Aprendizaje Basado en Cómo Aprende el Cerebro: El efecto de la Música en nuestro Cerebro
part 4
por Margaret Seleme de Guevara
…Eric Jensen,
éste enfatiza el hecho de que la música es una parte esencial de la vida
humana y que nuestra respuesta hacia ella podría estar entretejida en
nuestro Cerebro. Él dice que en el libro “La Música, la Mente y el
Cerebro” por Manfred Clynes, PHD. (1982), Clynes explica cómo la música
compromete a nuestro cerebro en su totalidad. La estructura, los
intervalos, la calidad y el timbre armoniosos de la música y los
patrones espaciales temporales de largo plazo son reconocidos por
nuestro hemisferio no-dominante (en la mayoría de nosotros el hemisferio
derecho). Por otro lado, las signaturas de corto plazo de la música
como ser el volumen que cambia rápidamente, la trayectoria exacta y
rápida del tono, el tempo (pacing) y la letra son reconocidos por el
hemisferio dominante (en la mayoría de nosotros el izquierdo). “
Jensen
también añade “Que el impacto de la música también puede sentirse en
nuestro latido del corazón, con la medida de nuestro pulso, que tiende a
sincronizarse con el compás de la música que estemos oyendo. Cuanto más
rápido el compás de la música, más rápido nuestro pulso. Él dice que de
acuerdo con Jean Houston, PhD., la música eleva la estructura molecular
de nuestro cuerpo. En otras palabras, el cuerpo resuena a una longitud
de onda molecular estable. La música tiene sus propias frecuencias
vibratorias que o resuenan o chocan con los propios ritmos de nuestro
cuerpo. Cuando los dos resuenan en la misma frecuencia nos sentimos “en
sintonía”, y es entonces cuando aprendemos mejor y estamos más
conscientes y alertas.”
Según lo
resume el libro “Aprendizaje Acelerado con Música” (Webb y Webb, 1990),
los efectos potenciales de la música en la mente y el cuerpo incluyen lo
siguiente:
Aumentan la
energía muscular; aumentan la energía molecular; influencian el latido
del corazón; alteran el metabolismo; reducen el dolor; aceleran la
sanación y la recuperación de pacientes que han atravesado una cirugía;
ayudan en la descarga de emociones; estimulan la creatividad, la
sensibilidad y el pensamiento.
Existen
muchos estudios que han demostrado que la música realmente afecta
nuestro cerebro de una manera positiva. La investigación científica
sobre los efectos neurológicos y de desarrollo de la música han
fascinado a educadores y a padres dándoles la posibilidad de mejorar el
aprendizaje en los niños. Comparado con la larga historia de
investigación del idioma, nuestro entender científico de la música es
nuevo. Afortunadamente para los padres, enriquecer las vidas de nuestros
niños con la música puede ser fácil y agradablemente logrado. Desde la
música suave en las guarderías a juguetes musicales y lecciones del
baile, el alentar el estudio de la música de una manera divertida
fortalece el desarrollo educativo, físico, y emocional de los niños.
La
inteligencia musical es muy importante para la experiencia humana. Es la
inteligencia que surge más temprano – incluso niños de dos meses de
edad, ya pueden cantar e igualar estructuras rítmicas. Esta inteligencia
está unida muy de cerca a las otras inteligencias – a menudo “sentimos”
la música con nuestros cuerpos y nos movemos de manera correspondiente,
a menudo “sentimos” la música con nuestras emociones, y lloramos y
reímos de manera correspondiente. De hecho, según Howard Gardner en su
libro “Estructuras de la Mente” (Frames of Mind”) (1983), muchos
científicos creen que “si pudiéramos explicar la música, podríamos
encontrar la clave para todo el pensamiento humano”.
