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Wednesday, January 8, 2014

Mujer recupera su piel tomando 3 litros de agua al día (EMOL)

Una mujer en el Reino Unido decidió experimentar en su propio cuerpo, qué pasaría si tomaba 3 litros diarios durante 4 semanas. Los resultados fueron sorprendentes.

Sarah Smith tiene 42 años, pero según ella y tal como delata su fotografía parece de 52.

Preocupada por su aspecto anciano, los dolores de cabeza a diario y una mala digestión decidió, previa consulta con su médico de cabecera y los consejos de un neurólogo y una nutricionista, comenzar a tomar mucho más agua de lo que consumía en forma habitual.

La meta que se propuso fue beber 3 litros de líquido al día.

“Leí un estudio que decía, que al menos una de cada cinco mujeres en el Reino Unido, consume menos de la ingesta diaria recomendada de agua. Reflexioné y decidí hacer un experimento para saber qué pasaría conmigo si yo bebía esa cantidad de agua”, escribió en el Daily Mail.

Es que su apariencia no era sana. Ojeras, bolsas debajo de los ojos; arrugas en la cara y hasta en los labios; manchas rojizas y sin brillo en la piel eran algunas de las características horrorosas que lucía la inglesa.

“Nuestro cuerpo necesita mantener un equilibrio hídrico para que todos, todos los sistemas del cuerpo funcionen a la perfección”, afirma Patricia Rodríguez, nutricionista de Clínica Alemana.

En ese sentido, explica que la experiencia realizada por Smith es algo extrema, pero factible y que no causa problema alguno en el organismo. Es más, dice que hidratarse en forma constante debe ser un hábito en cualquier época del año.

“Pero no podemos confundir que por tomar más agua nos vamos a mejorar de alguna enfermedad. Una buena medida son 3 litros, aunque con 1 litro y medio en invierno a 2 diarios en verano, una persona puede considerarse que está bien hidratada”, subraya.

Claro es que también las frutas y verduras hacen su aporte hídrico a nuestro sistema. De todas maneras, la proporción necesaria, según la nutricionista, también dependerá de la edad, la actividad física que se practique y fundamentalmente, la temperatura ambiental y personal que tenga cada individuo.

Sin embargo, la Rodríguez señala que uno no baja de peso por tomar agua sino que, lo que puede suceder es que uno se ordene con las comidas y deje de confundir el hambre con la sed.

“El problema es que si no consumes suficiente agua se resiente todo tu cuerpo, porque no debemos olvidar que entre el 60 y 65% del peso corporal es agua y si no hay agua en tu cuerpo, comienzas a llenarte de toxinas, tu corazón, y todos tus sistemas colapsan y hasta te puedes llegar a morir si te deshidratas”, explica.

Por lo tanto, alienta a tomar más agua. “Es muy raro que exista una intoxicación hídrica y en caso de suceder, sería por sobrepasar la filtración que hace el riñón. Pero eso casi nunca sucede”, afirma.

El experimento

www.dailymail.co.uk

Los resultados fueron impresionantes. En la semana 1, comentó: “Mi médico me recomendó tomar una gran jarra de agua en la mañana, otra en la tarde y la última en la noche. Lo estoy haciendo. Al final de mi primer día he ido 5 a 6 veces a orinar, y el color amarillo oscuro de mi orina está más clara. Aprovecho también de exfoliar la cara todos los días para tratar de sacar las manchas secas que tengo, y me doy cuenta de las toxinas que salen de mi piel”.

Sarah Smith incluso confiesa que se va de copas, pero al hacerlo mezcla entre copas del vino blanco que toma, agua de soda durante toda la noche. Como resultado, amanece sin resaca. “Durante años he estado haciendo diez minutos de yoga cada mañana justo después de levantarme, pero en los últimos seis meses me había sentido muy rígida. Sin embargo, desde que empecé a beber más agua mi flexibilidad ha mejorado. Gemma Critchley, de la Asociación Dietética Británica, confirma que el agua ayuda a lubricar las articulaciones”, afirmó.

En la semana 2, dijo que las manchas en su cara fueron disminuyendo al igual que sus ojeras. Pero que todavía se veía con arrugas debajo de los ojos, pero mucho menos que antes.

