzcan conflictos internos que atenten contra su buen
funcionamiento.
Las mafias norteamericanas son de origen siciliano y solo acepta como
miembros a familiares directos o indirectos o a personas del mismo país
de origen; y una vez ingresado es un compromiso de por vida.
Los extranjeros pueden ser socios pero nunca pueden lograr la
membresía ni acceder a estas organizaciones por cuenta propia, porque la
condición para conectarse es ser presentado por alguno de ellos.
El que presenta a un candidato se convierte en su garantía, de manera
que si él no se comporta a la altura de sus obligaciones el castigo lo
recibirá el que lo presentó.
Es un trabajo de tiempo completo, las 24 horas del día los siete días
de la semana y no se acepta ninguna excusa, porque la organización
tiene prioridad sobre cualquier otro compromiso urgente de cualquier
índole.
Aunque la mafia se basa en la mentira y el engaño, los subordinados
sólo deben decir la verdad a sus jefes, porque la mentira se paga con la
muerte.
Las normas exigen que sus miembros respeten tanto a sus propias
familias como a las esposas, hijas o familiares de sus colegas,
principalmente para evitar los conflictos.
Las mafias antiguas no permiten el tráfico de drogas por todos los
inconvenientes que acarrean y la falta de respeto a los que ocupan un
rango superior tiene consecuencias fatales. Pero algunos no respetan
esta norma.
El dinero fluye de abajo hacia arriba y no está permitido robarse
entre ellos. Los jefes exigen que se justifique cada centavo y la falta
de pago a quien corresponda es considerada un robo.
Cuando alguno tiene que recibir su castigo, generalmente el que lo
mata es alguien que lo conoce que sólo está cumpliendo una orden.
Estos asesinatos provocaron que algunos decidan salir de la
organización y colaborar con la policía brindando información; y
mediante el programa de protección a testigos pueden cambiar de
identidad y eludir las venganzas.
La vida delictiva mafiosa se derrumba desde adentro porque se estructura sobre el miedo.