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Monday, August 20, 2012

Proverbios 15

Proverbios 15
1 La blanda respuesta quita la ira;
Mas la palabra áspera hace subir el furor.
2 La lengua de los sabios adornará la sabiduría;
Mas la boca de los necios hablará sandeces.
3 Los ojos de Jehová están en todo lugar,
Mirando a los malos y a los buenos.
4 La lengua apacible es árbol de vida;
Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.
5 El necio menosprecia el consejo de su padre;
Mas el que guarda la corrección vendrá a ser prudente.
6 En la casa del justo hay gran provisión;
Pero turbación en las ganancias del impío.
7 La boca de los sabios esparce sabiduría;
No así el corazón de los necios.
8 El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová;
Mas la oración de los rectos es su gozo.
9 Abominación es a Jehová el camino del impío;
Mas él ama al que sigue justicia.
10 La reconvención es molesta al que deja el camino;
Y el que aborrece la corrección morirá.
11 El Seol y el Abadón están delante de Jehová;
!!Cuánto más los corazones de los hombres!
12 El escarnecedor no ama al que le reprende,
Ni se junta con los sabios.
13 El corazón alegre hermosea el rostro;
Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.
14 El corazón entendido busca la sabiduría;
Mas la boca de los necios se alimenta de necedades.
15 Todos los días del afligido son difíciles;
Mas el de corazón contento tiene un banquete continuo.
16 Mejor es lo poco con el temor de Jehová,
Que el gran tesoro donde hay turbación.
17 Mejor es la comida de legumbres donde hay amor,
Que de buey engordado donde hay odio.
18 El hombre iracundo promueve contiendas;
Mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla.
19 El camino del perezoso es como seto de espinos;
Mas la vereda de los rectos, como una calzada.
20 El hijo sabio alegra al padre;
Mas el hombre necio menosprecia a su madre.
21 La necedad es alegría al falto de entendimiento;
Mas el hombre entendido endereza sus pasos.
22 Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo;
Mas en la multitud de consejeros se afirman.
23 El hombre se alegra con la respuesta de su boca;
Y la palabra a su tiempo, !!cuán buena es!
24 El camino de la vida es hacia arriba al entendido,
Para apartarse del Seol abajo.
25 Jehová asolará la casa de los soberbios;
Pero afirmará la heredad de la viuda.
26 Abominación son a Jehová los pensamientos del malo;
Mas las expresiones de los limpios son limpias.
27 Alborota su casa el codicioso;
Mas el que aborrece el soborno vivirá.
28 El corazón del justo piensa para responder;
Mas la boca de los impíos derrama malas cosas.
29 Jehová está lejos de los impíos;
Pero él oye la oración de los justos.
30 La luz de los ojos alegra el corazón,
Y la buena nueva conforta los huesos.
31 El oído que escucha las amonestaciones de la vida,
Entre los sabios morará.
32 El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma;
Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento.
33 El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría;
Y a la honra precede la humildad.


Comentario al Proverbio  15-
Tomado de "Comentario Exegético-Devocional A Toda La Biblia."
Libros poéticos -Proverbios Tomo-2. Editorial CLIE.

Versículo 1

El mejor medio de mantener la paz es el uso de palabras suaves. Si el furor se levanta como una tormenta amenazante, la respuesta blanda dispersa las nubes y hace salir el sol. Las razones que no van en compañía de la mansedumbre no llegan a convencer (comp. 1a P. 3:15). No hay nada que tanto atice el fuego de la discordia como las palabras ásperas, hirientes, en las que abunda el insulto y la recriminación.

Versículo 2

La lengua de los sabios adorna el conocimiento (lit.). Así se usa este verbo en 2a R. 9:30 (<...adornó su cabeza»). El sentido es que el sabio conoce el modo de expresar sus ideas en bellas frases, que deleitan y edifican a otros (comp. con Tito 2:10). En cambio, la boca de los necios derrama necedad. Un corazón necio y malvado hace que la boca rebose necedad y suciedad.

Versículo 3

Los ojos de Yahweh están en todo lugar; no sólo lo ve todo desde lo alto (Sal. 33:13), sino que está presente en todas partes; por lo que no se le oculta nada: pecados secretos, servicios que nadie ve, penas que a nadie se comunican, todo está abierto a su vista. Esto sirve de gran consuelo a los buenos y de tenor a los malos.

