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Friday, May 9, 2014

Francisco de Goya (Wikipedia)


Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, provincia de Zaragoza, 30 de marzo de 1746Burdeos, Francia, 16 de abril de 1828)1 fue un pintor y grabador español. Su obra abarca la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo. En todas estas facetas desarrolló un estilo que inaugura el Romanticismo. El arte goyesco supone, asimismo, el comienzo de la pintura contemporánea, y se considera precursor de las vanguardias pictóricas del siglo XX.

Tras un lento aprendizaje en su tierra natal, en el ámbito estilístico del barroco tardío y las estampas devotas, viaja a Italia en 1770, donde traba contacto con el incipiente neoclasicismo, que adopta cuando marcha a Madrid a mediados de esa década, junto con un pintoresquismo costumbrista rococó derivado de su nuevo trabajo como pintor de cartones para los tapices de la manufactura real de Santa Bárbara. El magisterio en esta actividad y en otras relacionadas con la pintura de corte lo imponía Mengs, y el pintor español más reputado era Francisco Bayeu, que fue cuñado de Goya.

Una grave enfermedad que le aqueja en 1793 le lleva a acercarse a una pintura más creativa y original, que expresa temáticas menos amables que los modelos que había pintado para la decoración de los palacios reales. Una serie de cuadritos en hojalata, a los que él mismo denomina de capricho e invención, inician la fase madura de la obra del artista y la transición hacia la estética romántica.

Además, su obra refleja el convulso periodo histórico en que vive, particularmente la Guerra de la Independencia, de la que la serie de estampas de Los desastres de la guerra es casi un reportaje moderno de las atrocidades cometidas y componen una visión exenta de heroísmo donde las víctimas son siempre los individuos de cualquier clase y condición.
Gran popularidad tiene su Maja desnuda, en parte favorecida por la polémica generada en torno a la identidad de la bella retratada. De comienzos del siglo XIX datan también otros retratos que emprenden el camino hacia el nuevo arte burgués. Al final del conflicto hispano-francés pinta dos grandes cuadros a propósito de los sucesos del levantamiento del dos de mayo de 1808, que sientan un precedente tanto estético como temático para el cuadro de historia, que no solo comenta sucesos próximos a la realidad que vive el artista, sino que alcanza un mensaje universal.

Pero su obra culminante es la serie de pinturas al óleo sobre el muro seco con que decoró su casa de campo (la Quinta del Sordo), las Pinturas negras. En ellas Goya anticipa la pintura contemporánea y los variados movimientos de vanguardia que marcarían el siglo XX.


Galeria


Tuesday, January 28, 2014

Estructura de un ensayo (laguia2000.com)


Actualmente el ensayo está considerado como uno de los principales géneros literarios, si bien no siempre lo es, pues no ha de serlo. En realidad, la naturaleza del género ensayístico es didáctica y crítica más que literaria, aunque en determinados casos la calidad de la prosa misma es tan elevada que ciertas obras, con toda justicia, son consideradas como ejemplos de calidad literaria. 

En cualquier caso, un ensayo es aquella obra en la cual un autor interpreta un tema, ya sea filosófico, científico, humanístico, político, social o de cualquier otro tipo) de manera completamente libre y sin que sea necesaria una previa documentación (si bien es innecesario decir que un ensayo documentado y académico recibirá automáticamente una mejor consideración).

Aquél que se enfrente a la redacción de un ensayo deberá estructurarlo en tres grandes secciones (muy similares, por otra parte, a las tradiciones secciones narrativas de introducción, nudo y desenlace). El ensayo constará así de una introducción, un espacio principal dedicado al desarrollo del tema o la idea, y una conclusión.

En la introducción deberá expresarse con claridad cuál es el tema del ensayo y su objetivo. De la misma manera, será conveniente explicar al lector qué subtemas se abordarán y cuáles son los motivos que hacen el ensayo mismo necesario.

El desarrollo es la parte más importante del ensayo, y en ella se incluirá la principal carga argumentativa. El autor deberá convencer al lector de su idea, tesis u opinión, por medio de la exposición de sus argumentos y del análisis de los mismos. De la misma manera será aquí donde deba incluir, si las tiene, todas las referencias documentales a libros, revistas y otros materiales que contribuyan a defender su argumentación. Si se incluyen citas bibliográficas, deberá hacerse de forma normalizada y en función de los cánones establecidos por el tema escogido o por la publicación a la que irá destinado.

