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Monday, April 15, 2013

1. La conducta de los consumidores

 
Las necesidades humanas son culturales y siempre crecientes, como vimos en el primer tema, y una parte importante de ellas son de tipo económico, es decir, para satisfacerlas se requieren bienes escasos. 


La teoría económica supone que el objetivo que persiguen las unidades de consumo, familias o consumidores, es aumentar todo lo posible su bienestar mediante el consumo de bienes y servicios: cuanto mayor es su consumo, mayor es el grado de satisfacción y de bienestar de los ciudadanos en cualquier sociedad. Ahora bien, el límite al consumo viene dado por el dinero disponible para comprar en el mercado, por la renta de los consumidores. Teniendo en cuenta esta restricción, el consumidor racional utilizará su presupuesto de forma que, dados unos precios de los distintos bienes y servicios, y dadas sus preferencias o gustos, consiga el mayor número de bienes y, por tanto, el mayor grado de utilidad o satisfacción. 



Reflexiona sobre este supuesto de la teoría económica. ¿Realmente más consumo significa más utilidad, es decir, más felicidad? ¿en nuestra sociedad se cumple esta hipótesis? ¿ha sido siempre así?
Quizá esta imagen te ayude en la reflexión:



En cualquier caso, y aunque se trata de una hipótesis discutible, éstos son los supuestos básicos de la teoría económica acerca del comportamiento de los consumidores, asumiendo la Ley de los Grandes Números de la teoría de la probabilidad, que garantiza que cuando una muestra es suficientemente grande, su promedio esperado es muy próximo al de la población total. Es decir, la Economía prevé el comportamiento racional de la mayoría de los consumidores, de la masa, y no el de un individuo concreto, que puede ser tan atípico como se quiera. Un error que suele cometerse a menudo, es considerar que lo que hago "yo" es lo que hacen el resto de consumidores, sin tener en cuenta que nuestro comportamiento puede estar fuera de la media.

EL CONSUMO Y LA UTILIDAD

Si observamos con un poco más de detalle nuestra conducta como consumidores, podemos analizar cómo cambia la utilidad que obtenemos cuando consumimos un bien cualquiera. Con las primeras unidades de consumo, normalmente la satisfacción conseguida es grande. Pero si seguimos aumentando el consumo de ese bien, llegará un momento en que la utilidad sea cada vez menor, e incluso se convierta en insatisfacción o desutilidad.

Por ejemplo, una persona a la que le encantan los helados, disfruta con un buen cucurucho de su sabor preferido. Pero no contento con el primero, se toma otro que lo saborea con el mismo placer o más que el anterior.  Sin embargo, a partir del tercer helado la satisfacción que recibe empieza a disminuir, y si se toma hasta seis helados probablemente tenga un cólico que le cree una gran insatisfacción.

Este hecho, que se repite para prácticamente todos los bienes en algún momento, significa que los seres humanos valoramos más aquello de lo que tenemos escasez que de lo que tenemos abundancia: si dispongo de muchos vestidos, los valoro menos que si tuviera sólo uno o pocos.

A este comportamiento se le llama la Ley de la Utilidad Marginal Decreciente, porque a partir de un determinado momento, cada unidad adicional de consumo genera una utilidad adicional o marginal para el consumidor cada vez menor.





El gráfico representa, mediante una curva decreciente, el comportamiento de la utilidad o satisfacción marginal que genera el consumo de una unidad adicional de cualquier bien.


Monday, September 3, 2012

Mente Criminal (laguia2000.com)

"El resultado es fatal con una mente criminal"

Cualquier inspector de policía experto en delitos contra la integridad física de las personas, conoce por experiencia cómo funciona la mente de un criminal, sin haber estudiado psicología.

La cárcel está llena de personas que presentan alguna patología mental o que provienen de barrios marginales o ambientes poco saludables y ellos saben muy bien que estas características son las que potencian la acción delictiva.

Las causas más comunes para convertirse en un delincuente son por lo general la pobreza extrema, la falta de continencia familiar, la ausencia de la figura paterna, el abandono materno, la experiencia de no ser querido ni protegido, pertenecer a una familia de delincuentes, los abusos, las lesiones cerebrales, las enfermedades mentales, los trastornos de la personalidad, y la confusión o la falta de valores.

Una mente criminal que es capaz de los peores crímenes, sufre una falla en su mecanismo mental inhibitorio que no le permite reflexionar ni controlar sus impulsos asesinos cuando la circunstancia se presenta y su propio grado de irritabilidad incontrolable lo permite.

La policía sabe que los crímenes más comunes son cometidos la mayoría de las veces por familiares directos, o allegados, relacionados afectivamente o laboralmente; y que el porcentaje de criminales que matan a un desconocido sin ningún motivo es casi inexistente.

