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Tuesday, January 7, 2014

La obesidad se cuadruplica en 30 años en el mundo en desarrollo (BBC)


Un estudio británico muestra que la obesidad crece a un ritmo alarmante en el mundo en desarrollo, donde casi se ha cuadriplicado desde 1980.


El Instituto de Desarrollo de Ultramar (ODI por sus siglas en inglés) calcula que en el mundo desarrollado hay 1.000 millones de obesos y agrega que el problema es mayor en los países de ingreso medio, donde cada vez se come más carne y otros alimentos ricos en grasas.

En países como México y Egipto, donde los salarios crecieron en este intervalo de tiempo, el ritmo del aumento de la obesidad se aceleró.


El informe señala que esta tendencia trae acarreado un enorme incremento en ciertos tipos de cáncer, diabetes y problemas circulatorios y cardiacos, lo que supone una enorme presión para los sistemas de salud de esos países.


Los autores del estudio instan a los gobiernos a usar campañas de concientización pública para enfrentar la situación y pone como ejemplo las políticas de Corea del Sur y Dinamarca.


En Corea del Sur, los esfuerzos para preservar la dieta tradicional del país incluyeron campañas de concientización a gran escala y clases de cocina para mujeres.

Una de cada tres personas


Los datos que arroja el informe indican que en la actualidad una de cada tres personas en el mundo padece sobrepeso.


En los países en vías de desarrollo son ya un total de 904 millones, cuando en 1980 eran 250 millones.


En los países con rentas altas el número de individuos con sobrepeso es de 557 millones.


A nivel global, el porcentaje de adultos con sobrepeso u obesos (aquellos clasificados con Índice de Masa Corporal mayor de 25) crecieron del 23% al 34% entre 1980 y 2008.


El informe de "Dietas del Futuro" del ODI asegura que la causa principal es un cambio en la dieta global. Antes abundaban los cereales y el grano, que se han sustituido por el consumo de más grasas, azúcares, aceites y productos animales.


Paradójicamente, la malnutrición es todavía una realidad para cientos de millones de personas en los países en vías de desarrollo, especialmente entre los niños.

México dobla su número de obesos


Tabla de datos sobre obesidad


Una serie de datos publicados por la revista online Population Health Metrics el pasado año indicaron un cambio en las tasas de obesidad en todas las regiones del mundo.


Las regiones de América Latina, África del Norte y Medio Oriente vieron un incremento en los niveles de obesidad hasta igualarse con Europa, donde el 58% de la población padece sobrepeso.


Norteamérica sigue ostentando el porcentaje más alto con un 70% de adultos con sobrepeso. Le siguen regiones como Australia y el sur de América Latina con un 63%.


Costa Rica y México también se encuentran entre los mayores consumidores de azúcar del mundo junto con Estados Unidos, Holanda y Nueva Zelanda.

Relación entre la dieta y el salario


Steve Wiggins, uno de los autores del informe, aseguró que hay múltiples razones para este incremento en el sobrepeso global.


"La gente con mayores salarios puede elegir el tipo de comida que quieren. El cambio en el estilo de vida, el incremento en el acceso a comida procesada y la influencia de la publicidad ha instado a un cambio en los hábitos de consumo", comentó.


Este es el caso en las economías emergentes, donde un gran número de personas acaba de acceder a la clase media y cambió como consecuencia sus hábitos de vida, en muchos casos a una más sedentaria.


El resultado, dice Wiggins, es "una explosión de la obesidad y el sobrepeso en los últimos 30 años" que podría tener serias implicaciones.



Thursday, January 31, 2013

Fatiga mental: cuando el trabajo nos supera

 
"Disminución temporal de la eficiencia funcional mental". Así definen los expertos la fatiga mental. Los efectos en el trabajo son evidentes: pérdida de concentración, peor relación esfuerzo-resultado, menor capacidad de asimilar información y, en consecuencia, aumento de los errores.

A todos nos ha ocurrido en alguna ocasión, pero existen casos en los que la sensación de fatiga llega a ser permanente. Y entonces, las consecuencias para el afectado llegan mucho más allá del trabajo. Entre los síntomas asociados habitualmente a la fatiga mental encontramos trastornos en el sueño, fatiga ocular, sensación continua de cansancio, adormecimiento, mareos, cefaleas, irritabilidad, alteraciones digestivas.

¿Por qué se produce?

La fatiga se produce cuando hay un exceso de carga mental en el trabajo. Es decir, cuando las exigencias de nuestra tarea diaria -esfuerzo requerido, ritmo de trabajo, nivel de atención, tensión emocional - superan nuestra capacidad de respuesta.

Esto puede ocurrir en trabajos que requieren una intensa actividad intelectual o una implicación emocional fuerte. Pero también en trabajos que aún siendo monótonos y repetitivos exigen atención continua. En todo caso, es más frecuente en puestos sedentarios, con poca actividad física.

En una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo a finales de 1999, dos de cada tres personas que decían mantener un ritmo alto de trabajo y un nivel elevado de atención durante más de la mitad de la jornada presentaban síntomas claros de fatiga.

