Hay gente que se bloquea cuando es el centro de atención de un grupo numeroso y esta condición puede limitar su rol profesional y también su vida personal.
Para ese problema, existen técnicas muy eficaces que permiten enfrentar ese temor en poco tiempo y trascenderlo.
La vida actual
exige participar en reuniones, intervenir en grupos, proponer ideas o
atreverse a decir lo que a uno no le agrada; y lo que todos desean es
hablar con voz tranquila y firme sin mostrar inseguridad.
La Programación Neurolingüística puede ayudar a convertirse en un buen orador y a poder hablar en público tan bien o mejor todavía de como lo hacen otros.
Hay algunos errores que hay que evitar, como por ejemplo, usar
muletillas al hablar, que no aportan nada pero en las que muchos se
apoyan para poder pensar.
Lo mejor
siempre será ser natural y espontáneo, diciendo al público todo lo que
les ocurre y cómo se sienten, si se dan cuenta que olvidaron algo o si
cometieron algún error involuntario
Los conceptos básicos es prudente repetirlos varias veces, en el
momento oportuno, para que las personas que escuchan los retengan y
puedan aprender de la disertación.
Las pausas demasiado largas aburren al público y si necesitan consultar sus notas no hay que tener ningún escrúpulo y hacerlo con naturalidad.
En toda charla, es importante no perder de vista el objetivo y no irse por las ramas. No es necesario demostrar al público todo lo que saben sino procurar ser pertinente, preciso y principalmente breve.
Si se trata de participar en una reunión, lo mejor es llevar una
lista de las cosas que desean decir y participar en el momento oportuno.
Es necesario olvidarse de uno mismo y renunciar al deseo de dar una
buena impresión; porque lo más importante es el mensaje que desean dar.
No solamente es útil exponer una idea sino que también es importante
señalar los beneficios que puede tener para todos el eventual
desarrollo de esa idea.
Si se trata de responder a algo que dijo alguien, se pueden sentir
más cómodos si sólo se dirigen a él, como si estuvieran solos y no a
todos.
El temor a ser convocado para presidir una reunión no debe ser un
obstáculo para hacerlo. No necesariamente el que preside una reunión
tiene que decirlo todo; más bien su tarea será la de informar de algunos
temas, con la ayuda de otros, coordinar algunas tareas y básicamente
deberá escuchar.
Cada uno debe aprender que en una reunión debe decir lo suyo y no
utilizar a otros para que lo hagan por él; porque solamente la práctica
les permitirá adquirir la confianza necesaria para liberarse del temor
al público.
La Programación Neurolingüística propone algunas estrategias útiles.
Por ejemplo:
-Visualizar, antes de la reunión, la escena que uno teme, actuando con toda naturalidad, muy tranquilo, confiado y relajado.
-Visualizar estar respondiendo sobre lo dicho por alguien en particular como si estuvieran ambos a solas.
-Llevar anotadas las ideas y sus ventajas; las preocupaciones y las preguntas.
-Pensar que el propio punto de vista lo pueden compartir otros y que la opinión propia también puede ser valiosa.
-Si no se tienen ideas no es obligatorio hablar, bastará con escuchar a
todos con atención, aclarando las dudas y aportando lo que se desee.
Cuanto más oportunidades de participar en grupos se tengan, menor será el temor de enfrentar a la gente.
El perfeccionismo nos limita, y ser perfectos no es necesario, sólo
es beneficioso ser espontáneos, honestos y naturales y si nos
equivocamos que sea con elegancia, sin sentir que hemos fallado.
Fuente: “Mientras me miran. Hable en público sin perder la calma”, Xavier Guix.
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