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Wednesday, May 21, 2014

Cinco cosas que impiden una buena noche de sueño (BBC)

1. Un ambiente incómodo o ruidoso

En la medida que empezamos a dormirnos, nuestro tono muscular se reduce y las extremidades se empiezan a relajar. Es posible que nos sintamos somnolientos, pero nuestro cerebro se mantiene activo. Cualquier incomodidad o ruido puede dificultar el objetivo de caer rendido.

En la medida que vamos entrando a un sueño ligero, un área del cerebro llamado tálamo empieza a bloquear el flujo de información de nuestros sentidos al resto del cerebro. Pero todavía deja pasar los ruidos que nos pueden despertar.

Tras media hora de sueño ligero, la mayoría de nosotros entra en un tipo de sueño profundo llamado sueño de onda lenta. Los cambios en la neuroquímica típica del cerebro con el sueño profundo hacen que sea más difícil despertarnos.

Pero algunas cosas siempre se pueden filtrar, como que llamen a nuestro nombre en voz alta.

Saltarse cualquier parte del ciclo natural de sueño resulta en una reducción de la calidad y cantidad del descanso.

2. Una rutina irregular

El tono muscular se reduce y las extremidades se relajan cuando empezamos a quedarnos dormidos.
Mujer durmiendoTodos tenemos un reloj corporal que nos indica cuándo estamos cansados. También ayuda a sincronizar miles de células en nuestro cuerpo con el ritmo circadiano.

El principal sincronizador de nuestro cuerpo es la luz. Nuestros ojos reaccionan a la luz y la oscuridad, incluso cuando los párpados están cerrados.

La luz del día provoca que el cerebro reduzca la producción de la hormona del sueño, llamada melatonina. Estamos más alerta y nos despertamos.

Si dormimos menos, ya sea porque nos acostamos muy tarde o nos levantamos muy temprano, es poco probable obtener todo el descanso profundo necesario, o el suficiente del paso siguiente: el MOR, sueño de movimientos oculares rápidos, que es cuando ocurren la mayoría de los sueños.

3. Estimulantes: café, alcohol, comida

La cafeína es un estimulante que puede permanecer en nuestro sistema durante muchas horas. Las bebidas ricas en cafeína hacen que sea más difícil dormir, lo que puede resultar en más tiempo en las etapas de sueño liviano, con menos sueño profundo.

Por su parte, con frecuencia el alcohol nos hace roncar, dificultando la respiración y nos deja más inquietos.

Etapas del sueño

El sueño es esencial para mantener los niveles normales de las capacidades cognitivas como el habla, la memoria y el pensamiento flexible. También juega un papel significativo en el desarrollo del cerebro.

Cada 60-100 minutos pasamos por un ciclo de cuatro etapas:

Etapa1: Es la somnolencia, un estado de relajación entre estar despierto y dormido.
Etapa 2: Es un período de sueño ligero donde las pulsaciones bajan y la temperatura del cuerpo disminuye, preparándolo todo para el sueño profundo.
Etapa 3 y 4: Es el sueño profundo del que es muy difícil despertarse porque hay la cantidad más pequeña de actividad cerebral y corporal. 

Después del sueño profundo volvemos a la etapa 2 donde entramos en el sueño MOR (movimiento ocular rápido) que es donde ocurren los sueños.

Si bien en un principio el alcohol puede ayudar a dormir, el exceso puede interrumpir el sueño. Mucho alcohol cerca de la hora de acostarse significa que uno salta directo al sueño profundo, perdiéndonos de las también necesarias primeras fases del sueño.

En la medida que el alcohol empieza a desaparecer, nuestro cuerpo sale del sueño profundo y entra al MOR, del cual es más fácil despertar.

Durante una noche, con frecuencia tenemos seis o siete ciclos de MOR, que nos dejan sintiéndonos frescos. Sin embargo, una noche de tragos significa que sólo tendremos uno o dos, lo que hace que nos despertemos sintiéndonos cansados.

Los alimentos que contienen un químico llamado tiramina (algunos ejemplos son la tocineta, el queso, nueces y vino tinto) pueden mantenernos despiertos durante la noche.
La tiramina causa la liberación de noradrenalina, un estimulante del cerebro. Los carbohidratos como el pan o la pasta tienen el efecto opuesto; activan la liberación de la hormona serotonina, que nos hace somnolientos.

4. La temperatura de cuerpo errada

La temperatura del cuerpo debe bajar medio grado durante el sueño, de lo contrario el descanso es agitado.

Sueño agitadoLa temperatura del cuerpo baja cuando dormimos. Se controla por nuestro reloj corporal -el cual empieza abriendo los vasos sanguíneos de las manos, cara y pies- para ir perdiendo calor en la medida que nos acercamos a la hora de dormir.

Pero si nuestra habitación o cama están muy calientes, nuestro cuerpo no puede perder calor. Lo que llevaría a la agitación e incomodidad.

La temperatura del cuerpo sólo debe disminuir medio grado de la que tenemos durante el día. Si baja mucho, entonces nos agitamos.