En este punto, sin embargo, conviene aclarar dos cosas: primero, que la fatiga no siempre está motivada por el trabajo; segundo, que nunca está motivada sólo por el trabajo. Los hábitos poco saludables en la vida diaria y las circunstancias personales del individuo también influyen.

La fatiga, además, es un síntoma habitual en muchas enfermedades graves, por lo que el afectado no debe confiarse pensando que el problema está causado por el trabajo, la falta de sueño y una dieta poco recomendable. La visita al médico es obligada.

¿Cómo prevenirla?

La sensación de fatiga, sea o no síntoma de otra enfermedad, nos indica la necesidad de descanso. Es un mecanismo regulador del organismo. Cuando aparece, nuestro cuerpo y nuestra mente ponen en marcha sistemas de defensa sin que seamos conscientes de ello: ralentizamos el ritmo de trabajo, hacemos más comprobaciones de las habituales y aplazamos las tareas más críticas. Todo esto ocurre cuando la fatiga ya es una realidad. Pero, ¿cómo evitar que aparezca?

Lo primero que hay que hacer es fortalecer la propia capacidad de resistencia mejorando los hábitos de alimentación, descanso y ejercicio. Son tres factores que, por sí solos, pueden provocar una sensación de cansancio permanente si no se les presta la debida atención.

La organización de las tareas del puesto de trabajo también es clave para prevenir la fatiga. La asignación de funciones a cada trabajador y el establecimiento de timings razonables dependen fundamentalmente de la empresa, pero la persona también puede tomar algunas medidas:
  • Establecer objetivos parciales de trabajo a lo largo del día ayuda a tener una sensación de avance, de "cosas terminadas", que previene la fatiga. El problema de estas metas parciales es que, si no se distribuyen correctamente y resulta imposible alcanzarlas a la hora prevista, originan lo que algunos expertos llaman "agendas calientes" y acaban teniendo un efecto contrario al deseado.
  • Es muy importante poder hacer pausas durante la jornada. Pausas que serán mucho más reparadoras si se cumplen dos condiciones: que el trabajador las pueda distribuir según sus necesidades y que verdaderamente permitan "desconectar". Estar esperando una información o una llamada de teléfono no es hacer una pausa, porque la persona permanece alerta. Sí lo es alejarse del puesto de trabajo y cambiar el foco de atención durante unos minutos.
Las condiciones ambientales en el entorno de trabajo también pueden influir en la aparición de la fatiga. La mala iluminación o el exceso de ruido obligan a hacer un esfuerzo suplementario que provoca más cansancio.

Cada individuo responde de manera diferente a la carga mental en el trabajo. Un trabajador hipermotivado, por ejemplo, puede ser incapaz de percibir su propia fatiga hasta llegar al borde del agotamiento. Una persona muy poco motivada, en cambio, puede notar los primeros síntomas nada más empezar su jornada laboral. 

La Obsesión por la Limpieza (laguia2000.com)


El trastorno obsesivo compulsivo por la limpieza, es una de las afecciones irracionales de tipo neurótico que padecen en su mayoría las mujeres y que en particular provoca problemas emocionales, como miedos, inseguridad, fobias y complejos; y síntomas psicofísicos como fatiga, estrés, insomnio, problemas en las articulaciones, depresión accidentes, sobrepeso, sedentarismo, falta de apetito sexual, irritabilidad, cefaleas, hipertensión y problemas vasculares.

Desarrollar un extremo sentido de la limpieza es contrario a la buena salud y el bienestar, aunque la higiene esté asociada con la prevención y el desarrollo de enfermedades.

Las causas de este trastorno se atribuyen a las características de la personalidad perfeccionista, obsesionada por el control y la disciplina; a la falta de atención o de afecto, al estrés, a factores culturales aprendidos y al tipo de trabajo rutinario de una casa, que no se ve ni se valora y que no deja mucho margen para la creatividad.

Esta actividad representa un conjunto de rituales y manías para hacer las tareas hogareñas diarias, que se repiten todos los días casi sin variantes; y que se transforman en la razón de vivir.

El pensamiento que predomina en estas personas es repetitivo, y el sentimiento es de preocupación inquietud y angustia; pero esa actividad obsesiva compulsiva lea sirve sólo para calmarse por breve tiempo, porque ni bien llegan a reparar en algún leve desorden o atisbo de suciedad, se produce un círculo vicioso y vuelven a sentir la misma sensación de malestar que antes, que las obliga a reiniciar los rituales de limpieza.
Existen cinco rituales compulsivos vinculados con las obsesiones:
 
Los de repetición: (como por ejemplo, contar los escalones).
 
Los de comprobación: (como comprobar varias veces si cerraron la puerta con llave o si apagaron el gas).
 
Los de acumulación: (como guardar objetos innecesarios).
 
Los de orden :(como no tolerar los cambios de lugar o de posición de los objetos del hogar).
 
