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Saturday, December 15, 2012

Televisión Basura (laguia2000.com)


La televisión es un invento maravilloso que lamentablemente se utiliza con fines perversos, para mantener el rating.

Es un negocio, por lo tanto, se rige por las leyes de la oferta y la demanda; y como de acuerdo a las estadísticas la gente consume sexo y violencia, la programación se centra en esos temas con generoso despliegue y amplios detalles.

La televisión, que sin duda les ha cambiado la vida a muchas personas; podría convertirse en el medio más eficaz para elevar el nivel cultural y moral de la humanidad; si difundiera más programas que enseñen a educar a la gente, a modificar hábitos dañinos, a criar a los niños, a ayudar a las parejas con sus problemas, a guiar a los jóvenes, a entusiasmarlos con el conocimiento, enseñarles valores morales y a estudiar y a vivir en armonía.

No necesariamente esta programación tiene que ser tediosa, porque la característica de este medio audiovisual hace posible dramatizar los contenidos teóricos que se desean difundir, pudiendo ser de esta forma accesibles y atractivos para la mayoría.

Claro que para lograr esto se necesita inteligencia y creatividad, y ésto no existe en la gente mediocre que abunda en los medios, siendo los golpes bajos más fáciles y más baratos.

Sin embargo, en la televisión por cable existen algunos canales que están intentando el cambio y se puede comprobar que ya hay una saludable cantidad de programas útiles que están ayudando a muchos con sus problemas.

Sin embargo, la mayoría de los canales siguen invirtiendo en una programación con gran cantidad de televisión basura asegurándose la obtención de grandes dividendos.

Anoche, mientras recorría los canales con mi control remoto, me detuve en uno que proyectaba une escena que me impactó y ofendió por su crudeza y mal gusto.

En un lúgubre y deprimente ambiente íntimo de un lugar ignoto, un hombre desnudo de aspecto rudo y temible, practicaba sexo anal con una joven de rasgos asiáticos en forma salvaje.

Detrás de una cortina precaria se encontraba uno de sus secuaces con una mujer y un hombre, que con actitudes hostiles habían venido a reclamar el pago de un dinero que supuestamente les debía el que estaba entretenido con la mujer.

De pronto, interrumpiendo el acto sexual por el alboroto, el terrible forajido, tomó a la mujer de un brazo y la echó a la calle como una basura, se dirigió resueltamente a ellos con un revolver y sin decir una palabra los mató a los dos, recordándole luego a su dependiente que ya le había dicho que no quería ser molestado cuando estaba teniendo sexo.

Ahora que lo estoy escribiendo me resulta hasta cómico, porque se asemeja a un grotesco directo y simple, como seguramente es su autor, que además no puede ocultar la fantasía de su homosexualidad latente o bien manifiesta.

Cada vez que tengo la oportunidad de presenciar estos actos de violencia por televisión pienso en la persona que un día se le ocurrió escribir ese guión, en los actores que aceptaron protagonizarlo, en los que les pareció buena idea poner dinero para producirlo y en los que estuvieron dispuestos a distribuir ese producto por todo el mundo.

Si algunas de todas esas personas tienen hijos, nunca podrán estar seguros que no verán lo que produjeron.

Sin embargo me alienta la esperanza que no tengan descendencia, porque el que realiza todas esas cosas que sólo sirven para ganar dinero, lo que está haciendo es una proyección de su propia vida, o bien lo que le gustaría hacer y no puede, aunque también pueden ser hipócratas señores serios que van a la iglesia todos los domingos.

Pero si llegaran a tener hijos y estos se enteran de lo que hacen sus padres, es altamente probable que cuando sean grandes hagan lo mismo, pura basura para difundir por televisión o lo que es peor, hasta podrían llegar a ser protagonistas reales de esas historias.

Monday, September 3, 2012

Las Emociones Venden (laguia2000.com)


 "La alegría de hacer bien está en sembrar, no en recoger."

