Showing posts with label Duda. Show all posts
Showing posts with label Duda. Show all posts

Tuesday, April 14, 2015

Celos (Vocabulario)

Celo 

  1. m. Cuidado, esmero, interés que alguien pone al hacer algo:
    celo profesional.
  2. Excitación sexual de ciertos animales en el periodo propicio para el apareamiento.
  3. Ese periodo:
    no puedo sacar a pasear a la perra porque está en celo.
  4. pl. Sospecha o inquietud ante la posibilidad de que la persona amada nos reste atención en favor de otra.
  5. Envidia que alguien siente por el éxito que otro disfruta:
    celos profesionales.
  6. dar celos loc. Motivar que otra persona los sienta.
 

Celos

  • achares, sospecha, recelo, inquietud, duda, envidia, pelusa
    • Antónimos: confianza

Monday, February 23, 2015

René Descartes (www.proverbia.net)


1596-1650. Filósofo y matemático francés.

Es prudente no fiarse por entero de quienes nos han engañado una vez.

Daría todo lo que sé, por la mitad de lo que ignoro.

Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás.

Dos cosas contribuyen a avanzar: ir más deprisa que los otros o ir por el buen camino.

El bien que hemos hecho nos da una satisfacción interior, que es la más dulce de todas las pasiones.

No hay nada repartido de modo más equitativo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente.

La matemática es la ciencia del orden y la medida, de bellas cadenas de razonamientos, todos sencillos y fáciles.

La multitud de leyes frecuentemente presta excusas a los vicios.

Abrigamos una multitud de prejuicios si no nos decidimos a dudar, alguna vez, de todas las cosas en que encontremos la menor sospecha de incertidumbre.

La filosofía es la que nos distingue de los salvajes y bárbaros; las naciones son tanto más civilizadas y cultas cuanto mejor filosofan sus hombres.

Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas.

Las almas más grandes son tan capaces de los mayores vicios como de las mayores virtudes.
Lo poco que he aprendido carece de valor, comparado con lo que ignoro y no desespero en aprender.

Dicen que el mono es tan inteligente que no habla para que no lo hagan trabajar.

Los malos libros provocan malas costumbres y las malas costumbres provocan buenos libros.

No hay alma, por poco noble que sea, que permanezca tan aferrada a los objetos de los sentidos que, a veces, no se aparte de ellos para desear un bien mayor.

Si no está en nuestro poder el discernir las mejores opiniones, debemos seguir las más probables.

Pienso, luego existo.

Divide las dificultades que examinas en tantas partes como sea posible para su mejor solución.

El que emplea demasiado tiempo en viajar acaba por tornarse extranjero en su propio país.

Leer un libro enseña más que hablar con su autor, porque el autor, en el libro, sólo ha puesto sus mejores pensamientos.

La razón o el juicio es la única cosa que nos hace hombres y nos distingue de los animales.

Despréndete de todas las impresiones de los sentidos y de la imaginación, y no te fíes sino de la razón.

Para mejorar nuestro conocimiento debemos aprender menos y contemplar más.

El mayor bien que puede existir en un Estado es el de tener verdaderos filósofos.

En cuanto a la lógica, sus silogismos más bien sirven para explicar a otros las cosas ya sabidas, que para aprender.

No basta tener buen ingenio; lo principal es aplicarlo bien.

Apenas hay algo dicho por uno cuyo opuesto no sea afirmado.

¡Mi único deseo es conocer el mundo y las comedias que en él se representan!.

Sería absurdo que nosotros, que somos finitos, tratásemos de determinar las cosas infinitas.

La primera máxima de todo ciudadano ha de ser la de obedecer las leyes y costumbres de su país, y en todas las demás cosas gobernarse según las opiniones más moderadas y más alejadas del exceso.

El buen sentido es el que mejor está repartido entre todo el mundo.

Los viajes sirven para conocer las costumbres de los distintos pueblos y para despojarse del prejuicio de que sólo es la propia patria se puede vivir de la manera a que uno está acostumbrado.