Los de limpieza: (como la preocupación exagerada por la limpieza del hogar y personal).
La obsesión por la limpieza puede provocar, además de adicciones, estrés y conflictos familiares y de pareja y obligar a la persona a realizar una rutina diaria rigurosa que si no puede cumplir le producirá malestar e irritación.

La fórmula para lograr limpiar la mente y controlar estas compulsiones es:
 
1) Tomar conciencia del trastorno
2) Tratar de disminuir la auto exigencia
3) No seguir pautas fijas para actuar
4) Tener otras actividades más placenteras
5) Salir de la casa y tratar de realizarse como persona individual desarrollando nuevos intereses.
6) Hacer programa para el tiempo libre
7) Hablar con los familiares del paciente
8) Aprender a disfrutar de la casa y de los familiares.

Cierto nivel de orden y rigor en la conducta y el deseo de hacer las cosas bien, son rasgos ventajosos que pueden ser útiles en algunas circunstancias, pero cuando es tan exagerado que interviene en la actividad normal de una persona, es un signo de patología.

El tratamiento de una terapia cognitiva consiste en aplicar técnicas de control de la ansiedad, la práctica de la relajación para reducir el estrés y la posibilidad de evaluar la alternativa de un nuevo proyecto de vida.

Friday, November 30, 2012

Bajar de Peso (laguia2000.com)

El que no sabe cocinar tiende a engordar

La balanza se ha convertido en un instrumento imprescindible en cualquier hogar. 

El ritual de pesarse todos los días para descubrir reflejado en ella el resultado de ese bombón o medialuna que no tuvimos la voluntad de despreciar, ya forma parte de la rutina diaria.

Pero el cuerpo a veces nos da sorpresas inesperadas. Aún después de un día de transgresiones suele no acusar signos de sobrepeso, en tanto que cuando nos sacrificamos hasta el límite, nuestro físico se puede empeñar en retener líquidos y en vez de bajar de peso aumentamos.

Creo que lo más conveniente es controlar el peso una vez por semana, a la misma hora y en la misma balanza y aprender a comer en forma moderada siempre.

Las dietas son temas que acaparan las páginas de todas las revistas desde hace muchos años; sin embargo, según las estadísticas, la población mundial sigue aumentando de peso y en estos momentos en Argentina más del cincuenta por ciento de la población tiene sobrepeso, incluyendo los niños.

Se espera que en el futuro cercano esta proporción alcance al cien por ciento de los habitantes.

Cuáles son los principales factores que influyen para que se produzca este fenómeno en casi todo el mundo, es la pregunta que todos nos hacemos a diario.

En primer lugar, la mayoría de las personas de las grandes ciudades tiene un menor desgaste físico y se mueve poco. La vida se facilita, el auto nos lleva, las máquinas nos ayudan y nos convertimos en seres sedentarios que sólo observan y controlan.

El sedentarismo es un factor de riesgo de enfermedades cardíacas y la principal causa para engordar, favoreciendo además el desarrollo de otros trastornos orgánicos graves, como la hipertensión, los problemas circulatorios, la diabetes, etc.

Pude comprobar en estas últimas vacaciones, durante las cuales no hice ninguna dieta, que pude bajar de peso solamente con un mayor movimiento. 

La falta de preocupaciones y la tranquilidad disminuyeron mi ansiedad habitual por la comida permitiendo que no me acordara de ella; porque las preocupaciones y el stress también engordan, provocando un desequilibrio emocional que hemos aprendido a calmar con la comida.

La adicción a los dulces es otro problema que acosa a las personas con sobrepeso. No es necesario privarse de ellos pero se puede controlar su ingesta teniendo una provisión de golosinas de bajo contenido calórico que nos gusten y utilizándolas como colaciones.

Respetar los horarios de las comidas es otro factor que ayuda a aprender a comer. Es inútil no comer casi nada durante todo el día para devorar en la cena todo lo que tenemos en la heladera. 

Lo ideal es acostumbrarse a comer seis veces por día comenzando con un buen desayuno, que los expertos aseguran es lo más importante, luego el almuerzo, después la merienda y por último la cena, más dos colaciones entre las principales comidas.

Hoy en día, tener que trabajar no es un obstáculo para seguir estas instrucciones. Existen en el mercado abundantes propuestas económicas que reemplazan adecuadamente cualquier comida hecha en casa.

Recordemos que las personas con sobrepeso son adictas a la comida y las adicciones encubren un estado de ánimo depresivo, por lo tanto, es saludable conectarse con nuevos intereses.

Hacer las compras y aprender a cocinar puede ser para muchos un nuevo interés que hoy en día está de moda; y también es una buena manera de mejorar nuestro estado de ánimo.

Las personas que viven solas tienden a comer mal y muchas veces llegan a graves estados de deshidratación porque como no sienten sed tampoco ingieren líquidos.

Cocinar para si mismo es una manera de elevar la autoestima y de aprender a considerarse digno de una mesa exclusiva para uno acompañada de abundante gaseosa dietética. 

