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Friday, October 2, 2015

Pobreza (Vocabulario)

Pobreza

  1. f. Necesidad,estrechez,carencia de lo necesario para vivir:
    vive en la pobreza desde que perdió su empleo.
  2. Falta,escasez:
    pobreza de medios.
  3. Renuncia voluntaria de todo lo que se posee:
    voto de pobreza.

Pobreza

  • miseria, estrechez, carencia, escasez, falta, indigencia, necesidad, penuria
    • Antónimos: riqueza, abundancia

Wednesday, August 5, 2015

Estrechez (Vocabulario)

Estrechez

  1. f. Escasez de anchura, falta de holgura:
    la estrechez de estos zapatos me está matando.
  2. Aprieto, apuro, sobre todo por causa de falta de recursos económicos:
    periodo de estrecheces.
  3. Limitación ideológica, intelectual y moral:
    su estrechez de ideas aborta toda discusión.

Estrechez

  • estrechamiento, angostura, constricción, encogimiento
    • Antónimos: anchura, holgura
  • escasez, necesidad, penuria, pobreza, apuro, ahogo, dificultad
    • Antónimos: riqueza, comodidad

Wednesday, March 4, 2015

Incultura (Vocabulario)

Incultura

  1. f. Falta de cultura, ignorancia:
    el alcalde se ha propuesto acabar con la incultura en los barrios más desfavorecidos.

Incultura

  • ignorancia
    • Antónimos: cultura

Thursday, February 26, 2015

Riqueza (Vocabulario)

Riqueza

  1. f. Abundancia de bienes y objetos valiosos:
    toda su riqueza es heredada,no ha trabajado jamás.
  2. Abundancia de cualidades o atributos que se consideren valiosos:
    riqueza espiritual.
  3. Abundancia o diversidad de cualquier cosa:
    riqueza de vocabulario.
  4. Cosa rica o muy apreciada. Más en pl.:
    riquezas naturales.

Riqueza

  • dinero, fortuna, opulencia, bienestar, capital, hacienda, enriquecimiento, patrimonio
    • Antónimos: pobreza, indigencia, miseria
  • abundancia, exuberancia, fertilidad, holgura, profusión, cantidad, copia
    • Antónimos: escasez

Sunday, May 4, 2014

Tipos de Sociedad (Resumen)


1. Se pueden distinguir diversos tipos de sociedades premodernas (anteriores al desarrollo de las industriales). En las sociedades cazadoras y recolectoras no se criaba ganado ni se cultivaba, sino que la población vivía de la recolección de plantas y de la caza de animales. Las sociedades de pastores son aquéllas en las que la cría de animales domésticos proporciona el principal medio de vida, mientras que las agrarias dependen del cultivo de terrenos fijos, tienen mayores dimensiones, están más desarrolladas y forman estados o civilizaciones tradicionales.

2. El desarrollo y expansión de Occidente condujo a la conquista de numerosas zonas del mundo, alterándose así de un modo radical sistemas sociales y culturas muy arraigadas. Este proceso estuvo asociado al colonialismo: la imposición del gobierno y del dominio occidentales.

3. En las sociedades industrializadas la producción industrial se convierte en la base principal de la economía. Entre los países industrializados del Primer Mundo se incluyen las naciones "occidentales", además de Japón, Australia y Nueva Zelanda.

4. Los países del Segundo Mundo eran sociedades industrializadas regidas por gobiernos comunistas. Con las revoluciones de 1989 en la Europa del Este, que condujeron a la caída del comunismo, allí y en la antigua Unión Soviética, las sociedades del Segundo Mundo dejaron de existir.

5. Los países del Tercer Mundo, o en vías de desarrollo, en los que vive la mayoría de la población mundial, fueron casi todos anteriormente áreas colonizadas. La mayoría de la población trabaja en la producción agrícola. Aunque estas sociedades suelen ser pobres en comparación con las naciones industrializadas, existe un grupo minoritario (los NICs, o países de recienteindustrialización) que han experimentado recientemente un rápido crecimiento económico.

6. Los países del mundo se han hecho cada vez más interdependientes y este proceso se conoce con el nombre de globalización. El desarrollo de relaciones sociales a escala mundial conlleva grandes desigualdades entre las sociedades industriales y las del Tercer Mundo.

