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Saturday, June 15, 2013

Consejos para la buena salud (vidaysalud.com)


Cambiar algunos hábitos diarios puede significar la diferencia entre tener buena salud y estar enfermos.

El tener una buena salud es crucial para llevar una vida feliz y placentera. El estar sano significa que nuestro cuerpo funciona de forma normal y que no hay nada fuera de balance. Estar sano es también tener una mente equilibrada y en armonía con el cuerpo. Muchas veces, por la velocidad de la vida que llevamos, nos olvidamos que la salud es un tesoro. Sólo la valoramos cuando nos enfermamos.

Los hábitos saludables son, en gran parte, los que determinan que tengas buena salud. Y cuando me refiero a hábitos, hablo precisamente de aquello que haces todos los días: dormir, comer, mantenerte hidratado, hacer ejercicio, bañarte, protegerte del sol. El buen desarrollo de estos hábitos seguramente te ayudará a tener una vida más larga y más sana. Hagamos un recorrido por estos consejos para tener una buena salud.

Come frutas y verduras: Lo ideal es comer nueve porciones de frutas y vegetales al día. Pero si, ya sé que estás abriendo los ojos porque te parece mucho. Entonces ahí va: cinco. Come cinco porciones de frutas y vegetales al día y te salvarás de varias visitas al médico. Un estudio realizado en la Universidad de Harvard dice que esta cantidad suministra los antioxidantes y la fibra necesarios para reducir las enfermedades cardíacas y para mantener un peso sano. (Una porción equivale aproximadamente a la mitad de una fruta, o media taza de frutas, o media taza de vegetales)

 

Haz ejercicio: Lo ideal sería 30 minutos de ejercicio cardiovascular (o más) 5 días o más a la semana. Pero como ya sé que a veces te cuesta levantarte del sofá, pues ahí te va una dosis más manejable: ¿qué tal 17 minutos al día? Esto equivale a dos horas a la semana. ¡Y ni siquiera tienes que hacerlo seguidito! Puedes dividirlo en segmentos. Y los beneficios son infinitos: corazón sano, peso adecuado, músculos tonificados, estar de muy buen humor…etc., etc…
 

Duerme: Si eres de los que siempre duerme entre 7 y 8 horas diarias, vas por el camino correcto. Unos estudios recientes indican que los que tienen problemas para dormir o duermen menos 7 horas, están incrementando su riesgo de sufrir hipertensión, enfermedades cardíacas y hasta diabetes. Nuestro cuerpo necesita descansar y recargar sus energías para tener buena salud.


Mantente hidratado: Antes se decía que ocho era el número mágico de vasos de agua al día que se debían tomar. Ahora se sabe que no es necesario beber ocho, pero toma líquidos con las comidas y cada vez que sientas sed. Bebe más si haces ejercicio o hace mucho calor. Los únicos que no pueden depender de la sed para beber agua son los niños pequeños y los ancianos porque en ellos el mecanismo de la sed no funciona bien y tienen que acordarse de beber. No sé si sabías, pero el cuerpo está hecho de agua y necesita de este líquido para funcionar. Otras fuentes de líquido son las frutas, la sopa, el té y los vegetales. Recuerda, agua=buena salud.
 

Lávate las manos: idealmente con agua y jabón, usando el jabón mínimo durante 15 segundos. Varios estudios han demostrado que el lavarse las manos con agua y jabón elimina más del 90% de los microbios que causan infecciones y que pueden alterar tu buena salud. Lávate las manos siempre después de ir al baño, al tocar a alguien que está enfermo, y cuando cocinas. Especialmente cuando tocas carne cruda y vegetales sin lavar.


 Usa bloqueador solar: Diariamente. No importa que esté nublado. Proteger tu piel de los rayos ultravioleta evitará lesiones en la piel, incluyendo cáncer. Lo ideal es un bloqueador de mínimo 15 de factor de protección.


El tener y mantener una buena salud depende en parte de nuestros hábitos. Es mejor prevenir que lamentar. Así que toma nota de estos consejos y ¡a ponerlos en práctica!


Tuesday, January 15, 2013

Un día sin fumar: un día para empezar a sanar (vidaysalud.com)

 
El día 31 de mayo fue seleccionado en 1987 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el Día sin Tabaco. Es decir, un día sin nicotina, y sin humo ni de primera ni de segunda mano contaminando tu organismo y el aire que respiran los demás. Hoy, 31 de mayo de 2012, puede ser una excelente oportunidad para que consideres dejar ese hábito tan perjudicial y des un paso gigante en beneficio de tu salud.

¿Fumas? Quizás has tratado de dejar el cigarrillo, pero la costumbre y la dependencia son más fuertes que tu voluntad, a pesar de saber cuánto te perjudica a ti y a los que te rodean. El novelista Mark Twain, (el autor del clásico “Tom Sawyer”), decía con su característico sentido del humor: “Dejar de fumar es fácil. Yo lo he hecho cientos de veces”. Pero el asunto no es una broma. El tabaco es el factor de riesgo principal de muchísimas enfermedades, y se calcula que es responsable de la muerte de uno de cada diez adultos en todo el mundo, como lo indican los datos de la Organización Mundial de la Salud. Según el director general de Salud Pública de los Estados Unidos, dejar de fumar representa el paso más importante que los fumadores pueden dar para vivir más tiempo y mejorar la calidad de sus vidas.

Pero a pesar de todo lo que se conoce y se divulga sobre sus estragos, el tabaquismo sigue siendo muy prevalente. Y eso se debe a la nicotina de los cigarrillos (es tan adictiva como la cocaína), que es lo que te provoca el ansia de fumar.

¿Te animas a dar el paso? Quizás te ayude saber que entre las enfermedades que puede causar el tabaco están varios tipos de cáncer (sobre todo el de los pulmones), condiciones cardíacas, apoplejías, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedades de las encías, problemas en el embarazo y problemas de la vista (como las cataratas).

Cómo dejar de fumar

¿Y cómo lo hago, te preguntarás? No es fácil, pero tampoco imposible. Algunos fumadores pueden dejar el hábito por su cuenta, pero otros necesitan ayuda física, mental o ambas, y en muchos casos se requiere supervisión médica. Para romper el hábito, tu médico puede recomendarte la terapia de reemplazo de nicotina, en forma de parches, goma de mascar, tabletas, atomizador nasal o inhalador. También hay medicamentos que ayudan, disponibles sólo con receta.

Según la Sociedad Americana del Cáncer (American Cancer Society), no existe un método único para dejar de fumar. Pero hay cuatro factores clave para tener éxito:
  1. Tomar la decisión firme de dejar de fumar.
  2. Escoger un día para dejar el cigarrillo y no dejarlo “para mañana”.
  3. Lidiar con los síntomas que se presenten.
  4. Mantenerte firme en tu decisión.
Pero no te descorazones si fracasas en el primer intento. Muchos ex fumadores empezaron varias veces hasta tener éxito. Si no lo logras de momento, vuelve a intentarlo

¿Qué ocurre en tu cuerpo cuando dejas de fumar?

Los beneficios son muchos, tanto a corto como a largo plazo. Fíjate en esta lista y verás lo importante que resulta que dejes de fumar cuanto antes:
  • A los 20 minutos, tu presión arterial y tu pulso vuelven a lo normal.
  • A las 24 horas, tus pulmones empiezan a limpiarse.
  • A los dos días, tu cuerpo está libre de nicotina, y el gusto y el olfato mejoran.
  • A los tres días, puedes respirar más fácilmente y tu energía se incrementa.
  • De dos a 12 semanas, mejora tu circulación.
  • De tres a nueve meses, se mejoran la tos, el jadeo y la respiración.
  • Al año, el riesgo de los ataques cardíacos se reduce a la mitad comparado con los fumadores.
  • A los 10 años, el riesgo de desarrollar un cáncer del pulmón es la mitad comparado con los fumadores.
Aparte de mejorar tu salud, dejar de fumar tiene otros beneficios:

Mejor sexo. Se mejora la circulación de la sangre en todo tu cuerpo, lo que aumenta tu sensibilidad. Los hombres que dejan de fumar tienen mejores erecciones; las mujeres se excitan más fácilmente y tienen mejores orgasmos.