Thursday, November 15, 2012

Aumenta la evidencia de que el ejercicio mejora la salud en la mediana edad (vidaysalud.com)

 
Un nuevo estudio brinda más pruebas sobre cuán saludable puede ser el ejercicio en la mediana edad. Lo mejor de todo es que no hace falta que practiques deportes intensos: caminar a paso ligero, andar en bicicleta y hasta el trabajo en casa y en el patio son actividades capaces de reducir la inflamación nociva y mejorar la salud del corazón.
 
El cuerpo humano no está preparado para permanecer sentado todo el día. Sin embargo, la vida moderna transcurre la mayor parte del tiempo sobre algún asiento. ¿Te has puesto a calcular cuánto tiempo te pasas sin moverte o en plena acción? Dedícate dos minutos a reflexionar sobre este tema y es posible que te sorprendas.

Una vida sedentaria promueve la obesidad  y todas las enfermedades asociadas a ella como el colesterol elevado y la diabetes. Incluso, aunque no tengas exceso de peso, mantenerte activo te permite conservar la buena salud, de tu corazón por ejemplo, o la flexibilidad, para que tu cuerpo pueda responder mejor a las exigencias de la vida cotidiana, como levantar una caja pesada o jugar con tus nietos durante el fin de semana, sin lesionarte o “quedarte rígido” mientras lo haces.

Los estudios siguen encontrando y difundiendo numerosos beneficios del ejercicio físico para la salud tanto para los hombres como para las mujeres de todas las edades. Ahora, un nuevo estudio se suma a las evidencias y ha comprobado que mantener un régimen de actividad física en el tiempo libre durante una década o más podría ayudar a los adultos de mediana edad a mejorar la salud de su corazón.

Según esta investigación, que fue desarrollada por unos científicos del Colegio Universitario de Londres, en Inglaterra, las actividades rutinarias, como caminar energéticamente, andar en bicicleta y hasta hacer los trabajos de la casa o de jardinería de forma vigorosa pueden, con el tiempo, reducir los marcadores de inflamación que permiten explicar la relación entre la actividad física y el riesgo de la enfermedad cardiaca.

Para llegar a estos resultados, que aparecen en la edición del 13 de agosto de la revista Circulation, los investigadores encuestaron a más de 4,200 participantes de 49 años de edad como promedio y les preguntaron acerca de la cantidad de tiempo y la frecuencia con la que practicaban actividades físicas en su tiempo libre. Paralelamente, analizaron la denominada proteína C reactiva y la interleucina 6, dos marcadores claves de inflamación en el cuerpo, al inicio del estudio y luego de once años.

Así encontraron que los participantes que eran más activos tenían marcadores de inflamación más bajos que las personas que rara vez hacían el mínimo recomendado de actividad física por semana, que equivale a unas 2 ½ horas.

Además, los investigadores hallaron que alrededor del 49 por ciento de los participantes cumplía con las recomendaciones estándares de actividad física para mejorar la salud, algo que mejoró luego del estudio, ya que dicha tasa alcanzó el 83 por ciento, y señalaron que los participantes que eran inactivos al inicio del estudio y que se volvieron físicamente activos durante el periodo de análisis también habían reducido sus marcadores inflamatorios cuando se sometieron a la evaluación de seguimiento.

Si eres joven, no esperes a que pase el tiempo para comenzar a disfrutar los beneficios del ejercicio físico. Si ya has pasado la mediana edad, pues tampoco es motivo para quedarse quieto, ya que la actividad física también puede ayudar a conservar la salud de las personas que ya están en la denominada tercera edad.

En síntesis: no esperes más y conviértete también en un nuevo ejemplo que dé testimonio sobre las ventajas del ejercicio para la salud, sin importar cuál es tu fecha de nacimiento.

Wednesday, October 31, 2012

¿Quieres caminar más? Usa un cuentapasos (vidaysalud.com)


Caminar es una de las maneras más sencillas y económicas de mantenerte activo(a) y de combatir el sedentarismo. ¿Te has puesto a calcular cuánto caminas a lo largo del día? Si necesitas ayuda para ponerte en movimiento, un nuevo estudio ha demostrado que usar un cuentapasos puede incentivar a las personas a caminar más y, de ese modo, obtener más beneficios para su salud.

Muchas veces no nos damos cuenta de cuánto hacemos algo hasta que lo escribimos o llevamos un registro detallado de las cosas. ¿Te ha pasado? Haz la prueba. Por ejemplo, si piensas que duermes mucho, anota las horas de descanso reales que tienes por semana y haz el cálculo. Tal vez te sorprendas. Lo mismo puede ocurrirte con eso que tanto te gusta, pero sabes que no debes comer: piensas que lo consumes poco cuando en verdad lo haces más de lo que te imaginas.

El llevar un registro también puede ayudarte a hacer o dejar de hacer cosas, pues al darte cuenta de la cantidad puedes hacer algo para ajustarla a la medida que deseas. Claro que al principio puede resultar un poco difícil anotar todo paso a paso, pero hay que tener constancia y dedicación. Lo bueno es que a veces lo único que necesitas para llevarlo es usar un aparato que saque el cálculo por ti.

