Hubo una época en mi vida que fui muy solidario con mi prima
Pamela y su marido Marcos dejaba que su hijo de 7 años jugara en mi computador
para que no sé aburriera mientras ellos estaban de visita en la casa, el niño
ya tenía la capacidad de entender ciertos conceptos de como usar el teclado y
un mouse que yo mismo le había ido ensañando lentamente y gratuitamente.
En aquel entonces nace su primer hijo dentro del matrimonio
(el niño de 7 años era solo hijo de Pamela), ya el pequeño tenía 3 años y
obviamente quería hacer lo que hacía su hermano mayor, intentamos que jugara con un teclado falso
simulando que estaba jugando pero aun así quería el de su hermano, yo le
respondo que no porque no tenía todavía el
conocimiento para usar un computador pero cuando fuera un poco mayor se lo pasaría
sin lugar a dudas, a mi educaron que el computador es una herramienta de
trabajo y no un juguete. Su padre muy molesto lo saca del lugar de deciden irse
para no volver durante un largo tiempo.
Marcos intenta hablar mal de mí frente mis tías, tíos y
primos, diciendo “que humille a su hijo negándole el computador” “que cuando su
hijo crezca tendrá un computador mucho mejor “ y obviamente que su hijo será mucho mejor.
Ya pasaron obviamente 10 años, su hijo creció de la misma
forma que creció su bolsillo en el aspecto económico, yo obviamente tuve que
cambiar mi computador por uno portátil a pesar de ser sencillo me encanta y
nunca me ha dado ningún tipo de problema y me sirve mucho para comunicarme,
escribir, mostrar mi arte, aprender cosas nuevas, etc.
El hijo de Marcos ya tiene 13 años y es un experto en
computación como lo predijo su padre, un experto en ver pornografía, jugar
horas juegos violentos online (tiene incluso en sueño cambiado tanto jugar),
presenta sobrepeso por su sedentarismo tras el PC y sufre pesadillas por ver
tantas películas de terror para mayores de 14 años, ha ido perturbando su mente
poco a poco.
Hoy cuando Marcos me comenta que su computador presenta un
problema y me pregunta que puedo hacer se me vino a la mente aquel recuerdo,
solo le comente que tenía solución y debía llevarlo al respectivo técnico que
encontraba conveniente, como consejo le dije hasta que precio debería pagar.
Quede pensando porque razón me pregunta algo, siendo que prometió
que sería mejor que yo. No se lo saque en cara porque siento que él se defraudo
a si mismo, en cambio yo sigo mi vida feliz tal como siempre.
Como reflexión no debemos hablar mal de nadie porque nunca
sabremos lo que el día de mañana nos puede traer y si queremos competir que sea de manera sana
con el fin de ser mejores personas y vivir en armonía que en realidad hemos
venido a la tierra a ser felices.
Saludos :)