Mayor fertilidad. Se mejora el revestimiento del útero en las mujeres y se hace más potente la esperma de los hombres, por lo que es más fácil lograr un embarazo. También baja la posibilidad de un aborto espontáneo y aumenta la de dar a luz un bebé saludable.

Piel más joven. Se hace más lento el proceso del envejecimiento de la piel. Esta recibe más nutrientes, y desaparece el tono cetrino que a menudo tienen los fumadores.

Dientes más blancos. Tus dientes no se siguen manchando y tu aliento es más fresco. Se reducen las probabilidades de enfermedades de las encías y la pérdida de los dientes.

Mejor respiración. Puedes respirar con más facilidad y toserás menos, porque la capacidad de tus pulmones aumenta en un 10% en unos nueve meses.

Una vida más larga. La mitad de los fumadores mueren a una edad temprana de enfermedades relacionadas con su hábito, incluyendo problemas cardíacos, cáncer del pulmón y bronquitis crónica. Y dejar de fumar no sólo te prolonga la vida, sino que, al mejorar tu salud, te sientes mejor, y tendrás más movilidad y energía en la tercera edad.

Menos estrés. Los estudios han demostrado que los niveles de estrés descienden cuando la persona deja de fumar, al contrario de lo que creen muchos fumadores (creen que fumar las “calma los nervios”). La adicción a la nicotina produce estrés en el período de tiempo entre un cigarrillo y otro. Además, al mejorar los niveles de oxígeno en el cuerpo, los ex fumadores se pueden concentrar mejor, lo que aumenta su bienestar mental.

Gusto y olfato más agudos. A medida que tu cuerpo se recupera de los químicos tóxicos de los cigarrillos, mejoran considerablemente tus sentidos del gusto y el olfato.

Más energía. Entre dos y 12 meses después de dejar de fumar, mejora la circulación. Eso facilita cualquier actividad física, incluyendo caminar y correr. El aumento del oxígeno en el cuerpo hace que te canses menos y tengas menos probabilidad de que te duela la cabeza. También se refuerza el sistema inmunológico, lo que te ayuda a combatir de manera más eficiente los resfriados y las gripes.

Ahorro de dinero. ¡Piensa sólo en lo que te cuestan los paquetes de cigarrillos!

Lo que te acabo de mencionar ¿te ayuda a dejar de fumar? Si no es así, hay una cosa igual de importante: el humo de segunda mano es una amenaza para la salud de tu familia y de tus amigos. Los que están expuestos a él tienen un mayor riesgo de padecer de cáncer pulmonar, de enfermedades cardíacas y de apoplejía. Los niños en particular tienen el doble de riesgo de desarrollar enfermedades pulmonares, como: neumonía, asma, difteria y bronquitis, además de tener más infecciones en los oídos. Además, triplican su riesgo de padecer de cáncer pulmonar más adelante en su vida que los hijos de los que no fuman. Toda la evidencia está en contra del tabaco que en definitiva, no te aporta nada bueno. Deja ya de fumar, no sólo por tu salud, sino también por la salud de tus seres queridos.


Ríete del estrés (vidaysalud.com)


Durante años se ha hablado de que la risa es el mejor alivio para el estrés. Más allá de mover los músculos de la cara y el cuerpo, la sonrisa de alguien provoca un efecto positivo en su organismo y también en los demás. Por eso, si quieres eliminar el estrés de tu vida, intenta hacerlo con una sonrisa. Verás que te sientes mejor y más feliz.
 
Que levante la mano el que no ha sentido los efectos positivos de una sonrisa o de una buena carcajada. En el día más estresante de la vida, la risa se siente como un bálsamo que viene a suavizar cualquier situación que te produzca ansiedad. ¿No es cierto? Piensa en ese momento en el que estabas atorado en el tráfico y de repente un chiste en la radio te hizo reír. O cuando llegaste a casa cansado(a) y estresado(a) de tanto trabajo y te relajaste viendo una película cómica. Quizás cuando tu hijo(a) pequeño(a) te sacó una risa por alguna de sus ocurrencias. Te apuesto a que esa noche dormiste como un bebé.

Carcajada, risa o sonrisa. De cualquier modo, cuando te ríes, estás aligerando el estrés y otras molestias. Entre los efectos positivos de la risa, se cuentan varios (a corto y a largo plazo):
  • Estimula muchos órganos como el corazón, los pulmones y los músculos gracias al oxígeno que recibes al soltar una carcajada. Además, se liberan las endorfinas, que son responsables de la sensación de bienestar y felicidad.
  • Activa y alivia tu respuesta al estrés: una buena carcajada te acelera el corazón y aumenta tu presión sanguínea. Después, hace que bajes la guardia y sientas la esperada relajación.
  • La risa estimula la circulación y la relajación muscular, lo cual hace que se reduzca la tensión del estrés que se acumula en tus músculos. En pocas palabras ¡alivia el dolor!
  • Mejora el funcionamiento del sistema inmunológico (de defensa): los pensamientos positivos acompañados de la risa luchan contra el estrés y ponen a raya a las enfermedades.
  • Aumenta la sensación de satisfacción personal y te ayuda a que te conectes con otras personas. Por algo dicen que la risa es contagiosa.
Para que no quede duda de los efectos de la risa para combatir el estrés, un estudio reciente realizado por unos psicólogos de la Universidad de Kansas, en Estados Unidos, también lo confirma.

Para comprobarlo, sometieron a 169 estudiantes universitarios a que hicieran tareas estresantes como por ejemplo, que dibujaran una estrella con su mano no dominante mientras veían a la estrella reflejada en el espejo; o que sumergieran las manos en agua helada. A los estudiantes se les dividió en grupos y se les dieron diferentes instrucciones: que sonrieran mientras realizaban la tarea, que forzaran la risa (con palitos chinos sosteniendo la sonrisa) y que mantuvieran la cara neutra.

Al finalizar la prueba, se demostró que quienes realizaron las actividades estresantes sonriendo, sin importar si era de manera espontánea o forzada, tuvieron menos estrés que quienes estuvieron serios o con la cara neutra. Esto significa que no importa si sonríes de forma forzada en una situación estresante o desagradable. Incluso de esa manera se reduce el estrés, aunque no te sientas verdaderamente feliz.

Por eso, la próxima vez que te enfrentes a una tarea o situación que te produzca ansiedad, estrés, enojo o cualquier otra emoción negativa, trata de forzar una sonrisa y verás que te sentirás más relajado(a) y de paso, le estarás dando una inyección de salud a tu organismo.
Así que de ahora en adelante, nada de estrés y ¡a reír en serio!

El ejercicio te ayuda a prevenir el estrés y la ansiedad (vidaysalud.com)


Si todavía necesitas más razones que te motiven a ponerte en movimiento, aquí tienes una más. Un estudio reciente ha detectado que el ejercicio moderado ayuda a prevenir el estrés y la ansiedad, dos factores de la vida moderna que pueden alterar la salud de cualquiera. Tómalo en serio y dile adiós al agobio y a las presiones con una rutina de ejercicios.

El estrés se ha convertido en un aspecto inseparable de la vida cotidiana, algo que dificulta o complica la calidad de vida de las personas. Posiblemente ya hayas escuchado algo al respecto: si bien el estrés no es una enfermedad en sí misma, sí puede causar problemas de salud concretos y reales si se prolonga a través del tiempo y no se eliminan sus causas.

Por ejemplo, el estrés se ha relacionado con varios problemas de salud, no sólo emocionales, como la depresión y la ansiedad, sino también con la salud del corazón, el sistema digestivo y el sistema inmunológico (de defensas) en general.