7. La globalización afecta hoy en día a la vida de las personas de todos los países, ricos y pobres, alterando no sólo los sistemas globales sino también la vida cotidiana. La globalización no ha producido un mundo unificado sino que, al contrario, ha creado algunas de las principales divisiones y conflictos que se analizan en diversos capítulos de este libro.

Fuente: Manual de Sociología, Giddens

Friday, January 3, 2014

Economía normativa (Wikipedia)


La economía normativa es la expresión que indica la importancia de los preceptos éticos y las normas de justicia. Es común distinguir entre economía normativa (lo que debe ser en materia económica) de economía positiva (lo que es). Sin embargo, muchos juicios normativos (de valor) se mantienen de forma condicional y son descartados si los hechos o el conocimiento cambia, de modo que un cambio de valores podría ser puramente científico. Esto socava esta distinción común.1 Sin embargo, Amartya K. Sen distingue entre juicios básicos (normativos), que no dependen de dicho conocimiento, de los juicios no básicos, que sí dependen de éste. Se encuentra interesante resaltar que «no hay juicios manifiestamente básicos», mientras que algunos juicios de valor se puede demostrar que son no básicos. Esto deja abierta la posibilidad de un debate científico fructífero sobre los juicios de valor.2

Un ejemplo de un enunciado económico normativo sería el siguiente:

     El precio de la leche debería ser de 6 dólares por galón para permitir un nivel de vida más alto a los productores de leche y salvar la granja familiar.
 
Este es un enunciado normativo, ya que refleja juicios de valor que no se pueden demostrar que sean verdaderos o falsos, comparando con datos del mundo real. Este enunciado en concreto opina que los agricultores necesitan un nivel de vida más alto y que es necesario salvar las granjas familiares.3
 
Algunos problemas técnicos anteriormente planteados en la economía del bienestar y teoría de la justicia se han abordado lo suficiente para dejar espacio a la reflexión de propuestas en campos prácticos como la asignación de recursos, las políticas públicas, indicadores sociales y medición de la desigualdad y pobreza.4

Monday, September 3, 2012

Mente Criminal (laguia2000.com)

"El resultado es fatal con una mente criminal"

Cualquier inspector de policía experto en delitos contra la integridad física de las personas, conoce por experiencia cómo funciona la mente de un criminal, sin haber estudiado psicología.

La cárcel está llena de personas que presentan alguna patología mental o que provienen de barrios marginales o ambientes poco saludables y ellos saben muy bien que estas características son las que potencian la acción delictiva.

Las causas más comunes para convertirse en un delincuente son por lo general la pobreza extrema, la falta de continencia familiar, la ausencia de la figura paterna, el abandono materno, la experiencia de no ser querido ni protegido, pertenecer a una familia de delincuentes, los abusos, las lesiones cerebrales, las enfermedades mentales, los trastornos de la personalidad, y la confusión o la falta de valores.

Una mente criminal que es capaz de los peores crímenes, sufre una falla en su mecanismo mental inhibitorio que no le permite reflexionar ni controlar sus impulsos asesinos cuando la circunstancia se presenta y su propio grado de irritabilidad incontrolable lo permite.

La policía sabe que los crímenes más comunes son cometidos la mayoría de las veces por familiares directos, o allegados, relacionados afectivamente o laboralmente; y que el porcentaje de criminales que matan a un desconocido sin ningún motivo es casi inexistente.

Las grandes pasiones y el descontrol son el campo propicio para cometer un crimen. La envidia, el odio, la venganza, los celos, la traición, la ambición y el sexo son pasiones humanas que desencadenan los mecanismos más oscuros del alma humana.

Pero básicamente son el amor y el dinero las dos causas por excelencia que en forma más frecuente provocan crímenes.

Desde el punto de vista técnico policial, si no hay un motivo un sospechoso puede ser descartado, porque ellos también sabe con seguridad que toda conducta siempre está motivada.

Motivo es una palabra que proviene de la palabra movimiento, porque nadie se mueve si no tiene suficiente motivación.

El amor es lo más bello que existe pero también es la fuente de las mayores tragedias, porque dentro del ámbito amoroso desempeñan un importante papel los celos y la traición, y la venganza, que nace por la desilusión y el despecho, y la necesidad de hacer justicia con la propia mano.