En un
artículo escrito por Kimberly L. Keith “La Música y el Aprendizaje” ella
dice que en un estudio dirigido por la Sociedad de Neurociencia, se
encontró que varias áreas del cerebro como la corteza motora primaria y
el cerebelo que están involucrados en el movimiento y la coordinación,
son más grandes en los músicos adultos que en personas que no son
músicas. Otro ejemplo que se dio fue el del cuerpo calloso que conecta
los dos hemisferios cerebrales que se pudo comprobar que era más grande
en músicos adultos. Un tercer ejemplo es que se comprobó que la corteza
auditiva que es responsable de unir la música y el habla en una sola
experiencia consciente, también era más grande en ellos.
Un estudio
demostró que el escuchar las complejas piezas de Mozart elevaba las
capacidades espaciales de los estudiantes de la universidad. A este
experimento se lo denominó “El Efecto Mozart”. En el libro ““Aprendizaje
Basado en Cómo Aprende el Cerebro” (“Brain Based Learning”) por Eric
Jensen, aprendemos que en un estudio realizado con estudiantes de
diferentes edades, imágenes generadas por computadora de la actividad
cerebral revelaban similitudes increíbles con las notas musicales de las
piezas compuestas por Mozart. Jensen dice que la música realmente puede
preparar las conexiones neuronales del cerebro: En un estudio realizado
por la investigadora Frances Rausher, PhD., ella sostiene que los
patrones neuronales de encendido (el lenguaje eléctrico incorporado del
cerebro) son básicamente los mismos tanto para la apreciación musical
como para el razonamiento abstracto, y un descubrimiento interesante
sobre el tema es que en un estudio que ella llevó a cabo en la
Universidad de Irvine, averiguó que el momento en que escuchamos música
es también importante, ya que durante este estudio descubrieron que
aunque el efecto de escuchar la música de Mozart durante diez minutos
antes de tomar una prueba demostraba una mejora en el razonamiento
espacial y abstracto de los estudiantes, el efecto sólo era temporal, y
tenía una duración de 5 a 15 minutos, y que aunque escuchar a Mozart
antes de la prueba era valioso, si se escuchaba a Mozart durante el
examen esto causaba una competencia neuronal que interfería con los
patrones neuronales de encendido eléctrico (Félix 1993).
De esa
manera el estudio demuestra que existe un momento apropiado para
escuchar música en el proceso de aprendizaje así como existe un momento
apropiado para estar en silencio. Basado en estos estudios, Eric Jensen
aconseja tomar el Efecto Mozart con discreción al aplicar e interpretar
sus resultados. Él dice que por el momento, el llamado “Efecto Mozart”
está todavía incierto.
Eric Jensen
dice también que según el neurocientífico Larry Parsons, del Centro de
Imágenes de la Universidad de Texas en San Antonio, mientras Mozart
ayudó al grupo de control a mejorar su razonamiento, otros subgéneros de
la música realmente ayudaron más a los estudiantes que eran parte del
experimento, lo que demuestra que pueden ser los ritmos, tonos o
patrones de música lo que realmente mejora el aprendizaje.
Dee
Dickinson, en su artículo la “Música y la Mente” detalla estos datos muy
interesantes sobre la música y el logro académico: ” Recientemente en
un estudio sobre la capacidad de estudiantes de ciencia de catorce años
en diecisiete países, los tres países que ganaron fueron Hungría, Países
Bajos, y Japón. Todos estos países incluyen música a lo largo de su
plan de estudios desde Kindergarten hasta cursos de secundaria. En los
años 60, el sistema Kodály de educación musical se instituyó en las
escuelas de Hungría como resultado del excelente logro académico de los
niños en sus “escuelas de canto”. Hoy en día no existe en ese país
ningún estudiante de tercer grado que no cante bien entonado y
bellamente. Además, el logro académico de los estudiantes húngaros,
sobre todo en matemáticas y ciencias, continúa siendo excelente. Los
Países Bajos comenzaron su programa de música en 1968, y le siguió Japón
aprendiendo de la experiencia de estos otros países.
Otro
informe, dice ella, descubre el hecho que los diseñadores técnicos y los
ingenieros de Silicon Valley son casi todos músicos practicantes.