Afortunadamente, existen distintas formas de combatir el estrés, que incluyen desde técnicas de meditación y relajación hasta la psicoterapia y los tratamientos con medicinas, pasando desde luego por distintos tipos de actividad física y de relajación, que incluyen el yoga y el Tai Chi.

Ahora, un nuevo estudio que aparece en línea en la revista Medicine and Science in Sports and Exercise, asegura que el ejercicio moderado también puede ayudar a las personas a controlar la ansiedad y el estrés futuros. O sea, se destaca que los beneficios emocionales y mentales del ejercicio podrían durar mucho tiempo después de que ha terminado la sesión.

Para llegar a estos resultados, los investigadores de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, compararon el efecto producido al tomar sesiones de 30 minutos de descanso en tranquilidad y al hacer sesiones de 30 minutos de bicicleta de intensidad moderada sobre los niveles de ansiedad de estudiantes universitarios sanos.

Los analistas midieron los niveles de ansiedad de los estudiantes antes de las sesiones de ejercicio o descanso y luego de 15 minutos. Además, midieron su ansiedad una tercera vez, tras mostrarles una variedad de fotografías neutrales o altamente estimulantes, de una base de datos de imágenes que se utiliza para investigar las emociones, conocida como Sistema Internacional de Fotografías Afectivas (International Affective Picture System).

Así pudieron detectar que, si bien el ejercicio y el descanso en tranquilidad aliviaban inicialmente la ansiedad de los participantes, solamente los que habían practicado ejercicios lograron mantener un nivel más bajo de ansiedad tras observar 90 fotografías de la base de imágenes mencionada durante 20 minutos.

Estos resultados resaltan la importancia del ejercicio para el bienestar físico y emocional en general. Y si de combatir el estrés se trata, recuerda que hay distintas alternativas que pueden adaptarse a tus gustos y necesidades.

Mientras piensas qué tipo de actividad física comenzarás a practicar para combatir el estrés, la ansiedad y el sedentarismo, a continuación encontrarás otras recomendaciones que pueden ayudarte a lidiar con esas situaciones que te alteran de pies a cabeza:
  • Planea tu día con anticipación y aprende a decir que no. Así evitas comprometerte con tantas actividades que después no puedas cumplir con todas.
  • Decide qué cosas tienes que hacer primero y cuáles pueden esperar.
  • Toma tiempo para relajarte y hacer actividades que disfrutes.
  • Practica más actividad física y come alimentos saludables.
  • Habla de tus emociones con tu familia y tus amigos.
  • Intenta hacer algunas técnicas de relajación, como yoga, meditación o técnicas de respiración.
Y en todo momento, trata de darles a las cosas el valor que en verdad tienen, sin preocuparte por cuestiones menores o que no puedes controlar, como el clima o un embotellamiento en el tráfico.

Si quieres conocer más técnicas para aliviar el estrés, no dejes de leer este otro artículo de vidaysalud.com. Y si sientes que el tiempo pasa y pasa, pero el estrés y la ansiedad no desaparecen, no dejes que tus emociones se conviertan en un problema para tu cuerpo. Consulta con un profesional calificado para que pueda ayudarte a salir de manejar tu estrés.

Wednesday, October 31, 2012

¿Quieres caminar más? Usa un cuentapasos (vidaysalud.com)


Caminar es una de las maneras más sencillas y económicas de mantenerte activo(a) y de combatir el sedentarismo. ¿Te has puesto a calcular cuánto caminas a lo largo del día? Si necesitas ayuda para ponerte en movimiento, un nuevo estudio ha demostrado que usar un cuentapasos puede incentivar a las personas a caminar más y, de ese modo, obtener más beneficios para su salud.

Muchas veces no nos damos cuenta de cuánto hacemos algo hasta que lo escribimos o llevamos un registro detallado de las cosas. ¿Te ha pasado? Haz la prueba. Por ejemplo, si piensas que duermes mucho, anota las horas de descanso reales que tienes por semana y haz el cálculo. Tal vez te sorprendas. Lo mismo puede ocurrirte con eso que tanto te gusta, pero sabes que no debes comer: piensas que lo consumes poco cuando en verdad lo haces más de lo que te imaginas.

El llevar un registro también puede ayudarte a hacer o dejar de hacer cosas, pues al darte cuenta de la cantidad puedes hacer algo para ajustarla a la medida que deseas. Claro que al principio puede resultar un poco difícil anotar todo paso a paso, pero hay que tener constancia y dedicación. Lo bueno es que a veces lo único que necesitas para llevarlo es usar un aparato que saque el cálculo por ti.

Eso es lo que sucede con los cuentapasos (o podómetros, llamados pedometer en inglés), esos pequeños aparatos que te colocas en la cintura o en la muñeca y que cuentan cada paso que das. ¿Piensas que caminas mucho o poco? Pues ponte uno y descubre la respuesta.
Un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias y Salud de la Universidad de Sídney Occidental, en Penrith, en Australia, tomó a más de 300 adultos mayores de Nueva Zelanda a los que les pidieron que participaran en la denominada “receta verde” (una iniciativa financiada por el gobierno de dicho país que busca que las personas hagan 30 minutos de actividad física moderada cada día), y los dividió en dos grupos al azar.  A un grupo se le pidió que usara cuentapasos y al otro no.

El resultado fue que quienes pudieron llevar un registro preciso de cuánto caminaban a diario incrementaron el tiempo de las caminatas semanales hasta 50 minutos y caminaron en promedio casi el doble comparado con los participantes que no usaron un cuentapasos (podómetro). Estos  caminaron solamente unos 28 minutos semanales.

Los investigadores hicieron un seguimiento de los datos durante un año. En ese período, independientemente de las caminatas, ningún grupo experimentó cambios en el peso (según se midió mediante el índice de masa corporal o IMC), pero en ambos casos sí experimentaron mejoras significativas en la presión arterial.

Estos datos fueron publicados en la revista Annals of Family Medicine y pueden servirte de inspiración para que tú también empieces a caminar. Hay distintos tipos de caminatas y todas son buenas para mejorar tu salud: desde caminar en la estera o en los caminadores en el gimnasio o puedes inscribirte en un curso de caminata nórdica, o puedes salir a recorrer en el barrio donde vives con algún amigo o familiar.

Y tú, ¿cual prefieres? Puedes empezar por la que más te guste. Recuerda que al igual que otros ejercicios aeróbicos, caminar es excelente para la salud: te ayuda a reducir el riesgo de que sufras un ataque cardiaco y un derrame cerebral, a mantener la memoria y a respirar mejor, a tonificar tus músculos y a prevenir la degeneración de las articulaciones, así como a controlar la presión alta, el colesterol y la diabetes. Como caminar eleva los niveles de las endorfinas, también puede ayudarte a que te sientas más feliz y a disminuir el estrés, así como a elevar tus niveles de energía y a descansar mejor. Y por supuesto, quemarás calorías, así que te ayuda también a mantener un peso sano.

Si quieres y puedes, anímate a usar un cuentapasos (podómetro), puedes conseguirlos a precios accesibles. Pero si no quieres gastar, no es excusa para que te quedes sentado(a): busca cada oportunidad que tengas para caminar, como ir a pie a casa de algún vecino o a algún lugar cercano, en vez de usar el automóvil o el autobús (camión, bus). Caminar puede convertirse en una verdadera sesión de ejercicios. El anotar las distancias que has recorrido y el tiempo que has tardado, también puede ayudarte a llevar un registro y, lentamente, ir incrementando la rapidez y/o la distancia.

Anímate, mejorar tu calidad de vida puede ser tan fácil como dar un paseo.

