El regalo debe ser una manifestación sincera del cariño y del aprecio hacia otra persona por lo que exige dedicación en su elección.
Hay todo un arte de regalar y ser regalado.
La persona que regala debe tener presente:
El regalo debe ser algo que vaya a gustar a la persona que lo recibe, por lo que hay que preocuparse por conocer sus gustos, sus aficiones, etc.
Lo más valorable de un regalo no es el valor del mismo sino la dedicación que se ha puesto en su elección.
Los regalos muy personales (colonia, ropa, etc.) sólo deben hacerse a familiares y amigos muy allegados.
Un regalo que siempre será agradecido son las flores y los libros.
El valor del regalo debe ser apropiado a la ocasión, ni demasiado discreto ni demasiado costoso, ya que podríamos poner a la persona que lo recibe en una posición incómoda.
Hay que evitar regalos poco originales, demasiado "típicos" (por ejemplo, regalar a los novios marcos, bandejas, etc.) demuestran muy poco esfuerzo en su elección.
No se debe regalar de lista de boda.
Hay ocasiones especiales en las que hay que regalar y no hacerlo demostraría una falta de atención inexcusable: cumpleaños, nacimientos, bodas, etc.
En todo caso, no hay nada que se agradezca más que recibir un regalo en una fecha cualquiera.
Por su parte, se deben evitar las fechas comerciales, como "el día de los enamorados" (el día del padre y de la madre están ya tan arraigados que son ocasiones inexcusables de regalo).
Hay que regalar en el momento oportuno: antes de la boda, el día del cumpleaños, cuando se visita al recién nacido, etc.
Un regalo tardío pierde aliciente y demuestra falta de atención.
Si nos invitan a comer o a cenar hay que llevar un detalle, como flores, bombones, etc.
Hay que cuidar la presentación del regalo, su envoltorio (no se puede entregar un regalo en una bolsa de plástico cualquiera).
Por supuesto, no hace falta decir que el regalo no puede llevar el precio (por muy elevado que éste sea).
La persona que recibe el regalo:
Debe agradecerlo sinceramente: hay que valorar la dedicación que ha puesto la persona que nos regala, con independencia de que el regalo nos guste o no.
El regalo se abrirá en presencia de la persona que no regala.
Si el regalo fuera una caja de bombones se ofrecerá a los postres, si fuera una botella de vino se servirá en la comida.
El regalo se mostrará al resto de los invitados y luego se guardará cuidadosamente, evitando que el regalo quede "arrumbado" en un rincón del salón.
Si fueran flores se pondrán en un jarrón y se colocarán en un lugar bien visible del salón, del hall, etc.
Hay que ser delicado si algunos invitados nos regalan y otros no: hay que evitar que estos últimos se puedan sentir incómodos.
Cuando se marche la persona que nos ha regalado se le volverá a dar las gracias.
Los regalos no deben cambiarse, sólo en casos muy concretos como, por ejemplo, un libro o música que ya tenemos.