Los psicoanalistas definen como “síndrome de la mujer
fashion” a las mujeres que están pendientes de su imagen, que buscan
estar al día en todo lo que se refiere a su aspecto personal, como su
vestimenta y demás accesorios, su maquillaje, peinado, modo de hablar,
lenguaje, gestos, bebidas que prefieren, libros que leen, lugares
que frecuentan, distracciones, estilo de amigos, etc.
Fuera de este esquema, una mujer de esta época, por no cumplir con
los requisitos rigurosos de la moda, es catalogada fuera de onda y no
digna de pertenecer a ese regimiento de esclavos.
También los hombres sufren de este síndrome y se preocupan por parecerse al modelo que exige la ley primera del consumismo, que es ponerse lo que se usa, se estila, y está a la orden del día.
Este afán por engrosar las filas de una manada de seres que
identifican el ser con el tener y que se esfuerzan en ser todos iguales
para pertenecer, incluye también un cuerpo
perfecto; y ante la angustia existencial, el miedo y la incertidumbre,
se dedican a consumir lo que ofrece el mercado con la promesa de ser más
felices.
Para eso, nada mejor que visitar al cirujano de moda que como un mago
les permitirá ver la imagen que desean ver reflejada en el espejo y
estarán dispuestos a hacerse agrandar o achicar narices, muslos,
glúteos, mamas, etc., con el fin de aproximar lo más posible su
fisonomía a la de las modelos famosas.
Las cirugías estéticas hoy en día es una industria en ascenso que no sólo satisface las necesidades de perfección de las mujeres sino también la de los hombres, quienes se esfuerzan en mejorar su imagen corporal, para incrementar su autoestima y poder competir en igualdad de condiciones con hombres más jóvenes.
Médicos de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y
Reparadora, afirman que la práctica de esta especialidad se incrementó
en Argentina y también cambió el perfil de los pacientes; porque hace
treinta años, la cirugía plástica era un recurso para mejorar el aspecto
de una nariz o para rejuvenecer un rostro; sin embargo, en la
actualidad, los avances tecnológicos en implantes mamarios y la
lipoaspiración, atraen a mujeres de mediana edad que antes no se
operaban.
Primeras en el ranking de operaciones están las cirugías mamarias,
luego le siguen los implantes faciales y la aplicación de la toxina
botulímica, métodos que no son quirúrgicos.
La Argentina se encuentra en el lugar número once en prácticas
quirúrgicas estéticas según una estadística realizada por la Sociedad
Internacional de Cirugía Plástica Estética, en el mundo; Estados Unidos
ocupa el primer lugar y países como España, Japón, México, Brasil y
China, ocupan logares destacados en estas prácticas.
Entre los procedimientos quirúrgicos, los más solicitados son la
liposucción, el aumento de senos, la cirugía de párpados, la cirugía de
nariz y la abdominoplastía; y entre los no quirúrgicos, la inyección de
toxinas, de ácido hialurónico y de grasa autóloga, la depilación de
vello con láser, y los tratamientos con láser.
Este incremento de intervenciones quirúrgicas y de tratamientos
estéticos también se debe al hecho de que actualmente son más accesibles
y están al alcance de sectores de la población de menores recursos.
Sin embargo, la estética sigue no siendo todo, ya que para armonizar
con todos los demás aspectos de la persona, es necesario también un
cambio interno coherente con la apariencia, para lograr lo que se
anhela.
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