Sunday, September 16, 2012

¡Adiós a la barriguita! 13 consejos para lucir un vientre plano y llevar una vida más saludable (vidaysalud.com)


¿No estás cansada de esconder esa barriga prominente con ropa holgada? ¿O de sufrir el martirio de usar faja o ropa que te queda incómoda y apretada? Ya sabes que toda esa grasa que se ha ido acumulando en el área del vientre te hace sentir poco atractiva, perjudica tu salud y hasta te dificulta realizar las tareas de tu vida diaria. Para reducir esas libras y pulgadas de más es urgente que sigas un plan para bajar de peso, poco a poco y de forma saludable, quemando más calorías de las que consumes, elevando el nivel de tu metabolismo y reduciendo la grasa corporal general. Aquí te damos algunos consejos para que logres esa meta.
  1. Sigue una dieta baja en calorías y aumenta la actividad física. Si disminuyes 500 calorías al día, lograrás reducir unos 500 gramos por semana (alrededor de 1 libra), garantizando una pérdida gradual del peso extra. Lo ideal es que este tiempo te sirva de entrenamiento para aprender a comer mejor a largo plazo y para siempre, y así no recuperes el peso perdido una vez que termines la dieta.
  2. Para quemar rápidamente las calorías que consumes tienes que elevar tu metabolismo. Para lograrlo,  tienes que aumentar tu nivel de masa muscular — así que además de una rutina de ejercicios aeróbicos, incorpora al menos dos veces a la semana una rutina para fortalecer los músculos. Los ejercicios abdominales te ayudarán a mejorar la firmeza y tonicidad del área, pero para aumentar el gasto metabólico tienes que trabajar todos los grupos de músculos del cuerpo: abdomen, piernas, glúteos, pecho, espalda y brazos.
  3. Incrementa la intensidad de los ejercicios aeróbicos, pues el metabolismo aumenta hasta varias horas después de realizar los ejercicios. El ejercicio de alta intensidad aumenta el gasto energético y durante más tiempo. Así que intenta elevar el nivel de intensidad de tus aeróbicos (correr o trotar en lugar de caminar, por ejemplo), o intercala intervalos de alta intensidad con otros de intensidad baja o moderada.
  4. Come más frecuentemente y evita los ayunos y las dietas muy bajas en calorías. Reducir excesivamente las calorías acostumbra al cuerpo a la escasez y lo hace más eficiente a la hora de trabajar con menos “combustible”.  Ingiere comidas más pequeñas cada 3 ó 4 horas para mantener alto el nivel de tu metabolismo.
  5. Ingerir alimentos más a menudo no significa comer “de más”. Reduce las porciones y escoge los alimentos inteligentemente: evita los de alto contenido de azúcar y grasa y por lo tanto, de calorías. Buenas opciones son las frutas, las verduras y el yogur natural.
  6. Aumenta el consumo de agua (bebe toda la que puedas, con un mínimo de 8 vasos al día).
  7. Toma té verde, ya que incrementa el gasto metabólico durante varias  horas. Evita endulzarlo con azúcar y miel para no aumentar las calorías.
  8. Come suficiente proteína. El cuerpo utiliza más calorías para digerir la proteína que para digerir grasas o carbohidratos. Elige una fuente rica en proteína, pero baja en grasa, como las carnes magras de res, pollo, pescado, frijoles (porotos, habichuelas), lentejas, leche o yogur. Acompáñalos con frutas, verduras y cereales.
  9. Duerme lo suficiente. Si no lo haces, acumularás más grasa en el estómago. Según estudios recientes, las personas que no duermen lo suficiente tienen un 70% mayor probabilidad de sufrir de sobrepeso. La explicación es la siguiente: la leptina es una proteína que le indica al cerebro que el cuerpo ha recibido suficiente alimento y se encuentra satisfecho, reduciendo así la ansiedad de comer. La escasez de sueño reduce la producción de leptina, lo que resulta en un aumento del apetito y de las libras (kilos) de más. No sólo eso, la escasez de sueño reduce además la capacidad de producir la insulina que controla los niveles de azúcar en la sangre. De nuevo, esto provoca que los depósitos de grasa sean tan irregulares como los del azúcar. Así que deberás distribuir tu tiempo diario para incluir tanto la actividad física como el descanso necesario.
  10. Consume un desayuno rico en fibra (pan integral o cereal de avena).
  11. Evita la comida chatarra que contiene altos niveles de grasa y de sodio.
  12. No tienes que dejar de ir a tu restaurante favorito, sino aprender a seleccionar del menú los platos más indicados para tu nuevo estilo de vida: carnes a la plancha y una ensalada variada son buenas opciones. Si no puedes resistirte a ordenar un postre, modera las porciones e incrementa el nivel de ejercicios de ese día.
  13. Incrementa el consumo diario de frutas frescas y verduras y convierte esto en un hábito.
Ya verás que con ajustes en la alimentación, ejercicios y fuerza de voluntad te librarás del exceso de grasa de tu barriguita para siempre.

Friday, August 31, 2012

¿Por qué comemos en exceso, incluso cuando estamos satisfechos? (vidaysalud.com)


A la hora de controlarse con las comidas, no todo es cuestión de fuerza de voluntad. Un grupo de investigadores italianos se dedicó a estudiar este tema y ha encontrado que podrían existir motivos fisiológicos que nos llevan a comer en exceso, aun cuando estemos satisfechos. En este artículo te contamos más detalles sobre este hallazgo.
 
No importa si son dulces, chocolates o bocadillos de crema, ya sean dos o diez, si Guadalupe los tiene al alcance de la vista no puede dejar de comerse todos, aún luego de una cena abundante que la ha dejado satisfecha. A Pablo le pasa algo similar, pero con los bocadillos salados. En general, luego del almuerzo, cuando todos están por servirse el postre, él no puede resistirse y, si es posible, vuelve a repetir el menú principal.

Todos tenemos alimentos preferidos que nos hacen perder la cabeza y ponen en riesgo nuestra dieta. Tanto, que hasta es posible que ni necesites pensar en cuáles son los que siempre se te apetecen, porque sólo basta con pensar en algo sabroso para que te vengan a la cabeza. Y si pudieras comerlos, la tentación sería tan fuerte que no importaría que tuvieras el estómago vacío o lleno. ¿Por qué ocurre eso y por qué comemos en exceso, incluso cuando estamos satisfechos?

Un grupo de investigadores italianos se hizo esta pregunta y se dedicó a investigar la respuesta. Para ello hicieron un pequeño estudio que consideran preliminar (pues sólo consideraron a ocho participantes) pero que ofrece un nuevo punto de vista sobre este tema: independientemente de qué tan “llena” se sienta una persona, si se le atrae con alimentos sabrosos, parecería que el cuerpo está programado para recompensarse comiendo de más.

Lo novedoso es, además, que no solo se trataría de una cuestión de fuerza de voluntad ni de una necesidad “calórica”, sino que habría factores físicos que intervienen en esta decisión. Por ejemplo, ante la tentación, los científicos detectaron un aumento en los niveles de dos compuestos químicos claves: la grelina, una hormona producida en el estómago que ayuda a regular la recompensa y la motivación, y el denominado “2-AG” (2-araquidonilglicerol), que se relaciona con el apetito.

Para llegar a este hallazgo, que fue publicado en la edición de junio de la revista Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, los investigadores del departamento de psiquiatría de la Universidad SUN de Nápoles en Italia, analizaron a cinco mujeres y a tres hombres sanos de entre 21 a 33 años de edad, que no tenían sobrepeso ni obesidad, ni tampoco conductas problemáticas con la dieta o atracones con la comida.

Cada participante estuvo en dos pruebas de alimentación, con un intervalo de un mes, en las que consumieron un desayuno de 300 calorías (compuesto de 77 por ciento de carbohidratos, 10 por ciento de proteína y 13 por ciento de grasa) y luego debieron calificar su nivel de hambre mientras esperaban que pasara una hora.

Luego, en la primera oportunidad, se les permitió oler o ver durante cinco minutos lo que ya se había establecido que era su comida favorita o una comida que desearían comer incluso después de sentirse llenos. En la segunda prueba, en cambio, luego del desayuno se les ofreció un alimento poco apetitoso, que contenía exactamente los mismos nutrientes y calorías que el alimento sabroso de la primera prueba.

