Los venezolanos que se oponen al gobierno de Nicolás
Maduro sienten que el país está en un "apagón informativo" y recurren a
las redes sociales para buscar y compartir la información que aseguran
que los grandes medios no están mostrando.
Pero hasta Twitter, que para los detractores del
gobierno se ha convertido en una vía de escape, tiene sus
limitacioness, como demuestra los problemas en el despliegue de fotos y
video que muchos de los usuarios empezaron a notar el miércoles, tras la
marcha estudiantil en Caracas que terminó con tres muertos, decenas de
heridos y de detenidos.
Este viernes la empresa de microblogs confirmó
que estaba teniendo problemas con los usuarios venezolanos y
responsabilizó a la estatal Compañía Anónima Teléfonos de Venezuela
(Cantv).
"Puedo confirmar que las imágenes de Twitter
están siendo bloqueadas en Venezuela. Creemos que es el gobierno el que
las bloquea", respondió en un correo electrónico a BBC Mundo, Nu Wexler,
portavoz de la empresa.
Los afectados han afirmado que el problema se
produce exclusivamente en conexiones establecidas a través del servicio
de internet de Cantv, pero la telefónica venezolana, que canaliza el 90%
del tráfico de internet en el país, desmintió tajantemente que esté
involucrada en la falla.
Sin ventana
A los usuarios de Twitter en Venezuela les
preocupa la posibilidad de quedarse sin una ventana a la cual asomarse,
aunque sea esa, de las redes sociales, que los dejan expuestos a rumores
y mucha desinformación.
Recomendación de Twiter
Usuario en #Venezuela: Sigue y
recibe notificaciones por SMS de cualquier cuenta en Twitter. Manda
"SEGUIR [usuario]" a 89338 (@MovistarVE)
"Yo he estado pegada a Twitter y a Facebook,
porque si es por la televisión no me entero de nada", dijo a BBC Mundo
desde Caracas una relacionista pública que no pudo participar en la
movilización del miércoles pero que quería enterarse de lo que estaba
pasando.
Al igual que ella, ese día muchos simpatizantes
de la oposición se percataron de que, en el resto de Venezuela, pocos
supieron que ellos estaban en las calles por los medios tradicionales.
Ese mismo día, el canal de noticias colombiano
NTN24 fue sacado del las oferta de cables por "decisión de Estado",
según explicó el canciller Elías Jaua, ya que se consideró que su
presentación de las protestas tenía intenciones más allá de lo
informativo.
En los quince años de movilización política
permanente que ha significado la llamada revolución bolivariana, la
oposición se había acostumbrado a contar con la cobertura de sus
eventos, al punto que el gobierno acusaba a los medios de ser brazos de
partidos políticos.
Pero esa cobertura ya no está garantizada, en
una dinámica que se viene observando desde ya hace un tiempo y que
algunos achacan a un ejercicio editorial más responsable por parte de la
prensa y otros a la censura (o autocensura) de los medios por el efecto
de leyes excesivamente discrecionales.
Primer apagón
Los opositores se quejan de que los medios no les dan cabida.
No es la primera vez que los medios venezolanos son acusados de ocultar información.
En los días del 11,12 y 13 de abril de 2002,
cuando un intento de golpe de estado sacó al presidente Hugo Chávez del
poder, los principales canales privados de TV, radios y periódicos no
reflejaron las protestas de los chavistas que exigían la reinstauración
del gobierno.
Pero el paisaje mediático venezolano ha cambiado
mucho. En 2008 Radio Caracas Televisión, hasta entonces el principal
canal del país, cesó transmisiones luego de que Chávez anunciara que no
se le renovaría la cincuentenaria licencia de operación, acusando a sus
directivos de haber instigado aquel golpe.
Al año siguiente, una treintena de radios
comerciales fueron cerradas, entre ellas varias que se enfrentaban al
gobierno. Muchas de sus frecuencias fueron ocupadas por emisoras
"neutrales" o afines al sector oficial y ninguna con estilo informativo.
Ya desde poco después de los eventos del 2002,
las otras grandes cadenas, Venevisión y Televen, asumieron posiciones
"neutrales" reduciendo sus espacios informativos y desincorporando a
periodistas de alto perfil.
