La procrastinación (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro), postergación o posposición
es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben
atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o
agradables.
Se trata de un trastorno del comportamiento que tiene su raíz en la
asociación de la acción a realizar con el cambio, el dolor o la
incomodidad (estrés). Éste puede ser psicológico (en la forma de ansiedad o frustración),
físico (como el que se experimenta durante actos que requieren trabajo
fuerte o ejercicio vigoroso) o intelectual. El término se aplica
comúnmente al sentido de ansiedad generado ante una tarea pendiente de
concluir. El acto que se pospone puede ser percibido como abrumador,
desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es
decir, estresante, por lo cual se autojustifica posponerlo a un futuro sine die idealizado, en que lo importante es supeditado a lo urgente.
Características
La procrastinación como síndrome que evade el responsabilizarse
posponiendo tareas a realizar puede llevar al individuo a refugiarse en
actividades ajenas a su cometido. La costumbre de posponer, si bien no
se ha demostrado cabalmente, puede generar dependencia de diversos
elementos externos, tales como navegar en Internet, leer libros, salir
de compras, comer compulsivamente o dejarse absorber en exceso por la
rutina laboral, entre otras, como pretexto para evadir alguna
responsabilidad, acción o decisión.
Este problema de salud no necesariamente está ligado a la depresión o a la baja autoestima.
El perfeccionismo extremo o el miedo al fracaso también son factores
para posponer, como por ejemplo al no atender una llamada o una cita
donde se espera llegar a una decisión.
Existen dos tipos de individuos que ejecutan esta acción:
- Procrastinadores eventuales, cuya actitud evasiva no se repite habitualmente.
- Procrastinadores crónicos, cuya conducta evasiva es constante y repetida en el tiempo.
Los segundos son los que comúnmente denotan trastornos en los
comportamientos antes mencionados. Algunos autores afirman que existen
en la actualidad conductas adictivas que contribuyen a este trastorno de evasión: se refieren, por ejemplo, a las adicciones que, según algunos expertos, existen a:
- La televisión
- La computadora u ordenador, y más concretamente a Internet.
Otros autores afirman que tales adicciones no existen; no obstante, pese
a que ya hay propuestas de tratamiento para este tipo de problemas
conductuales (terapia cognitivo-conductual,
sobre todo, que incluye, por ejemplo, la aplicación de opciones en la
propia computadora para bloquear voluntariamente el acceso a las páginas
de pornografía), se trata de un tema muy nuevo, en el que aún hace falta realizar mucho trabajo de investigación.
Por otra parte, el llamado "síndrome del estudiante"
(el hecho de que muchos estudiantes pospongan la entrega de sus
trabajos hasta el último minuto del día de la fecha límite o el estudio
hasta el día antes del examen) está presente, al parecer, también en
otros grupos sociales: en las temporadas en las que se acerca la fecha
límite para pagar los impuestos (para presentar las declaraciones
mensuales o anuales), las oficinas donde se llevan a cabo esos trámites
(los bancos, por ejemplo) se saturan de personas que asisten a realizar
ese trámite sólo hasta el último momento. Asimismo, es una conducta
procastinativa la que consiste en coleccionar muchas opciones como
excusa para no decidirse por ninguna en concreto.
La procrastinación, en particular, es un problema de autorregulación y de organización del tiempo.
Su solución consistiría, entre otras cosas, en lograr una adecuada
organización del tiempo, concentrándose en realizar las tareas
importantes que tienen un plazo de finalización más cercano. Quien
pospone o procrastina una decisión, por no sentirse preparado -esperando
que todo se resuelva por sí solo- suele aducir que lo hará después «...
en cuanto tenga tiempo», con lo que está presentando, en el fondo, una conducta evasiva.
Bases psicológicas y de personalidad
William Knaus,
en «Superar el hábito de posponer», propone una serie de
características personales que son propias de las personas con tendencia
a la postergación:2
- Creencias irracionales: basadas en una pobre autoimagen y autoconcepto
de sí mismos que les hace verse como inadecuados o incompetentes, o ven
al mundo con demasiadas exigencias que no se ven capaces de cumplir.
- Perfeccionismo y miedo al fracaso: postergar, y justificar un
resultado final por falta de tiempo, sirve de excusa para evitar el
miedo al fracaso, en tareas donde no hay garantías de éxito. Son
personas perfeccionistas y autoexigentes, que se marcan metas poco
realistas.
- Ansiedad y catastrofismo: el cúmulo del trabajo supone un cúmulo correlativo del nivel de ansiedad.
La dificultad para tomar decisiones y la búsqueda de garantías de éxito
antes de iniciar una tarea provoca finalmente sentimientos
catastrofistas, y como resultado se sienten saturados e indefensos. Pueden sentir autocompasión, escudándose en que no son aptas para las exigencias del mundo que les ha tocado vivir.
- Rabia e impaciencia: las exigencias desmesuradas y el
catastrofismo provocan también rabia e impaciencia. Pueden surgir ideas
del tipo «yo debería ser capaz de realizar esto solo» «¡qué idiota que
soy!» o «¡no puedo tolerar esta ansiedad!». Estas personas
perfeccionistas, al no cumplir con las metas que se marcan, se muestran
agresivas contra sí mismos. Terminan atrapadas en un círculo de
enfado-rebelión que empeora su rendimiento.
- Necesidad de sentirse querido: el deseo de realizar tareas en
base a la recompensa en forma de amor o aceptación de los demás. La
creencia que subyace es: «todos deberían amarme para poder amarme a mí
mismo». Basa su valía como persona en la aceptación y atención recibida.
Si se les recompensa con sus demandas implícitas se sienten fuertes
psicológicamente y por el contrario se sienten inválidas cuando no
obtienen lo que desean. Por ese motivo estas personas aceptan todo tipo
de demandas de los demás con el fin de agradar.
Tipos de procrastinación
Existen tres tipos de procrastinación:
- Por evasión, cuando se evita empezar una tarea por miedo al fracaso. Es un problema de autoestima.
- Por activación, cuando se posterga una tarea hasta que ya no hay más
remedio que realizarla. Es un problema contrario al anterior.
- Por indecisión, típico de las personas indecisas que intentan
realizar la tarea pero se pierden en pensar la mejor manera de hacerlo
sin llegar a tomar una decisión. Se denomina también complejo de Penélope (la mujer de Ulises, que tejía y destejía siempre la misma tela para evitar casarse con los pretendientes al reino insular de Itaca mientras esperaba que volviera Ulises).