Sunday, March 16, 2014

Fe (Vocabulario)

Fe

  1. f. Creencia en algo sin necesidad de que haya sido confirmado por la experiencia o la razón, o demostrado por la ciencia:
    tiene fe en que hay otra vida después de esta.
  2. Conjunto de creencias de una religión:
    fe budista, musulmana, cristiana.
  3. Confianza en el éxito de algo o alguien:
    tiene fe en ti.
  4. Promesa:
    le dio fe de lealtad.
  5. Testimonio, aseveración de que una cosa es cierta:
    el notario dará fe del resultado del concurso.
  6. Documento que certifica la verdad de algo:
    fe de vida, de bautismo.
  7. buena o mala fe Buena o mala intención:
    no te enfades con él, lo ha hecho con buena fe.
  8. fe de erratas impr. Lista de erratas encontradas en un texto después de su publicación, que se inserta en el libro junto con sus correcciones.

Fe

  • creencia, esperanza, fidelidad, certidumbre, confianza, convicción, crédito, credulidad, convencimiento, dogma, credo, ideología, ideario
    • Antónimos: incredulidad, duda, inseguridad


Sunday, March 31, 2013

La Culpa Inconsciente (laguia2000.com)


La culpa inconsciente forma parte de las creencias, obstruyen el propio juicio y condicionan la manera de actuar.

Durante la infancia se incorporan comportamientos, hábitos, reglas y normas sociales en forma inconsciente, para ser cumplidos que luego, se asimilan y se hacen propias, convirtiéndolas en parte de la manera de pensar; y cuando éstas son transgredidas causan pérdida de autoestima y necesidad de reparación.

Una cosa es ser responsable de los actos haciéndose cargo de las decisiones y otra muy diferente responder a mandatos internos inconscientes sin emplear el discernimiento.

La culpa inconsciente limita las acciones, la libertad y el crecimiento y obliga a vivir en conflicto permanente, debatiéndose en un mar de dudas.

Los que viven pidiendo disculpas, sintiendo en el fondo que no se merecen lo que tienen, lo que son y ni siquiera estar vivos; que necesitan justificarse, dar explicaciones por todo lo que hacen y que se sienten responsables por todo y por todos; permanecen con la mochila a cuestas desde niños cargada de recriminaciones y reproches sin poder desprenderse de ella.

De esa manera sienten que están pagando por sus faltas, omisiones y errores y que si hubieran hecho lo que debían, que los otros pretendían que hicieran, la vida hubiera sido distinta y mejor para todos. 

Permitir que las conductas del pasado influyen en el comportamiento presente es permanecer siendo todavía un niño, atado a la voluntad de los demás, que cree que no tiene valor alguno porque no fue capaz de cumplir con las expectativas.

Freud decía que liberarse de las dependencias es el objetivo principal del psicoanálisis; o sea, ser capaz de estar parado sobre los propios pies sin muletas ocasionales.

Respetarse es tener autonomía, bastarse a si mismo, decidir por si mismo aunque se cometan errores y ser capaz de estar solo sin tener que tolerar las acusaciones y los reproches en cada acto de independencia.

Nunca se podrá devolver a los padres todo lo que hicieron por sus hijos, porque la tarea de padre o madre no implica exigencia alguna sino renuncia a favor de la felicidad de ese hijo.

La vida es la que llevará a esos hijos a cuidar a los suyos y esa será la mejor retribución para sus padres.

De los padres se recibe la influencia de su filosofía de la vida, el convencimiento irrefutable de que el dinero es malo, la idea de que tener riqueza es señal de deshonestidad y también que no es bueno ser ambicioso; y eso seguramente es lo que creerán sus hijos cuando sean adultos.

De esa manera no podrán disfrutar de lo que ganen ni estar orgullosos de sus logros, porque pensarán que mejor es llorar miserias y quejarse para no humillar a los desposeídos.

