No es un mito ni el título de una canción. Se comprueba cada vez
más que el optimismo y la alegría son fundamentales para no desarrollar
enfermedades del corazón y ataques cardíacos. Entérate de lo que dicen
los últimos estudios.
Seguramente alguna vez te ha pasado que cuando estás muy molesto te
han dicho: “tranquilízate, o te va a dar un ataque”. Aunque es algo que
se escucha con frecuencia, quizá te preguntes hasta qué punto es
cierto.
¿Realmente incide tanto nuestro estado de ánimo en nuestra salud
cardíaca? ¡Definitivamente! Varios estudios han demostrado que, en
efecto, el pesimismo, el estrés, la ansiedad, la angustia, el mal genio,
el enojo y la cólera, cuando son muy frecuentes, se pueden tomar como
advertencias de futuras enfermedades del corazón.
Pero, ¿cuáles son los efectos de la alegría y el optimismo en la
salud de nuestro corazón? Los investigadores del Centro Médico de la
Universidad de Columbia publicaron recientemente dos estudios
contestando esta pregunta.
En el primer estudio, durante 10 años siguieron a más de 1,700
adultos saludables en Canadá para poder saber qué efecto tenían los
sentimientos y las actitudes positivas en el riesgo de sufrir alguna
enfermedad del corazón. Los científicos evaluaron qué tipo de
sentimientos expresaban con más facilidad los pacientes, y los hallazgos
son muy interesantes.
Las personas que expresaron más sentimientos de felicidad y
entusiasmo, tuvieron 22% menos de posibilidades de sufrir del corazón a
lo largo de todo el estudio. En cambio, las personas que expresaron más
sentimientos negativos, tuvieron un riesgo más alto. De todos los
pacientes, más de 120 sufrieron ataques al corazón y 8 fueron
fulminantes.
El segundo estudio, realizado por el mismo grupo de investigadores,
analizó durante los mismos 10 años a más de 2,300 personas saludables
para determinar cuáles eran los efectos de ser optimistas. Y los
resultados fueron bastante similares pues los pacientes que habían sido
considerados como “optimistas”, tuvieron 12% menos riesgo de sufrir un
ataque al corazón, que aquellos que eran más pesimistas.
¿Quiere decir eso que la alegría y el optimismo protegen el corazón
de futuras enfermedades o ataques cardíacos? Los investigadores no se
atreven a afirmar que esa sea la situación, pues necesitarían más
evidencia. Pero sí argumentan que cuando una persona es
predominantemente más alegre y positiva, duerme mejor, come mejor, fuma y
bebe menos, y acumula menos estrés y tensión… y todo eso,
indirectamente, protege la salud del corazón.
Claro, eso no quiere decir que no puedes nunca sentir tristeza,
ansiedad o mal genio. Todas las personas, hasta las más felices, pasan
por esos momentos algunas veces en la vida y es natural. Sin embargo,
durante el estudio se pudo comprobar que cuando las personas alegres y
positivas pasaban por momentos malos pero pasajeros, su corazón se
mantenía protegido. Es decir, las actitudes y los pensamientos negativos
son realmente nocivos para la salud de nuestro corazón cuando son
frecuentes o duran más tiempo del necesario. En pocas palabras… “no hay
mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”.
En conclusión, para mantener a nuestro corazón sano por más tiempo,
es importante no sólo que evitemos las actitudes negativas, sino que
insistamos en convertirlas en positivas y en vivir la vida con alegría.
La alegría no debe ser un privilegio de pocos, sino una prioridad para
todos… pues entre más feliz estés, menos riesgos correrás de padecer del
corazón.
Empieza por hacer mínimo una actividad al día que te llene de
alegría… comparte con tus seres queridos, juega al dominó con tus
vecinos, ve al cine, sal al parque, toca tu instrumento favorito,
perdona, agradece, sonríe. ¡Tu corazón se alegrará!