Versículo 4

La lengua apacible es árbol de vida. La diferencia entre esta frase y la del versículo 1 es que allí se trataba de apaciguar la ira, mientras que aquí se trata de dar instrucción sana, curativa, y edificante. Una vez más se menciona el árbol de vida, cuyas hojas sirven para la sanidad de las naciones (Ap. 22; 2). En efecto, una buena lengua puede curar las almas enfermas convenciéndolas de pecado y presentándoles la salvación que hay en Cristo, y puede también reconciliar a quienes han estado enemistados. En cambio, la lengua malvada, en lugar de sanar, hiere, hace daño a los demás y a su propio dueño.

Versículo 5

Los superiores (Padres, tutores, maestros, etc.) han de dar instrucción y reprensión a los que están a su cargo. No sólo los han de educar con la luz del conocimiento, sino también con el calor del celo; ambas cosas se han de hacer con afecto, a la vez que con autoridad. Es cierto que la corrección, aun viniendo de Dios (v. He. 12:11), causa tristeza; pero mejor es el dolor que causa el cirujano que la muerte que ocasiona un tumor maligno. Y toda persona prudente presta atención a cualquier corrección o consejo que sirva para mejorar su carácter y sus actos.

Versículo 6

Donde hay honestidad, puede esperarse que haya prosperidad. Y, si no llegan a conseguirse muchos de los bienes de este mundo, hay siempre un gran tesoro en la gracia de Dios. Además, los que poseen poco, pero tienen el corazón dispuesto a contentarse con poco, pueden disfrutar de la necesaria comodidad en esta vida. En cambio, donde hay maldad, aunque llegue a abundar la riqueza, no puede haber bendición de Dios y es frecuente que haya maldición de parte de quienes son víctimas de la opresión del malvado.

Versículo 7

Bien se usan los conocimientos cuando se comunican, no cuando se reservan para uno mismo o para unos pocos íntimos. Hemos de esforzamos en propagar los buenos conocimientos, enseñando a los más posible, a fin de que éstos los comuniquen, a su vez, a otros (v. 2 Ti. 2:2).

Versículo 8

También muchos malvados ofrecían, y ofrecen, sacrificios a Dios, pero estos sacrificios, por muy costosos y numerosos que fuesen, no eran aceptados por Dios, porque no se ofrecían con las debidas disposiciones de fe y sinceridad de corazón. En cambio, la oración de los rectos es la delicia de Dios. No estará de más advertir que el proverbio no trata de contraponer la oración al sacrificio, siendo el sacrificio la expresión externa de la oración interior, por lo que han de estar juntos. La antítesis está en la disposición de justos y malvados.

Versículo 9

Este proverbio es como una secuencia del anterior y, al mismo tiempo, como el criterio supremo que define la religión de una persona. El carácter piadoso de una persona no se mide por la cantidad de actos religiosos que lleva a cabo, sino por el camino que ha escogido, es decir, por la pauta que ha marcado a su conducta. No hay acto religioso, por elevado o costoso que sea, que pueda compensar por la desobediencia a la voluntad de Dios (comp. Mt. 7:21 y SS.).

Versículo 10

Esto muestra que los que no soportan ser corregidos han de esperar ser destruidos. De todos los pecadores, los que dejan el camino, esto es, los apóstatas, son los que peor reciben la corrección.

Versículo 11

Este proverbio corrobora lo dicho en el v. 3 acerca de la omnipresencia de Dios, en orden a sus juicios sobre el mal y el bien. En particular, el proverbio quiere poner de relieve que aun las regiones que para el hombre son un profundo misterio (el Seol y el Abadón), para Dios son enteramente conocidas. El hebreo Abaddón significa ‘destrucción’ y es uno de los nombres que, en Ap. 9:11, se le dan al diablo. Este destructor, aunque tiene poder para engañar a los hombres, no puede evadirse del conocimiento que Dios tiene de él. Dios conoce todas sus mafias y todos sus disfraces (Job. 26:6). Y si Dios puede atravesar las profundidades de Satanás, mucho mejor puede escudriñar el corazón humano. Dios es mayor que nuestro corazón (1a Jn. 3:20), lo cual es un aviso para no ser remisos, pero también un consuelo para no ser demasiado escrupulosos.

