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Sunday, October 6, 2013

¿Y si la adolescencia se prolonga hasta los 25 años? (BBC)


Según las nuevas indicaciones que reciben los psicólogos en el Reino Unido, la adolescencia ahora dura hasta los 25 años de edad, para efectos de determinar la manera de administrar tratamientos a los jóvenes.

"La idea de que de repente a los 18 años eres un adulto simplemente no acaba de cuadrar", dice la psicóloga infantil Laverne Antrobus, que trabaja en la Clínica Tavistock de Londres.
"Mi experiencia con los jóvenes es que todavía necesitan una cantidad bastante considerable de apoyo y de ayuda más allá de esa edad", argumenta.

Antrobus cree que a menudo queremos que los jóvenes logren hitos muy rápidamente, pero que ahora "nos estamos volviendo mucho más conscientes y apreciamos el desarrollo más allá [de los 18 años] y creo que es una muy buena iniciativa".

Las nuevas directrices buscan evitar que los jóvenes no queden desamparados por el sistema de salud y educación cuando cumplen 18 años. El cambio llega con la evolución de nuestra comprensión de la madurez emocional, el desarrollo hormonal y particularmente la actividad cerebral.

Tres etapas

 Las tres etapas de la adolescencia son:

  • adolescencia temprana - de 12 a 14 años,
  • adolescencia media - de 15 a 17 años,
  • adolescencia tardía - a partir de los 18 años.
La neurociencia ha demostrado que el desarrollo cognitivo de los jóvenes continúa más allá de los 18 años en esta etapa posterior y que su madurez emocional, imagen personal y el propio juicio se verán afectados hasta que la corteza prefrontal del cerebro se desarrolle completamente.

Entonces, ¿son los 25 los nuevos 18?

"Junto con el desarrollo del cerebro, la actividad hormonal también continúa hasta bien entrados los 20 años", asegura Antrobus.

Y añade: "Encuentro jóvenes de 16 a 18 años, en los cuales la actividad hormonal es tan grande que imaginar que se calmará al cumplir 18 es, realmente, un error", sentencia Antrobus.

Para Laverne Antrobus, algunos adolescentes pueden querer quedarse más tiempo con sus familias, ya que necesitan más apoyo durante estos años de formación, y que es importante que los padres se den cuenta de que no todos los jóvenes se desarrollan al mismo ritmo.

Pero, ¿existe algún peligro de que pudiéramos estar criando a jóvenes que se resisten a dejar la adolescencia?

Infantilización

Sarah Helps, ‎psicóloga consultora clínica

Solíamos pensar que el cerebro estaba totalmente desarrollado en la adolescencia temprana y ahora nos damos cuenta de que el cerebro no detiene su desarrollo hasta mediados de los 20 años o incluso los 30. Hay mucha más información y pruebas de que en realidad el desarrollo del cerebro en varias formas continúa durante toda la vida.

A lo largo de la adolescencia, la forma en que se procesa la información está cambiando drásticamente, y lo que han mostrado nuevas técnicas de exploración nos ha permitido demostrar lo que son los cambios neurológicos.

Esto es particularmente importante en términos de razonamiento social, planificación, y comprensión de la solución de un problema. Así que el cerebro se reorganiza a sí mismo, lo que a su vez significa que las diferentes estrategias de pensamiento se utilizan según el cerebro se asemeja más a un cerebro adulto.

La corteza prefrontal es el área clave que experimenta los cambios más interesantes en la adolescencia, así que si haces estudios de resonancia magnética funcional con niños, adolescentes y adultos, se aprecian diferencias en la forma en que procesan la información. 


Frank Furedi, profesor de sociología de la Universidad de Kent en Inglaterra, dice que hemos infantilizado a los jóvenes y esto ha dado lugar a un número creciente de hombres y mujeres jóvenes que se acercan a los 30 años y aún viven en el hogar familiar.

"A menudo se ha reivindicado que es por razones económicas, pero en realidad ese no es el motivo", dice Furedi. "Hay una pérdida de la aspiración a la independencia y salir adelante por propia cuenta. Cuando yo estaba en la universidad, habría sido una 'muerte social' que se le viera a uno con sus padres, mientras que ahora es lo normal", cuenta.

"Este tipo de cambio cultural significa básicamente que la adolescencia se extiende hasta más allá de los 20 años y creo que la psicología, de forma inadvertida, refuerza ese tipo de pasividad, impotencia y falta de madurez y lo normaliza".

