La teoría de los sueños ocupa en la historia del Psicoanálisis un
lugar especial, constituyendo el procedimiento más característico y
singular de esta ciencia.
Algunos de los conceptos más importantes sobre este tema se refieren a
la distinción fundamental entre el contenido manifiesto del sueño y las
ideas latentes del mismo.
El relato textual del sueño es el sueño manifiesto y lo que
presumimos detrás del sueño se designa como ideas latentes del sueño.
Es decir, que la tarea tanto del terapeuta como del paciente consiste en
transformar el sueño manifiesto en el sueño latente e indicar cómo se
produjo esta transformación.
El modo de interpretar el sueño deja en parte de lado el contenido
total del sueño manifiesto para centrarse en cada una de sus partes y en
las asociaciones que efectúa el soñante sobre esas particularidades.
Se deberían excluir los restos de las experiencias vividas durante el
día y los de mucho tiempo atrás, y luego continuar con aquellos
elementos que más le han impresionado al sujeto que deberemos
interpretar como símbolos de algo distinto.
El terapeuta puede traducir esos símbolos pero el paciente no, por lo
tanto, al hacerle conocer al sujeto el contenido simbólico de algún
elemento del sueño puede hacer la asociación correspondiente y sacar a
la luz algún enigma oculto.
Algunos sueños no pueden interpretarse por las resistencias que opone
el soñante, pero la mayoría sí, de manera que la implementación de este
método se considera de mucha utilidad, dentro del encuadre
psicoanalítico.
Las resistencias y los olvidos suelen tener valor interpretativo,
porque precisamente se suele olvidar u omitir el contenido que produce
mayor perturbación al paciente.
La resistencia es signo inequívoco de un conflicto, porque existe una
fuerza que quiere expresar algo y otra que se resiste a consentir tal
expresión.
Aún en el sueño existe censura que se observa en la forma mitigada,
deformada e irreconocible del contenido latente que aparece en el sueño
manifiesto.
La censura no es privativa del estado de sueño, ya que también
existe entre lo reprimido inconsciente y lo consciente durante nuestra
vida psíquica en estado de vigilia
La vida onírica es, como ya Aristóteles lo dijo, la manera en que nuestra alma trabaja mientras dormimos.
Estas transformaciones simbólicas durante el sueño tienen una función
útil, asegurar la perduración de un buen dormir. El hecho de despertar
a veces angustiados por un mal sueño significa que la censura que
vigila, considera demasiado peligrosa la situación y no cree ya poder
dominarla.
Bibliografía: “Obras Completas de Sigmund Freud” Tomo I, Capítulo
XVII, “La Interpretación de los Sueños”, Editorial Biblioteca Nueva,
Madrid, España, año 1973