Eso es lo que sucede con los cuentapasos (o podómetros, llamados pedometer en inglés), esos pequeños aparatos que te colocas en la cintura o en la muñeca y que cuentan cada paso que das. ¿Piensas que caminas mucho o poco? Pues ponte uno y descubre la respuesta.
Un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias y Salud de la Universidad de Sídney Occidental, en Penrith, en Australia, tomó a más de 300 adultos mayores de Nueva Zelanda a los que les pidieron que participaran en la denominada “receta verde” (una iniciativa financiada por el gobierno de dicho país que busca que las personas hagan 30 minutos de actividad física moderada cada día), y los dividió en dos grupos al azar.  A un grupo se le pidió que usara cuentapasos y al otro no.

El resultado fue que quienes pudieron llevar un registro preciso de cuánto caminaban a diario incrementaron el tiempo de las caminatas semanales hasta 50 minutos y caminaron en promedio casi el doble comparado con los participantes que no usaron un cuentapasos (podómetro). Estos  caminaron solamente unos 28 minutos semanales.

Los investigadores hicieron un seguimiento de los datos durante un año. En ese período, independientemente de las caminatas, ningún grupo experimentó cambios en el peso (según se midió mediante el índice de masa corporal o IMC), pero en ambos casos sí experimentaron mejoras significativas en la presión arterial.

Estos datos fueron publicados en la revista Annals of Family Medicine y pueden servirte de inspiración para que tú también empieces a caminar. Hay distintos tipos de caminatas y todas son buenas para mejorar tu salud: desde caminar en la estera o en los caminadores en el gimnasio o puedes inscribirte en un curso de caminata nórdica, o puedes salir a recorrer en el barrio donde vives con algún amigo o familiar.

Y tú, ¿cual prefieres? Puedes empezar por la que más te guste. Recuerda que al igual que otros ejercicios aeróbicos, caminar es excelente para la salud: te ayuda a reducir el riesgo de que sufras un ataque cardiaco y un derrame cerebral, a mantener la memoria y a respirar mejor, a tonificar tus músculos y a prevenir la degeneración de las articulaciones, así como a controlar la presión alta, el colesterol y la diabetes. Como caminar eleva los niveles de las endorfinas, también puede ayudarte a que te sientas más feliz y a disminuir el estrés, así como a elevar tus niveles de energía y a descansar mejor. Y por supuesto, quemarás calorías, así que te ayuda también a mantener un peso sano.

Si quieres y puedes, anímate a usar un cuentapasos (podómetro), puedes conseguirlos a precios accesibles. Pero si no quieres gastar, no es excusa para que te quedes sentado(a): busca cada oportunidad que tengas para caminar, como ir a pie a casa de algún vecino o a algún lugar cercano, en vez de usar el automóvil o el autobús (camión, bus). Caminar puede convertirse en una verdadera sesión de ejercicios. El anotar las distancias que has recorrido y el tiempo que has tardado, también puede ayudarte a llevar un registro y, lentamente, ir incrementando la rapidez y/o la distancia.

Anímate, mejorar tu calidad de vida puede ser tan fácil como dar un paseo.

Sunday, September 30, 2012

Mucha televisión podría tener efectos más profundos que una adicción

 

Obesidad, escaso placer y fragmentación social son atribuidos a estar frente a la pantalla.

El pasado medio siglo ha sido la era de los medios masivos electrónicos. La televisión reformuló a la sociedad en cada rincón del mundo. Ahora una explosión de nuevos dispositivos mediáticos se suma al televisor: DVD, computadores, consolas de juegos, teléfonos inteligentes y más. Cada vez hay más evidencia que sugiere que esta proliferación de medios tiene infinidad de efectos negativos. (Ver televisión puede perjudicar a niños menores de dos años).

Estados Unidos lideró al mundo en la era de la televisión, y las implicaciones se pueden ver más directamente en su prolongada relación amorosa con lo que Harlan Ellison memorablemente llamó 'la teta de cristal'. En 1950, menos del 8 por ciento de los hogares estadounidenses tenía un televisor; para 1960, el porcentaje había pasado a ser del 90 por ciento. Ese nivel de penetración en otros lugares se demoró muchas más décadas, y los países más pobres todavía no han alcanzado esa cifra.

Como era de esperarse, los norteamericanos se convirtieron en los mayores telespectadores del mundo, lo cual probablemente siga siendo válido hoy, aunque los datos son un tanto imprecisos e incompletos.

La mejor evidencia sugiere que los norteamericanos miran más de cinco horas por día de televisión en promedio -un número sorprendente, dado que se pasan varias horas más frente a otros dispositivos que transmiten video-. Otros países registran muchas menos horas frente a la pantalla. En Escandinavia, por ejemplo, el tiempo que la gente pasa mirando televisión es aproximadamente la mitad que el promedio en Estados Unidos.