Furedi añade que esta cultura infantilizada ha intensificado la sensación de "dependencia pasiva", que puede dar lugar a dificultades en las relaciones entre adultos maduros.

"Hay un número creciente de adultos que ven películas infantiles en el cine", dice Furedi. "Si nos fijamos en los canales de televisión dirigidos a menores en Estados Unidos, el 25% de los espectadores son adultos en lugar de niños".

Dejar el nido

Furedi no cree que el mundo moderno sea mucho más difícil para los jóvenes.

"Creo que, no es que el mundo se haya vuelto más cruel, sino que retenemos a nuestros hijos desde una edad muy temprana. Cuando tienen 11 ó 12 años no los dejamos salir solos y cuando tienen 14 ó 15 años los aislamos de las experiencias de la vida real. Además, tratamos a los estudiantes universitarios como solíamos tratar a los escolares, por lo que creo que es ese tipo de efecto acumulativo de infantilización el responsable de esto".
Pero, ¿deben los padres alentar a los adolescentes a contruir su propio camino en el mundo?

La serie de televisión "Girls" (chicas) cuyo personaje principal, Hannah Horvath, lucha cada día con las contradicciones de la edad adulta, ha capturado el espíritu del momento.
Los padres de Hannah cortaron su financiación y de repente debe vivir por su cuenta y lidiar con sus "20 años", cometiendo sus propios errores.

Las protagonistas de la serie Girls
¿Deben los adolescentes buscarse la vida por su cuenta como ocurre en la serie Girls?

Uno de los tradicionales ritos de paso a la edad adulta siempre fue salir de casa, pero la experta en propiedad raíz Sarah Beeny dice que los adolescentes no tienen que salir de la casa de los padres con el fin de aprender a ser independientes y hay enormes ventajas de que varias generaciones convivan juntas.

"La solución para no tener inútiles de 25 (e incluso) 30 años viviendo en casa no está en echarlos, sino en que ellos laven su propia ropa, ayuden a pagar la renta, las facturas, asuman la responsabilidad de la limpieza de su habitación...", dice Beeny.

Pero, ¿existen los adultos?

Con la adolescencia tomando mucho más tiempo del que pensábamos, ¿cómo vamos a saber cuándo realmente llegamos a la edad adulta?

Para Antrobus ocurre cuando la independencia "se siente como algo que se quiere y se puede adquirir".
Pero para los adolescentes eternos, tal vez la definición de Beeny es la apropiada.
"Para mí", dice, "la edad adulta' se está dando cuenta de que no existen los adultos como tal y que todos los demás estamos improvisando", dice Beeny.


Wednesday, May 15, 2013

Bulimia Nerviosa (laguia2000.com)


La bulimia nerviosa es un trastorno de la alimentación que suele aparecer en la adolescencia y que puede revertirse después de un tiempo o bien mantenerse por muchos años.

Esta afección se caracteriza por los atracones o por episodios regulares de ingestas excesivas, seguidas de distintos métodos de purga.

En general, la persona que sufre de bulimia nerviosa se da cuenta que lo que hace es anormal y puede tener miedo o sentirse culpable.

Es un trastorno que sufren más las mujeres adolescentes y jóvenes que los hombres y del que aún no se conoce la causa.

Se cree que los genes participan en esta enfermedad ya que el cuadro suele repetirse en distintas generaciones de una misma familia.

También influyen en la aparición de este trastorno las exigencias sociales y culturales ya que es más frecuente que lo padezcan personas que necesitan mantener su peso y su figura como las modelos y los deportistas.

Otra de las causas, tanto de la bulimia como de la anorexia (que es la afección nerviosa en la que el enfermo se obstina en no tomar alimento); puede ser psicológica, ya que en general se trata de personas con baja autoestima y depresión, que siempre están desconformes con su propio cuerpo.

A veces puede influir la presión familiar, cuando los hijos no cumplen con las expectativas de la figura que supuestamente hay que tener para pertenecer a los grupos de pares y no ser diferente y resultar rechazado.

Las personas bulímicas comen con voracidad a escondidas grandes cantidades de alimentos, ricos en calorías, pero al mismo tiempo este comportamiento les genera auto rechazo, lo que los lleva a purgarse para no subir de peso.

Los métodos que usan habitualmente son el vómito provocado, ejercicio extremo, consumo de laxantes y diuréticos y aplicación de enemas.