Es importante saber que cuando el amor muere lo más saludable es ponerle fin de frente, sin mentiras ni engaños para poder seguir viviendo sin zozobras.

Lo ideal es terminar bien, amigablemente, hablando sin rencor ni resentimiento, tratando de hacer el menor daño posible al otro, por más intolerable y defectuoso que haya sido.

La persona que resulta abandonada, puede vivir la pérdida del amor con mucho dolor sufrimiento y llegar a cometer algún acto violento hacia si mismo o hacia su pareja.

Es necesario actuar con discreción y en lo posible, lo deseable sería no comenzar una nueva relación antes de terminar definitivamente con la anterior.

El que juega limpio no tiene nada que temer, porque solamente la violencia genera violencia y el buen trato desalienta cualquier acto agresivo.

El dinero es otra de las causas que producen verdaderas tragedias. Como una paradoja, no tener dinero o tener mucho son los polos opuestos que se tocan, porque la gente se apropia del dinero ajeno cuando no lo tiene y los ricos siempre quieren tener más.

Detrás del dinero está el poder y también la posibilidad del sexo, porque el dinero suele atraer a las mujeres fáciles y también a las difíciles.

El poder y el dinero están muy relacionados, porque también producen guerras donde se llega a matar impunemente a miles de personas protegidos por una bandera.

Saturday, January 21, 2012

12.02 Abundancia Divina (Parte II)


 

SÍNTOMAS DEL TEMOR A LA POBREZA



Indiferencia. Suele expresarse a través de una falta de ambición; de una predisposición a tolerar la pobreza; de una aceptación, sin protestar, de toda aquella compensación que la vida pueda ofrecer; de una pereza mental y física; de una falta de iniciativa, imaginación, entusiasmo y autocontrol.

Indecisión. El hábito de permitir que los demás piensen por uno. El de mantenerse «al margen».
 
Duda. Expresada generalmente por medio de justificaciones y excusas diseñadas para encubrirse, rechazar con explicaciones, o disculpar los propios errores, lo que a veces se expresa en forma de envidia hacia aquellos que han alcanzado el éxito, o bien se los critica.
 
Preocupación. Suele expresarse por el descubrimiento de faltas en los otros, una tendencia a gastar más de los ingresos propios, un descuido del aspecto personal, la burla y el fruncimiento de cejas; la intemperancia en el uso de las bebidas alcohólicas y, a veces, en el uso de narcóticos; nerviosismo, falta de severidad y de autoconciencia.
 
Precaución excesiva. La costumbre de mirar el lado negativo de toda circunstancia, de pensar y hablar de posible fracaso, en lugar de concentrarse en los medios para alcanzar el éxito. Se conocen todos los caminos que conducen al desastre, pero nunca se buscan los planes precisos para evitarlo. Se espera «el momento adecuado» para empezar a poner en acción ideas y planes, hasta que la espera se transforma en un hábito permanente. Se recuerda a aquellos que han fracasado, y se olvida a los que han tenido éxito. Se ve el agujero del donuts, pero no se ve el donuts. Es el pesimismo, que conduce a la indigestión, al estreñimiento, a la autointoxicación, a la mala respiración y a una mala disposición.
 
Dilación. La costumbre de dejar para mañana aquello que se debería haber hecho el año anterior. Pasarse mucho tiempo buscando justificaciones y excusas para no realizar el trabajo. Este síntoma se halla estrechamente relacionado con el de la precaución excesiva, la duda y la preocupación. La negativa a aceptar la responsabilidad siempre que ésta se pueda evitar. La voluntad de encontrar un compromiso, en lugar de levantarse y luchar a pie firme. El comprometerse con las dificultades, en lugar de dominarlas y utilizarlas como peldaños para seguir subiendo. 

El intentar conseguir gangas de la vida, en lugar de exigir prosperidad, opulencia, riquezas, satisfacción y felicidad. Planificar lo que se ha de hacer sólo cuando se ha producido el fracaso, en lugar de quemar todas las naves y hacer que la retirada sea imposible. La debilidad de la confianza en uno mismo, y, a menudo, la total ausencia de la misma, así como de la definición de propósito, autocontrol, iniciativa, entusiasmo, ambición, frugalidad y una sana habilidad para el razonamiento. El esperar la pobreza, en lugar de exigir la riqueza. El asociarse con aquellos que aceptan la pobreza, y no buscar la compañía de quienes exigen y reciben la riqueza.
 

