Los cuadros comparativos son una herramienta o técnica de enseñanza-aprendizaje
muy útil para visualizar en un golpe de vista las semejanzas y/o
diferencias entre dos o más datos, hechos, épocas o situaciones. Permite
la organización y sistematización de la información a comprender,
constituyéndose en una estrategia importante para el aprendizaje significativo.
Puede tratarse de aspectos de un mismo tema, como comparar los dos
períodos del Renacimiento, o dos temas diferentes, pero relacionados,
como la comparación entre los pueblos más avanzados de la América
Precolombina.
Son gráficos fáciles de construir, donde se colocan en columnas, los
datos, épocas o hechos que se quieren comparar; y en filas, los aspectos
que se tomarán en cuenta para el cotejo; o a la inversa, como se
muestra en la ilustracion. Las explicaciones deben ser muy breves.
Los alumnos deben hacerlos como modo de repaso, al final la lectura
comprensiva del tema; o partir para el aprendizaje, de algún cuadro
aportado por el profesor, y sobre esa base, ampliar el tema, para luego
volver al cuadro con la finalidad de repaso, ya que se corre el riesgo
de que al estudiar solo el cuadro, no se entienda en profundidad el
tema.
Es en definitiva una síntesis gráfica, a efectos de fijar en forma
relacional y comprensivamente el objeto a estudiar, y que se incorpore
en la estructura cognitiva relacionándose con las ideas previas; pero
que requiere de un análisis, pues si solo se toma el cuadro comparativo
aportado por otro, suele estudiárselo por repetición memorística.
El docente puede utilizar el cuadro, para ir armándolo mientras
explica; o a modo de síntesis, y como cierre de su exposición. También
puede proponer a sus alumnos, luego de la explicación, o de la
investigación de los temas, que elaboren el cuadro comparativo, dándoles
algunos aspectos a comparar, o algunos datos ya comparados, o de alguno
de los temas, y dejando en blanco algunos aspectos para completar, a
fin de que vayan habituándose con la técnica.
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