Friday, January 21, 2011

Las cinco claves para una felicidad sostenible


Todos quieren ser felices. Nadie lo pone en duda cuando se ve a todos y uno mismo concentrados en alcanzar éxito en diversos ámbitos de la vida. Ser buenos profesionales, o padres o hijos son metas que tenemos presente todos los días.

Sin embargo, el camino parece largo y a veces agotador porque los momentos de felicidad parecieran ser fugaces y, en cambio, los estados negativos nos hacen sentir abrumados más de lo que quisiéramos.

La psicóloga de Harvard, Sonja Lyubomirsky, decidió estudiar el tema y llegó a la conclusión de que existe un método probado para conseguir la felicidad. En su libro “La ciencia de la felicidad” describe una serie de actividades (12 en total) que se pueden practicar para poder alcanzar más que estados de felicidad, una vida feliz más regular y permanente.

En el texto ella sostiene que además de estas 12 actividades hay cinco claves que permiten alcanzar la felicidad sostenible y las describe:

La emoción positiva: las emociones positivas frecuentes son un sello distintivo de la felicidad y aunque se experimentan emociones negativas; las personas felices experimentan con más frecuencia las positivas. Aunque se les considera efímeras, Sonja asegura que éstas provocan espirales ascendentes, por lo tanto, las emociones positivas se ven sumando.

Lo más importante, agrega es que se tiene que prestar atención a estas emociones positivas y recordar los episodios porque pueden cambiar la perspectiva con que se mira la vida. En este sentido, también hace presente que las personas que tienden a la depresión lo hacen, más que por creer que van a pasar cosas males, por creer que no pueden pasar cosas buenas y, sobre todo, por no recordar las cosas agradables que han experimentado.

El momento más oportuno y la variedad: lo esencial para las actividades para la felicidad, así como para el humor, es encontrar el momento oportuno. Por consiguiente, es imprescindible tener en cuenta la frecuencia y la duración de esas estrategias para ponerlas en prácticas.

Asimismo, como dice el dicho, en la variedad está el gusto. Así, si decides variar los ámbitos de la vida como no dar gracias todos los días por lo mismo, es probable que esa frescura haga que las cosas tengan un resultado indefinido. En otras palabras: para ser feliz hay que encontrar variedad en la repetición.

El apoyo social: este es inestimable para ayudarnos a afrontar las dificultades y desgracias de la vida. Los amigos, padres, esposo, hijos, compañeros de trabajo consuelan y tranquilizan. Pero el apoyo social puede ser determinante y crucial para ayudar a las personas a persistir en sus objetivos y alcanzarlos. Cuando algo requiere esfuerzo, es más fácil si se cuenta con apoyo.

Motivación, esfuerzo y compromiso: palabras claves para alcanzar un estado de felicidad duradero. Sonja señala que se deben tener presente cuatro aspectos en esto: primero se debe tomar la decisión de emprender un programa para ser más feliz; segundo, se debe aprender lo que se tiene que hacer; tercero, se debe hacer un esfuerzo semanal o incluso diario para conseguirlo; y cuatro, uno se debe comprometer con el objetivo por un período largo, tal vez para el resto de la vida. Aunque habrá momentos en que se flaquee, hay que tener presente que siempre se puede volver a empezar.

El hábito: si bien el esfuerzo es mayor al principio, éste va disminuyendo a medida que las nuevas conductas y prácticas se vuelven habituales a fuerza de repetirlas. Las investigaciones señalan que las emociones positivas establecen relaciones con los hábitos porque generan gratificaciones y por eso, hay que tener cuidado con los malos hábitos. Y cuidado con que se vuelva monótono porque ha perdido el sentido.

Las 12 actividades

- Expresar gratitud
- Cultivar el optimismo
- Cuidar las relaciones sociales
- Desarrollar estrategias para afrontar
- Aprender a perdonar
- Fluir más
- Saborear las alegrías de la vida
- Comprometerte con tus objetivos
- Practicar la religión y la espiritualidad
- Ocuparte de tu cuerpo (meditación, actividad física, actuar como una persona feliz)

El Secreto, segunda parte


Rhonda Byrne escribió en 2007 “El Secreto” y con ello revolucionó los caminos de miles de personas que se convirtieron en ferviente seguidores.