“Me sentí contenta cuando mi cuñada me dijo que mi piel lucía más clara. Tengo mucho trabajo así que compro agua embotellada de medio litro. Parece que mi aliento ha mejorado. No he tenido un dolor de cabeza hace más de una semana, lo cual es inusual para mí, y estoy encantada de que mis entrañas están trabajando mucho mejor”, reseñó en el periódico.

Además, señaló que su estómago no se ve más abultado con todo el exceso de agua sino que al contrario, se ve más plano de lo habitual y que su marido notó que la celulitis de sus glúteos y muslos han ido desapareciendo.

En la semana 3, notó que la piel estaba más sana. Perdió cerca de 1 kilo de peso y su cintura disminuyó un centímetro. “Las ojeras y las arrugas bajo mis ojos han desaparecido prácticamente, y mi piel se ve más nutrida, tersa y elástica. Mi amigo, que es un terapeuta de belleza, dice que esto se debe a que el agua está ayudando a mis células de la piel se regeneran de manera más eficiente”.

Como son tantas botellas de agua que compraba, decidió en un acto ecológico, dejar de hacerlo y volvió a beber el agua de las cañerías en botella reciclable. Además, sintió que estaba comiendo menos porque el agua con las comidas la hacía sentir más satisfecha.

La semana 4, bajó otro kilo más y su cintura se redujo en otro centímetro más. “Realmente no puedo creer la diferencia. Me veo como una mujer diferente. Las sombras oscuras alrededor de los ojos han desaparecido y las manchas se han ido también. Mi piel está tersa, saludable. La transformación es más que notable”.

Sarah Smith concluyó que está feliz y que seguirá tomando los 3 litros diarios. “¿Quién en su sano juicio no querría probarlo y obtener estos resultados tan increíbles?”, reflexionó. 

Wednesday, May 15, 2013

VIH (laguia2000.com)

El VIH, Virus de la inmunodeficiencia Humana, es un virus que causa la caída de las defensas inmunológicas del ser humano, conocido comúnmente como SIDA (Síndrome de InmunoDeficiencia Adquirida).

VIH y SIDA: Si bien el VIH causa SIDA, no todas las personas con SIDA tienen el VIH, existen otras causas para desarrollar SIDA como la desnutrición o el consumo de estupefacientes. Los problemas se acentúan en aquellos individuos que pueden desarrollarlo por más de una razón.

Descripción: este virus de la Familia de los Retrovirus es del género Letivirus. Su virión es esférico con una cápside y una envoltura proteica. Su material genético está codificado en un ARN monocatenario dentro de la cápside. Se reproduce por retrotrasncripción inversa dentro de las células. La envoltura del virus es parte de la membrana de las células que parasita más proteínas propias, que emplea para poder infectar a nuevas células. Cuando e introduce el virus en una célula usa la maquinaria de transcripción inversa que lleva consigo para convertir su ARN en ADN. Este ADN puede empezar a replicarse activamente y, por lo tanto, liberar viriones, con la capacidad de infectar nuevas células, o bien puede introducirse dentro del ADN de la célula y permanecer silenciado. Este estado de latencia puede, no obstante, servir para que el virus se divida, puesto que al dividirse las células y hacer nuevas copias de su ADN copia también el ADN del virus, que no diferencia del suyo. Esta es una de las razones de que el virus del SIDA sea tan difícil de controlar con fármacos. El VIH ataca preferentemente linfocitos T CD4+, es por eso que disminuyen las defensas del infectado.

Historia: actualmente se calcula que hay más de 40 millones de infectados por el virus del VIH, siendo más de la mitad africanos. El VIH-1 se cree que se originó como una mutación de un virus de chimpancés africanos, SIV cpz (Virus de Inmunodeficiencia en Simios). Según los estudios realizados el salto de especie se produjo en tres ocasiones diferentes. Cabe destacar que este virus que está asolando a la población mundial humana en chimpancés no se muestra tan agresivo en las poblaciones de chimpancés. Cuando fue descrito como el virus causante de SIDA en 1986 se creó una gran controversia puesto que los Retrovirus eran prácticamente desconocidos. Este desconocimiento fue el causante de tanto pánico como se vivió en la década de los 80 y 90 respecto al SIDA. Una enfermedad agresiva que no se conocía y que no tenía cura que causaba una inmunodeficiencia tan severa desató todas las alarmas mundiales de la salud. Hoy en día todavía hay detractores de la propia existencia del virus y atribuyen sus síntomas a una serie de enfermedades variadas, o algunos a una conspiración gubernamental.