El resultado fue que, a pesar de una sensación general de saciedad tras el desayuno, los participantes dijeron que su impulso por comer y la cantidad que pensaban consumir eran significativamente mayores ante su comida favorita, en comparación con el alimento poco apetitoso.

Además, los investigadores tomaron pruebas sanguíneas que revelaron que, cuando los participantes comían su alimento favorito, los niveles de grelina aumentaban significativamente y permanecían elevados hasta dos horas después. En cambio, tras comer el equivalente nutricional poco apetitoso, los niveles de grelina bajaron progresivamente.

Por su parte, los niveles del compuesto 2-AG se redujeron tras comer tanto la comida favorita como la poco apetitosa, pero siguieron siendo mucho más altos (hasta dos horas más tarde) tras la exposición y el consumo del alimento favorito.

¿Cuál es ese bocadillo que te hace perder la cabeza y olvidarte de la dieta? La próxima vez que lo tengas frente a tus ojos, piensa dos veces antes de entregarte a la tentación (y a las fluctuaciones de las hormonas).

Friday, June 15, 2012

10 consejos para perder peso sin hacer dieta (vidaysalud.com)

Francamente no sabes qué te disgusta más: si el sobrepeso o tener que hacer dieta. Como pasar hambre y privarte de lo que te gusta no te atrae ni un poquito lo sigues dejando para mañana. Pues ya no tienes que esperar ni un minuto más porque basta que introduzcas pequeños cambios en tus hábitos alimenticios y en tu estilo de vida para ir perdiendo peso poco a poco. Aquí tienes 10 consejos para que recuperes la forma y el peso ideal sin mucho sacrificio.
 
Si las dietas estrictas y de pocas calorías no son para ti, ni tampoco tienes tiempo ni ganas para largas sesiones de ejercicios, todavía te quedan opciones: realizar pequeños cambios en tu alimentación para ir reduciendo el peso, de forma más modesta pero más segura a largo plazo. Para ayudarte en el proceso, te proponemos las siguientes sugerencias:
  1. ¿Qué tal se te da la suma? La mayoría de las dietas restan alimentos. Pero ahora tú vas a sumar, pero no cualquier cosa, sino alimentos que te ayuden a lograr tu objetivo. Añade a tu cena de hoy los dos vegetales o verduras que más te gusten (espinaca, calabacines, zanahorias, coliflor) a tu porción de proteína (una pechuga de pollo, o carne, por ejemplo).  Como los vegetales contienen fibra te sentirás más satisfecha(o) con menos calorías. Evita aderezos ricos en cremas. En su lugar, aderézalos con un chorrito de limón, o una vinagreta ligera. Continúa añadiendo alimentos saludables a tus menús (más vegetales frescos, más fruta natural, más arroz integral).
  2. Solamente una vez.  No te prives de los alimentos que te gustan, pero con moderación.  Sírvete una porción y no repitas, especialmente si es un plato de alto contenido calórico.  Tampoco tienes por qué renunciar por ejemplo a ese postre delicioso que prepara tu abuela, pero confórmate con un par de cucharaditas.
  3. Sustituye los ingredientes por algo más ligero. ¿Te encanta la pasta? Sírvela con salsa de tomate en lugar de la salsa Alfredo, más alta en calorías. Acompaña las hamburguesas con ruedas de tomate y hojas de lechuga en lugar de queso derretido. O sirve una papa asada con crema agria sin grasa (o yogurt desgrasado) y baja en calorías en lugar de mantequilla, arroz salvaje en lugar de arroz blanco o un coctel de frutas naturales en lugar de las enlatadas que vienen en jarabe. ¿Ves la diferencia? Si aprendes a sustituir los ingredientes de forma inteligente, podrás seguir comiendo los platillos de siempre, pero más ligeros y no sentirás que te estás sacrificando.   Intenta seguir los consejos que te hemos dado en este artículo de VidaySalud.
  4. No saltes comidas. Cuando comes frecuentemente (en pequeñas cantidades, se entiende), el metabolismo se acelera y se queman muchas más calorías que si pasas horas y horas sin ingerir alimento (lo único que se logra con esta práctica es frenar el metabolismo, exactamente lo opuesto de lo que te conviene, que es “quemar” los depósitos de grasa de reserva). Además de tu desayuno, el almuerzo y la cena, planea dos meriendas ligeras (que pueden ser un puñado de nueces, un ramito de uvas, un yogur bajo en calorías o una barrita de energía de 90 o 100 calorías).  Planifica el horario de la cena para que no te acuestes sin hacer la digestión. Si tienes hambre antes de acostarte, olvídate del helado o cualquier alimento azucarado. En su lugar, come una rebanada (lasca) de pavo magro o un puñado de frutos secos. Planea tus menús considerando la densidad energética de los ingredientes y de esa forma puedes limitar los que tengan más calorías. En este artículo de VidaySalud aprenderás que es posible perder peso comiendo más.
  5. Dile adiós a la sobremesa. Mientras más tiempo permanezcas en la mesa, más tendencia tendrás a seguir comiendo, aunque no tengas hambre.  Dedica a cada comida media hora. Es suficiente tiempo para que te sirvas y disfrutes tus alimentos, masticándolos lo más despacio que puedas. Así te sentirás saciada(o) con menos. En cuanto termines, levántate y sal de la cocina o del comedor. Una retirada a tiempo te permitirá irle ganando la batalla al sobrepeso.
  6. Reduce el azúcar.  La consumimos no solamente en los postres, sino en grandes cantidades en las bebidas, como el té o el café. Si no puedes prescindir del azúcar, usa solamente la mitad de la cantidad que les añades habitualmente. Prueba eliminar las bebidas azucaradas como los jugos (zumos) de fruta y sobre todo, las sodas. No elimines tu vaso de jugo de naranja en el desayuno, pero sustituye el resto de las bebidas durante el día por agua que aporta 0 calorías.
  7. Limita el consumo de alcohol.  Contiene más calorías por gramo que los carbohidratos y las proteínas, así que usa tu fuerza de voluntad para limitarte a una copa de vino u otro tipo de trago.
  8. Usa platos, o vasos, más pequeños para servirte. El plato, o el vaso, se verán llenos con menos cantidad de alimentos. Así consumes menos calorías y visualmente no notarás la diferencia. Sigue aplicando el consejo de servirte sólo una vez para lograr un efecto multiplicador.
  9. Ojos que no ven. Si no traes a casa los alimentos que no te convienen (dulces, galletitas, chips, sodas,  tú sabes exactamente cuál es tu debilidad), no podrás ni comerlos ni inventarás excusas para consumirlos. Ve al supermercado con una lista específica y no compres por impulso.
  10. Aunque no vayas al gimnasio, realiza algún tipo de ejercicio.  Caminar alrededor de la cuadra, nadar en la piscina o alberca, montar en bicicleta, jugar un partido de tenis, son algunos ejemplos de las actividades que te ayudan a mantenerte en forma sin poner un pie en el gimnasio. Mientras más te motiven y agraden, mejor.
Día a día y poco a poco verás como la ropa te va quedando más ligera y suelta y es que has empezado a perder todo ese peso que tienes de sobra, sin mucho esfuerzo y sin mencionar la palabra dieta. ¿Cuándo te animas a empezar? No lo pienses dos veces: te verás mejor y estarás dando un gran paso de avance en el cuidado de tu salud.



Un poco de estrés no siempre hace mal: la clave es el equilibrio (vidaysalud.com)


Muchas veces el trabajo es una de las principales causas del estrés, y son conocidas las consecuencias que éste puede generar en nuestra salud. Sin embargo, según un estudio reciente, un poco de estrés laboral no viene mal. Aquí te contamos por qué.

