"El resultado es fatal con una mente criminal"
Cualquier inspector de policía experto en delitos contra la
integridad física de las personas, conoce por experiencia cómo funciona
la mente de un criminal, sin haber estudiado psicología.
La cárcel está llena de personas que presentan alguna patología
mental o que provienen de barrios marginales o ambientes poco saludables
y ellos saben muy bien que estas características son las que potencian
la acción delictiva.
Las causas más comunes para convertirse en un delincuente son por lo
general la pobreza extrema, la falta de continencia familiar, la
ausencia de la figura paterna, el abandono materno, la experiencia de no
ser querido ni protegido, pertenecer a una familia de delincuentes, los
abusos, las lesiones cerebrales, las enfermedades mentales, los
trastornos de la personalidad, y la confusión o la falta de valores.
Una mente criminal que es capaz de los peores crímenes, sufre una
falla en su mecanismo mental inhibitorio que no le permite reflexionar
ni controlar sus impulsos asesinos cuando la circunstancia se presenta y
su propio grado de irritabilidad incontrolable lo permite.
La policía sabe que los crímenes más comunes son cometidos la mayoría
de las veces por familiares directos, o allegados, relacionados
afectivamente o laboralmente; y que el porcentaje de criminales que
matan a un desconocido sin ningún motivo es casi inexistente.
Las grandes pasiones y el descontrol son el campo propicio para
cometer un crimen. La envidia, el odio, la venganza, los celos, la
traición, la ambición y el sexo son pasiones humanas que desencadenan
los mecanismos más oscuros del alma humana.
Pero básicamente son el amor y el dinero las dos causas por excelencia que en forma más frecuente provocan crímenes.
Desde el punto de vista técnico policial, si no hay un motivo un
sospechoso puede ser descartado, porque ellos también sabe con seguridad
que toda conducta siempre está motivada.
Motivo es una palabra que proviene de la palabra movimiento, porque nadie se mueve si no tiene suficiente motivación.
El amor es lo más bello que existe pero también es la fuente de las
mayores tragedias, porque dentro del ámbito amoroso desempeñan un
importante papel los celos y la traición, y la venganza, que nace por
la desilusión y el despecho, y la necesidad de hacer justicia con la
propia mano.
Es importante saber que cuando el amor muere lo más saludable es
ponerle fin de frente, sin mentiras ni engaños para poder seguir
viviendo sin zozobras.
Lo ideal es terminar bien, amigablemente, hablando sin rencor ni
resentimiento, tratando de hacer el menor daño posible al otro, por más
intolerable y defectuoso que haya sido.
La persona que resulta abandonada, puede vivir la pérdida del amor
con mucho dolor sufrimiento y llegar a cometer algún acto violento hacia
si mismo o hacia su pareja.
Es necesario actuar con discreción y en lo posible, lo deseable
sería no comenzar una nueva relación antes de terminar definitivamente
con la anterior.
El que juega limpio no tiene nada que temer, porque solamente la
violencia genera violencia y el buen trato desalienta cualquier acto
agresivo.
El dinero es otra de las causas que producen verdaderas tragedias.
Como una paradoja, no tener dinero o tener mucho son los polos opuestos
que se tocan, porque la gente se apropia del dinero ajeno cuando no lo
tiene y los ricos siempre quieren tener más.
Detrás del dinero está el poder y también la posibilidad del sexo,
porque el dinero suele atraer a las mujeres fáciles y también a las
difíciles.
El poder y el dinero están muy relacionados, porque también producen
guerras donde se llega a matar impunemente a miles de personas
protegidos por una bandera.