Esta conducta les alivia la tensión por poco tiempo porque luego disminuye su autoestima y se angustian, lo que les provoca la necesidad de un nuevo atracón y las consecuentes purgas; círculo vicioso del que no pueden salir.

Son personas que tienen una percepción distorsionada de sí mismas y aunque adelgacen siempre se ven gordas.

Esta enfermedad puede tener complicaciones serias y hasta llevar a la muerte.

Algunas de estas complicaciones pueden ser: caries dentales, problemas en la garganta y el esófago, deshidratación, pancreatitis, estreñimiento, hemorroides o desequilibrios hormonales y minerales.

Además, el esfuerzo para vomitar puede romper los vasos sanguíneos de los ojos, inflamar las glándulas salivares, secar la boca, generar erupciones en la piel y lesiones en las articulaciones de los dedos como consecuencia del vómito inducido.

Es muy importante que la familia esté atenta frente a la aparición de los primeros síntomas y consulte con un médico clínico que hará la derivación correspondiente para iniciar el tratamiento más adecuado.

En la actualidad, la mejor indicación es el tratamiento combinado que incluye la atención psiquiátrica especializada en este tema y la terapia psicológica.

La asistencia a grupos de apoyo con la misma patología es muy beneficiosa.

Fuente: “La nueva guía Cormillot de la salud”, octubre 2011.

Friday, March 15, 2013

Los adolescentes musculosos tienen vidas más largas (BBC)


El desarrollo y fortaleza muscular de un hombre adolescente pueden predecir cuánto tiempo vivirá, revela un estudio.

Bíceps

Los adolescentes con más fuerza muscular vivieron más años.

La investigación en Suecia, que siguió a más de un millón de adolescentes durante 24 años, encontró que los que tenían menos fuerza muscular, como músculos más débiles en piernas y brazos y una floja fuerza de agarre, mostraron más riesgo de morir prematuramente.
Los investigadores, que publican el estudio en BMJ (Revista Médica Británica), creen que la fortaleza muscular refleja el estado general de salud de un individuo y esto podría explicar la asociación. 

Los expertos subrayan, sin embargo, que este hallazgo no significa que aumentar la masa muscular te hará vivir más.

El efecto de un estado muscular pobre en los individuos que incluyó la investigación era similar a los factores bien establecidos de riesgo de muerte prematura, como obesidad e hipertensión, dicen los investigadores.

Y aún cuando tomaron en cuenta estos factores de riesgo conocidos se encontró el vínculo entre muerte prematura y potencia muscular.

Gordos y delgados

"Los beneficios de ser físicamente activo a cualquier edad están bien establecidos", Fundación Británica del Corazón

Tanto los hombres delgados como los gordos que tenían músculos más débiles que el promedio, tuvieron resultados negativos en términos de expectativa de vida.

Y los más fornidos tuvieron mejores perspectivas de supervivencia incluso cuando tenían sobrepeso.

Durante el período de estudio murieron 26.145 (2,3%) hombres. La principal causa de muerte fue heridas accidentales, seguido de suicidio, cáncer, enfermedad del corazón y evento cerebrovascular.

Cerca de 35% de las muertes se debió a otras causas, las cuales fueron agrupadas para que los científicos llevaran a cabo sus cálculos.

Los adolescentes que tuvieron una puntuación más alta que el promedio en su fortaleza muscular al comienzo del estudio mostraron entre 20 y 35% menos riesgo de muerte prematura por cualquier causa, incluidas las enfermedades cardiovasculares.

También mostraron entre 20 y 30% menos riesgo de morir prematuramente a causa de suicidio y 65% menos probabilidad de tener un diagnóstico psiquiátrico, como esquizofrenia o depresión.

En contraste, los jóvenes de entre 16 y 19 años con el menor nivel de fuerza muscular tuvieron el mayor riesgo de morir antes de cumplir 55 años.

Físicamente activos

Ejercicio

La fortaleza muscular podría reflejar un mejor estado general de salud.

Para medir la fortaleza muscular, los adolescentes, que eran conscriptos de la milicia sueca, llevaron a cabo tareas de fuera de agarre, ejercicio de flexión de piernas y brazos con resistencia.

Una portavoz de la Fundación Británica del Corazón afirma que "los beneficios de ser físicamente activo a cualquier edad están bien establecidos con estudios que muestran que esto puede evitar que los niños desarrollen enfermedades más tarde en la vida, además de mejorar su concentración en la escuela, su salud mental y bienestar general".