Dolor de cabeza, dificultad para concentrarte, problemas de sueño, molestias estomacales, depresión, malestar en los músculos y/o en la espalda y mal humor. ¿Tienes o has tenido alguno de estos síntomas o conoces a alguien que los tenga? Posiblemente se trate del tan nombrado estrés.

¿Sabías que una de las principales causas que lo provoca está relacionada con condiciones laborales exigentes? Por eso, lo ideal sería poder elegir un trabajo que no sea muy estresante, que no nos quite el sueño ni nos genere mucha tensión, aunque un estudio reciente desarrollado por Healthy Companies International tiene una nueva hipótesis.

Basados en una encuesta telefónica realizada con casi 500 empleados en los Estados Unidos, los investigadores detectaron que un poco de estrés podría ser positivo para trabajar. La mitad de los trabajadores considera que los niveles de tensión laboral están en su punto adecuado y un tercio de ellos afirma que no hay casi estrés en su ambiente de trabajo, mientras que sólo uno de cada tres empleados siente que hay demasiado estrés en su sitio de trabajo.

Así, este estudio sugiere que para la mayoría de las personas el trabajar con un poco de estrés es necesario. Pero ¡ten cuidado! esto no significa que puedes sostener una vida acelerada, repleta de responsabilidades y presiones. Por el contrario, son muchas las investigaciones que demuestran los efectos nocivos que puede generar el estrés, sobre todo si se mantiene por mucho tiempo, ya que puede causar enfermedades crónicas o permanentes.

Por eso, la clave está en encontrar el equilibrio justo –como en otros ámbitos de la vida- entre las tareas o responsabilidades que pueden representar un reto profesional frente al exceso de ellas, lo que realmente puede transformar nuestra vida en un tormento.

Imagina que te han ascendido en el trabajo y estás muy contento con tu nuevo cargo pero eso te desvela y ya no duermes igual que antes, ¿es tensión o entusiasmo? Para diferenciar cuándo tu trabajo es estresante o desafiante, puedes tener en cuenta esta definición del Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH): “el desafío nos vigoriza psicológicamente y físicamente y nos motiva a aprender habilidades nuevas y a llegar a dominar nuestros trabajos. Cuando nos encontramos con un desafío, nos sentimos relajados y satisfechos”.

Esto es exactamente lo opuesto a los síntomas que puede provocar el estrés, entre los cuales se encuentran:
  • Ansiedad o ataques de pánico,
  • Confusión y apresuramiento;
  • Irritabilidad y melancolía;
  • Problemas estomacales;
  • Dolores de cabeza y/o de pecho;
  • Problemas respiratorios o asma;
  • Irritaciones en la piel;
  • Necesidad de beber y/o comer en exceso, así como de fumar o usar drogas, y
  • Tristeza o depresión.
Luego de leer este artículo, quizás puedas detectar cómo es la situación en tu trabajo, ¿te sientes cómoda/o y enfrentando nuevos retos o estás cansada/o y cada vez más desmotivada/o? Si la respuesta es esta última opción o si quieres evitarla, he aquí algunas sugerencias que puedes implementar para controlar o prevenir el estrés:
  • Recuerda que nadie es perfecto y que todos tenemos un límite de capacidad. Aprende a reconocerlo y evita sobrecargarte de tareas y responsabilidades. En lo posible, delega funciones en otros colegas o empleados.
  • Trata de descansar bien y aprende a relajarte. El hacer ejercicios de respiración puede ayudar en algún momento estresante, pero también es bueno que te tomes el tiempo necesario para realizar actividades que te calmen y te resulten placenteras. A algunos les basta con darse un buen baño relajante, otros prefieren leer un libro o ver alguna película entretenida, ¿tú qué prefieres?
  • Haz ejercicio regularmente (pero ten cuidado de no hacerlos de manera compulsiva). El practicar algún deporte o realizar alguna actividad física como yoga o caminatas también puede ayudarte a controlar el estrés.
  • Trata de alimentarte de manera sana. A veces es más fácil pedir comida rápida pero se sabe que éstas son altas en calorías y poco nutritivas. Es preferible que te lleves comida preparada al trabajo o que busques algún restaurante que ofrezca un menú con más alimentos más saludables.
Por último, evita el tabaco, el alcohol y las drogas. Aunque pueda parecerte que alivian la tensión emocional, en realidad el depender de ellos causa más estrés porque afectan la habilidad natural del cuerpo para recuperarse.

Si a pesar de todo esto no logras evitar los síntomas del estrés o si sientes que ya están afectando tu salud o tu forma de relacionarte con los demás, busca ayuda lo antes posible para encontrar la manera más efectiva de volver a un estilo de vida más tranquilo y saludable.

¿De qué forma nos enferma el estrés? (vidaysalud.com)


El estrés es la plaga del mundo moderno y no es extraño que así sea si consideramos que casi todo en la vida cotidiana contribuye a crearlo o a aumentarlo: los problemas laborales o familiares, las preocupaciones económicas y la falta de tiempo, son sólo algunos ejemplos.  Y si bien no se trata de una enfermedad en sí misma, sí es un factor de riesgo de casi todas las condiciones de salud. ¿Cuál es el mecanismo que hace que el estrés crónico afecte tanto? Busca la respuesta aquí.

Con el ritmo acelerado que caracteriza a las sociedades de hoy, el estrés se ha convertido en parte inseparable de la vida diaria. De esta forma, muchas condiciones pueden ser provocadas por este factor que, si bien no es una enfermedad en sí misma, puede causar problemas de salud concretos y reales, cuando se prolonga a través del tiempo y no se toman medidas para contrarrestarlo o eliminar sus causas.

Lo que sigue siendo un misterio es cómo las preocupaciones del día a día hacen que la salud se vea afectada. Una posibilidad es que las personas bajo estrés crónico (las que están al cuidado de un enfermo, tienen un trabajo exigente o problemas familiares importantes por citar algunos ejemplos), tengan costumbres menos sanas: que fumen, consuman alcohol, no duerman lo suficiente o se alimenten indebidamente. Otra alternativa es que las hormonas del cuerpo que responden al estrés tengan algo que ver en la aparición de enfermedades.

Eso es lo que se ha creído durante las últimas décadas. Ahora, investigaciones recientes parecen acercarse a una respuesta nueva que involucra al sistema inmunológico (de defensas), que es el que ayuda a que te defiendas contra los virus y las bacterias y su relación con el proceso inflamatorio.  Debes tener en cuenta que la inflamación cumple una función positiva cuando el sistema de defensa la crea temporalmente para ayudar al cuerpo a sanar, como en el caso de la inflamación y el enrojecimiento que surge alrededor de una herida, por ejemplo.  Pero cuando la inflamación se prolonga más allá de lo necesario, o se produce sin que el cuerpo la requiera para sanarse, puede crear toda una serie de trastornos y hasta convertirse en una condición crónica en la que el sistema de defensas ataca al propio organismo (como en el caso de la alergia o el asma).

La relación del estrés, la inflamación y las condiciones de salud ha sido el motivo de varios estudios recientes. Uno de ellos se publicó a principios de año en el medio especializado Proceedings of the National Academy of Sciences. Fue desarrollado por unos investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles, que llevaron un registro diario sobre las actividades de 122 adultos jóvenes (53 hombres y 69 mujeres) durante ocho días, enfocándose en sus relaciones con los demás y si éstas relaciones eran positivas o negativas. Además, los participantes tuvieron que hacerse pruebas de estrés y se les tomaron muestras de saliva antes y después de las pruebas, para medir los marcadores biológicos de la inflamación.

Los investigadores buscaban determinar si el estrés que provocan los conflictos personales podía desencadenar la liberación de moléculas conocidas como citoquinas, que se relacionan con los procesos inflamatorios. ¿Qué encontraron? Que los niveles de las citoquinas aumentaban tras las interacciones “negativas” de los participantes, por lo general las discusiones.

