El conductismo ha sido estudiado dentro de la Psicología y la Filosofía, siendo J John Broadus Watson (1878-1958) su fundador.
El conductismo, aplicado a los animales y al hombre, se basa en la
conducta que puede ser objeto de observación, y no en el proceso mental,
que sin desconocer su existencia, es inobservable, y por lo tanto su
evaluación no científica. A todo estímulo le sigue una respuesta, por lo
cual se podrán obtener las conductas deseables si se emplean sobre el
individuo, los estímulos adecuados.
Aplicado a la educación, el conductismo, que tuvo gran auge y
permanencia en el sistema educativo, hasta el desarrollo del
cognitivismo, que se centra en los procesos internos del sujeto
cognoscente y su estructura mental, significó adiestrar, más que educar a
los niños, de igual modo como se procede con los animales, asignándole
un premio cuando la conducta era la deseada, y un castigo en caso
contrario.
Quien aprende, para Watson, es aquel que logra modificar su conducta, y esto al ser observable, puede medirse. El maestro es quien presenta los estímulos y los reforzamientos.
Si bien hoy es altamente criticado por la Pedagogía moderna,
pues el alumno no se considera que aprende cuando simplemente genera
una respuesta a un estímulo, sino que el nuevo conocimiento ya sea
conceptual, procedimental o actitudinal, debe integrarse a la estructura
cognitiva, tampoco debemos decir que esta teoría sea un disparate.
En ciertas ocasiones me ha ayudado a resolver problemas de conducta
en mi experiencia personal. Recuerdo un día en que la situación se me
había escapado de las manos, y los alumnos no se sentaban, caminaban por
el salón de clases, conversaban, jugaban entre ellos, y a pesar de que
intentaba explicarles que así era imposible que aprendieran, no lograba
mi cometido, pues en sus planes no parecía estar el escucharme.
Fue allí donde me acordé de Watson, y en un tono suficientemente
audible, les dije que si no se sentaban tendrían un aplazo en la
materia. La respuesta a mi promesa de castigo fue inmediata y se
sentaron. Allí, cuando se recobró la calma puede darles la explicación y
el motivo justificado de mi pedido, que en el desorden no era
escuchado.
Puede, por lo tanto ser un complemento muy válido del cognitivismo.
Otro tanto sucede con las calificaciones, o con pasar lista para
determinar el ausentismo. Es muy difícil que se logre que el alumno
concurra a clases por el placer de aprender. Si las materias no fueran
calificadas o no se pasara lista, seguramente los alumnos estudiarían
menos, y crecería el ausentismo, pues son respuestas humanas. ¿Acaso
iría una persona a su trabajo si le dijeran que vaya o no vaya cobrará o
no cobrará su salario?
En Argentina se incorporó una asignatura, en la escuela secundaria
básica, que trató de desvirtuar totalmente al conductismo. Su nombre es
“Construcción de la Ciudadanía” y el contenido es elegido según el
interés de los alumnos, y no es calificable a fines de promocionarla. Es
una materia que causa grandes problemas, pues muchos alumnos no
encuentran la motivación suficiente, a pesar de los grandes esfuerzos
que me consta realizan los docentes, pues se los escucha decir “para qué
me voy a esforzar en esta materia si igual la apruebo”. Se está
evaluando actualmente incorporarle una calificación, lo que demostraría
que en ciertos casos, al menos por ahora, el conductismo no puede
descartarse totalmente.
Por lo tanto, sin dejar de reconocer el mérito de poner la atención
en los procesos internos de la mente, tampoco se deben despreciar los
aportes conductistas, aunque deben ser usados con cuidado, para que las
conductas humanas sean el resultado de una reflexión interna y crítica, y
no una simple respuesta a estímulos.
No comments:
Post a Comment