5. Una mente ocupada

El estrés es el enemigo del descanso. En la cama, nuestra mente queda libre para divagar, y sentir ansiedad por no estar haciendo suficientes horas de sueño sólo empeorará las cosas.

En estos estados las personas tienden a perder la sensación del tiempo. Puedes dormirte y despertar y seguir sintiendo que no has dormido nada. Esto puede resultar en un sueño fragmentado, con menos tiempo para pasar en los estados de descanso profundo.

Los expertos del sueño recomiendan levantarse y hacer una actividad que distraiga tu mente de las preocupaciones, como un rompecabezas, antes de intentar dormir otra vez.


Monday, September 3, 2012

Cómo Evitar el Insomnio (laguia2000.com)

Si mantenemos el ritmo del sueño, del dormir somos dueños.
Dormir es una necesidad fisiológica involuntaria y natural, sin embargo mucha gente no consigue conciliar el sueño si no es por medio de pastillas relajantes o hipnóticas.

Aunque el proceso del descanso nocturno es aún un misterio, se reconoce que el sueño es un proceso de reparación ya que tanto el cuerpo como la mente se restauran con el buen dormir.

Las mujeres sufren más de insomnio que los hombres en una alta proporción y también ingieren más pastillas para dormir.

Cuando una persona duerme, la química del cuerpo cambia. Esto se ha comprobado, porque si se le inyecta líquido de la columna vertebral de un animal que está dormido a otro que está despierto, éste se dormiría enseguida.

De la misma forma nos despertamos cuando nuestro cerebro segrega las sustancias químicas necesarias.

Si este proceso biológico se cumple normalmente en la forma rítmica natural se logra un sueño reparador.

Las causas más comunes del insomnio son el nerviosismo, la ansiedad y la preocupación.

Es común que el insomnio esté asociado a enfermedades como la depresión o la psicosis maníaco depresiva o trastorno bipolar.

Una de las características de la depresión es despertarse a la madrugada y no poder volver a conciliar el sueño.

Todos los medicamentos para combatir el insomnio producen tolerancia a la droga de manera que después de un corto tiempo de consumirlos pierden su efecto.

Estas drogas no permiten dormir normalmente porque privan a la persona de la faz del sueño MOR, (movimientos oculares rápidos) que en el proceso del dormir es la etapa en que soñamos, tan necesaria como la otra llamada no-MOR.

Cuando no podemos dormir puede ser porque nuestros pensamientos negativos no lo permiten. La preocupación por las cosas que ya ocurrieron o que creemos que pueden ocurrir nos produce ansiedad y nos priva del descanso que necesitamos.

La gente que es feliz y no le hace daño a nadie es raro que sufra insomnio, porque la culpa, la desdicha y la ansiedad son emociones que no dejan dormir.

Cambiar los patrones de pensamiento negativos por otros positivos y esperanzados es la primera y mejor manera que tenemos para recuperar el sueño.

La segunda y eficaz forma de combatir el insomnio exige sintonizar el cuerpo con los ritmos de la naturaleza.

Nuestro cuerpo se guía por ritmos naturales; muchos de los signos vitales del cuerpo se rigen por los ritmos circadianos, que es el modo en que los ciclos biológicos se repiten cada veinticuatro horas, entre ellos el ciclo de sueño/despertar.

Las irregularidades con respecto al reloj biológico interno representan la causa más importante del insomnio.

La pérdida de la sincronización entre un individuo y su medio ambiente natural es un fenómeno de la vida moderna. 

Antiguamente la gente se regía por la luz del sol. Cuando oscurecía se iba a dormir, porque estaba tal vez más cansada, con menos preocupaciones y además no había luz eléctrica, de manera que la elección más acertada era irse a la cama.

Restablecer la armonía entre nuestras rutinas cotidianas y los ritmos naturales de la vida es el factor clave para recuperar el sueño normal.

La hora del ocaso predispone a la relajación y al sueño porque la misma naturaleza se apacigua y todo se vuelve tranquilo y favorable para el descanso.

Si nos resistimos a esta influencia ayudaremos a establecer en nuestro cuerpo un patrón de sueño completamente diferente al natural.

A la diez de la noche el cuerpo está en óptimas condiciones para dormir de acuerdo al ritmo del sueño. Luego de esa hora comienzan a actuar otras sustancias químicas que desvelan al sujeto ya que si la persona permanece levantada, el cuerpo interpreta que hay obstáculos que no permiten el descanso y como su objetivo es mantener el equilibrio del sistema segrega la sustancia adecuada para estar despierto.

Si la persona decide no acostarse a esa hora, su sueño posterior será más superficial e inclusive será más difícil de conciliar.

Esforzarse para dormir es una conducta inapropiada porque solamente nos dormimos cuando no pensamos en ello.

Hacer una siesta de media hora es una costumbre muy saludable y tiene una función muy reparadora, no hay que olvidarse que el que duerme una siesta amanece dos veces.


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