Las consecuencias para la sociedad estadounidense son profundas, perturbadoras y una advertencia para el mundo -aunque probablemente llegue demasiado tarde como para ser tenida en cuenta-. Primero, mirar mucha televisión reporta escaso placer. Muchas encuestas demuestran que es casi como una adicción que ofrece un beneficio a corto plazo que conduce a una infelicidad y a un remordimiento de largo aliento. Estos espectadores dicen que preferirían mirar menos televisión de la que miran.

Es más, mirar mucha televisión contribuyó a la fragmentación social. El tiempo que se solía pasar en grupo en la comunidad hoy se pasa en soledad frente a una pantalla. Robert Putman, el prominente especialista en la decadente sensación de comunidad en Estados Unidos, descubrió que mirar televisión es la explicación central de la merma del 'capital social', la confianza que une a las comunidades. Por supuesto, hay muchos otros factores en juego, pero la atomización social generada por la televisión no debería subestimarse.

Por cierto, mirar mucha televisión es malo para la salud física y mental. Los norteamericanos van a la cabeza del mundo en materia de obesidad -aproximadamente las dos terceras partes de la población estadounidense hoy tienen sobrepeso-. Una vez más, muchos factores están detrás de esta situación, incluso una dieta de alimentos fritos baratos y poco saludables, pero el tiempo sedentario que se pasa frente al televisor también es una influencia importante. 

A la vez, lo que sucede mentalmente es tan importante como lo que sucede físicamente. La televisión y los medios relacionados fueron los grandes proveedores y transmisores de la propaganda corporativa y política en la sociedad. 

La televisión de Estados Unidos está casi en su totalidad en manos privadas, y los dueños generan un buen porcentaje de su dinero a través de una publicidad implacable. Las campañas publicitarias efectivas, que apelan a deseos inconscientes -normalmente relacionados con la comida, el sexo y la condición social-, crean ansias de productos y compras que tienen muy poco valor real para los consumidores o para la sociedad.
Lo mismo, obviamente, le sucedió a la política. Los políticos estadounidenses hoy son marcas, empaquetadas como cereal para el desayuno. Y cualquier idea se puede vender con una cinta brillante y un jingle pegadizo.

Todos los caminos al poder en Estados Unidos pasan por la televisión, y todo el acceso a la televisión depende del dinero en grande. Esta lógica simple puso la política estadounidense en manos de los ricos como nunca antes. 

Hasta la guerra puede mostrarse como un producto nuevo. La administración Bush promovió las premisas de la guerra de Irak -las armas de destrucción masiva inexistentes de Saddam Hussein- con el estilo familiar, colorido, ágil y lleno de gráfica de la publicidad televisiva. Luego la guerra en sí comenzó con el llamado bombardeo de la "sorpresa y conmoción" de Bagdad -un espectáculo en vivo hecho para la TV y destinado a asegurar altos niveles de audiencia para la invasión liderada por EE. UU.-.

Contra la salud mental

Muchos neurocientíficos creen que los efectos que tiene mirar televisión en la salud mental podrían ser aún más profundos que una adicción, que el consumismo, que la pérdida de confianza social y que la propaganda política. Quizá la televisión esté volviendo a cablear los cerebros de los telespectadores asiduos y afectando sus capacidades cognitivas. La Academia de Pediatría de Estados Unidos recientemente advirtió que es peligroso que los niños miren televisión porque puede dañar su desarrollo cerebral, e instó a los padres a mantener a los niños de menos de 2 años lejos de esta y de medios similares.

Una encuesta reciente en Estados Unidos de la organización Common Sense Media revela una paradoja que, no obstante, resulta perfectamente entendible. Los niños en hogares estadounidenses pobres hoy no solo miran más televisión que los niños de hogares adinerados, sino que también es más probable que tengan un televisor en su cuarto. Cuando el consumo de una mercancía cae conforme aumenta el ingreso, los economistas lo llaman un bien "inferior".

Sin duda, los medios masivos pueden ser útiles como proveedores de información, educación, entretenimiento y hasta conciencia política. Pero un exceso de ellos nos está enfrentando a peligros que es preciso evitar.

Cuando menos, podemos minimizarlos. Entre las estrategias exitosas a nivel mundial están los límites a la publicidad televisiva, especialmente dirigida a los niños; los canales de TV públicos y no comerciales, como la BBC, y el tiempo de televisión gratuito (pero limitado) para las campañas políticas.

Por supuesto, la mejor defensa es el propio autocontrol. Todos podemos dejar la televisión apagada más horas por día y pasar ese tiempo leyendo, hablando con los demás y reconstruyendo la base de la salud personal y la confianza social.

¿Quién es el autor?
Jeffrey D. Sachs es profesor de Economía y director del Earth Institute en la Universidad de Columbia, en Estados Unidos. También es asesor especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Copyright: Project Syndicate, 2011.
Jeffrey D. Sachs
Profesor de Economía
Nueva York. 

Friday, August 31, 2012

¿Qué desató la epidemia de obesidad en el mundo? (BBC)


En las últimas tres décadas las tasas de obesidad global se han duplicado y ahora viven en el mundo más de 500 millones de personas obesas.