En la conclusión, el autor deberá cerrar todo el capítulo argumentativo que ha ido abriendo, y es aquí donde mejor se encuentran las opiniones personales y las sugerencias a modo de solución del problema abierto anteriormente. La conclusión puede igualmente incluir un breve resumen de lo tratado, actuando de forma paralela a la introducción pero incluyendo las soluciones que se han ido dando, de forma que el lector finalice su lectura con una idea clara de los temas tratados y las principales ideas-fuerza (es muy útil, sobre todo, en ensayos de especial complejidad, donde las ideas son muchas y pueden quedar diluidas). 

Tuesday, January 14, 2014

Introducción (Televisión y Cultura de Masas)

Introducción

El efecto de la televisión no puede enunciarse debidamente en términos de éxito o fracaso, gusto o rechazo, aprobación o desaprobación. Más bien se debería hacer una tentativa, con ayuda de categorías de la psicología profunda y de un conocimiento previo de los medios para las masas, por concretar cierto número de conceptos teóricos mediante los cuales podría estudiarse el efecto potencial de la televisión, su influencia en diversas capas de la personalidad del espectador. Parece oportuno indagar sistemáticamente los estímulos socio-psicológicos que son típicos del material televisado tanto en un nivel descriptivo como en un nivel psicodinámico, analizar sus supuestos previos así como su pauta total y evaluar el efecto que es posible que produzcan. Cabe esperar que, en última instancia, este procedimiento traiga a luz una serie de recomendaciones sobre el modo de tratar estos estímulos a fin de producir el efecto más conveniente de la televisión. Al revelar las implicaciones socio-psicológicas y los mecanismos de la televisión, que a menudo actúan con el disfraz de un falso realismo, no sólo podrán mejorarse los programas sino que también -y esto es tal vez más importante- podrá sensibilizarse al público en cuanto el efecto inicuo de algunos de estos mecanismos. 

No nos compete la efectividad de uno u otro programa específico, nuestro tema es la naturaleza de la televisión actual y su repertorio de imágenes. No obstante lo cual nuestro enfoque es práctico. Es necesario que las conclusiones estén tan próximas al material y que reposen sobre una base tan sólida de experiencia que se las pueda traducir en recomendaciones precisas y hacerlas convincentemente claras para grandes públicos.  El mejoramiento de la televisión no es concebido primordialmente en un nivel artístico, puramente estético, extraño a las costumbres vigentes. Esto no significa que de entrada aceptemos ingenuamente la dicotomía entre arte autónomo y medios para las masas. Como todos sabemos, la relación entre ellos es sumamente compleja. La rígida división actual entre lo que suele llamarse arte "melenudo" y arte "de pelo corto" es producto de una prolongada evolución histórica. Sería romántico su poner que antes el arte fue puro del todo, que el artista creador sólo pensaba en términos de la coherencia interna de su obra, sin considerar su efecto sobre los espectadores. En especial, el arte del teatro no puede separarse de la reacción del auditorio. A la inversa, vestigios de la pretensión estética de ser algo autónomo, un mundo por sí solo, perduran incluso dentro de los productos más triviales de la cultura de masas. En realidad, la actual división rígida del arte en aspectos autónomos y comerciales es en buena medida, por su parte, una función de la comercialización. Se hace difícil pensar que el lema de l'art pour l'art fuera por azar acuñado en el París de la primera mitad del siglo XIX, o sea, cuando la literatura se convirtió por primera vez realmente en un negocio en gran escala. Muchos de los productos culturales que llevan la marca anticomercial de "arte por el arte" presentan huellas de comercialismo por la atención que prestan al elemento sensacional o por la ostentación ele riqueza material y estímulos sensoriales a expensas de la significación de la obra. Esta tendencia era pronunciada en el teatro neorromántico de las primeras décadas de nuestro siglo.

Fuente: Televisión y Cultura de Masas, Adorno Theodor
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