Versículo 12

El escarnecedor hace burla de Dios y de la religión y, además, odia a los que tratan de convencerle y corregirle. No quiere volver en sí y reflexionar sobre lo que le conviene, pues no puede soportar el que su conciencia le acuse. Triste en verdad es el caso del hombre que no está dispuesto a razonar consigo mismo ni, mucho menos, con Dios (v. Is. 1:18).

Versículo 13

El corazón alegre (con santa, sana y sabia alegría) contribuye a la salud de la persona (comp. 14:30; 17:22), pues se siente dichosa (v. 15), y eso se refleja en el rostro, el cual, aun cuando no sea naturalmente bello, aparece radiante y agradable a los que lo contemplan. Un ánimo sanamente gozoso, bajo el gobierno de la prudencia y de la gracia, es un gran ornamento de la religión, pues añade lustre a la hermosura de la santidad y capacita al hombre para mejor hacer el bien. En cambio, la melancolía insana es un gran enemigo del hombre; «la tristeza del mundo produce muerte» (2aCo. 7:10).

Versículo 14

El sabio no se satisface con lo que ya sabe, sino que busca aumentar su sabiduría, mientras que el necio se satisface con sus necedades y no intenta buscarles remedio.

Versículo 15

Hay personas de ánimo depresivo, con lo que todos sus días resultan difíciles, es decir, malos. No hay que censurar a tales personas ni menospreciarlas, sino compadecerlas, consolarlas y orar por ellas. El humor de una persona depende, en gran medida, de su temperamento, y es difícil de remediar. Otras, en cambio, están bien dispuestas a ver el lado rosa de la vida, por lo que tienen un banquete continuo, aceite para las ruedas de su obediencia a Dios.

Versículos 16-17

El gozo cristiano produce contentamiento y hace agradable y fácil la vida. Santidad y amor le bastan al hombre, aunque posea pocas cosas del mundo.

Los que tienen grandes tesoros, tienen grandes temores y corren grandes peligros, especialmente cuando no tienen en cuenta a Dios ni a los pobres. Cuando los hermanos habitan juntos en armonía (Sal. 133:1), sienta mejor una sobria comida de legumbres o verduras que el más opíparo banquete. En cambio, donde reina el odio, la enemistad y la desconfianza, ni un buey engordado servirá para alegrar la vida.

Versículo 18

El enojo enciende un fuego que consume ciudades e iglesias, pues el hombre iracundo suscita contiendas y hace que otros se peleen entre sí también. En cambio, el que es tardo en airarse, no sólo impide la contienda, sino que, cuando se ha encendido, contribuye grandemente a apagar el incendio, uniendo a los que se habían enemistado y trayéndolos a concordia mediante mutuas concesiones.

Versículo 19

El perezoso inventa toda clase de excusas para librarse del trabajo; intenta convencer a los demás de que su camino está bordeado de espinos, por lo que podría rasgarse el vestido; de ahí su repugnancia a emprender cualquier tarea. En cambio, el que se esfuerza por cumplir honestamente con su deber, lo halla fácil por la gracia de Dios y, lo que para el otro es camino de espinas, para él es una gran avenida bordeada de rosales.

Versículo 20

Los hijos buenos son el gozo de sus padres, quienes bien pueden gozarse en ellos, después de los cuidados y fatigas que les han costado. Y un motivo más de satisfacción para los hijos es saber que han servido de consuelo y ayuda a sus padres cuando éstos han llegado a la ancianidad. En cambio, los malos hijos menosprecian a sus padres, no reconocen su autoridad y les pagan con malos tratos los beneficios que de ellos recibieron.

Versículo 21

El malvado peca, no sólo sin pesar, sino aun con placer. Careciendo de buena norma, carece también de sinceridad y dirección sabia, pero el hombre entendido, el que tiene los ojos y el corazón iluminados por el Espíritu Santo (Ef. 1:18), vive una vida bien ordenada y trata en todo de conformar su voluntad a la de Dios (Ro. 12:1, 2).

Versículo 22

Este proverbio viene a ser una repetición de 11:14, por lo que no necesita especial comentario.