No obstante, Stephen Evans, profesor de farmacoepidemiología de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, destaca que aunque hay buena evidencia de que el ejercicio es beneficioso para la salud, el estudio no muestra que hacer más ejercicio pueda necesariamente prolongar la vida.

Y alentar a la gente a llevar a cabo más actividad física regular puede ser un desafío, agrega.

"Desafortunadamente los ensayos sobre las intervenciones para incrementar el ejercicio no han mostrado beneficios notables, aunque eso no debe desalentarnos de llevar a cabo actividad física", afirma el experto.


Thursday, November 15, 2012

Todo sobre el sueño


El sueño -o su falta- es probablemente el aspecto más discutido sobre el cuidado del bebé. Los padres primerizos descubren su fundamental importancia durante las primeras semanas y meses de vida del bebé. La calidad y la cantidad del sueño de un lactante afectan al bienestar de toda la familia.

Las peleas que giran alrededor del sueño es muy raro que terminen cuando el niño pasa de la cuna a la cama. Solo cambian de forma. En vez de tener que alimentarlo a las 3 de la madrugada, se pasa a las pesadillas y a las peticiones de agua a media noche.

Entonces, ¿cómo conseguir que su hijo se meta en la cama a pesar de sus llantos, gritos, tácticas de evasión y súplicas? ¿Cómo debe responder cuando su hijo le despierta a media noche? ¿Y cuánto necesitan dormir los niños?

¿Cuánto sueño es suficiente?

Todo depende de la edad el niño. Los gráficos que indican las horas de sueño que suele requerir un lactante o un niño de 2 años pueden generar dudas y preocupaciones en los padres, al no tener en cuenta las diferencias individuales. Estas cifras no son más que simples promedios de grupos extensos de niños de edades concretas.

No existe un número mágico de horas requeridas por todos los niños de un grupo de edad en concreto. Sarah, de dos años, puede dormir de 8:00 de la tarde a 8:00 de la mañana, mientras que Johny, también de dos años, está igual de alerta al día siguiente después de dormir de 9:00 de la noche a 6:00 de la mañana.

De todos modos, el sueño es muy importante para el bienestar de los niños. La relación existente entre la falta de sueño y el comportamiento del niño no siempre es evidente. Cuando un adulto está cansado, puede estar irritable y/o tener muy poca energía, pero un niño puede volverse hiperactivo, antipático y presentar comportamientos extremos.

La mayoría de necesidades de sueño caen dentro de un margen predecible de horas según la edad del niño, pero cada niño es un ser único con sus propias y específicas necesidades de sueño.

He aquí algunas cifras aproximadas de horas de sueño en función de la edad, acompañadas de tácticas para favorecer el sueño adaptadas a cada grupo de edad.

Bebés (hasta los 6 meses)

No existe una fórmula para el sueño en los recién nacidos porque sus relojes internos todavía no están completamente desarrollados. Por lo general, duermen o dormitan de 16 a 20 horas al día, divididas por igual entre el día y la noche.

Los padres deben despertar a sus recién nacidos cada 3 o 4 horas hasta que se estabilice su ganancia de peso, lo que suele ocurrir aproximadamente a las dos semanas del nacimiento. A partir de ese momento, no pasa nada si un bebé duerme durante períodos de tiempo más largos. Pero no se ilusione demasiado pronto: la mayoría de lactantes no duermen durante mucho tiempo seguido porque los despierta el hambre.

Pasadas las dos primeras semanas, los lactantes pueden dormir hasta 4 o 5 horas seguidas; esta es la cantidad aproximada de tiempo que sus pequeños estómagos pueden aguantar sin recibir alimento entre tomas consecutivas. Si un bebé duerme durante mucho tiempo seguido por la noche, probablemente querrá mamar o tomar el biberón más a menudo durante el día.

Justo cuando los padres piensan que dormir toda la noche de un tirón parece un sueño inalcanzable, las horas de sueño del bebé empiezan a concentrarse en mayor medida por la noche. A los 3 meses, un bebé promedio duerme unas 13 horas en cada período de 24 horas (4 o 5 horas de sueño durante el día, repartidas en varias siestas, y de 8 a 9 horas de sueño por la noche, generalmente con una o dos interrupciones). Aproximadamente el 90% de los bebés de esta edad duerme más por la noche, durante períodos de 5 a 6 horas de duración.

Pero es importante saber que los bebés no siempre están despiertos cuando suenan como si lo estuvieran; pueden llorar y hacer todo tipo de ruidos durante el sueño ligero. Incluso, si se despiertan por la noche, es posible que solo pasen unos minutos despiertos antes de volver a conciliar el sueño por sí solos.

