El síndrome del estudiante es un concepto intoducido por Eliyahu M. Goldratt, en su libro Cadena Crítica.1
Se refiere al fenómeno por el cual las personas comienzan a dedicarse
seriamente a una tarea que les fue asignada solamente cuando la fecha de
entrega se acerca. Más específicamente, en los primeros dos tercios del
período asignado para la tarea avanzan un tercio del trabajo, y en el
último tercio “aceleran” y finalizan los dos tercios restantes. Esto
sucede típicamente cuando un estudiante está preparando un examen, de
ahí el nombre.2
Concepto
El síndrome del estudiante es una forma de procrastinación,
que por lo general incluye más de un plan de actuación y las
intenciones de fondo son buenas y sinceras. Por ejemplo, si un
estudiante (o grupo de estudiantes) se dirige a un profesor para pedirle
una prórroga para algún trabajo, por lo general defenderá su solicitud
en base a las mejoras que sufrirá su proyecto al poder dedicarle más
tiempo, con intenciones sinceras. En realidad la mayoría de los
estudiantes tienen otras tareas añadidas en el momento en que tienen la
firme intención de comprometerse a mejorar su proyecto. Al final, a
menudo terminan en la misma situación que al principio, deseando tener
más tiempo a medida que se acerca el plazo y sufren nuevos retrasos.
El síndrome del estudiante se puede explicar comprendiendo el mecanismo de la memoria humana; la memoria a corto plazo se desvanece con el tiempo, y por lo tanto el estudio intensivo (empollar)
en el último momento permitirá que más cantidad de datos afloren y se
recuerden durante el examen, a pesar de que esta circunstancia no
favorece los mecanismos de la memoria a largo plazo, por lo que el rendimiento será significativamente inferior respecto al estudio programado que explota el repaso espaciado.