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Wednesday, May 15, 2013

Obsesionados con el Cuerpo (laguia2000.com)


La anorexia y la bulimia son graves trastornos de la alimentación que en la actualidad afecta a una gran cantidad de jóvenes.

El anoréxico tiene apetito pero su miedo a engordar inhibe su necesidad de comer, mientras el bulímico tiene grandes atracones de comida y luego vomita porque se siente culpable por haber comido, llegando también a consumir gran cantidad de laxantes.

El anoréxico pretende vivir sin comer, culpa a los padres de su condición y siente un gran vacío de afecto.

Suelen provenir de familias disfuncionales, con padres separados o con problemas graves de relación, donde la comunicación es nula.

Los padres suelen no darse cuenta de este problema hasta que la situación se hace evidente y se hace necesaria la consulta.

Esta enfermedad se manifiesta con pérdida de peso, fatiga, ausencia de menstruación, tristeza, cambios en el cabello y hasta osteoporosis.

Es una patología propia de esta época en que los jóvenes y también los adultos le rinden culto al cuerpo y ese afán de perfección los lleva a compararse con otros y les distorsiona la percepción del propio cuerpo.

Angélica tiene 29 años y pesa 25 kilos, sin embargo cuando se mira al espejo dice que está gorda. Hace ocho años que está en tratamiento pero aún no ha tomado conciencia de que está enferma y de que su curación depende de aceptarse a sí misma como es y de su firme deseo de curarse.

Mientras tanto continuará sufriendo por la comida y vomitando para no engordar.

Su historia personal revela que los familiares fueron los primeros en señalarle su exceso de peso; y luego la crítica y las burlas se extendieron a sus compañeros y amigos.

De esta manera llegó a convencerse que solamente teniendo un cuerpo delgado será aceptada.

Más allá del problema alimenticio, estas personas tienen un conflicto interno más profundo y una dificultad para crecer y ser un adulto responsable con la capacidad para tolerar la crítica y enfrentar la realidad como es.

A pesar de los esfuerzos que hacen para ser aceptados, su actitud los aleja aún más de los demás y terminan aislados y solos.

El anoréxico elude el verdadero conflicto y se concentra en la comida, que es su peor enemigo y se convierte en una obsesión.

Se compara con los otros y cree que cuando tenga el cuerpo que desea será querido y podrá por fin ser feliz.

Sin embargo, la distorsión que tienen de su propio cuerpo hace que siempre se vea gordo, aún cuando su apariencia haya llegado al límite de la delgadez; porque esa imagen fantaseada es la que cree que los otros tienen de él.

La anorexia es una enfermedad que sufren más las mujeres que los hombres en una proporción de 10 a 1, mientras que en la bulimia la proporción es de 4 a 1.

Esta patología tiene un alto índice de mortalidad, por suicidio o inanición, sin embargo el 50% de los anoréxicos y el 60% de los bulímicos finalmente pueden salir a flote; aunque su temor a engordar puede demorar en desaparecer.

En Argentina se registra el mayor índice de anoréxicos del mundo y en México en la actualidad, esta enfermedad muestra un crecimiento de un 700%.

Fuente: Documental de Natgeo, “La obsesión del cuerpo”

Thursday, January 31, 2013

Fatiga mental: cuando el trabajo nos supera

 
"Disminución temporal de la eficiencia funcional mental". Así definen los expertos la fatiga mental. Los efectos en el trabajo son evidentes: pérdida de concentración, peor relación esfuerzo-resultado, menor capacidad de asimilar información y, en consecuencia, aumento de los errores.

A todos nos ha ocurrido en alguna ocasión, pero existen casos en los que la sensación de fatiga llega a ser permanente. Y entonces, las consecuencias para el afectado llegan mucho más allá del trabajo. Entre los síntomas asociados habitualmente a la fatiga mental encontramos trastornos en el sueño, fatiga ocular, sensación continua de cansancio, adormecimiento, mareos, cefaleas, irritabilidad, alteraciones digestivas.

¿Por qué se produce?

La fatiga se produce cuando hay un exceso de carga mental en el trabajo. Es decir, cuando las exigencias de nuestra tarea diaria -esfuerzo requerido, ritmo de trabajo, nivel de atención, tensión emocional - superan nuestra capacidad de respuesta.

Esto puede ocurrir en trabajos que requieren una intensa actividad intelectual o una implicación emocional fuerte. Pero también en trabajos que aún siendo monótonos y repetitivos exigen atención continua. En todo caso, es más frecuente en puestos sedentarios, con poca actividad física.

En una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo a finales de 1999, dos de cada tres personas que decían mantener un ritmo alto de trabajo y un nivel elevado de atención durante más de la mitad de la jornada presentaban síntomas claros de fatiga.

En este punto, sin embargo, conviene aclarar dos cosas: primero, que la fatiga no siempre está motivada por el trabajo; segundo, que nunca está motivada sólo por el trabajo. Los hábitos poco saludables en la vida diaria y las circunstancias personales del individuo también influyen.