Si un bebé de menos de 6 meses sigue llorando, usted deberá atenderlo. Es posible que el bebé esté realmente incómodo: hambriento, mojado, frío o incluso enfermo. Pero el hecho de levantar al bebé por la noche para cambiarlo o alimentarlo debería ser un proceso lo más rápido y silencioso posible. No le aporte ningún estímulo innecesario como hablar, jugar o encender la luz. Fomente la idea de que la noche es para dormir. Es usted quien debe trasmitirle esta disciplina y enseñarle a dormirse solo por la noche, ya que a los bebés nunca les importa qué hora es siempre y cuando se satisfagan sus necesidades.

Idealmente, se debe colocar al bebé en la cuna antes de que se duerma. Y no es demasiado pronto para establecer una rutina sencilla para la hora de dormir. Cualquier actividad relajante llevada a cabo con regularidad y siguiendo el mismo orden cada noche, puede formar parte de la rutina. Su bebé asociará esas actividades con la hora de dormir y le ayudarán a tranquilizarse.

El objetivo consiste en que el bebé sepa dormirse de forma independiente y que aprenda a calmarse y a volverse a dormir en caso de que se despierte a media noche.

De 6 a 12 meses

A los 6 meses, un lactante duerme unas 3 horas durante el día y aproximadamente de 9 a 11 horas por la noche. A esta edad, usted puede empezar a modificar su respuesta cuando el bebé se despierte y llore por la noche.

Puede dejar al bebé un poco más de tiempo para que se calme por sí solo y vuelva a quedarse dormido. Si no lo consigue, tranquilícelo sin levantarlo en brazos (hablándole con suavidad, acariciándole o frotándole la espalda) y luego márchese de la habitación del bebé, a menos que parezca enfermo. Cuando un bebé está enfermo necesita que lo levanten en brazos y lo cuiden. Si el bebé no parece enfermo y continúa llorando, la próxima vez usted podrá esperar un poco más para repetir la breve visita a su habitación.

Entre los 6 y los 12 meses, la ansiedad de separación, una fase normal del desarrollo, entra en juego. Pero las reglas sobre cómo reaccionar ante los despertares nocturnos del pequeño seguirán siendo las mismas cuando su hijo cumpla un año. Intente no levantarlo en brazos, encender la luz, cantarle, hablarle, jugar con él ni alimentarle. Todas estas actividades no permiten que el pequeño aprenda a dormirse solo y fomentan los despertares nocturnos.

De 1 a 3 años

En las edades comprendidas entre el primer y el tercer cumpleaños, la mayoría de los niños duermen un promedio de 10 a 13 horas por la noche. La ansiedad de separación o sencillamente las ganas de estar despierto con papá y mamá (y de no perderse de nada), pueden llevar a un niño a no quererse dormir por la noche. Y lo mismo puede conseguir la tendencia a llevar la contra propia de los niños de esta edad.

Los padres a veces cometen el error de pensar que, si mantienen a su hijo despierto hasta tarde, estará más cansado a la hora de dormir. De hecho, a un niño puede costarle más conciliar el sueño cuando está demasiado cansado. Establezca horarios regulares para la siesta y la hora de acostarse por la noche. Aunque la mayoría de niños de esta edad hacen la siesta durante el día, no debe forzar a su hijo a hacerla. Pero es importante que programe un período de tiempo para que se relaje y repose, aunque su hijo prefiera no dormir.

Establecer una rutina para la hora de acostarse ayuda a los niños a relajarse y prepararse para dormir. Para un niño de 1 a 3 años, la rutina puede durar de 15 a 30 minutos e incluir actividades tranquilizadoras, como leerles un cuento, bañarlos o escuchar música relajante.

Independientemente del ritual nocturno que elija, su hijo probablemente insistirá en que sea el mismo todas las noches. Pero no permita que los rituales se alarguen demasiado ni que sean demasiado complicados. En la medida de lo posible, permita que su hijo escoja entre algunas alternativas de la rutina: qué pijama ponerse, qué muñeco de peluche llevarse a la cama, que música escuchar. Estas decisiones darán a su pequeño la sensación de que controla en cierto modo la rutina.

