Las páginas de la historia están llenas de casos de grandes líderes cuyos logros se basaron en la influencia de mujeres que despertaron en ellos las facultades creativas de sus mentes a través del estímulo sexual.
Napoleón Bonaparte fue uno de ellos. Cuando se sintió inspirado por
su primera esposa, Josefina, fue irresistible e invencible. Cuando
su «mejor juicio», o su facultad de razonamiento, lo impulsó a dejar
de lado a Josefina, empezó a declinar. Su derrota y su destierro en
Santa Elena no estaban lejanos.
Si el buen gusto nos lo permitiera, podríamos mencionar a un gran
número de hombres, bien conocidos en Estados Unidos, que alcanzaron
grandes éxitos bajo la estimulante influencia de sus esposas, sólo
para caer en picado hacia la destrucción cuando el dinero y el poder
se les subieron a la cabeza y dejaron de lado a su esposa por otra
mujer. Napoleón no fue el único hombre en descubrir que la
influencia sexual, procedente de una fuente correcta, es
mucho más poderosa que cualquier sustituto de la eficacia que pueda
crearse sólo por la razón.
¡La mente humana responde al estímulo!
Entre los más grandes y poderosos estímulos se encuentra el del
sexo. Cuando se la controla y se la transmuta, esta fuerza impulsora
es capaz de elevar a los hombres a esa más alta cota de pensamiento
que les permite dominar las fuentes de la preocupación y las
pequeñas molestias que se interponen en su camino en el plano
inferior.
Con el único propósito de refrescar la memoria, y en relación con
los hechos de que disponemos a partir de las biografías de ciertos
hombres, presenta mos a continuación los nombres de unos pocos
hombres de éxito extraordinario, de cada uno de los cuales se sabe
que poseyó una elevada naturaleza sexual. El genio, que era
indiscutiblemente suyo, encontró su fuente de poder en la energía
sexual transmutada:
GEORGE WASHINGTON WOODROW WILSON
THOMAS JEFFERSON RALPH WALDO EMERSON
NAPOLEÓN BONAPARTE JOHN H. PATTERSON
ELBERT HUBBARD ROBERT BURNS
WILLIAM SHAKESPEARE ANDREW JACKSON
ELBERT H. GÁRY ENRICO CARUSO
ABRAHAM LINCOLN
El propio conocimiento de que usted disponga acerca de las
biografías de los grandes hombres le permitirá engrosar esta lista.
Encuentre, si puede, a un solo hombre en toda la historia de la
civilización que alcanzara un éxito extraordinario en cualquier
campo y que no se viera impulsado por una naturaleza sexual bien
desarrollada.
Si no quiere fiarse de las biografías de hombres que han muerto,
haga un inventario de aquellos que usted conozca como hombres de
grandes logros, y vea si puede descubrir entre ellos a uno solo que
no posea una elevada naturaleza sexual.
La sexualidad es la energía creativa de todos los genios. Nunca
ha existido, ni existirá, un gran líder, constructor o artista al
que le falte esa fuerza impulsora del sexo.
Espero que nadie malinterprete estas afirmaciones en el sentido de
que todos los que poseen una elevada naturaleza sexual son genios.
El hombre alcanza sólo el estatus de genio cuando estimula su mente
de tal forma que puede usar las fuerzas disponibles a través de la
facultad creativa de la imaginación. La energía sexual es el
principal de los estímulos capaz de producir este «ascenso». La
simple posesión de esa energía no basta para producir un genio.
La energía tiene que ser transmutada de un deseo de contacto físico
en alguna otra forma de deseo y acción, antes de que le eleve a uno
al estatus de genio.
Lejos de convertirse en genios gracias a unos grandes deseos
sexuales, la mayoría de los hombres se degradan a sí mismos con una
mala interpretación y utilización de esa gran fuerza, hasta alcanzar
el estatus de animales inferiores.