La fatiga, además, es un síntoma habitual en muchas enfermedades graves, por lo que el afectado no debe confiarse pensando que el problema está causado por el trabajo, la falta de sueño y una dieta poco recomendable. La visita al médico es obligada.

¿Cómo prevenirla?

La sensación de fatiga, sea o no síntoma de otra enfermedad, nos indica la necesidad de descanso. Es un mecanismo regulador del organismo. Cuando aparece, nuestro cuerpo y nuestra mente ponen en marcha sistemas de defensa sin que seamos conscientes de ello: ralentizamos el ritmo de trabajo, hacemos más comprobaciones de las habituales y aplazamos las tareas más críticas. Todo esto ocurre cuando la fatiga ya es una realidad. Pero, ¿cómo evitar que aparezca?

Lo primero que hay que hacer es fortalecer la propia capacidad de resistencia mejorando los hábitos de alimentación, descanso y ejercicio. Son tres factores que, por sí solos, pueden provocar una sensación de cansancio permanente si no se les presta la debida atención.

La organización de las tareas del puesto de trabajo también es clave para prevenir la fatiga. La asignación de funciones a cada trabajador y el establecimiento de timings razonables dependen fundamentalmente de la empresa, pero la persona también puede tomar algunas medidas:
  • Establecer objetivos parciales de trabajo a lo largo del día ayuda a tener una sensación de avance, de "cosas terminadas", que previene la fatiga. El problema de estas metas parciales es que, si no se distribuyen correctamente y resulta imposible alcanzarlas a la hora prevista, originan lo que algunos expertos llaman "agendas calientes" y acaban teniendo un efecto contrario al deseado.
  • Es muy importante poder hacer pausas durante la jornada. Pausas que serán mucho más reparadoras si se cumplen dos condiciones: que el trabajador las pueda distribuir según sus necesidades y que verdaderamente permitan "desconectar". Estar esperando una información o una llamada de teléfono no es hacer una pausa, porque la persona permanece alerta. Sí lo es alejarse del puesto de trabajo y cambiar el foco de atención durante unos minutos.
Las condiciones ambientales en el entorno de trabajo también pueden influir en la aparición de la fatiga. La mala iluminación o el exceso de ruido obligan a hacer un esfuerzo suplementario que provoca más cansancio.

Cada individuo responde de manera diferente a la carga mental en el trabajo. Un trabajador hipermotivado, por ejemplo, puede ser incapaz de percibir su propia fatiga hasta llegar al borde del agotamiento. Una persona muy poco motivada, en cambio, puede notar los primeros síntomas nada más empezar su jornada laboral. 

La fatiga mental

 
¿Qué es la fatiga?

La fatiga, tanto si es mental - es decir originada por el trabajo psíquico o nervioso - como si es corporal - originada por el trabajo físico o muscular es un peculiar estado individual, y se caracteriza por fenómenos conscientes y por fenómenos objetivos. Los primeros constituyen la sensación de fatiga, cansancio o agotamiento, que unida a diversas molestias, integra la llamada fatiga subjetiva; los segundos consisten en una disminución del rendimiento (en cantidad, en calidad, o en ambas formas). 
 
Cuando alguien afirma que se está fatigando, generalmente lo hace porque siente que el esfuerzo que realiza para lograr el trabajo le resulta progresivamente más penoso, y va acompañado de malestares tales como sensaciones dolorosas de tensión, congestión, vacío, etc., en diversas partes del cuerpo.
 
¿Cómo se engendra la fatiga mental?
 
En condiciones normales, cuando nos disponemos a realizar un estudio, hemos de atravesar un período inicial de ajuste, adaptación y concentración, durante el cual se adquiere la actitud de compenetración con el tema y se ponen en marcha, adquiriendo velocidad y aceleración, todos los dispositivos mentales, para la captación del material estudiado.

Sigue un segundo período, de “calentamiento”, durante el cual, vencidas las resistencias o inercias del comienzo, se entra más en el asunto y se absorbe  los datos con creciente facilidad.

En el tercer período, se balancean los efectos del entrenamiento y de la incipiente fatiga, aumentando insensiblemente el esfuerzo de concentración.

Finalmente, el cuarto período, en el cual los efectos de la fatiga privan por sobre los del 
entrenamiento, y a partir de entonces declina progresivamente la curva de aprovechamiento, a la vez que aumenta la molestia del esfuerzo, engendrándose una impresión de cansancio, aburrimiento o desinterés que puede producir sueño.
 