El afán de castigarse por sentirse en el fondo culpable de todo, conduce a elegir mal las parejas, a conformarse con un trabajo mediocre, a no intentar cosas nuevas, a estancarse y no crecer o mejorar; a no permitirse gratificación alguna, a sentirse incómodo con el éxito, a fracasar en todo, a tener una actitud derrotita, a sentirse aislado y no querido, a decir siempre que si para que los quieran y a sacrificarse sin necesidad.

Se pueden trascender todas estas limitaciones cambiando las creencias y utilizando el propio discernimiento para tomar desiciones, sin dejarse llevar por el hábito de las conductas aprendidas y atreviéndose a ser quienes son, a respetarse y a ser capaz de cumplir todos sus auténticos deseos y su destino.

Saturday, January 21, 2012

12.02 Abundancia Divina (Parte II)


 

SÍNTOMAS DEL TEMOR A LA POBREZA



Indiferencia. Suele expresarse a través de una falta de ambición; de una predisposición a tolerar la pobreza; de una aceptación, sin protestar, de toda aquella compensación que la vida pueda ofrecer; de una pereza mental y física; de una falta de iniciativa, imaginación, entusiasmo y autocontrol.

Indecisión. El hábito de permitir que los demás piensen por uno. El de mantenerse «al margen».
 
Duda. Expresada generalmente por medio de justificaciones y excusas diseñadas para encubrirse, rechazar con explicaciones, o disculpar los propios errores, lo que a veces se expresa en forma de envidia hacia aquellos que han alcanzado el éxito, o bien se los critica.
 
Preocupación. Suele expresarse por el descubrimiento de faltas en los otros, una tendencia a gastar más de los ingresos propios, un descuido del aspecto personal, la burla y el fruncimiento de cejas; la intemperancia en el uso de las bebidas alcohólicas y, a veces, en el uso de narcóticos; nerviosismo, falta de severidad y de autoconciencia.
 
Precaución excesiva. La costumbre de mirar el lado negativo de toda circunstancia, de pensar y hablar de posible fracaso, en lugar de concentrarse en los medios para alcanzar el éxito. Se conocen todos los caminos que conducen al desastre, pero nunca se buscan los planes precisos para evitarlo. Se espera «el momento adecuado» para empezar a poner en acción ideas y planes, hasta que la espera se transforma en un hábito permanente. Se recuerda a aquellos que han fracasado, y se olvida a los que han tenido éxito. Se ve el agujero del donuts, pero no se ve el donuts. Es el pesimismo, que conduce a la indigestión, al estreñimiento, a la autointoxicación, a la mala respiración y a una mala disposición.
 
Dilación. La costumbre de dejar para mañana aquello que se debería haber hecho el año anterior. Pasarse mucho tiempo buscando justificaciones y excusas para no realizar el trabajo. Este síntoma se halla estrechamente relacionado con el de la precaución excesiva, la duda y la preocupación. La negativa a aceptar la responsabilidad siempre que ésta se pueda evitar. La voluntad de encontrar un compromiso, en lugar de levantarse y luchar a pie firme. El comprometerse con las dificultades, en lugar de dominarlas y utilizarlas como peldaños para seguir subiendo. 

El intentar conseguir gangas de la vida, en lugar de exigir prosperidad, opulencia, riquezas, satisfacción y felicidad. Planificar lo que se ha de hacer sólo cuando se ha producido el fracaso, en lugar de quemar todas las naves y hacer que la retirada sea imposible. La debilidad de la confianza en uno mismo, y, a menudo, la total ausencia de la misma, así como de la definición de propósito, autocontrol, iniciativa, entusiasmo, ambición, frugalidad y una sana habilidad para el razonamiento. El esperar la pobreza, en lugar de exigir la riqueza. El asociarse con aquellos que aceptan la pobreza, y no buscar la compañía de quienes exigen y reciben la riqueza.
 