EL DINERO HABLA


Algunos preguntarán: «¿Por qué ha escrito un libro sobre el dinero? ¿Por qué medir las riquezas en dólares?». Algunos pensarán que hay otras formas de riqueza mucho más deseables que el dinero, y tendrán razón. Sí, hay riquezas que no pueden medirse en términos monetarios, pero millones de personas dirán:

«Dame todo el dinero que necesito, y yo me encargaré de encontrar aquello que deseo».

La razón principal por la que he escrito este libro es porque millones de hombres y mujeres se encuentran paralizados por el temor a la pobreza. Lo que esa clase de temor es capaz de hacerle a uno fue muy bien descrito por Westbrook Pegler:
El dinero no es más que conchas de almejas, o discos de metal o trozos de papel, y hay tesoros del corazón y del alma que el dinero no puede comprar, pero la mayoría de la gente sin dinero es incapaz de tenerlo en cuenta y sostener su espíritu. Cuando un hombre se encuentra en lo más bajo, está en la calle y es incapaz de conseguir trabajo, a su espíritu le sucede algo que se refleja en la caída de sus hombros, la forma de llevar el sombrero, su modo de caminar y su mirada. No puede escapar a una sensación de inferioridad con respecto a la gente que tiene un empleo seguro, aun cuando sepa que esas personas no son sus iguales en carácter, inteligencia o habilidad.

Por su parte, los demás, incluso sus amigos, experimentan una sensación de superioridad y lo consideran una víctima, quizá de una manera in consciente. Tal vez ese hombre pida prestado durante un tiempo, pero no el suficiente como para continuar con la vida a la que está acostumbrado, y tampoco podrá continuar pidiendo durante mucho tiempo. Pero pedir, aun cuando sea para vivir, es una experiencia deprimente y al dinero así obtenido le falta el poder que el dinero ganado con su propio esfuerzo tiene. Evidentemente, nada de esto se aplica a los zánganos y los pordioseros, sino sólo a los hombres con ambiciones normales y que se respetan a sí mismos.

Las mujeres que se encuentran en la misma situación son algo diferentes. De algún modo, no las consideramos como personas marginadas. Raras veces viven en la miseria o piden por las calles, y cuando se encuentran entre la gente, no se las reconoce por las mismas señales que identifican a los hombres mendigos.

Desde luego, no me refiero a las harapientas de la gran ciudad, que son la parte opuesta de los vagabundos masculinos confirmados. Me refiero a mujeres bastante jóvenes, decentes y con inteligencia. Tiene que haber muchas mujeres así, pero su desesperación no resulta tan evidente. Quizá se suiciden.

Cuando un hombre se encuentra sin dinero y desempleado, dispone de tiempo para lamentarse. Es posible que viaje muchos kilómetros para buscar un trabajo y descubra que el puesto ha sido ocupado ya, o que sólo se trata de uno de esos puestos sin salario fijo, con sólo una comisión sobre las ventas de algún cachivache inútil que nadie compraría, excepto por piedad. El hombre vuelve a encontrarse en la calle, sin un sitio al que ir, excepto a cualquier parte. Así que camina, y camina. Contempla los escaparates de las tiendas, observa lujos que no son para él; se siente inferior y deja paso a otras personas que se detienen a mirar con un interés activo. Deambula por la estación, y entra en la biblioteca para descansar los pies y calentarse un poco, pero eso no es lo mismo que buscar un trabajo, de modo que no tarda en reanudar la marcha. Es posible que no lo sepa, pero su falta de objetivo le delatará aunque las líneas de su figura no lo hagan. Es posible que vaya bien vestido, con las ropas que le quedaron de cuando tenía un trabajo estable, pero esas ropas no sirven para ocultar su caída.

Ve a miles de otras personas a su alrededor, todas ellas ocupadas con sus trabajos, y las envidia desde lo más profundo de su alma. Todas tienen su independencia, su autorrespeto y su orgullo, y él no puede convencerse a sí mismo de que también es un buen hombre, por mucho que reflexione y llegue a un veredicto favorable hora tras hora.

Precisamente el dinero es lo que establece esta diferencia en él. Con un poco de dinero, volvería a ser él mismo.
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