Esquema en el que pueden observar la envoltura, la cápside protéica y el RNA del virus.

Síntomas: el síntoma más claro es una inmunodeficiencia severa de linfocitos T. Aunque si el virus está latente y no se replica puede pasar desapercibido, se calcula que el 80% de los casos son asintomáticos. El problema del VIH no es que mate por sí, sino que permite que otros organismos que en condiciones normales no podrían causar la muerte se conviertan en letales para los seropositivos (individuos que dan positivo para VIH en una prueba de sangre).

Diagnóstico y tratamiento: el diagnóstico es mediante una analítica de sangre por el procedimiento llamado ELISA y una confirmación por western blot. Esta prueba no es fiable del todo puesto que si el virus está latente o ya no quedan linfocitos T no aparecerán las proteínas víricas que se buscan. Igualmente el diagnóstico tiene que esperar a que el virus esté lo suficientemente extendido como para que en una muestra de sangre aparezcan suficientes marcadores virales (se recomienda esperar unos 6 meses para realizarse la prueba). No obstante, existen pruebas de laboratorio en la actualidad capaces de detectar la presencia del virus tan solo unos días después.

No existe un tratamiento definitivo para acabar con el VIH, si bien puede ayudarse con fármacos a las defensas del individuo. El gran problema para la erradicación del VIH del organismo reside en que éste puede introducirse dentro del ADN de las células. El tratamiento se realiza con una gran batería de fármacos muy agresivos que intentan inhibir la transcriptasa inversa del virus para que, si bien no puede eliminarse, que no se multiplique.

Como se contrae: principalmente por compartir fluidos con una persona infectada. Transplante de un órgano infectado, transfusión de sangre, intercambio de fluidos sexales, la leche que mama el bebe y en menor medida la saliva.
 

Tuesday, August 7, 2012

21 días para crear un hábito


Todas queremos alcanzar éxito a nivel personal, profesional, laboral y familiar. Pero ser exitosas no es algo que nos caerá del cielo, debemos trabajar duro para conseguirlo.

Desarrollar destrezas y habilidades es el primer paso. Por ejemplo, si lo que anhelamos es alcanzar un título profesional debemos optimizar el uso del tiempo y combinarlo para no quedar mal en ninguna de las dos responsabilidades adquiridas.

Lo mismo si queremos tener un cuerpo envidiable y buena salud. Hacer ejercicio, alejarnos de la comida basura y alimentarnos de forma equilibrada.

Aunque suene sencillo, tener una vida disciplinada para muchas no lo es, por lo que siempre estamos posponiendo las decisiones que nos aseguran bienestar.

Cada año que comienza entre nuestros propósitos nunca faltan el famoso ‘este año entro al gimnasio’ o el típico ‘bajaré 10 kilos’.

Al final seguimos siendo sedentarias y estando con kilos de más. Pero, ¿cómo desarrollar las destrezas para lograr lo propuesto?

La especialista en Programación Neurolingüística (PNL) Martha Ramírez explica que los seres humanos sí podemos cambiar hábitos en nuestra vida.

Los hábitos, buenos o malos, son  funciones potentes que tienen su sede en el subconsciente.

“Cuando yo trabajo durante 21 días sobre algo que quiero cambiar en mí logro hacerlo porque cada 21 días regeneramos células y las células nuevas vienen grabadas con la información adquirida”, menciona.

“Si todos los días me despierto y hago un ejercicio tan sencillo como mirarme al espejo y decirme a mí misma que me amo y me acepto como soy, mi mente terminará por creerlo, porque la parte inconsciente lo manda a la consciente”, agrega la experta. El solo repetir la frase crea una destreza y una habilidad para el cambio.

