Norman Cousins, editor de revistas norteamericano, recibió el único
título honorario en medicina a alguien no médico, concedido por la
Facultad de Medicina de la Universidad de Yale; por su aporte a la
Medicina Tradicional.
Fue el primero en expresar públicamente la correlación entre el humor
y la salud, relatando cómo logró liberarse de una enfermedad de los
tejidos conjuntivos que normalmente suele ser irreversible, mediante un
tratamiento que incluyó, entre otras terapias, películas cómicas de los
hermanos Marx.
La risa es una potente herramienta curativa. Reírse con todo el
cuerpo provoca la participación de 400 músculos, se liberan endorfinas,
se segrega adrenalina, se ventilan los pulmones, se relajan los
músculos, se tranquilizan los nervios, aumenta el deseo sexual, alivia
las digestiones, evita los resfríos, retrasa el envejecimiento y aumenta
la vitalidad general. Es un estímulo eficaz contra el stress, la
depresión y la tristeza.
Los niños se ríen más que los adultos, que comúnmente suelen estar demasiado serios.
Una forma de motivar la risa es hacer muecas frente al espejo y el solo
hecho de extender lo labios en un gesto de franca sonrisa produce en el
organismo secreción de hormonas sanadoras.
Existen talleres de risoterapia en grupos, cuyo objetivo es aplicar y
promover el uso de la risa y el humor como medio para mejorar la salud
física, mental y emocional de las personas. También se implementa esta
técnica en empresas, instituciones de salud y organizaciones de todo
tipo para aumentar la productividad, reducir conflictos interpersonales y
mejorar el ambiente de trabajo.
Todos sabemos que en situaciones de tensión, los que no pierden el
sentido del humor son los que menos se desmoronan. Las experiencias más
difíciles tienen siempre su lado cómico, porque pone a las personas en
situaciones ridículas, y el ridículo es el principal origen de la risa.
Sigmund Freud, en “El chiste y su relación con el inconsciente” nos
dice que en la formación de los chistes ocurren los mismos procesos
psíquicos que en los sueños, como contradicciones, errores
intelectuales, absurdos etc., y ese humor nos remite a la infancia
generando placer al liberar tensiones.
El poder de regeneración que tiene nuestro propio organismo se pone de manifiesto en la terapia de la risa.
Norman Cousins era un gran narrador y hacedor de chistes, sobre todo
para el día de los inocentes, un hombre alegre y bromista amante de los
deportes. Participaba con los médicos, mediante un programa en la
Facultad de Medicina dedicado a estudiar la relación mente cuerpo,
intentando demostrar a los pacientes que su poder de autocuración era
mucho mayor de lo que suponían.
Pero lo más importante de su filosofía era la necesidad de la comprensiva y personal relación entre el médico y su paciente.