Pero incluso los niños que duermen mejor pueden despertarse y llamar a sus padres por la noche. La salida de los dientes y los sueños pueden despertar a los niños de esta edad. Los sueños activos empiezan en esta etapa y pueden resultar realmente alarmantes para unos niños tan pequeños. Las pesadillas, en concreto, asustan mucho a los niños de esta edad, que todavía no distinguen entre realidad e imaginación. (Por lo tanto, seleccione atentamente los programas de televisión que ve su hijo antes de acostarse, en el caso de que vea alguno.)

Consuele o tranquilice a su hijo, abrazándolo cuando le despierta un sueño o una pesadilla. Permita que le hable sobre el sueño si quiere hacerlo y permanezca a su lado hasta que se calme. Luego anímele a que vuelva a conciliar el sueño en cuanto sea posible.

Etapa preescolar (de 3 a 5 años)

Los niños en etapa preescolar necesitan aproximadamente de 10 a 12 horas de sueño nocturno. Un niño de esta edad que duerma lo suficiente por la noche, puede no necesitar hacer la siesta durante el día. Esta puede ser sustituida por un período de tranquilidad y reposo.

En la mayoría de guarderías y jardines de infantes se establecen breves períodos de tranquilidad, donde los niños se acuestan en colchonetas o descansan de otro modo. Cuando un niño deja de hacer la siesta, su hora de acostarse por la noche puede adelantarse con respecto a la etapa anterior.

Etapa escolar y preadolescencia

Los niños en edad escolar necesitan de 10 a 12 horas de sueño nocturno. Los problemas para irse a la cama pueden obedecer a diversas razones. Los deberes, la práctica de actividades deportivas extraescolares, la televisión, las computadoras y los juegos de vídeo, así como horarios familiares caóticos pueden contribuir a que los niños no duerman lo suficiente.

La falta de sueño puede desencadenar un comportamiento irritable o hiperactivo e impedir que los niños presten atención en clase. Es importante tener un horario regular para acostarse, sobre todo en los días lectivos. Asegúrese de dejar suficiente tiempo a su hijo para que se tranquilice antes de que apague la luz.

Adolescencia

Los adolescentes necesitan de 8,5 a 9,5 horas de sueño por la noche, pero muchos de ellos no las duermen. Debido a que los centros de estudios empiezan muy pronto y a la sobrecarga de trabajos escolares, deberes y actividades sociales y extraacadémicas, los adolescentes suelen tener una falta de sueño de carácter crónico.

Y la falta de sueño se acumula a los largo del tiempo, de modo que una hora menos de sueño por la noche cada día equivale a una noche entera sin dormir al final de la semana. Entre otras cosas, la falta de sueño puede producir:
  • una reducción de la atención
  • una disminución de la memoria a corto plazo
  • un rendimiento inconsistente
  • retrasos en el tiempo de respuesta
Estos efectos pueden provocar mal carácter, problemas en la escuela, uso de estimulantes y accidentes de tráfico (más de la mitad de los accidentes de coche “por dormirse al volante” están provocados por adolescentes).

Los adolescentes también experimentan un cambio en sus patrones de sueño: sus cuerpos desean permanecer despiertos más tiempo por la noche y despertarse más tarde por la mañana, lo que generalmente hace que intenten recuperar el sueño perdido durante el fin de semana. Esta irregularidad en el horario del sueño puede agravar todavía más el problema, haciendo que acostarse a una hora razonable durante la semana les resulte todavía más difícil.

En el caso ideal, un adolescente debería acostarse a la misma hora todas las noches y levantarse a la misma hora todas las mañanas, durmiendo un mínimo de 8 a 9 horas diarias.

Rutinas para la hora de acostarse

Independientemente de la edad que tenga su hijo, establezca una buena rutina para la hora de acostarse que fomente unos buenos hábitos de sueño. Los siguientes consejos pueden ayudar a los niños a tener un sueño nocturno reparador:
  • Incluya un período para relajarse en la rutina.
  • Establezca y cumpla una hora para acostarse, avisando a su hijo dos veces, con media hora y 10 minutos de antelación.
  • Si su hijo es mayor o adolescente, anímele a que siga y mantenga una hora de acostarse que le permita obtener la cantidad de horas de sueño necesaria para su edad.
Revisado por: Mary L. Gavin, MD
Fecha de revisión: enero de 2011

Tuesday, August 7, 2012

Infantilismo (Vocabulario)

Infantilismo

m. Perduración de características físicas y mentales propias de la infancia en la adolescencia o en la edad adulta:
infantilismo emocional.

Infantilismo

  • inocencia, candidez, ingenuidad, puerilidad, ternura
    • Antónimos: madurez

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