Un tercer
informe revela que las escuelas que produjeron el logro académico más
alto en los Estados Unidos están usando del 20% al 30% del día en las
artes, dándole especial énfasis a la música. Se incluye en estas
escuelas la escuela elemental St. Augustine del Bronx que, cuando estaba
a punto de fracasar en 1984, llevó a cabo un programa de música
intensivo. Hoy, el 90% de los estudiantes están leyendo al nivel o a
nivel superior al de su grado escolar.
En otro
estudio encontrado en el libro “Giros, Las Ventajas Extra-Musicales de
una Educación Musical” United Musical Instruments, USA Inc., 1995. pp.
18-24, (Spin-Offs, The Extra-Musical Advantages of a Musical Education,
United Musical Instruments USA, Inc., 1995. pp. 18-24) podemos ver que
los estudiantes que participaron en grupos musicales y de apreciación
musical son los estudiantes con el C.I. más elevado. Los programas de
música atraen a estudiantes a los que las escuelas normalmente
consideran como sus mejores alumnos. La información suministrada, nos
brinda una base fuerte para promover la existencia de programas de
música a lo largo de la vida académica del niño.
Un estudio
también demostró la relación existente entre el logro en matemáticas y
la participación en la instrucción de música instrumental. Se demostró
que los estudiantes que participaron en instrucción de música
instrumental en la escuela secundaria tomaron como promedio 2.9 más
cursos de matemática más avanzada que los que tomaron los estudiantes
que no participaron en ningún programa de música. Esto demuestra que la
instrucción musical es atractiva para los estudiantes que son excelentes
en matemáticas.
Otro estudio
encontró que cuanto mejor pueda leer música una persona, mejor puede
hacerlo en matemáticas. Lo contrario es también cierto – cuanto mas alto
es el logro en el nivel de matemáticas mejor será el estudiante en leer
música. Con esto, parece claro que los estudiantes que lo hacen bien en
matemáticas, también lo harán bien en música.
Existen
muchos métodos que se pueden usar como medio para aprender música. Uno
de ellos es el método Suzuki para la enseñanza de música. Al respecto
Howard Gardner opina lo siguiente:
“Todos tenemos
algo de potencial musical, pero representa una gran diferencia si uno
vive en una sociedad donde se espera que todos cantemos o toquemos un
instrumento, o si uno tiene padres que se sientan con uno todos los días
y cultivan esta inteligencia en particular. Sabemos, por medio del
método Suzuki de enseñanza de música, que uno puede tomar a niños
ordinarios y hacerlos parecer sensacionales si uno está dispuesto a
pasar mucho tiempo y energía en ellos. Y yo pienso que lo mismo sería
verdad para cualquiera de las inteligencias. Realmente se trata más de
un tema de cuánto tiempo deseamos invertir en cada inteligencia.”
Dee Dickinson nos ilumina con esta información que citaré a continuación:
“El trabajo del
Dr. Paul MacLean en el Instituto Nacional de Salud Mental nos da más
luces en cuanto al valor de la educación musical. Su teoría sobre el
cerebro trino sostiene que el cerebro humano es realmente tres cerebros
en uno. La parte más pequeña, aproximadamente 5% del cerebro, la
formación reticular, es la entrada para la información de los sentidos y
se consagra en mantener el funcionamiento del proceso automático del
cuerpo, como ser la respiración y el latido del corazón. Es también el
lugar del comportamiento habitual o automático. La segunda parte, el
sistema límbico, forma otro 10% del cerebro y es el lugar de las
emociones, ciertos tipos de memoria, y del control glandular. La parte
más grande, la corteza cerebral, que forma aproximadamente el 85% del
cerebro, se consagra a los procesos de más altos de pensamiento.”
“MacLean
señala que el sistema límbico es tan poderoso que literalmente puede
facilitar o inhibir el aprendizaje y el pensamiento del orden más alto.
Parece ser que las emociones positivas, como ser el amor, la ternura y
el humor, pueden facilitar las capacidades de pensamiento de orden más
alto; considerando que las emociones negativas, como el enojo, la
hostilidad, y el miedo, pueden literalmente bajar al cerebro al
pensamiento de supervivencia básico.”