Hoy, la autora lanza su segundo libro, “El Poder”, de Urano, donde reitera que la vida está marcada por dos componentes: las cosas positivas y las cosas negativas.

También recuerda que cada persona es un imán, fundamento en el que se basa la ley de la atracción y que declara infalible porque todas y cada una de las cosas que se reciben van de acuerdo con las que uno da.

En esta nueva obra, Rhonda Byrne entrega una especie de decálogo sobre lo que denomina ‘los puntos de poder’. Estos son:

- El amor no es débil, frágil o blando. ¡El amor es la fuerza positiva de la vida! El amor es la causa de todo lo bueno y positivo.

- Todo lo que quieres ser, hacer o tener procede del amor.

- La fuerza positiva del amor puede crear cualquier cosa buena, aumentar lo positivo y cambiar cualquier aspecto negativo de tu vida.

- En cada momento del día tienes que elegir entre amar y utilizar la fuerza positiva, o no hacerlo.

- La ley de la atracción es la ley del amor, y es la poderosa ley que rige la vida.

- Todo lo que en la vida vuelve a ti. Da positividad y recibirás positividad, da negatividad y recibirás negatividad.

- La vida no pasa simplemente por tu lado, todo lo que recibes en tu vida va en función de lo que has dado.

- Tus pensamientos y sentimientos, buenos o malos, los estás transmitiendo y volverán a ti automáticamente y con toda precisión, como el eco.

- ¡Las personas que gozan de grandes vidas piensan más en y hablan más de lo que les gusta que lo que no les gusta!

- Habla de las noticias buenas del día. Habla de lo que te gusta. Y atrae lo que te gusta a tu vida.

- Tienes una capacidad ilimitada para pensar en y hablar de lo que te gusta, ¡y, por lo tanto, tienes una capacidad ilimitada para atraer todo lo bueno a tu vida!

- Ama, porque cuando amas estás utilizando el poder más grande del universo.

14 buenas acciones para un buen karma


Según su ley somos los únicos responsables de todo aquello que nos ocurre en esta vida o en otra.

El karma no es el destino ni tampoco una suerte de cuenta de ahorro de buenas acciones con las que podamos justificar alguna mala.

El karma según el hinduismo es la ley de acción-reacción, es decir, sería algo parecido a lo que aparece en la Biblia del ‘ojo por ojo, diente por diente’, que en definitiva apunta a que todo lo que se hace tiene una consecuencia.

Si bien el karma se entiende dentro de una filosofía de vida que cree en la reencarnación –porque sino no tendría importancia la consecuencia- es cierto que su sentido puede guiar la vida de quienes no practican creencias orientales.

La Ley del Karma entonces tendría una conexión con lo que podemos denominar la Ley de Causalidad, o sea, toda acción tiene una causa y además con la Ley de la Atracción, o sea, que los pensamientos positivos atraen lo positivo.

Según señala Josep López en el libro “Buen Karma, 77 buenas acciones” de editorial Océano-Ambar, la ley de karma está emparentada de alguna forma con la idea de pecado-castigo de la religión católica, tal como señala el dicho popular ‘se recoge lo que se siembra’.

Según lo expuesto queda claro que según la ley del Karma somos los únicos responsables de todo aquello que nos ocurra en esta vida o en otra y de ahí que López entregue un listado de acciones para tener un buen karma.

Algunas de las 77 son:

- Responsabilízate de tus acciones.
- Date a los demás sin esperar nada a cambio.
- Meditar como camino a la compasión.
- Aprende a dar con autenticidad.
- Libérate de los pensamientos egoístas.
- Respeta tu cuerpo físico.
- Escucha tu cuerpo emocional.
- Controla tu cuerpo mental.
- Alimenta tu cuerpo espiritual.
- Respeta a los demás.
- No juzgues.
- Aprovecha las lecciones de la vida.
- Autocontrol.
- Reconoce tus errores.

¿Es el hombre indicado para casarse?


Por más de 40 años, el padre Pat Connor ha orientado matrimonios en crisis y ha oficiado más de 200 enlaces. Es por eso que desde su largo currículum con los conflictos y uniones conyugales, decidió entregar a las mujeres algunas pistas para reconocer si efectivamente el hombre con el que están a punto de dar el gran paso de sus vidas las hará realmente felices.