Factores de los que depende la fatiga general
 
Factores intrínsecos:
 
·     Excesivo número de horas de trabajo.
·     Falta de pausas adecuadas durante el mismo.
·     Excesiva velocidad  atropellamiento.
·     Operaciones desagradables durante su ejecución.
·     Textos inadecuados.
·     Postura impropia.
·     Exceso de ruido.
·     Iluminación deficiente o excesiva.
·     Temperatura deficiente o excesiva.
·     Presencia de sustancias anormales en el aire (falta de ventilación, malos olores, etc.).
·     Alteraciones digestivas (hambre, digestión difícil, etc.).
·     Perturbaciones emocionales, originadas por el miedo al fracaso en el trabajo.
·     Actitud personal de antipatía hacia él.
 
Factores extrínsecos:
 
·     Falta de reposo o sueño nocturno.
·     Intemperancia.
·     Retrasos o dificultades en el transporte.
·     Habitación defectuosa.
·     Conflictos familiares.
·     Preocupaciones diversas (económicas, sexuales, etc.)
·     Nutrición deficiente.
·     Falta de intereses compensadores.
·     Enfermedades.

En los estudiantes de ritmo temperamental “diurno” , la fatiga tarda mucho en sobrevenir cuando estudian a la mañana, y en cambio adquiere rápido crecimiento si tratan de estudiar después de cenar ; en cambio sucede lo contrario con los estudiantes de ritmo “vespertino”.
 
Como evitar y combatir la fatiga
 
·     No estudiar nunca más de una hora seguida, es decir, sin pausa.
·     Procure evitar el estudio después de ejercicios físicos pesados, cuando se tiene sueño, hambre, frío, sed, calor excesivo u otras molestias o preocupaciones.
·     Alternar siempre las diversas fases del estudio : lectura de orientación general, lectura concentrada, evocación de datos conocidos, discusión (con algún compañero) de puntos oscuros, ejercicios de práctica de técnicas, formulación de resúmenes, etc.)
·     Procurar cambiar de postura cada diez o quince minutos y descansar la vista medio minuto en los mismos intervalos.
·     Tras una sesión de dos o tres horas, introducir una larga pausa de distracción y reposo, además de las pequeñas pausas 8de uno a cinco minutos) que se habrán introducido antes).
·     Practicar durante las pausas algunas fricciones en la nuca y movimientos rítmicos, para desentumecer las extremidades.
·     El abuso de café o bebidas alcohólicas es perjudicial, en cambio un baño ligeramente tibio, seguido de fricción y masaje, suele mejorar la sensación de cansancio. 


Cinco causas por las que se reseca la piel

La piel se reseca por el ambiente

El exponerse al sol puede resecar y dañar la piel. Los rayos ultravioleta penetran profundamente y quiebran las fibras de colágeno y elastina. 

Esto hace que la piel se vea arrugada, sin firmeza y parezca reseca. El clima frío y los lugares secos como el desierto también resecan la piel. Es muy importante ponerse bloqueador solar antes de salir y usar un humectante para la piel en climas fríos o lugares muy secos.

Cuando se rompe el manto ácido

El manto ácido es una capa muy fina, ligeramente ácida, en la superficie de la piel que actúa como una barrera a las bacterias, virus y otros contaminantes que podrían penetrar en la piel. El manto ácido es una combinación de sebo (grasa) y sudor que es secretado por la piel para cubrir la superficie y mantener un pH apropiado. 

El pH es la medida de acidez o alcalinidad de cada sustancia. La piel está más del lado ácido que del alcalino. Los jabones y el agua generalmente son alcalinos por lo que cuando nos lavamos la cara se da un desbalance en el pH de la piel. Este desequilibrio del pH causa que el manto ácido se rompa y que la piel se reseque.

Bañarse con agua caliente

Bañarse con agua caliente no sólo causa flacidez en la piel sino que también la reseca. El agua caliente rompe la barrera lipídica y el resultado es una piel seca. Además quedarse mucho rato en una tina con agua o en la ducha lava los aceites naturales de la piel. 

Según la doctora Megan Moore, dermatóloga del Centro Médico Montefiore, en Nueva York, nuestra piel contiene proteínas y grasas especiales que forman una barrera protectora y conservan la humedad para protejernos de ambientes externos. Tomar baños calientes y duchas frecuentes pueden privar a la piel de esta protección natural.

Mala nutrición

Una dieta desbalanceada y sin suficientes líquidos puede dejar la piel reseca y marchita. Alimentos ricos en vitamina E se pueden añadir a la dieta para ayudar a mejorar los síntomas de la piel seca. Buenas fuentes de vitamina E incluyen el brócoli, la espinaca, la col, germen de trigo y las nueces. También se puede aumentar la ingesta de alimentos con alto contenido de agua, como melón, lechuga, pepinos y pimientos.

El aire acondicionado o la calefacción dentro de la casa

Ya sea el aire acondicionado en el verano o la calefacción durante el invierno, los dos pueden ser la causa de que la piel se reseque. El aire seco absorbe la humedad de nuestra piel y tanto el aire acondicionado como la calefacción se conocen por producir aire seco.

Fuente:  http://www.mis-remedios-caseros.com/cinco-causas-piel-seca.htm

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