Esta teoría de los 21 días fue descrita en 1960 por el psicólogo Maxwell Maltz, célebre cirujano plástico de la Universidad de Columbia, y autor de ‘La Psicocibernética’, que habla de que debemos tomar 15 minutos al día a la misma hora en el mismo lugar para cualquier nuevo hábito que se desee tener y es importante continuarlo hasta que se cumplan los 21 días consecutivos de práctica inequívoca. De esta manera se genera un cambio perceptible en la persona.

Si fallas un solo día debes empezar desde el principio.

Recuerda
Nunca te des por vencida, tú eres capaz de lograrlo todo. Solo debes ser paciente.

21 días para crear un hábito, SUSANA LANDÍVAR

Monday, July 16, 2012

Anatomía


SECCION 1 > FUNDAMENTOS
CAPITULO 1

Anatomía

La biología es la ciencia que trata de los seres vivos e incluye la anatomía y la fisiología. La anatomía estudia las estructuras del organismo y la fisiología estudia sus funciones. Dado que la estructura de los seres vivos es muy compleja, la anatomía abarca desde los componentes más pequeños de las células hasta los órganos más grandes, así como la relación de éstos con otros órganos. La anatomía general estudia los órganos tal como aparecen durante una inspección visual o una disección. Por otra parte, la anatomía celular estudia las células y sus componentes mediante el uso de instrumental específico como los microscopios; también utiliza otras técnicas especiales para su observación.


Interior del cuerpo

Células

A pesar de que las células se consideran como la unidad más pequeña de los organismos vivos, están constituidas por elementos aun menores, cada uno de ellos dotado de una función propia. El tamaño de las células humanas es variable aunque es siempre microscópico; un óvulo fecundado es la célula más grande, y sin embargo resulta tan pequeña que no es perceptible por el ojo humano. Las células humanas están envueltas por una membrana que las mantiene unidas; no se trata de una simple envoltura ya que esta membrana tiene unos receptores que permiten a las diversas células identificarse entre sí. Además, estos receptores son capaces de reaccionar ante sustancias producidas por el organismo así como ante los fármacos introducidos en él y debido a esta característica pueden seleccionar las sustancias o los medicamentos que entran en la célula o salen de ella. Las reacciones que tienen lugar en los receptores a menudo alteran y controlan las funciones celulares. Dentro de la membrana celular existen dos componentes principales: el citoplasma y el núcleo. El primero contiene estructuras que consumen y transforman la energía y dirigen las funciones de la célula; el segundo contiene el material genético de la célula y las estructuras que controlan su división y reproducción. Son muchas y muy diversas las células que constituyen el organismo y cada una está dotada de estructura y vida propias. Algunas, como los glóbulos blancos, se mueven libremente sin adherirse a otras células; en cambio las células musculares están firmemente unidas entre sí. Las de la piel se dividen y reproducen con rapidez; las nerviosas, por el contrario, no se reproducen en absoluto. Así mismo determinadas células, sobre todo las glandulares, tienen como función principal la producción de sustancias complejas como hormonas o enzimas. Por ejemplo, las células de las mamas producen leche; las del páncreas, insulina; las del revestimiento de los pulmones, mucosidad y las de la boca, saliva. Por último, existen otras células cuya función primordial no es la producción de sustancias, como las células que se encargan de la contracción, tanto de los músculos como del corazón. También es el caso de las células nerviosas que conducen impulsos eléctricos y permiten la comunicación entre el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) y el resto del organismo.

Tejidos y órganos
Se denomina tejido a una agrupación de células relacionadas entre sí, aunque no idénticas, que forman un conjunto para llevar a cabo funciones específicas. Cuando se analiza al microscopio una muestra de tejido (biopsia), se observan diversos tipos de células, aunque el interés del médico se centre en un tipo determinado.

El tejido conectivo, resistente y frecuentemente fibroso, tiene la función de mantener la estructura corporal unida y darle soporte. Se encuentra en casi todos los órganos aunque la mayor parte se halla en la piel, los tendones y los músculos. Las características del tejido conectivo y de los tipos de células que contiene varían según su localización.