Antes de casarse, antes de dar el sí o siquiera posar ese brillante anillo que promete una vida matrimonial feliz, hay que pedirle al corazón que se calme un poco y mirar detalladamente al futuro marido, pero con los ojos muy abiertos, aconsejan.

Aunque es consciente que por su voto de celibato no conoce en la práctica los complicados laberintos en los que a veces puede entrar una relación amorosa, el padre Pat Connor sí tiene mucha propiedad para dar cátedra sobre los principales conflictos que ataca a un matrimonio y para poder dar consejos a las mujeres sobre “Con quién no casarte” (Ediciones B), tal como llamó a su libro.

Ha oficiado más de doscientas bodas y lleva más de cuarenta años dando cursos de orientación matrimonial. Es por esto, y dado su largo historial de parejas conocidas, algunas separadas y otras que lograron con éxito superar los conflictos, que el padre Connor quiso dirigir su libro a las mujeres, para que identifiquen a quienes son dignos de ser sus maridos y puedan ser felices.

“Según mi experiencia, son ellas las que suelen tomar la iniciativa cuando se trata de hablar de relaciones, de igual manera que suele ser la mujer quien toma la iniciativa de acudir a un consejero matrimonial cuando un matrimonio empieza a hacer agua”, dice Connor, antes de comentar que la mejor manera de saber si el hombre con el que se está a punto de dar este trascendental paso es el indicado, es simplemente siendo honesta contigo misma y comprender que no basta estar enamorada para tener una familia feliz.

“Alguna gente piensa en el compromiso como un período para planear la boda. Yo prefiero pensar en ello como el tiempo para planear el matrimonio. Usa este período como algo más que una oportunidad de exhibir tu anillo o elegir el pastel ideal. Tómate la oportunidad de conocer -de conocer de verdad- a tu futuro marido”.

“Nunca te cases con un hombre que no te halaga”, aconseja entonces el padre Connor y a esto se le suma una lista de datos que su experiencia le ha indicado quiénes no suelen ser los mejores maridos para una mujer, como alguien que no controle sus celos, que no sepa pedir perdón, que hace bromas a costa tuya, que sea pomposo (despreciará a los demás y, tal vez, también a ti), que sea tan egoísta que no pueda hacer lo que él mismo te pide a ti que hagas, que trate de controlarte, o que tú puedas controlar y dirigir tanto que nunca te contradiga, o que no te atraiga físicamente. Sobretodo, “nunca te cases con un hombre que es cruel contigo, física o emocionalmente. (En ese caso no hay excepciones)”, dice.

Asimismo, el autor realizó una lista de situaciones que denomina “sirenas” de alerta para frenar el impulso de vestir de novia antes de que sea demasiado tarde:

-¿Cómo te trata? Habla de amor y compromiso y que eres lo más importante en su vida, pero ni si quiera mantiene las promesas que hace. “Las acciones rara vez mienten”, comenta Connor.

-¿Cómo te presenta a otras personas? Para el resto de la sociedad, ¿eres su novia o su andante, saliente, amiga especial? De ser así, “puede que no esté preparado para el matrimonio”.

-¿Cómo se lleva con tus amigos y familia? “Un matrimonio no es sólo una unión de finanzas y muebles, es la fusión de dos vidas y de todas las personas que forman parte de ellas”. Si no se muestra muy interesado en unir ambos mundos, puede que no sea el indicado para llegar con él hasta el altar.

Junto con esto, reunió otros avisos que ha reconocido por los cientos de casos que ha visto en su larga carrera con los matrimonios:

-“Fue grosero con el camarero”.

-“Me llamó Laurie (me llamo Louise)”.

-“Apareció en nuestra segunda cita con una camiseta que decía: ‘Gordas no’”.

-“Canceló nuestra cita para visitar a una ex que estaba ‘pasando un mal momento’”.

-“Perdió los estribos con el tipo que teníamos delante en el cine. (Un simple ‘shh’ habría funcionado igual de bien)”.

-“Contó un chiste racista”.

-“Es evasivo” y no es capaz de decir “te quiero”.

-“Llega tarde a las reuniones familiares, sobre todo cuando se trata de tu familia”.

-“Miente”.

