Los bailarines también entrenan mentalmente
Hace
unos años, un equipo de investigadores de la University College London
(UCL), en Reino Unido, descubrió que en nuestro cerebro existe un
“sistema espejo” que responde de forma diferente cuando vemos a un
bailarín hacer una pirueta según estemos entrenados o no para ejecutar
ese movimiento. Las neuronas que lo forman están “afinadas” para el
repertorio de movimientos propio de cada individuo. Una de las
principales conclusiones del hallazgo, según sus autores, es que
atletas y bailarines podrían continuar entrenando mentalmente cuando sufren una lesión física.
Los genes de la danza
Tras analizar el código genético de distintos profesionales de la
danza, en la Universidad Hebrea de Jerusalén han encontrado diferencias
importantes en dos genes: el gen encargado de codificar el transportador
de la
serotonina,
un neurotransmisor que entre otras cosas contribuye a la experiencia
espiritual, y un receptor de la hormona arginina-vasopresina, que según
estudios recientes modula nuestra capacidad de comunicación social.
“Ambos son genes vinculados al aspecto emocional del baile” puntualiza
Richard Ebstein, coautor del estudio.
Inteligencia relacionada con el movimiento corporal
Junto a la inteligencia lingüística, la musical, la lógica/matemática,
la espacial, la intrapersonal, la interpersonal o la espiritual existe
una inteligencia corporal o cinestésica, que puede definirse como la
habilidad para controlar los propios movimientos corporales y manipular
objetos con cierta maña. Este tipo de inteligencia, según Howard
Gardner, es la que está detrás de la capacidad del bailarín para
“ver-y-hacer”, transformando una imagen visual dinámica o ciertas
órdenes sonoras en una acción física.
Bailar samba debería formar parte del entrenamiento de los futbolistas
Un equipo de investigadores japoneses ha llegado a la conclusión de que
bailar samba, una danza brasileña con raíces africanas, favorece un
control del cuerpo que puede mejorar las habilidades motoras en
actividades tan dispares como tocar un instrumento de percusión o jugar
al fútbol. Según el doctor Tomoyuki Yamamoto y sus colegas del Insitito
Avanzado para la Ciencia y la Tecnología de Japón, “ejercitar el
movimiento de las caderas es esencial para mejorar la movilidad de otras
zonas del cuerpo”, posiblemente debido a la proximidad de esta zona a
nuestro centro de gravedad corporal. Por eso decidieron probar a
entrenar a jugadores de fútbol bailando samba. El resultado: una
importante mejora del rendimiento deportivo. Lo próximo, dice Yamamoto,
será probar los efectos de otros bailes en los deportistas.
Nuestros antepasados también danzaban
Geoffrey Miller, psicólogo evolutivo de la Universidad de Nuevo México
(EE UU), cree que “música es lo que ocurre cuando un simio antropoide
tropieza y entra en el paraíso evolutivo de la selección sexual
desbocada, de la exhibición acústica compleja”. El autor cree que cantar
y bailar formaban un conjunto de rasgos indicadores para nuestros
antepasados cuando escogían pareja, especialmente para las hembras. El
baile y el canto ponían de manifiesto la buena forma física, la
coordinación, la fuerza y la salud.
El baile puede ser terapéutico
Científicos de la Universidad de Missouri (EE UU) han llegado a la
conclusión de que bailar puede ser terapéutico al alcanzar la tercera
edad, ya que mejora considerablemente el equilibrio y reduce el riesgo
de caídas y lesiones.
Existen coreografías basadas en las matemáticas del caos
En los años noventa una estudiante de ingeniería del popular Instituto
de Tecnología de Massachussets (MIT), Diana S. Dhabi, decidió utilizar
las matemáticas del caos para componer
música
a piano. Siguiendo su ejemplo, los científicos norteamericanos
Elizabeth Bradley y Joshua Stuart han creado recientemente varias
secuencias de movimientos basadas en el caos partiendo de piezas
clásicas. Incluso han desarrollado una versión caótica del popular baile
asociado a la canción Macarena. Y todo a través de un software original
desarrollado por ellos mismos, el
Chaographer. El resultado es
una danza original y “agradable para la vista”, aseguran. Además de que
“enseñar estos resultados en clase es una forma muy efectiva de motivar
a los estudiantes para que aprendan más sobre las
matemáticas del cuerpo rígido y el caos”.