Los órganos desempeñan las funciones del organismo y cada órgano está provisto de una estructura diferenciada capaz de desarrollar funciones específicas. Es el caso del corazón, los pulmones, el hígado, los ojos y el estómago. Distintos tejidos y, por lo tanto diversas células, intervienen en la constitución de un órgano. El corazón está formado por tejido muscular que al contraerse produce la circulación de la sangre; también está constituido por tejido fibroso que forma las válvulas y por células especiales que controlan la frecuencia y el ritmo cardíacos. El globo ocular está formado por células musculares que abren o contraen la pupila, por células transparentes que constituyen el cristalino y la córnea, y por otras que producen fluidos que ocupan el espacio entre la córnea y el cristalino. También está formado por células fotosensibles y células nerviosas que llevan los impulsos al cerebro. Incluso un órgano tan simple en apariencia como la vesícula biliar contiene distintas células. Unas son las células de revestimiento interior resistentes a los efectos irritantes de la bilis, otras son las musculares, que se contraen para expulsar la bilis, y otras las que forman la pared externa fibrosa que contiene la vésicula.
Interior de la célula
Si bien existen distintos tipos de células, la mayoría posee los mismos componentes. Una célula consta de un núcleo, un citoplasma y la membrana celular; ésta constituye su límite y regula los intercambios con el exterior. El núcleo controla la producción de proteínas y contiene cromosomas, el material genético de la célula, y un nucléolo que produce ribosomas. El citoplasma es un material fluido con organelas, las cuales se consideran los órganos de la célula. Por su parte, el retículo endoplasmático transporta materiales en el interior de la célula. Los ribosomas producen proteínas, que son agrupadas por el aparato de Golgi a fin de que abandonen la célula. Las mitocondrias generan la energía necesaria para las actividades celulares. Los lisosomas contienen enzimas que pueden descomponer las partículas que entran en la célula. Por ejemplo, ciertos glóbulos blancos (una variedad de las células de la sangre) ingieren las bacterias que luego destruyen las enzimas lisosómicas. Por último, los centríolos participan en la división de la célula.
Sistemas orgánicos

Aunque un órgano en particular desempeñe funciones específicas, hay órganos que funcionan como parte de un grupo denominado sistema; es la unidad de organización en que se basa el estudio de la medicina, la clasificación de las enfermedades y la planificación de los tratamientos. En este Manual la exposición de los temas está organizada en unidades didácticas alrededor de este concepto.

El aparato cardiovascular es un ejemplo de un sistema. Está compuesto por el corazón (cardio) y por los vasos sanguíneos (vascular). Este sistema es el encargado de la circulación de la sangre. Otro ejemplo es el aparato digestivo que se extiende desde la boca hasta el ano; recibe los alimentos, los digiere y elimina los residuos en las heces. Está formado por el estómago, el intestino delgado y el intestino grueso, que movilizan los alimentos. También incluye órganos como el páncreas, el hígado y la vesícula biliar, los cuales producen enzimas digestivas, eliminan sustancias tóxicas y almacenan las sustancias necesarias para la digestión. El sistema musculosquelético está formado por huesos, músculos, ligamentos, tendones y articulaciones que, en su conjunto, sostienen y dan movilidad al cuerpo.

La función de un sistema está relacionada con la de otros sistemas. A modo de ejemplo, el aparato digestivo necesita más sangre para realizar sus funciones cuando se ingiere una comida abundante y para ello recurrirá a los sistemas cardiovascular y nervioso. En este caso, los vasos sanguíneos del aparato digestivo se dilatan para transportar más sangre, al tiempo que el cerebro recibe impulsos nerviosos indicándole que hay un aumento de trabajo. Es más, el aparato digestivo estimula de forma directa el corazón mediante impulsos nerviosos y sustancias químicas liberadas en el flujo sanguíneo. El corazón responde con una mayor irrigación sanguínea; el cerebro, por su parte, reduce la sensación de apetito, aumenta la de saciedad y disminuye el interés por realizar actividades que supongan un gasto energético.

La comunicación entre órganos y sistemas es fundamental ya que permite regular el funcionamiento de cada órgano de acuerdo con las necesidades generales del organismo. El corazón debe saber si el cuerpo está en reposo para reducir el ritmo cardíaco y aumentarlo cuando los órganos requieran más sangre. Los riñones necesitan saber si existe un exceso o un defecto de líquido en el organismo, para proceder a su eliminación en la orina o a su conservación cuando el cuerpo está deshidratado.