El teatro fue uno de los primeros medios que desde épocas muy antiguas vendió emociones. La gente se deleitaba viendo sus propios problemas emocionales reflejados en escena, sintiéndose identificada, aunque se tratara de pura ficción. 

Volvían a sus hogares reconfortados al saber que no eran los únicos que sufrían relaciones difíciles, carencias afectivas y económicas, frustraciones, necesidades y conflictos; y que también había otros que tenían las mismas dudas y miedos o que sentían la misma confusión, tristeza o desesperanza.

El teatro desde siempre reflejó particularmente la tragedia del hombre, de ser o no ser, de querer y no poder, de desear y no alcanzar y de tener reinventarse todos los días de su vida en la constante búsqueda de si mismo.

El cine fue marcando cada época haciéndose accesible a mucho más público, incentivando el patriotismo en tiempos de guerra y ayudando a empezar de nuevo al recuperar la paz, así como lograban hacerlo los protagonistas en las películas.

La ficción que tiene una mayor respuesta es la que conmueve emocionalmente al público, la que los hace sentir identificados y les brinda la oportunidad de ver los caminos alternativos que transita el héroe.

La pantalla chica necesitó acercar la cámara a las imágenes y agrandar los acontecimientos para poder captar el interés del público, al no poder monopolizar toda la atención del espectador, como lo hacía el cine, por tener que compartirla con los estímulos del entorno.

Los programas televisivos de mayor “rating” son los que estimulan las emociones de los espectadores. La vida íntima de los artistas se vuelve pública y todos hacen leña del árbol caído, poniendo todos sus esfuerzos en llevar agua para su propio molino y conservar sus trabajos.

Vemos hasta qué punto es capaz la gente de hacer pública su manoseada intimidad para aparecer en pantalla y la oportunidad de lograr sus cinco minutos de fama.

Los libros de autoayuda, ayudan y venden porque, a su manera, son accesibles y terapéuticos y permiten tomar conciencia de los errores y de los fracasos en todos los ámbitos, debido principalmente a los problemas emocionales que perturban la vida de la gente.

Hay que aprender a controlar las emociones, porque si no lo hacemos son ellas las que nos controlan.

El movimiento de la “Nueva Era”, inspirada en prácticas espirituales orientales que invadieron América en la década de los años sesenta, inundó el mercado con bibliografía relacionada con la sanación espiritual, el valor del pensamiento positivo, del control emocional y del desarrollo de la autoestima.

El concepto de inteligencia emocional se extendió a todos los ámbitos de la sociedad, instalándose en el campo educacional, terapéutico y empresarial, como una herramienta útil para el control de las emociones y el logro de los objetivos personales.

Los nuevos recursos psicológicos exceden el campo terapéutico y abarcan el área espiritual, y el discurso sanador es utilizado para curar el alma.

Sin embargo, a pesar de toda esta avalancha de competencia tratando de rescatar a los seres humanos perdidos, la psicología clínica pudo salvarse de la extinción y todavía su labor sigue siendo preferida y reconocida; aunque mucha gente tenga mayor acceso a la información, que antes permanecía entre las cuatro paredes de un consultorio

Lo que antes para un terapeuta representaba años de trabajo analítico para descubrir, hoy en día se hace en un solo programa de televisión, donde nadie tiene reparos en vaciar su interioridad sin ningún escrúpulo, si tiene la posibilidad de conmover al público lo suficiente como para continuar más tiempo frente a las cámaras.

Una psicoterapia siempre resulta operativa y puede dar buenos resultados, aún con el peor de los psicólogos; por lo tanto, cualquier otra forma de discurso terapéutico que movilice ansiedades y satisfaga la necesidad emocional del público consumidor, puede ser válida y producir algún nivel de transformación.

Vivimos en un mundo desfachatado o bien la gente se ha liberado de los fantasmas que intentan torturarlos y puede en forma mediática deshacerse de ellos.

Esta posibilidad hoy tiene un precio y está a la venta por cualquier medio que despierte el interés del público.

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