-“Culpa a todos los demás de sus problemas”, a lo que se suma que no pueda mantener un puesto de trabajo.

-“Nunca perdona y nunca olvida”.

-“Depende demasiado de ti” o de su madre.

-“Tu quieres hijos; él no: ¡No te cases con él!”.

-Bebe en exceso. “Él podría prometer conseguir ayuda para su abuso del alcohol pero es mejor que lo haga antes de la boda, y no unas semanas antes (...) Si va en serio con vuestra relación, se asegurará de estar sobrio un año entero antes de la boda”, dice el padre.

¿Dices que sí cuando quieres decir no?


Rechazar una invitación, propuesta o solicitud puede resultar difícil dependiendo del tipo de relación que uno tiene con la otra persona. Aprende algunos tips que te ayudarán a decir no.

Es un monosílabo, es un adverbio, pero muchas veces cuesta pronunciarlo. El diccionario lo define así: una negación utilizada para expresar disidencia, negación o rechazo como respuesta a una pregunta o solicitud. Entonces, ¿por qué es tan difícil decirle no a la amiga que te pide prestada tu polera nueva que todavía no te has puesto? ¿Por qué prefieres cancelar un compromiso antes de decirle no a tu jefe?

¿Te ha pasado que dices sí a todo lo que te gustaría decir no? En culturas milenarias como la japonesa, decir no de manera tajante es visto de mal gusto por lo que existen frases predeterminadas para rechazar una invitación. En esta parte del mundo, las cosas no son del todo diferentes. "Tiene mucho que ver con la cultura. A los chilenos también les cuesta decir no", dice el psicólogo Salomón Magendzo.

Más allá del lugar donde naciste y creciste, todas las personas se han encontrado en situaciones donde resulta complicado negar una propuesta o una invitación. Magendzo enfatiza que todo depende del tipo de relación que tenemos con la persona. "Cuando el otro individuo representa una imagen de poder, decir que no resulta muy difícil porque se ponen en juego muchas cosas. Por ejemplo, un puesto de trabajo, una relación afectiva o problemas de dinero", dice.

Según la psicóloga estadounidense Linda D. Tillman, existen varios tipos de "no": el "no" poco asertivo, el "no" agresivo y el "no" asertivo. El "no" poco asertivo es cuando lo acompañamos con una excusa débil. Esto ocurre cuando una persona carece de confianza, y siente la necesidad de fundamentar el "no" para convencer al otro.

El "no" agresivo suele ser pronunciado con desprecio. A veces, decir "no" de manera agresiva puede terminar siendo insultante. "Hay personas que dicen que no, pero ellos sienten que están actuando de manera agresiva. Por la personalidad de la persona, no sabe cómo manejar este tipo de situaciones. En estos casos, hay que trabajar el tema de la agresión", añade Magendzo.

El "no" asertivo es directo y sencillo. Tan fácil como decir: "No voy a poder ayudarte". En caso que la persona sienta la necesidad de dar una explicación, no debería ser muy elaborada. Se podría decir: "No te podré ayudar porque ya tengo otro compromiso ese día".

El problema de decir "sí" todo el tiempo es que quedas bien con la otra persona, pero disconforme contigo misma. "La persona se siente diminuida, rebajada, porque no está haciendo lo que realmente quiere. Como existe una relación de desequilibrio en cuanto al poder, no hay cómo evitarlo al menos que se quiera correr algún riesgo", agrega el psicólogo Salomón Magendzo.

Algunos tips de la psicóloga Linda D. Tillman para decir no:

- Cuando alguien te haga una solicitud, pide tiempo para pensarlo.
- Utiliza el lenguaje no verbal para recalcar tu respuesta. Mueve la cabeza para que se entienda que estás diciendo “no”.
- Asegúrate que tu voz sea firme y directa. Mira directamente a los ojos de la persona y di "no".
- Recuerda que decir "no" es una respuesta válida. Si te incómoda decir sí, rechazar una solicitud es una respuesta auténtica.
- Comienza tu oración con la palabra “no”. Es más fácil que mantengas convicción en tu respuesta si lo primero que sale de tu boca es la palabra "no".


La próxima vez que te invite a cenar un hombre que no te atrae, no le aceptes la invitación y no te sientas mal.
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