Las grandes pasiones y el descontrol son el campo propicio para cometer un crimen. La envidia, el odio, la venganza, los celos, la traición, la ambición y el sexo son pasiones humanas que desencadenan los mecanismos más oscuros del alma humana.

Pero básicamente son el amor y el dinero las dos causas por excelencia que en forma más frecuente provocan crímenes.

Desde el punto de vista técnico policial, si no hay un motivo un sospechoso puede ser descartado, porque ellos también sabe con seguridad que toda conducta siempre está motivada.

Motivo es una palabra que proviene de la palabra movimiento, porque nadie se mueve si no tiene suficiente motivación.

El amor es lo más bello que existe pero también es la fuente de las mayores tragedias, porque dentro del ámbito amoroso desempeñan un importante papel los celos y la traición, y la venganza, que nace por la desilusión y el despecho, y la necesidad de hacer justicia con la propia mano.

Es importante saber que cuando el amor muere lo más saludable es ponerle fin de frente, sin mentiras ni engaños para poder seguir viviendo sin zozobras.

Lo ideal es terminar bien, amigablemente, hablando sin rencor ni resentimiento, tratando de hacer el menor daño posible al otro, por más intolerable y defectuoso que haya sido.

La persona que resulta abandonada, puede vivir la pérdida del amor con mucho dolor sufrimiento y llegar a cometer algún acto violento hacia si mismo o hacia su pareja.

Es necesario actuar con discreción y en lo posible, lo deseable sería no comenzar una nueva relación antes de terminar definitivamente con la anterior.

El que juega limpio no tiene nada que temer, porque solamente la violencia genera violencia y el buen trato desalienta cualquier acto agresivo.

El dinero es otra de las causas que producen verdaderas tragedias. Como una paradoja, no tener dinero o tener mucho son los polos opuestos que se tocan, porque la gente se apropia del dinero ajeno cuando no lo tiene y los ricos siempre quieren tener más.

Detrás del dinero está el poder y también la posibilidad del sexo, porque el dinero suele atraer a las mujeres fáciles y también a las difíciles.

El poder y el dinero están muy relacionados, porque también producen guerras donde se llega a matar impunemente a miles de personas protegidos por una bandera.

Monday, August 20, 2012

Tercer principio: las personas racionales piensan en términos marginales.


Muchas decisiones que se toman en la vida obligan a realizar pequeños ajustes adicionales en un plan de acción que ya existía. Los economistas los llaman cambios marginales. En muchas situaciones, los individuos toman las mejores decisiones posibles pensando en términos marginales.

Supongamos, por ejemplo, que un amigo nos pide consejo sobre el número de años que debe permanecer estudiando. Si comparamos el estilo de vida de una persona que tenga el doctorado con el de otra que no terminara los estudios primarios, podría quejarse de que esta comparación no le sirve de mucho para tomar su decisión. Lo más probable es que nuestro amigo ya posea algunos estudios y tenga que decidir si estudia uno o dos años más.
Para tomar esta decisión, necesita saber cuáles son los beneficios adicionales de un año más de estudios y los costes adicionales en que incurriría. Comparando estos beneficios y costes marginales, puede averiguar si merece o no la pena estudiar un año más. 

Por poner otro ejemplo que muestra que pensar en términos marginales ayuda a tomar decisiones, consideremos el caso de unas líneas aéreas que tienen que decidir cuánto deben cobrar a los pasajeros que vuelan sin reserva. Supongamos que fletar un avión de 200 plazas que vuele por todo el país le cuesta a la compañía $100.000. En este caso, el coste medio de cada plaza es de $100.000 dividido 200, es decir $500. Podríamos sentirnos tentados de extraer la conclusión de que las líneas aéreas nunca deben vender un billete por menos de $500. 

Sin embargo, las líneas aéreas pueden obtener más beneficios pensando en términos marginales. Supongamos que un avión está a punto de despegar con diez asientos vacíos. 

Hay un pasajero que vuela sin reserva y que está esperando en la puerta de embarque dispuesto a pagar $300 por un asiento. ¿Deben vendérselo las líneas aéreas? Por supuesto que deben. Si el avión tiene asientos vacíos, el coste de llevar un pasajero más es minúsculo. Aunque el coste medio de llevar un pasajero sea de $500, el coste marginal no es más que el coste de la comida que consuma el pasajero adicional. En la medida en que el pasajero que vuela sin reserva pague una cantidad superior al coste marginal, es rentable venderle un billete.

Como muestran estos ejemplos, los individuos y las empresas pueden tomar mejores decisiones pensando en términos marginales. Una persona toma una decisión racional si y sólo si el beneficio marginal es superior al coste marginal. 

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