Cuando en la mente de una persona surgen ideas o conceptos, a través
de lo que popularmente se denomina un «presentimiento», o intuición,
éstos proceden de una, o más, de las siguientes fuentes:
1. La Inteligencia Infinita.
2. El propio subconsciente, donde se halla almacenada toda impresión
sensorial y todo impulso de pensamiento que ha llegado alguna vez al
cerebro a través de cualquiera de los cinco sentidos.
3. De la mente de alguna otra persona que acaba de expresar el
pensamiento, o que esboza o describe la idea o concepto a través del
pensamiento conciente.
4. Del almacén subconsciente de la otra persona.
No existen otras fuentes conocidas de las que se puedan recibir
ideas «inspiradas» o «presentimientos». Cuando la acción del cerebro
ha sido estimulada por medio de uno, o más, de los diez estímulos
mentales, esa acción tiene el efecto de elevar al individuo muy por
encima del horizonte del pensamiento ordinario, y le permite
visionar distancia, perspectiva y calidad de pensamientos no
disponibles en el plano inferior, como los que se producen cuando
uno se halla enfrascado en la solución de los problemas de la rutina
empresarial y profesional.
Cuando uno se eleva hasta ese nivel de pensamiento más alto por
medio de cualquier forma de estimulación mental, un individuo ocupa
casi la misma posición que otro que ha ascendido en un avión hasta
una altura desde la que puede observar más allá de la línea del
horizonte que limita su campo de visión cuando se encuentra en
tierra. Es más, mientras se encuentra en ese nivel de pensamiento
elevado, el individuo no se ve atado por ninguno de los estímulos
que circunscriben y limitan su visión mientras afronta los problemas
de ganar lo suficiente para cubrir las tres necesidades básicas que
tiene planteadas: alimento, ropa y cobijo. Se encuentra entonces en
un mundo de pensamiento del que se han eliminado con tal efectividad
los pensamientos cotidianos y ordinarios, como lo están los valles y
colinas y otras limitaciones de la visión física para el que se
encuentra en un avión.
Mientras se encuentra en este plano exaltado del pensamiento, la
facultad creativa de la mente obtiene libertad para la acción. De
ese modo se ha despejado el camino para el funcionamiento del sexto
sentido. El individuo se vuelve receptivo a ideas que no hubieran
acudido a su mente en otras circunstancias. El «sexto sentido» es la
facultad que marca la diferencia entre un genio y un individuo
ordinario.