“La relación
hacia la educación musical es clara cuando observamos a alumnos que
practican música alegremente juntos y cuando recogemos información sobre
sus logros académicos en otras áreas. En un estudio por Bloom sobre
músicos dotados revela que la mayoría tenían experiencias muy tempranas
de aprendizaje con maestros que eran pacientes, apoyadores y amorosos.
Los maestros de entrenamiento entraron después en sus vidas.”
La Dra.
Marian Diamond, neurofisióloga de Berkeley y una de las pioneras en este
campo del estudio del cerebro, ha investigado también las ciencias
cognitivas y ofrece información sobre cómo cambia el cerebro
fisiológicamente en relación al aprendizaje y a la experiencia -para
bien o para mal. Ella encontró que las experiencias de aprendizaje
positivas, nutritivas y estimulantes que ofrecen oportunidades para
interacción y respuesta pueden producir redes neuronales más ricas, que
son el “hardware” de la inteligencia. La calidad dinámica de hacer
música puede ser una de esos tipos de experiencia.”
Entonces,
con toda esta información, pienso que sería del máximo interés de parte
de los maestros dedicarse a aprender sobre todas estas técnicas, (El
Efecto Mozart, la teoría de Hemi-Sync de Robert Monroe, el Método Suzuki
de Enseñanza Musical, y otras) que están disponibles para todos, ya sea
en libros o en el Internet, y comiencen a introducir la música en sus
sistemas de instrucción.
Éste es el
último artículo sobre esta serie de cómo aprende el cerebro, y cómo las
emociones y la música pueden influir en nuestro proceso de aprendizaje.
Yo creo que
es tiempo que empecemos a buscar más información, la estudiemos e
implementemos estos nuevos sistemas en las escuelas. Es tiempo que
sintamos que queremos ser parte del gran cambio en la educación, ser
parte de las personas que van a provocar ese cambio. Con todas las
herramientas que tenemos disponibles ahora, yo considero que es casi
irresponsable, como maestros, no hacer uso de toda esa información.
Éstos son
cambios revolucionarios, y en la medida en que más y más maestros
empiecen a implementar estos nuevos sistemas en sus aulas, estaremos
contribuyendo a la conciencia colectiva de la educación y la estaremos
cambiando poco a poco, hasta que un día nos demos cuenta de que todos lo
estamos haciendo. Nos daremos cuenta de que esto ha pasado finalmente
cuando comencemos a ver estudiantes más felices, niños más felices,
niños a los que les gusta ir a la escuela, niños a los que les gusta
aprender lo que los maestros le están intentando enseñar. Niños que se
sientan reconocidos, respetados, con una alta autoestima, queriendo
contribuir con sus talentos a la paz mundial. De esta manera estaremos
contribuyendo a la nueva humanidad y sabremos que hemos contribuido para
que los nuevos niños cumplan con su misión.
ABOUT THE AUTHOR
Margaret Seleme de Guevara
is President of the Indigo Foundation of Bolivia. She holds a Masters
Degree in Education from Framingham State College and has extensively
travelled the world.
Fundación
Indigo Bolivia is a non-profit organization whose objective is to
divulge the existence of the New Children, their nature, their needs,
their mission. It also seeks to instruct teachers how to recognize and
manage these children more efficiently in the classroom and, finally, it
tries to explain to parents who the new children, in all their
denominations (Indigo, Crystal, Rainbow, etc.) are and how they should
be incorporated and educated at home and at school. It also seeks to
guide parents and teachers in a process of self discovery that will lead
them to be better parents and teachers for these children, because as
we know, the problem is not in the children, the problem is us, adults.
She
dictates education workshops for teachers around the country and leads
the School for Parents. The School for Parents (which is free of cost
for attendants) meets each Tuesday every other week with parents of the
new children. At these meetings we share experiences, feel that we are
not alone with this “problem” and learn or better yet, remember, how to
be better human beings and thus better parents for our children. We also
invite guests with various skills and knowledge who share them with the
attending parents.
Margaret can be reached at margaretseleme@hotmail.com
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