Esto implica que un nivel de estrés prolongado por una situación difícil activa las citoquinas.  Estas provocan procesos inflamatorios que a su vez puede contribuir a la aparición de condiciones como el asma, la enfermedad cardíaca e incuso los trastornos autoinmunes, es decir, en las que el sistema de defensas ataca al propio organismo (como la artritis, por ejemplo).  El estudio apunta a que el tipo de enfermedades más afectadas por el estrés son precisamente aquéllas en las que la inflamación del organismo juega un papel clave.

Otro estudio más reciente que el anterior y que se reportó en la misma publicación, consideró la respuesta del sistema de defensas de más de 300 personas que, en dos experimentos diferentes, fueron interrogadas sobre el estrés en sus vidas y luego expuestas al virus del resfriado (o catarro), para ver si se enfermaban.

¿El resultado? Tras ajustar las estadísticas para tomar en cuenta varios factores, los investigadores — en este caso de la Universidad de Carnegie Mellon en Pittsburgh — hallaron que las personas cuyos organismos tenían niveles más altos de estrés psicológico continuo (como el que provoca un divorcio o la pérdida de un ser querido) eran menos capaces de reducir la inflamación, al parecer porque las células de sus sistemas de defensa eran menos sensibles a una hormona que desactiva la inflamación.  El organismo queda entonces bajo los efectos de una inflamación prolongada con las consecuencias que antes te explicamos, es decir, un organismo más susceptible a condiciones como enfermedad cardiaca, asma y otros trastornos del sistema de defensas.

Por todo esto, prevenir y manejar el estrés crónico puede ayudarte a reducir el riesgo de tener problemas de salud serios como los que mencionamos antes. Para que puedas lidiar con estas situaciones, he aquí algunas claves:
  • Planea tu día con anticipación y aprende a decir que no. Así evitas comprometerte con tantas actividades que después no puedas cumplir con todas.
  • Decide qué cosas tienes que hacer primero y cuáles puedes aplazar.
  • Toma tiempo para relajarte y hacer actividades que disfrutes.
  • Realiza más actividad física y come alimentos saludables.
  • Habla de tus emociones con tu familia y amigos.
  • Prueba algunas técnicas de relajación, como yoga, meditación o técnicas de respiración.
Y en todo momento, trata de darles a las cosas el valor que en verdad tienen, sin preocuparte por cuestiones menores o que no puedes controlar, como el clima o un tapón en el tráfico. Si te sientes muy preocupada(o) o ansiosa(o) al punto de que interfiere con tu trabajo o tu vida familiar, busca ayuda profesional calificada.  Es importante que cuides la salud de tu mente para evitar repercusiones negativas en la salud de tu cuerpo.

Thursday, May 31, 2012

Comida rápida: consejos para no sumar muchas calorías (vidaysalud.com)


Cada vez más personas quieren cambiar su forma de alimentarse con el fin de perder peso y estar más sanas. Sin embargo, la comida rápida aparece en nuestra vida, muchas veces, como la única alternativa que hay, ya sea debido al tiempo o por el lugar en el que estamos a la hora de comer. Si tienes que ir a un restaurante de comida rápida, no necesariamente tienes que comer mal. Aquí te cuento qué puedes hacer para evitar que una comida rápida sea una explosión de calorías que saboteen tu plan de comer de forma saludable.
 
Si te prometiste comer bien y abandonar las frituras y las comidas rápidas, haz dado un gran paso para bajar de peso y estar saludable. Sin embargo, en ocasiones, nuestros esfuerzos por comer siempre de forma balanceada y sana se ven comprometidos si estamos en algún lugar en donde la única opción es la comida rápida. Tal vez estés en un centro comercial o de viaje con tu familia y no encuentras nada más que cadenas de comida rápida cuando es hora de comer.

Pero encontrarte en un restaurante de comida rápida no significa que no tienes opciones y que tienes que consumir muchas calorías. Afortunadamente, existen formas de comer ahí sin excederte. Toma nota de estos consejos que de seguro no sabotearán tu dieta:
  • Algunos restaurantes de comida rápida publican el contenido nutricional de sus alimentos en su sitio de Internet (sitio Web) o en el mismo restaurante. Así que allí podrás ver cuántas calorías tiene cada platillo y podrás elegir la mejor opción
  • Es común que los restaurantes de comida rápida ahora ofrezcan un menú con menos calorías.
  • Si no encuentras estas opciones, entonces opta por las porciones pequeñas. Pedir un sándwich (emparedado) pequeño es mejor que una hamburguesa de tres pisos que puede tener hasta 1,000 calorías. Incluso las opciones del menú infantil son ideales para no excederte en calorías.
  • Si te ofrecen agrandar las papas o los anillos de cebolla, no aceptes aunque la tentación sea grande. Mejor aún: elige un plato para acompañar que sea saludable como por ejemplo, una ensalada pequeña, papas al horno, trocitos de manzana, o de maíz.
  • Aprende qué significan palabras como “crujiente” y “cremoso”. Estas se refieren a métodos de preparación que involucran mucha mantequilla, queso y crema. Las palabras que debes elegir son “al horno”, “hervido” y “a la parrilla”.
  • Elige siempre una ensalada para acompañar o simplemente, para que sea tu plato fuerte. Puedes agregarle pollo a la parrilla o camarones. Recuerda pedir el aderezo en un recipiente aparte y no agregar queso ni pedacitos de tocino  pues suman calorías que quieres evitar.
  • Comparte: aprovecha los tamaños agrandados de las comidas para compartirla con alguien.
  • Pregunta si hay una porción más pequeña de lo que ordenaste o simplemente guarda la mitad para el día siguiente.
  • Ten cuidado con las bebidas: las sodas grandes contienen un promedio de 300 calorías. Así que mejor refréscate con agua mineral o con gas, té que no contenga azúcar o soda (refresco) de dieta. Las malteadas ni las contemples: una de tamaño grande puede llegar a tener 800 calorías.
  • Pide siempre opciones más saludables: mayonesa baja en grasa, pan integral o queso bajo en grasa.
Con estos consejos y teniendo siempre en cuenta el tamaño de las porciones, puedes salir de un restaurante de comida rápida sin sentirte culpable. La clave es saber elegir y buscar otras opciones más sanas para tu menú.
Así que no hay excusa: incluso en los lugares de comida rápida puedes ganarle la batalla a las calorías.

Friday, April 27, 2012

Los rompecabezas y los libros son aliados para prevenir la enfermedad de Alzheimer (vidaysalud.com)


El mantener el cerebro activo durante toda tu vida con actividades estimulantes como la lectura, la escritura y armar rompecabezas, es la clave para disminuir los niveles de una proteína relacionada con una condición a la que muchos temen: la enfermedad de Alzheimer. 
 
Julia tiene 80 años y es tan lúcida como una persona joven. Todas las personas de la familia lo comentan un poco admirados. Ella siempre ha sido muy activa y le encanta tomar clases: con su mejor amiga van a cursos de historia del arte, por lo que le toca leer y estudiar. Así se mantiene entretenida, dice ella.

Pero más que entretenimiento, por el hecho de mantener la mente activa con lecturas y otros estímulos cognitivos, Julia está alejando a la enfermedad de Alzheimer. Como ella, muchas personas pueden mantenerlo a raya si dedican más tiempo a la lectura, a la escritura y a una actividad muy divertida: armar rompecabezas. Ahora que ya lo sabe, Julia disfruta armándolos con sus nietos. Es su nuevo pasatiempo.

Un estudio reciente realizado en el Instituto de Neurociencias de la Universidad de California en Berkeley sugiere que los adultos mayores (los hombres y las mujeres) que practicaron actividades estimulantes para el cerebro a lo largo de la vida, tienen menos depósitos de la proteína beta amiloide, la cual está ligada al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.

Así mismo, elegir una actividad como armar rompecabezas, llenar crucigramas, leer novelas, descifrar la lógica del sudoku o escribir, puede retrasar el avance de la enfermedad de Alzheimer cuando se realiza antes de que aparezcan los síntomas.

