Popularmente se considera a la meditación como un componente de las
religiones orientales, si bien esto no es exacto. La meditación ha sido
practicada durante más de 5000 años con propósitos intelectuales,
religiosos o de salud. Actualmente al menos un estilo de meditación se
ha probado efectivo para aumentar el cociente intelectual, mejorar la memoria e incluso cambiar partes del cerebro.4 Otros estilos de meditación otorgan igualmente distintos beneficios a la salud mental y física de sus practicantes, especialmente un mejoramiento de la inteligencia emocional y del sistema inmunitario.5 6 Entre los más comunes se encuentran el alivio del estrés y la bajada de la presión sanguínea.
Al analizar la actividad cerebral durante la meditación, usando un electroencefalograma, se puede apreciar que se pasa de las ondas beta (actividad normal, consciente y alerta, de 15-30 Hz) a ondas alfa (relajación, calma, creatividad, 9-14 Hz). En la meditación más profunda se pueden registrar ondas theta (relajación profunda, solución de problemas, 4-8 Hz) y en meditaciones avanzadas se puede detectar la presencia de ondas delta (sueño profundo sin dormir, 1-3 Hz).[cita requerida]
Un estudio realizado en la Universidad de Melbourne en Australia en
2011 sugierene que el silencio mental obtenido en la meditación pueden
reducir el estrés laboral y ser una terapia contra la depresión.7
Otro estudio realizado por Richard Davidson de la Universidad de
Wisconsin, reveló que la disciplina de la meditación puede cambiar el
funcionamiento del cerebro y permitir alcanzar distintos niveles de
conciencia. 8
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