La relajación física es más difícil de lograr que la relajación mental, ya que la vida moderna nos obliga a mantenernos en tensión y a estar siempre apurados.
La relajación mental consiste en la concentración de la atención
en algo. Puede ser en la propia respiración normal, o en una imagen
cualquiera que sugiera paz y tranquilidad.
Con la práctica de la concentración se puede llegar a aquietar la mente e incluso lograr dejar de pensar.
Sabemos que nuestros pensamientos nos invaden y saltan de un tema a
otro continuamente contaminando nuestra mente con preocupaciones y
recuerdos de experiencias anteriores, restándole claridad a nuestro
cerebro que queda condicionado por las imágenes que crea en forma
anticipatoria, impidiéndonos ver la realidad tal cual es.
Los estados mentales de relajación otorgan un mayor poder
intelectual, despierta nuestras potencialidades y nos permite
desarrollar nuestra capacidad de intuición e imaginación, fuente de toda
creatividad.
La relajación física y la concentración psíquica nos introducen en una experiencia trascendente que es la meditación.
Practicar la relajación del cuerpo tres veces por día durante
quince minutos cada vez, de cabeza a pies, tratando de concentrarse en
cada parte del cuerpo hasta sentirlo, ayuda a mantener una buena salud y
a corregir trastornos provocados por el exceso de tensión.
Relajarse significa aflojarse, distender los músculos, imaginar
los huesos relajados, la piel, los órganos internos, los tejidos y hasta
las mimas células de todo el cuerpo, con la intención consciente de su
funcionamiento normal y saludable.
Todo nuestro cuerpo está diseñado para atender y normalizar en
forma involuntaria cualquier desequilibrio que se presente. No tenemos
que pensar en hacer la digestión, ni en segregar hormonas ni
preocuparnos para que nuestro corazón funcione.
Somos una farmacia ambulante con remedios para todas las
enfermedades, sin contraindicaciones. Nuestros pensamientos negativos,
logran impedir este proceso dando lugar a perturbaciones que nos
enferman.
Pero si tenemos el poder de enfermarnos, por lógica, también podemos con nuestra mente curarnos.
Cuando nos relajamos profundamente, se llegan a alcanzar estados
en los cuales el cuerpo parece no pertenecernos. Esa posibilidad puede
permitir la recuperación del equilibrio perdido, ya que el cuerpo puede
proceder a su restauración cuando desaparecen los bloqueos psicológicos,
con la ayuda de nuestros propios deseos conscientes.
Podemos relajarnos en cualquier lugar y a cualquier hora aún sin
cerrar los ojos, manteniendo la vista fija en un punto, viendo sin ver,
oyendo sin oír y pensando sin pensar.
Cinco minutos de relajación es bueno, diez minutos es mejor y quince minutos es excelente.
La relajación diaria formará el hábito de mantenerse relajado durante el día, mejorando todas las funciones del cuerpo.
Es una muy agradable sensación sentir el cuerpo absolutamente relajado.
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