Este exceso en el peso corporal está causando tres millones de muertes cada año, según cifras de la Organización Mundial de la Salud.
Pero ¿qué fue lo que causó está epidemia?

Algunos culpan a nuestro estilo de vida, que nos ha vuelto cada vez más sedentarios, pasando horas sentados frente al computador o la televisión.

Pero otros expertos creen que los responsables son los alimentos que comemos. Y más específicamente, dicen, las enormes cantidades de azúcar que consumimos.

"Genéticamente, los seres humanos no hemos cambiado, pero nuestro ambiente y nuestro acceso a la comida sí han cambiado", explica a la BBC el profesor Jimmy Bell, especialista en obesidad del Imperial College de Londres.

"Todos los días estamos siendo bombardeados por la industria alimentaria para que consumamos más comida".

"Es una guerra entre nuestro cuerpo y las demandas de nuestro organismo con el acceso a la comida que se tiene en una sociedad moderna. Y como científico me siento realmente deprimido, porque estamos perdiendo la batalla contra la obesidad" agrega.

Uno de los más grandes cambios en nuestra dieta se remonta a los años 70, cuando la industria agrícola de Estados Unidos se embarcó en la producción masiva del maíz y del jarabe de maíz de alta fructosa, comúnmente utilizado hoy en todo el mundo como edulcorante en alimentos procesados.
"Es una guerra entre nuestro cuerpo y las demandas de nuestro organismo con el acceso a la comida que se tiene en una sociedad moderna. Y como científico me siento realmente deprimido, porque estamos perdiendo la batalla contra la obesidad" - Jimmy Bell, Imperial College de Londres
Esto provocó un incremento masivo en las cantidades de alimentos baratos abastecidos a los supermercados estadounidenses: desde cereal hasta galletas de bajo precio.

Como resultado, las hamburguesas se hicieron más grandes y las papas fritas se hicieron más grasosas.

Esto, según la nutricionista Marion Nestle, preparó el terreno para la epidemia de obesidad.

"El número de calorías producidas en Estados Unidos, y disponibles a los consumidores estadounidenses, se incrementó de 3.200 por persona en los años 70 a 3.900, casi el doble de lo que un individuo necesita".

"Este incremento es enorme y pienso que es la causa de muchos problemas", señala.

¿Adictivo?

El jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) es un subproducto de desecho del maíz, increíblemente azucarado e increíblemente barato.

Al principio se le utilizaba en casi todos los alimentos: pizza, ensaladas, carne, pasteles y pan.

Para mediados de los años 80 el JMAF ya había reemplazado al azúcar en las bebidas gaseosas, lo cual tenía sentido para la industria, ya que era un 35% más barato.

Pero según algunos científicos, además de más dulce, también es más adictivo que el azúcar.

En un principio, el jarabe de maíz de alta fructosa se utilizaba en pizzas, ensaladas, pasteles y toda clase de comidas.

Y esto, dicen, ha provocado que en las últimas dos décadas el consumo promedio de estas bebidas se duplique.

La industria, por su parte, afirma que este incremento no ha causado la epidemia de obesidad, sino el hecho de que la gente consume demasiadas calorías.

"Ciertamente nuestras bebidas gaseosas regulares son una fuente de calorías, pero si tú consumes muchas calorías y ves mucha televisión o no haces suficiente ejercicio, es claro que tendrás un problema", afirma Susan Neely de la Asociación Estadounidense de Bebidas Gaseosas.

Pero el doctor Jean-Marc Schwarz del Hospital General de San Francisco cree que lo peligroso es la enorme cantidad de fructosa que consumimos en todo el mundo.

"Ésta no tiene un efecto tóxico como el plomo o el mercurio, lo que es tóxico es la cantidad que se consume", dice.

La fructosa se convierte fácilmente en grasa en el cuerpo y los científicos han descubierto que también suprime la función de una hormona vital llamada leptina.

Se cree que esta hormona controla la regulación del hambre y apetito en el cerebro.
Cuando el hígado se ve inundado con azúcar, la leptina deja de funcionar y el organismo no sabe cuando está lleno.

"Esto provoca que tu cerebro piense que te estás muriendo de hambre aunque acabes de comer. Lo cual causa un círculo vicioso de consumo, enfermedad y adicción", dice a la BBC el doctor Robert Lustig, profesor de endocrinología de la Universidad de California, en San Francisco.

"Y esto explica lo que ha ocurrido en todo el mundo" agrega.

Grasa por azúcar

"Si la grasa fuera la causa, esto no sería tan malo. Pero si la causa es el azúcar, esto sí es algo desastroso. Y creo que con lo ocurrido en los pasados 30 años hemos respondido ya a esa pregunta" Dr. Robert Lustig
Pero hace dos décadas surgió un fuerte debate entre los expertos sobre lo que estaba causando el incremento de enfermedades cardiovasculares, que en gran parte eran provocadas por el aumento en el peso corporal.

