Versículo 14
El sabio no se
satisface con lo que ya sabe, sino que busca aumentar su sabiduría,
mientras que el necio se satisface con sus necedades y no intenta
buscarles remedio.
Versículo 15
Hay personas
de ánimo depresivo, con lo que todos sus días resultan difíciles,
es decir, malos. No hay que censurar a tales personas ni menospreciarlas,
sino compadecerlas, consolarlas y orar por ellas. El humor de una persona
depende, en gran medida, de su temperamento, y es difícil de remediar.
Otras, en cambio, están bien dispuestas a ver el lado rosa de la vida, por
lo que tienen un banquete continuo, aceite para las ruedas de su
obediencia a Dios.
Versículos
16-17
El gozo
cristiano produce contentamiento y hace agradable y fácil la vida.
Santidad y amor le bastan al hombre, aunque posea pocas cosas del mundo.
Los que tienen
grandes tesoros, tienen grandes temores y corren grandes peligros,
especialmente cuando no tienen en cuenta a Dios ni a los pobres. Cuando
los hermanos habitan juntos en armonía (Sal. 133:1), sienta mejor una
sobria comida de legumbres o verduras que el más opíparo banquete. En
cambio, donde reina el odio, la enemistad y la desconfianza, ni un buey
engordado servirá para alegrar la vida.
Versículo 18
El enojo
enciende un fuego que consume ciudades e iglesias, pues el hombre
iracundo suscita contiendas y hace que otros se peleen entre sí
también. En cambio, el que es tardo en airarse, no sólo impide la
contienda, sino que, cuando se ha encendido, contribuye grandemente a
apagar el incendio, uniendo a los que se habían enemistado y trayéndolos a
concordia mediante mutuas concesiones.
Versículo 19
El perezoso
inventa toda clase de excusas para librarse del trabajo; intenta convencer
a los demás de que su camino está bordeado de espinos, por lo que podría
rasgarse el vestido; de ahí su repugnancia a emprender cualquier tarea. En
cambio, el que se esfuerza por cumplir honestamente con su deber, lo halla
fácil por la gracia de Dios y, lo que para el otro es camino de espinas,
para él es una gran avenida bordeada de rosales.
Versículo 20
Los hijos
buenos son el gozo de sus padres, quienes bien pueden gozarse en ellos,
después de los cuidados y fatigas que les han costado. Y un motivo más de
satisfacción para los hijos es saber que han servido de consuelo y ayuda a
sus padres cuando éstos han llegado a la ancianidad. En cambio, los malos
hijos menosprecian a sus padres, no reconocen su autoridad y les pagan con
malos tratos los beneficios que de ellos recibieron.
Versículo 21
El malvado
peca, no sólo sin pesar, sino aun con placer. Careciendo de buena norma,
carece también de sinceridad y dirección sabia, pero el hombre entendido,
el que tiene los ojos y el corazón iluminados por el Espíritu Santo (Ef.
1:18), vive una vida bien ordenada y trata en todo de conformar su
voluntad a la de Dios (Ro. 12:1, 2).
Versículo 22
Este proverbio
viene a ser una repetición de 11:14, por lo que no necesita especial
comentario.
Versículo 23
Bien suele
hablar el que habla a tiempo; es decir, cuando sus palabras pueden
hacer bien y se presenta la oportunidad de decir algo útil, edificante.
Muchas buenas palabras han sido, a veces, inútiles y hasta
contraproducentes por haber sido pronunciadas de mala manera o a
destiempo.
Versículo 24
EL camino de
la sabiduría y de la santidad es un camino de vida y, por camino hacia
arriba (en último término, hacia el Cielo); es el del Seol abajo,
de la muerte (en último término, del infierno
Versículo 25
Los soberbios,
es decir, los arrogantes que se valen de su posición de autoridad para
oprimir a los pobres, serán destruidos ellos y sus casas, en justo
castigo por las expoliaciones que cometieron. En cambio, Dios es el gran
protector de los oprimidos y despojados. Se menciona la viuda como
tipo de una persona sin protección, expuesta a la voracidad de los
opresores.
Versículo 26
Los
pensamientos de los malvados son malvados y, por ello, no pueden menos de
ser abominación a Yahweh, quien los ve y juzga conforme a toda su
perversidad; en cambio, las expresiones (lo que del corazón sale
por la boca) de los limpios son agradables (versión más probable).
Advierte Cohen que el vocablo hebreo para ‘limpios’ (o ‘puros’)
parece ser usado aquí en su sentido técnico conforme se aplica a ‘los
animales limpios’ que son aceptables para el sacrificio.
Versículo 27
El codicioso
(comp. 1:19) alborota (es decir, pone en desorden) su casa
(ya visto en 11:29), por lo que el dinero que gana, por mucho que sea,
sirve de poco provecho.
El contexto
sugiere, en realidad, que gran parte de esa ganancia se debe al soborno,
por lo que no es de extrañar que su casa sufra ‘alboroto’, es decir,
contiendas y reclamaciones de los que se creen perjudicados por la
conducta deshonesta del codicioso. En cambio, el que aborrece el
soborno, vivirá libre de preocupaciones.
Versículo 28
El justo, como
prudente que es, medita (lit.), es decir, reflexiona antes de
hablar, de forma que las palabras que profiere son beneficiosas y
edificantes. En cambio, el malvado, presto a echar por su boca la maldad
que rebosa su corazón, no se para a reflexionar, pues tiene de sí mismo
tan alta opinión que no piensa necesitar de mesura ni ponderación.
Versículo 29
Dios se
distancia de los que le desafían, aunque le invoquen con los labios; en
cambio está cercano y escucha a los que oran de veras (comp. Sal. 145:18).
Versículo 30