Versículo 23

Bien suele hablar el que habla a tiempo; es decir, cuando sus palabras pueden hacer bien y se presenta la oportunidad de decir algo útil, edificante. Muchas buenas palabras han sido, a veces, inútiles y hasta contraproducentes por haber sido pronunciadas de mala manera o a destiempo.

Versículo 24

EL camino de la sabiduría y de la santidad es un camino de vida y, por camino hacia arriba (en último término, hacia el Cielo); es el del Seol abajo, de la muerte (en último término, del infierno

Versículo 25

Los soberbios, es decir, los arrogantes que se valen de su posición de autoridad para oprimir a los pobres, serán destruidos ellos y sus casas, en justo castigo por las expoliaciones que cometieron. En cambio, Dios es el gran protector de los oprimidos y despojados. Se menciona la viuda como tipo de una persona sin protección, expuesta a la voracidad de los opresores.

Versículo 26

Los pensamientos de los malvados son malvados y, por ello, no pueden menos de ser abominación a Yahweh, quien los ve y juzga conforme a toda su perversidad; en cambio, las expresiones (lo que del corazón sale por la boca) de los limpios son agradables (versión más probable). Advierte Cohen que el vocablo hebreo para ‘limpios’ (o ‘puros’) parece ser usado aquí en su sentido técnico conforme se aplica a ‘los animales limpios’ que son aceptables para el sacrificio.

Versículo 27

El codicioso (comp. 1:19) alborota (es decir, pone en desorden) su casa (ya visto en 11:29), por lo que el dinero que gana, por mucho que sea, sirve de poco provecho.

El contexto sugiere, en realidad, que gran parte de esa ganancia se debe al soborno, por lo que no es de extrañar que su casa sufra ‘alboroto’, es decir, contiendas y reclamaciones de los que se creen perjudicados por la conducta deshonesta del codicioso. En cambio, el que aborrece el soborno, vivirá libre de preocupaciones.

Versículo 28

El justo, como prudente que es, medita (lit.), es decir, reflexiona antes de hablar, de forma que las palabras que profiere son beneficiosas y edificantes. En cambio, el malvado, presto a echar por su boca la maldad que rebosa su corazón, no se para a reflexionar, pues tiene de sí mismo tan alta opinión que no piensa necesitar de mesura ni ponderación.

Versículo 29

Dios se distancia de los que le desafían, aunque le invoquen con los labios; en cambio está cercano y escucha a los que oran de veras (comp. Sal. 145:18).

Versículo 30

Por el contexto se deduce, como advierten Ryrie y Cohen, que la luz de los ojos significa el brillo que resplandece en los ojos cuando se recibe una buena noticia. Dice que esa buena nueva conforta los huesos porque penetra muy hondo. Para una persona buena, no hay mejor buena nueva que oír cosas buenas de otros (v. 3a Jn. versículo 4).

Versículo 31

El oído que escucha bien la buena admonición ama al que amonesta. Las amonestaciones de los buenos amigos son llamadas aquí reprensiones (lit.) de vida, porque son medios para sustentar la vida espiritual y, en el sentido directo del proverbio, para prolongar la vida natural. Al que tal escucha, se le asegura un lugar entre los sabios, porque quienes saben escuchar y obedecer, también sabrán enseñar y dirigir bien.

Versículo 32

El que rehúsa la corrección (lit.), menosprecia su alma; es decir (probablemente), lo hace con peligro de su vida, ya que sus malos caminos, no rectificados, pueden conducirle a situaciones peligrosas y aun fatales. El error fundamental de los pecadores es que tienen en poco su propia alma; por eso, la dañan por complacer al cuerpo. En cambio, el que escucha la corrección adquiere (lit.) entendimiento y, de este modo, se aparta de los malos caminos y anda por buenas sendas, las que llevan a la vida eterna y aun favorecen aquí a la salud corporal.

Versículo 33

El temor reverencial de Yahweh es instrucción (lit, hebr. musar) de sabiduría; es decir, en sabiduría o para sabiduría (comp. 1:7; 9:10). La 2a. parte del versículo, además de asegurar la verdad corriente en la Biblia de que «el que se humilla será ensalzado», parece indicar que el que es humilde para ser instruido y corregido, puesto que es temeroso, alcanzará el honor que la sabiduría lleva consigo.

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