He aquí una interpretación que, si se comprende adecuadamente,
aporta armonía al caos que existe en demasiados matrimonios. La
falta de armonía, expresada a menudo en forma de discusiones, suele
remontarse a una falta de conocimiento sobre el terna del
sexo. Allí donde existen el amor, el romanticismo y una adecuada
comprensión de la emoción y la función del sexo, no existe falta de
armonía entre las parejas.
Resulta afortunado el hombre cuya esposa comprende la verdadera
relación existente entre las emociones del amor, el sexo y el
romanticismo. Cuando se ve motivado por este santo triunvirato,
ninguna forma de trabajo resulta pesada, porque hasta la forma más
baja de esfuerzo adquiere la naturaleza de un trabajo hecho por
amor.
Suele decirse que «la esposa de un hombre puede elevarlo o
hundirlo», pero no siempre está clara la razón de que esto sea así.
La elevación o el hundí miento es el resultado de la comprensión de
la esposa, o de la falta de comprensión de las emociones del amor,
el sexo y el romanticismo.
Si una esposa permite que su marido pierda interés por ella, y se
sienta más interesado por otras mujeres, suele ocurrir debido a la
ignorancia de ella, o a su indiferencia con respecto a los temas del
sexo, el amor y el romanticismo. Esta afirmación presupone, desde
luego, la existencia previa de un amor genuino entre un hombre y una
mujer. Los hechos son igualmente aplicables a un hombre que permita
que el interés de su esposa por él muera.
Los matrimonios discuten a menudo sobre un montón de trivialidades.
Si éstas se analizan con atención, se descubrirá que, casi siempre,
la verdadera causa del problema se halla en la indiferencia o en la
ignorancia acerca de todos estos temas.