EL DINERO HABLA


Algunos preguntarán: «¿Por qué ha escrito un libro sobre el dinero? ¿Por qué medir las riquezas en dólares?». Algunos pensarán que hay otras formas de riqueza mucho más deseables que el dinero, y tendrán razón. Sí, hay riquezas que no pueden medirse en términos monetarios, pero millones de personas dirán:

«Dame todo el dinero que necesito, y yo me encargaré de encontrar aquello que deseo».

La razón principal por la que he escrito este libro es porque millones de hombres y mujeres se encuentran paralizados por el temor a la pobreza. Lo que esa clase de temor es capaz de hacerle a uno fue muy bien descrito por Westbrook Pegler:
El dinero no es más que conchas de almejas, o discos de metal o trozos de papel, y hay tesoros del corazón y del alma que el dinero no puede comprar, pero la mayoría de la gente sin dinero es incapaz de tenerlo en cuenta y sostener su espíritu. Cuando un hombre se encuentra en lo más bajo, está en la calle y es incapaz de conseguir trabajo, a su espíritu le sucede algo que se refleja en la caída de sus hombros, la forma de llevar el sombrero, su modo de caminar y su mirada. No puede escapar a una sensación de inferioridad con respecto a la gente que tiene un empleo seguro, aun cuando sepa que esas personas no son sus iguales en carácter, inteligencia o habilidad.

Por su parte, los demás, incluso sus amigos, experimentan una sensación de superioridad y lo consideran una víctima, quizá de una manera in consciente. Tal vez ese hombre pida prestado durante un tiempo, pero no el suficiente como para continuar con la vida a la que está acostumbrado, y tampoco podrá continuar pidiendo durante mucho tiempo. Pero pedir, aun cuando sea para vivir, es una experiencia deprimente y al dinero así obtenido le falta el poder que el dinero ganado con su propio esfuerzo tiene. Evidentemente, nada de esto se aplica a los zánganos y los pordioseros, sino sólo a los hombres con ambiciones normales y que se respetan a sí mismos.

Las mujeres que se encuentran en la misma situación son algo diferentes. De algún modo, no las consideramos como personas marginadas. Raras veces viven en la miseria o piden por las calles, y cuando se encuentran entre la gente, no se las reconoce por las mismas señales que identifican a los hombres mendigos.

Desde luego, no me refiero a las harapientas de la gran ciudad, que son la parte opuesta de los vagabundos masculinos confirmados. Me refiero a mujeres bastante jóvenes, decentes y con inteligencia. Tiene que haber muchas mujeres así, pero su desesperación no resulta tan evidente. Quizá se suiciden.

Cuando un hombre se encuentra sin dinero y desempleado, dispone de tiempo para lamentarse. Es posible que viaje muchos kilómetros para buscar un trabajo y descubra que el puesto ha sido ocupado ya, o que sólo se trata de uno de esos puestos sin salario fijo, con sólo una comisión sobre las ventas de algún cachivache inútil que nadie compraría, excepto por piedad. El hombre vuelve a encontrarse en la calle, sin un sitio al que ir, excepto a cualquier parte. Así que camina, y camina. Contempla los escaparates de las tiendas, observa lujos que no son para él; se siente inferior y deja paso a otras personas que se detienen a mirar con un interés activo. Deambula por la estación, y entra en la biblioteca para descansar los pies y calentarse un poco, pero eso no es lo mismo que buscar un trabajo, de modo que no tarda en reanudar la marcha. Es posible que no lo sepa, pero su falta de objetivo le delatará aunque las líneas de su figura no lo hagan. Es posible que vaya bien vestido, con las ropas que le quedaron de cuando tenía un trabajo estable, pero esas ropas no sirven para ocultar su caída.

Ve a miles de otras personas a su alrededor, todas ellas ocupadas con sus trabajos, y las envidia desde lo más profundo de su alma. Todas tienen su independencia, su autorrespeto y su orgullo, y él no puede convencerse a sí mismo de que también es un buen hombre, por mucho que reflexione y llegue a un veredicto favorable hora tras hora.

Precisamente el dinero es lo que establece esta diferencia en él. Con un poco de dinero, volvería a ser él mismo.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...