El que no sabe cocinar tiende a engordar
La balanza se ha convertido en un instrumento imprescindible en cualquier hogar.
El ritual de pesarse todos los días para descubrir reflejado en ella
el resultado de ese bombón o medialuna que no tuvimos la voluntad de
despreciar, ya forma parte de la rutina diaria.
Pero el cuerpo a veces nos da sorpresas inesperadas. Aún después de
un día de transgresiones suele no acusar signos de sobrepeso, en tanto
que cuando nos sacrificamos hasta el límite, nuestro físico se puede
empeñar en retener líquidos y en vez de bajar de peso aumentamos.
Creo que lo más conveniente es controlar el peso una vez por semana,
a la misma hora y en la misma balanza y aprender a comer en forma
moderada siempre.
Las dietas son temas que acaparan las páginas de todas las revistas
desde hace muchos años; sin embargo, según las estadísticas, la
población mundial sigue aumentando de peso y en estos momentos en
Argentina más del cincuenta por ciento de la población tiene sobrepeso,
incluyendo los niños.
Se espera que en el futuro cercano esta proporción alcance al cien por ciento de los habitantes.
Cuáles son los principales factores que influyen para que se produzca
este fenómeno en casi todo el mundo, es la pregunta que todos nos
hacemos a diario.
En primer lugar, la mayoría de las personas de las grandes ciudades
tiene un menor desgaste físico y se mueve poco. La vida se facilita, el
auto nos lleva, las máquinas nos ayudan y nos convertimos en seres
sedentarios que sólo observan y controlan.
El sedentarismo es un factor de riesgo de enfermedades cardíacas y la
principal causa para engordar, favoreciendo además el desarrollo de
otros trastornos orgánicos graves, como la hipertensión, los problemas
circulatorios, la diabetes, etc.
Pude comprobar en estas últimas vacaciones, durante las cuales no
hice ninguna dieta, que pude bajar de peso solamente con un mayor
movimiento.
La falta de preocupaciones y la tranquilidad disminuyeron mi ansiedad
habitual por la comida permitiendo que no me acordara de ella; porque
las preocupaciones y el stress también engordan, provocando un
desequilibrio emocional que hemos aprendido a calmar con la comida.
La adicción a los dulces es otro problema que acosa a las personas
con sobrepeso. No es necesario privarse de ellos pero se puede
controlar su ingesta teniendo una provisión de golosinas de bajo
contenido calórico que nos gusten y utilizándolas como colaciones.
Respetar los horarios de las comidas es otro factor que ayuda a
aprender a comer. Es inútil no comer casi nada durante todo el día para
devorar en la cena todo lo que tenemos en la heladera.
Lo ideal es acostumbrarse a comer seis veces por día comenzando con
un buen desayuno, que los expertos aseguran es lo más importante, luego
el almuerzo, después la merienda y por último la cena, más dos
colaciones entre las principales comidas.
Hoy en día, tener que trabajar no es un obstáculo para seguir estas
instrucciones. Existen en el mercado abundantes propuestas económicas
que reemplazan adecuadamente cualquier comida hecha en casa.
Recordemos que las personas con sobrepeso son adictas a la comida y
las adicciones encubren un estado de ánimo depresivo, por lo tanto, es
saludable conectarse con nuevos intereses.
Hacer las compras y aprender a cocinar puede ser para muchos un nuevo
interés que hoy en día está de moda; y también es una buena manera de
mejorar nuestro estado de ánimo.
Las personas que viven solas tienden a comer mal y muchas veces
llegan a graves estados de deshidratación porque como no sienten sed
tampoco ingieren líquidos.
Cocinar para si mismo es una manera de elevar la autoestima y de
aprender a considerarse digno de una mesa exclusiva para uno acompañada
de abundante gaseosa dietética.