Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien,
esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
--Romanos 8:28
¿Es
bueno todo lo que le ocurre a usted? Eso no es lo que dice este
versículo. Dice que Dios hace que todas las cosas malas obren para el
bien de quienes aman a Dios.
Los cristianos no niegan que hay muchísima maldad en el mundo. Ni siquiera niegan que hay muchísima maldad en ellos.
Sin duda usted puede identificarse con la confesión de Pablo en Romanos
7:19: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero,
eso hago”. Él exclama: “¡Miserable de mí!” (7:24) Y confiesa: “en mi
carne, no mora el bien: (7:18). Así que Romanos 8:28 no dice que no haya
nada malo. Dice que aun lo que es malo en nosotros puede obrar para
bien.
Observe
que el versículo no dice que las cosas por sí mismas obran para bien.
Eso es lo que el mundo piensa: Que las “cosas les ayudan a bien”. Pero
los mejores manuscritos griegos de este versículo ponen en claro que el
sujeto de la oración no es cosas sino Dios: “Sabemos que Dios hace que todas las cosas obren para bien”.
Eso nos señala un elemento muy importante del carácter de Dios. Podemos llamarlo la soberanía de Dios.
Esa es su autoridad y su poder supremo sobre todos los asuntos de la
vida, para producir por ellos sus propios buenos propósitos. También la
pudiéramos llamar la providencia de Dios. Es decir, la forma
maravillosa en que Dios toma todas las vicisitudes de la vida, todas las
contingencias, todas las decisiones, todas las cosas buenas, malas e
indiferentes y las entrelaza para un buen propósito.
Esa
promesa no es para todo el mundo. Dios no dice que todo obrará para
bien para todas las personas en el mundo. Esa es una promesa hecha
solamente para quienes aman a Dios, quienes han sido llamados a la
salvación. No todo en su vida será bueno pero todo en su vida obrará por
la soberana providencia de Dios.
Pudiera
no ver eso en este momento pero cada sufrimiento, cada tentación, cada
prueba, incluso cada pecado, Dios los teje en un tapiz que al final es
para su bien. A veces mirar su situación es como mirar la parte de atrás
de una alfombra oriental. Lo único que puede ver es un montón de hilos
que van en todas direcciones. Parece algo caótico. Pero si da la vuelta a
la alfombra, puede ver un diseño maravilloso. Cuando se le dé la vuelta
a su vida algún día en la eternidad, usted verá el diseño. Verá cómo
Dios hizo que todas las cosas obran para bien.
Aun
en nuestras pruebas y tentaciones, Dios está obrando para bien. ¿Le
sorprendió que yo dijera que incluso Dios hace que nuestros pecados
obren para bien? Cuando veo pecado en mi vida, Dios usa esos tropiezos
para aumentar mi aversión por el pecado. En cuanto a la vida venidera,
Dios está obrando en todos los aspectos de nuestra vida presente a fin
de producir una recompensa eterna que disfrutaremos por siempre en su
presencia.
No
espere que todo en la vida sea bueno. Eso no sucederá. No espere que
todo en usted sea bueno. Eso tampoco sucederá. Pero lo que sí puede
esperar es esto: Dios tejerá todas las cosas a favor de sus amados hijos
para producir un buen resultado, ahora y por toda la eternidad.
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