Pero lo que dejó en el desamparo comunicacional a
los opositores fue cuando en 2013 el canal de noticias Globovisión
cambio de manos y su política editorial se hizo menos virulenta contra
el gobierno.
Nuevas formas de censura
Denegación de Servicio
El jueves también se denunciaron
supuestos ataques informáticos a los sitios de LaPatilla.com o
RunRunes.es, dos portales de información manejados por periodistas
críticos del gobierno venezolano.
En su cuenta twitter, el director de
RunRunes, Nelson Bocaranda, escribió: "Siguen los ataques contra
nuestros servidores. No hemos logrado regular la situación",
describiendo lo que parecía ser un ataque de denegación de servicio o
DoS, por sus siglás en inglés.
No se ha aclarado la fuente del
presunto DoS - un ataque que causa que una página quede inaccesible al
saturarla con demandas de servicio de usuarios no legítimos
También se informó que sitios de
instituciones públicas y organizaciones vinculadas al chavismo se vieron
afectados por un fenómeno similar.
Todos estos ejemplos han sido aleccionadores
para el sector, dicen los que aseguran que en los últimos tiempos los
medios de comunicación se han venido "autocensurando", temerosos de las
potenciales sanciones que contempla la ley de Responsabilidad Social en
Radio, Televisión y Medio Electrónicos o Ley Resorte.
Tras dos semanas de movilizaciones estudiantiles
y en víspera de la manifestación del 12 de febrero, la Comisión
Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) exhortó a los medios a cumplir
con el artículo 27 de la ley que prohíbe que se haga apología del odio y
la violencia.
"La cobertura mediática que están recibiendo los
lamentables hechos de violencia generados en algunos lugares del país
pudiese ser considerada violatoria a lo dispuesto en el artículo 27 de
la Ley", dijo William Castillo, presidente de Conatel.
El problema para algunos es que por la manera
como está redactada la ley, la interpretación de que puede considerarse
promoción del odio y la violencia es muy abierta y queda a discreción
del funcionario.
El hecho es que las manifestaciones en varias
ciudades no pudieron verse al momento que se producían, pese a que, para
algunos, se habían convertido en un problema de seguridad pública que
los ciudadanos tenían el derecho de conocer.
El viernes se informó de la renuncia de varios
periodistas de Globovisión, en protesta por la manera como la nueva
directiva del canal ha manejado la coyuntura.
Un día antes, una inusual asamblea en el diario
Ultimas Noticias -el de mayor circulación en el país- protestó el cambio
de portada de la edición impresa del jueves 13, que de una que
reflejaba la caotica situación que dejó la marcha, se cambió a una que
privilegiaba la versión oficial de lo sucedido.
Desinformación
El presidente Maduro asegura que hay "un golpe de estado en marcha" en su contra.
La seccional Venezuela de la organización
Transparencia Internacional cuestionó la pertinencia de la "advertencia"
hecha por Conatel el día antes de la malograda marcha y aseguró en un
comunicado que se trató de una violación de derecho a la información
consagrado en la Constitución venezolana y en tratados internacionales.
"Mientras las redes sociales informaban sin
ninguna veracidad lo que sucedía, a la escasa población venezolana que
tiene acceso a internet, los grandes medios transmitieron por horas, en
cadena nacional, los actos conmemorativos del Día de la Juventud", dice
Transparencia en su comunicado.
Al final, para los opuestos al gobierno, no se
trata solo de que los medios no desplieguen una visión que simpatice con
sus opiniones, sino que se ven constantemente bombardeados por el
mensaje oficial que les llega inevitable en la forma de cadenas a las
que deben plegarse obligatoriamente todas las radios y televisoras.
Además, la falta de divisas y el
desabastecimiento general que padece la economía venezolana está
afectando a la industria editorial, al punto que los principiales
diarios advierten que se quedaran sin papel periódico en las próximas
semanas.
Este sábado El Nacional, uno de los más
importantes del país y también de los más críticos del presidente
Maduro, redujo su edición a un sólo cuerpo.
Por todo eso, los venezolanos de la oposición
recurren crecientemente a las redes sociales, donde si bien el mensaje
tiene la inmensa ventaja de no estar centralizado implica el gran riesgo
de que muchas veces no es verificado ni es verificable. La
desinformación sigue servida.