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Tuesday, April 30, 2013

Agradecer durante 21 días (BBC)

 
MARÍA PILAR BARRETO, oriunda de Puerto Rico, es estudiante de Harvard y se graduará en estudios latinoamericanos en junio.

Asiste a las clases de Psicología Positiva del profesor Tal Ben-Shahar y opina al respecto: "Realmente nos da instrumentos para mejorar nuestra calidad de vida". 


Yo era una de esas personas cínicas que no esperaban nada útil de esta clase.
Pero no se trata de esas fórmulas rápidas de autoayuda. El profesor Ben-Schahar nos da instrumentos para mejorar nuestra calidad de vida. Sin embargo, somos sólo nosotros quienes lo podemos hacer.

María Pilar Barreto, estudiante de Harvard, asiste a las clases de Psicología Positiva
Uno de los ejercicios que más me ha servido es el de agradecer. El padre de la psicología moderna, William James, decía que para crear o romper un hábito uno tiene que hacer algo por 21 días
Uno de los ejercicios que más me ha servido es el de agradecer. El padre de la psicología moderna, William James, quien estuvo en Harvard a principios del siglo pasado, decía que para crear o romper un hábito uno tiene que hacer algo por 21 días, para que se convierta en un acto subconsciente.
Entonces, el ejercicio fue escribir cada día, durante 21 días, cinco cosas por las que damos gracias en nuestra vida. La tarea me gustó, porque mientras lo hacía miraba hacia atrás, a los días pasados, a ver qué cosas había escrito, y me acordaba de eso y sonreía otra vez. Me traía felicidad.
Y si uno tiene un mal día cuando parece que todo es un fracaso, el ejercicio nos obligaba a encontrar cinco cosas por las que dábamos gracias. Cada día tiene sus puntos buenos, a pesar de sus puntos malos.
También recordamos en el curso que debemos vivir más en el presente. En Harvard uno siempre está preocupado por el futuro, por qué trabajo debo conseguir para tener un salario de seis cifras, es muy competitivo, quién pertenece a qué grupo, quién escribe para quién sabe cuantas publicaciones, quién se graduará con honores.
Muchas veces sólo pensamos en cumplir metas en el futuro y siempre estamos haciendo cosas que quizás no nos traigan felicidad para llegar a ese futuro. Al llegar a ese futuro, creemos que vamos a sentir felicidad, pero lo que sentimos es más alivio por tener menos presión que felicidad.

Debemos aceptar que vivimos en el presente (...) debemos tomarnos una pausa y disfrutar de las cosas que en verdad nos hacen feliz
Debemos aceptar que vivimos en el presente, que está bien poder disfrutar el presente. Sí hay que hacer cosas que contribuyan al futuro, pero también debemos tomarnos una pausa y disfrutar de las cosas que en verdad nos hacen feliz.
Nosotros creemos que hay presión de nuestros colegas, pero en realidad somos nosotros mismos que nos estamos presionando. Hay una imagen de lo que deben ser los estudiantes de Harvard y es una imagen falsa. Uno entiende en el curso que mucho de lo que hacemos no es para nosotros sino, para llenar esa imagen falsa.
Tal vez debemos revisar nuestras metas y hacer en el presente cosas que nos traigan felicidad. Hay que disfrutar, además, de lo que hacemos en el proceso para cumplir metas.

También hemos hecho meditaciones en clase. Realmente me siento mucho más positiva respecto al futuro y he aprendido a darle más importancia a vivir en el presente y a nutrir las relaciones humanas. 

Monday, September 3, 2012

Las Emociones Venden (laguia2000.com)


 "La alegría de hacer bien está en sembrar, no en recoger."

El teatro fue uno de los primeros medios que desde épocas muy antiguas vendió emociones. La gente se deleitaba viendo sus propios problemas emocionales reflejados en escena, sintiéndose identificada, aunque se tratara de pura ficción. 

Volvían a sus hogares reconfortados al saber que no eran los únicos que sufrían relaciones difíciles, carencias afectivas y económicas, frustraciones, necesidades y conflictos; y que también había otros que tenían las mismas dudas y miedos o que sentían la misma confusión, tristeza o desesperanza.

El teatro desde siempre reflejó particularmente la tragedia del hombre, de ser o no ser, de querer y no poder, de desear y no alcanzar y de tener reinventarse todos los días de su vida en la constante búsqueda de si mismo.

El cine fue marcando cada época haciéndose accesible a mucho más público, incentivando el patriotismo en tiempos de guerra y ayudando a empezar de nuevo al recuperar la paz, así como lograban hacerlo los protagonistas en las películas.

La ficción que tiene una mayor respuesta es la que conmueve emocionalmente al público, la que los hace sentir identificados y les brinda la oportunidad de ver los caminos alternativos que transita el héroe.

La pantalla chica necesitó acercar la cámara a las imágenes y agrandar los acontecimientos para poder captar el interés del público, al no poder monopolizar toda la atención del espectador, como lo hacía el cine, por tener que compartirla con los estímulos del entorno.

Los programas televisivos de mayor “rating” son los que estimulan las emociones de los espectadores. La vida íntima de los artistas se vuelve pública y todos hacen leña del árbol caído, poniendo todos sus esfuerzos en llevar agua para su propio molino y conservar sus trabajos.

Vemos hasta qué punto es capaz la gente de hacer pública su manoseada intimidad para aparecer en pantalla y la oportunidad de lograr sus cinco minutos de fama.

Los libros de autoayuda, ayudan y venden porque, a su manera, son accesibles y terapéuticos y permiten tomar conciencia de los errores y de los fracasos en todos los ámbitos, debido principalmente a los problemas emocionales que perturban la vida de la gente.

Hay que aprender a controlar las emociones, porque si no lo hacemos son ellas las que nos controlan.

El movimiento de la “Nueva Era”, inspirada en prácticas espirituales orientales que invadieron América en la década de los años sesenta, inundó el mercado con bibliografía relacionada con la sanación espiritual, el valor del pensamiento positivo, del control emocional y del desarrollo de la autoestima.

El concepto de inteligencia emocional se extendió a todos los ámbitos de la sociedad, instalándose en el campo educacional, terapéutico y empresarial, como una herramienta útil para el control de las emociones y el logro de los objetivos personales.

Los nuevos recursos psicológicos exceden el campo terapéutico y abarcan el área espiritual, y el discurso sanador es utilizado para curar el alma.

Sin embargo, a pesar de toda esta avalancha de competencia tratando de rescatar a los seres humanos perdidos, la psicología clínica pudo salvarse de la extinción y todavía su labor sigue siendo preferida y reconocida; aunque mucha gente tenga mayor acceso a la información, que antes permanecía entre las cuatro paredes de un consultorio

Lo que antes para un terapeuta representaba años de trabajo analítico para descubrir, hoy en día se hace en un solo programa de televisión, donde nadie tiene reparos en vaciar su interioridad sin ningún escrúpulo, si tiene la posibilidad de conmover al público lo suficiente como para continuar más tiempo frente a las cámaras.

Una psicoterapia siempre resulta operativa y puede dar buenos resultados, aún con el peor de los psicólogos; por lo tanto, cualquier otra forma de discurso terapéutico que movilice ansiedades y satisfaga la necesidad emocional del público consumidor, puede ser válida y producir algún nivel de transformación.

Vivimos en un mundo desfachatado o bien la gente se ha liberado de los fantasmas que intentan torturarlos y puede en forma mediática deshacerse de ellos.

Esta posibilidad hoy tiene un precio y está a la venta por cualquier medio que despierte el interés del público.

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