Parece contradecir todos los estereotipos, pero está
comprobado científicamente: los jóvenes franceses consumen más productos
ricos en grasas saturadas y colesterol que los estadounidenses.
Estados Unidos es conocido como el país de las
hamburguesas y de la comida rápida. Se lo asocia con las porciones
grandes, a veces descomunales, y con un alto consumo de grasa.
En cambio, Francia es un país con
una rica tradición gastronómica. Por ello parece apenas una conclusión
natural el pensar que los franceses consumen principalmente comida sana.
Pero al parecer esta imagen es muy distinta a la realidad.
Según una investigación del centro francés
CREDOC (el Centro de Investigación para el Estudio y la Observación de
las Condiciones de Vida), de hecho el régimen alimenticio de los jóvenes
adultos (entre 21 y 34 años) es menos saludable en Francia que en
Estados Unidos.
Las conclusiones del estudio subrayan que la
población francesa en su conjunto consume más grasas saturadas y
colesterol que la estadounidense, ya que ciertos productos de la
tradición culinaria francesa son más ricos en ellas, como el queso, la
charcutería y la bollería.
"En el caso de los jóvenes franceses de 21 a 34
años, que tienen una alimentación menos sana que los estadounidenses, se
puede dar la alarma", explica la investigación.
Si se convirtiera en un fenómeno generacional, añade, esto podría suponer un riesgo para el modelo de alimentación francés.
Análisis de alimentos
El estudio se basó en un índice elaborado con puntos negativos y positivos, conocido como el índice PANDiet.
Los puntos negativos toman en cuenta los aportes
de alimentos como quesos, charcuterías y sándwiches, y los positivos
representan los productos lácteos, las verduras, etc. Mientras más alto
el índice, más sana se considera la alimentación.
En Francia, los jóvenes adultos comen muchos sándwiches pero pocas frutas y verduras.
Con este método, los jóvenes franceses alcanza 62 puntos en el índice PANDiet frente a 64 puntos para los estadounidenses.
En términos generales, franceses y
estadounidenses tienen casi los mismos aportes calóricos diarios: 2095,3
calorías al día en el caso de Francia contra 2073,2 en EE.UU.
Sin embargo más del 30% de la población de Estados Unidos enfrenta problemas de obesidad, comparado con el 14% de los franceses.
Una de las diferencias entre los dos modelos de
alimentación radica en la ingestión de azúcar, que los estadounidenses
consumen en gran cantidad en las bebidas gaseosas y los jugos de frutas.
A su vez el azúcar se convierte en grasa en el organismo.
La obesidad y el azúcar
"El consumo de azúcar no es suficiente para
explicar esta diferencia en el número de personas obesas entre Francia y
los Estados Unidos", explicó a BBC Mundo Gabriel Tavoularis.
Según el director de la sección de Consumo del
CREDOC, en la ecuación hay que tomar en cuenta varios factores, como la
genética o la actividad física de cada individuo.
Uno de los puntos positivos del modelo francés
parece ser la diversidad de la comida, que es el resultado de la gran
variedad de la gastronomía en las diferentes regiones del país.
Sin embargo, esta variedad se está reduciendo, sobre todo en lo que concierne a la alimentación de los niños.
En 2007, los menores de 14 años lograban comer
11 productos de los cinco principales grupos de alimentos (cereales,
productos animales, frutas, verduras y productos del mar) en un espacio
de tres días. En 2010 sólo comían nueve.
Esta evolución puede explicarse en parte por la
crisis económica que está viviendo el país. "En tiempos de crisis no se
compran los mismos productos. Para variar la comida se necesita un buen
presupuesto", analizó Tavoularis.
Si se confirma esta tendencia a largo plazo,
concluye la investigación del CREDOC, se podría poner en peligro el
modelo de alimentación francés de las futuras generaciones.
Se trate o no de una coincidencia, la obesidad en Francia ha subido un 3% entre el 2007 y el 2010.