Se dijo que el responsable quizás no era el azúcar sino las grasas.

Esto condujo a un nuevo término en nuestros hábitos de consumo: los alimentos "bajos en grasas".

Estos productos no sólo prometieron enormes ganancias para la industria, sino también acabar con el potencial desastre de salud de las enfermedades del corazón.

De la noche a la mañana, todo el mundo comenzó a comprar yogur, margarinas, postres y galletas "bajos en grasas".

Pero gran parte de la grasa que se retiró a estos productos fue reemplazada con azúcar.

Para cuando los científicos se dieron cuenta de que quizás no era buena idea reemplazar grasa por azúcar, ya era demasiado tarde: el mundo estaba enfrentando una crisis de obesidad.

Hoy, cada vez más expertos están comenzando a pensar que hay algo específico en la fructosa que está acelerando la obesidad.

"Si la grasa fuera la causa, esto no sería tan malo", dice el doctor Lustig.

"Pero si la causa es el azúcar, esto sí es algo desastroso. Y creo que con lo ocurrido en los pasados 30 años hemos respondido ya a esa pregunta", agrega el científico.

Tuesday, April 24, 2012

Ejercicios para sanar el corazón (laguia2000.com)

El ejercicio físico suele ser, para una persona con hábitos sedentarios y obesa, algo que desea evitar.

Tanto la actividad física como el sedentarismo dan señales al cuerpo que sirven para aprender de ellos.

Por ejemplo, el exceso de actividad aeróbica puede producir dolor en los talones, señal de que hay que reducir el tiempo de esa práctica; y la inactividad puede producir depresión y sensación de embotamiento por falta de movimiento.

El corazón también brinda señales, como dolor, alteraciones del ritmo cardíaco y desmayos.

Cuando nos damos cuenta de estos mensajes que nos transmite el cuerpo podemos interpretar otros más ambiguos y aprender a entender el lenguaje del cuerpo, como el deseo de comer algo dulce que provoca la ansiedad o la verdadera necesidad de descanso que se suele ignorar.

Al iniciar un programa de ejercicios físicos hay que tener en cuenta tres condiciones importantes:

1) Exigirle al cuerpo solamente el 50% de su capacidad, o sea estar dispuesto a interrumpir la actividad cuando se comienzan a percibir las señales de cansancio, cuando la respiración se hace más dificultosa, aumenta la tensión y los movimientos se vuelven más torpes. Si ponemos debida atención, la percepción del nivel de esfuerzo suele ser tan precisa como un marcador electrónico; y con el tiempo, la capacidad del cuerpo para la actividad física irá aumentando progresivamente y se convertirá en algo placentero.

2) Ejercitarse si es posible diariamente, porque esta práctica incentivará el deseo de hacerla, a menos que la persona se haya esforzado demasiado y entonces sí tenderá a evitarla.

3) Guiarse por la respiración y la transpiración, porque quedarse sin aliento y sudar demasiado es señal de que le estamos exigiendo demasiado al cuerpo.

De todos modos si hay antecedentes de problemas cardíacos, siempre es necesario consultar con el médico, principalmente luego de haber pasado mucho tiempo sin realizar actividad física programada.

El Ayúrveda, medicina milenaria de la India, enseña que para lograr el máximo beneficio de una actividad física hay que tener en cuenta el tipo de fisiología que tiene cada uno.

Por que esto sea posible, distingue tres tipos de personalidad que denomina: Vata, Pita y Kapha, según ciertas características.

Los tipos Vata, que son más emocionales, sensibles y fáciles de desestabilizar, se pueden desequilibrar con el esfuerzo físico intenso; por lo tanto, lo más apropiado para ellos son las caminatas livianas, andar en bicicleta, practicar yoga o bailar.

Los tipos Pita disfrutan enfrentándose a desafíos, pero tienden a exigirse demasiado, por lo que las actividades más adecuadas para este tipo de personalidad son el trote, el esquí, el ciclismo y la natación, practicadas con fines placenteros y no para competir.

La competencia, aunque sólo sea contra sí mismo, puede producir frustración y generar hostilidad, emociones que pueden afectar el corazón.

Los tipos kapha necesitan ejercicios vigorosos y actividades que pongan en juego su capacidad de resistencia, como la carrera, el ciclismo, la natación, el levantamiento de pesas y el aerobismo, que son las actividades más adecuadas para ellos, aunque les resulte difícil empezar.

Los tipos kapha son personas fuertes que pueden realizar ejercicio competitivo amistoso y de esta forma evitar su tendencia al sedentarismo y a los malos hábitos alimenticios, que son las condiciones que favorecen la enfermedad coronaria cardíaca.

Los ejercicios de respiración tienen también una gran importancia para la salud del corazón y de todos los demás órgamos, porque es la forma primordial de nutrir el cuerpo con esa energía.

Respirar en forma consciente durante la meditación o el ejercicio físico es muy beneficioso para mantener el cuerpo y la mente saludables.

Fuente: “Sanar el corazón”; Deepak Chopra.
 
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