La envidia ha inspirado a muchos escritores para escribir grandes
dramas, porque es un sentimiento humano que produce verdaderas
tragedias. Consiste en la tristeza o pesar que produce en una persona
el bien ajeno. Básicamente es un pensamiento negativo deliberado hacia
otra persona, que puede tener múltiples razones.
Sabemos que los pensamientos negativos de otros hacia nosotros pueden influenciarnos, aunque solamente si somos influenciables.
Por ejemplo, para que la hipnosis (que es el sueño provocado
artificialmente) pueda llevarse a cabo, es necesario no oponer
resistencia al dominio del hipnotizador, que tiene el poder de hacernos
dormir sin perder la conciencia. Pero no a todas las personas se las
puede hipnotizar.
Por lo tanto una buena táctica contra la envidia o cualquier otro
sentimiento negativo, es elevar el umbral de influencias externas.
Las personas ostentosas están rodeados de envidiosos pero más
que defendernos de ellos tenemos que evitar la ostentación y la vanidad.
No olvidemos que la posibilidad de ser víctima de un robo es directamente proporcional al valor de las pertenencias.
Sólo los vulnerables son invencibles en tanto que los que se
defienden con uñas y dientes pueden terminar mal parados. La
vulnerabilidad es la invencibilidad.
Los débiles no generan sentimientos de envidia o violencia, sólo los fuertes y desafiantes son atacados.
Observemos a los animales. Si Uds. no quieren ser atacados por un
perro no tienen que mirarlo a los ojos, porque ellos lo interpretan como
un desafío. Como tienen tanto miedo como nosotros, su mejor defensa es
el ataque.
No hay que defenderse, hay que entregarse, es lo que nos dicen las
recomendaciones de la policía. En un asalto jamás hay que resistirse si
uno quiere salvar la vida.
La vida se puede salvar fácilmente entregando la billetera o el auto,
porque ningún ladrón en su sano juicio quiere complicarse aún más la
vida. Sin embargo, aunque parezca mentira, muchos se exponen para
salvar su auto.
La persona envidiosa tiene básicamente un problema de identidad;
quiere ser el otro y tener lo que él tiene; y como no puede, ni está
dispuesto a hacer lo que tiene que hacer, sufre y se entristece por el
bien ajeno.
Todos los días tenemos experiencias de esta naturaleza cuando notamos que a algunas personas que nos conocen les molesta que nos vaya bien haciéndonos notar su desagrado.
Es lamentable que muchos prefieran escuchar nuestras frustraciones
antes que nuestros éxitos, que es una forma de consolarse de la propia
decadencia, porque siempre va a ser más fácil superar a un fracasado que
a un exitoso.
Un cuento para pensar
Asesinato en el Circo
Eran gemelos idénticos y habían nacido en un circo, fruto del amor de una pareja de trapecistas.
La vida de uno de ellos giraba alrededor de ese mágico escenario de
arena y había logrado fama como payaso. El otro era el exitoso
propietario del circo.
Desde niños, como un juego, acordaron reemplazarse mutuamente en sus
roles y nunca alguno había notado la diferencia. No obstante, no
reinaba el amor entre ellos sino la envidia, y aunque ambos a su manera
eran famosos, ese maligno sentimiento había logrado oscurecer sus
corazones.
Una fría y oscura noche de invierno, después de la función,
cuando todos estaban entregados al reposo, una filosa hoja de cuchillo
brilló a la luz de la luna. El certero impacto, cercenó el corazón de uno de los hermanos que descansaba confiado.
El otro no lloró en el funeral, pero en el fondo de sus ojos se podía ver una sombra.
El crimen nunca se esclareció y tampoco nunca se supo con certeza, quien de los dos había muerto.
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