Las causas de la enfermedad o el mal de Alzheimer aún no han sido definidas, a pesar de los miles de estudios que hay en relación a ella. Se cree que son una serie de factores y es por eso que este estudio es importante, pues da claves al respecto.

Para llegar a concluir que actividades, como armar rompecabezas, resultan beneficiosas para prevenir este tipo de demencia, los investigadores le pidieron a 65 adultos sanos, mayores de 60 años que dijeran con cuánta frecuencia hacían este tipo de actividades. Las preguntas abarcaron varias etapas de la vida, desde los 6 años hasta la edad actual de los participantes.

Además, los participantes resolvieron pruebas de memoria y otras funciones cognitivas y fueron sometidos a un estudio de tomografía de emisión de positrones que proporciona imágenes (conocido como PET-Scan) que permite visualizar la proteína beta amiloide en el cerebro. Los resultados de estas pruebas fueron comparados con los de 10 pacientes diagnosticados con Alzheimer y las 11 personas sanas en sus veinte. 

Los resultados encontraron una conexión importante entre los niveles de actividades cognitivas y el nivel de la proteína beta amiloide. Se encontró una relación inversa entre más altos los niveles de actividad cognitiva, menor el nivel de la proteína beta amiloide y menor la incidencia de Alzheimer.

Algo que sobresalió fue que los adultos mayores que reportaron no practicar muchas actividades estimulantes para el cerebro presentaron un nivel de dicha proteína similar a la de los pacientes con Alzheimer. Mientras que los adultos mayores con más actividades estimulantes en el transcurso de su vida, tenían niveles de la proteína parecidos a los jóvenes.

Como ves, las actividades que mantienen al cerebro activo y lo divierten, son indispensables para mantenerlo sano. Así que no importa la edad que tengas, empieza ahora, ¿Qué tal armar un rompecabezas o escribir un cuento semanal? Diviértete y de paso, contribuirás a tener un cerebro ágil y vital, como el de Julia, a pesar de su edad.

Friday, April 13, 2012

Insomnio: la pesadilla de no poder dormir (vidaysalud.com)


Si te cuesta trabajo conciliar el sueño o te despiertas varias veces en el transcurso de la noche, no estás solo, es algo muy común. Esta condición se conoce como insomnio y afecta tu ánimo, tu salud física y mental, tu desempeño en el trabajo y tu calidad de vida. ¿De qué se trata el insomnio y qué se puede hacer para combatirlo? En Vida y Salud te contamos por qué te podría suceder y cómo puedes recobrar tus horas de sueño perdidas.

Te acuestas cansado(a) y empiezas a dar vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. Por más que quieres dormir, no puedes. De repente, te quedas dormido(a) y te despiertas al rato sin haber descansado. Las noches se hacen eternas, y los días, también. El cansancio no te deja rendir bien en el trabajo, tienes problemas para concentrarte y estás empezando a enfermarte. Sin embargo cuando te vas a la cama, no puedes dormir. ¡No hay peor pesadilla! La falta de sueño es un problema preocupante.

Es una condición llamada insomnio. Si no estás seguro(a) de si tus problemas para dormir pueden clasificarse como insomnio, abre los ojos ante estos síntomas:
  • Dificultad para quedarte dormido cada noche
  • Despertarte muy temprano y despertarte varias veces durante la noche
  • Sentirte cansado, como si no hubieras dormido nada
  • Irritabilidad, depresión o ansiedad
  • Fatiga y somnolencia durante el día
  • Problemas para concentrarte
  • Aumento en el número de accidentes
  • Ansiedad cuando se acerca la hora de irse a dormir
  • Problemas gastrointestinales.
Pero, si el sueño es algo tan necesario para nuestra salud, ¿cuál puede ser la causa de perderlo? ¿qué puede hacer que esté interfiriendo con tu capacidad para descansar? El insomnio es con frecuencia una consecuencia de otro problema de salud. Algunas causas comunes del insomnio, incluyen las siguientes:
  • Depresión: cuando estás triste y deprimido(a) por algo, tienes problemas para dormir o puedes dormir demasiado a horas que no son las normales. Esto se debe a que hay un desequilibrio químico en tu cerebro que impiden que te relajes y concilies el sueño.
  • Estrés y ansiedad: las preocupaciones sobre el trabajo, la salud, la familia y/o la escuela pueden hacer que tu mente esté demasiado activa durante la noche, haciendo que sea difícil dormir. Además, si estás pasando por momentos estresantes de la vida, como la pérdida de un trabajo, el rompimiento de una relación o la salud de un ser querido, puede que sufras de insomnio.
  • Cafeína, nicotina y alcohol: el café, el té, las gaseosas (de cola) y otras bebidas que contienen cafeína son estimulantes y hacen que no te duermas fácilmente. Además, si fumas, el tabaco y la nicotina también son estimulantes que causan insomnio. El alcohol, a diferencia de lo que muchas personas creen, te ayuda a que te duermas, pero te impide a que lo hagas profundamente. Esto hace que te despiertes varias veces durante la noche y no descanses bien.
  • Condiciones médicas: Algunas enfermedades que están relacionadas con el insomnio o la dificultad para dormir son la artritis, la diabetes, cáncer, enfermedades cardíacas, dificultad para respirar, apnea del sueño, problemas de tiroides, reflujo gastrointestinal, Parkinson y Alzheimer. Esto es porque puedes sufrir de dolor crónico, tener ganas de orinar durante la noche o dificultad para respirar. Si tratas estas condiciones con los medicamentos y los tratamientos indicados (pastillas para el dolor, control de tu diabetes, etc.) seguramente podrás dormir mucho mejor.
  • Medicamentos: Los medicamentos recetados como los antidepresivos, medicinas para la alergia o la presión arterial pueden afectar el sueño. Los medicamentos de venta libre pueden contener cafeína y otros estimulantes, que te van a dejar toda la noche con los ojos abiertos. Esto incluye algunas hierbas y suplementos también.
  • Cambios en tu horario y estilo de vida: el viajar por trabajo, tener un turno muy temprano o muy tarde en el trabajo, pueden afectar el ritmo de tu cuerpo y pueden causarte problemas para conciliar el sueño.
  • Comer demasiado y muy tarde en la noche: Seguro te ha pasado antes. Estás en una cena con amigos y la comida es abundante. A pesar de que la pasaste bien, cuando llegas a la casa te sientes demasiado lleno(a) y no puedes conciliar el sueño. El proceso de la digestión tarda, puede que te de acidez y eso te mantenga despierto(a). Por eso, mejor come temprano y si te da hambre luego de la cena, pica una botana ligera, como un vaso de leche descremada, un yogurt o una fruta.
¿Qué puedes hacer para recuperar el sueño? De acuerdo con tu caso, el médico podrá recomendarte terapias para combatir el insomnio o pastillas para dormir, las cuales se usan por lo general sólo durante un tiempo. Lo ideal es que mediante técnicas de relajación, horarios fijos de irte a la cama y otras técnicas como privación de sueño (para que te canses más y quieras dormir) tu organismo recobrará la capacidad de descanso.
Seguramente te recomendará:
  • Irte a la cama siempre a la misma hora.
  • Si no estás durmiendo, no te quedes en la cama. Ve a otra habitación a leer un libro o a ver televisión hasta que te de sueño.
  • No duermas siestas.
  • Disminuye tu consumo de bebidas con cafeína y alcohol.
  • No trates demasiado de quedarte dormido(a). Esto sólo hará que te despiertes más.
  • Practica algún ritual relajante antes de dormir, como tomar un baño, meditar, poner música suave.
  • Haz ejercicio diariamente, pero no cerca de la hora de dormir.
Si estás entre el grupo de personas que sufren de insomnio practica estas recomendaciones. Pero, si el no dormir está afectando tu vida diaria, busca ayuda profesional. Recupera tu sueño y ¡dile adiós a la pesadilla del insomnio!

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