Las constantes biológicas se mantienen gracias a la comunicación. Gracias a este equilibrio, que se denomina homeostasis, no existe ni exceso ni defecto en el funcionamiento de los órganos y cada uno facilita las funciones de los demás.

La comunicación necesaria para la homeostasis se produce a través del sistema nervioso o mediante estímulos de sustancias químicas. La compleja red de comunicación que regula las funciones corporales está controlada, en su mayoría, por el sistema nervioso autónomo. Este sistema funciona sin que la persona tenga consciencia de ello y sin que se perciba una señal evidente de que está actuando.

Se denominan transmisores a las sustancias químicas utilizadas en la comunicación. Las hormonas son transmisores producidos por un órgano, que viajan hacia otros órganos a través de la sangre. Los transmisores que conducen los mensajes a distintas partes del sistema nervioso se denominan neurotransmisores.

La hormona adrenalina es uno de los transmisores más conocidos. Cuando alguien se encuentra de manera repentina ante una situación de estrés o de miedo, el cerebro envía un mensaje a las glándulas suprarrenales para que de inmediato liberen la adrenalina; esta sustancia química pone rápidamente al organismo en estado de alerta para que pueda reaccionar de manera adecuada al estímulo. El corazón late más rápido y con más intensidad, las pupilas se dilatan para recibir más luz, la respiración se acelera y la actividad del aparato digestivo disminuye para permitir que llegue más sangre a los músculos. El efecto es rápido e intenso.

Otras comunicaciones químicas son menos espectaculares pero igual de efectivas. A este respecto, cuando el cuerpo se deshidrata y por lo tanto necesita más agua, decrece el volumen de sangre que circula por el sistema cardiovascular. Esta disminución la perciben los receptores de las arterias del cuello que responden enviando impulsos a través de los nervios hacia la hipófisis, una glándula situada en la base del cerebro, que produce entonces la hormona antidiurética, la que a su vez estimula al riñón para que disminuya la producción de orina y retenga más agua. Simultáneamente, la sensación de sed que se percibe en el cerebro estimula la ingestión de líquidos.

El cuerpo además está dotado de un grupo de órganos, el sistema endocrino, cuya función principal es la de producir hormonas que regulen el funcionamiento de los demás órganos. La glándula tiroides produce la hormona tiroidea que controla el ritmo metabólico (velocidad de las funciones químicas del cuerpo), el páncreas produce la insulina, que controla el consumo de azúcares, y las glándulas suprarrenales producen la adrenalina, que estimula a varios órganos y prepara al organismo para afrontar el estrés.

Barreras externas e internas

Por extraño que parezca, no es fácil definir qué es lo que está dentro o fuera del cuerpo ya que éste tiene varias superficies. La piel como tal es en realidad un sistema que forma una barrera que impide la entrada de sustancias nocivas en el organismo. Aunque lo cubra una fina capa de piel, el canal auditivo se considera como una parte interior del cuerpo porque penetra en la profundidad de la cabeza. El aparato digestivo es un largo tubo que comienza en la boca, serpentea a lo largo del cuerpo y desemboca en el ano; no es fácil determinar si los alimentos que se absorben parcialmente a medida que pasan por este tubo se encuentran dentro o fuera del cuerpo. De hecho, los nutrientes y líquidos no están en el interior del organismo hasta el momento en que son absorbidos y entran en el flujo sanguíneo.

El aire entra por la nariz y la garganta pasando por la tráquea hasta las extensas ramificaciones de las vías respiratorias pulmonares (bronquios). Podríamos preguntarnos en qué punto este sistema de conducción deja de ser exterior para convertirse en interior, puesto que el oxígeno que está dentro de los pulmones no es útil para el cuerpo hasta que no pasa al flujo sanguíneo. Para ello, el oxígeno debe atravesar una fina capa de células que recubren los pulmones y que actúan como barrera contra los virus y las bacterias que contiene el aire inspirado, como los gérmenes de la tuberculosis. Sin embargo, estos microorganismos no producen trastornos a menos que penetren en las células o en el flujo sanguíneo. La mayoría de los organismos infecciosos no causan enfermedades gracias a varios mecanismos de protección que tienen los pulmones, como los anticuerpos que combaten las infecciones y las células ciliadas que expulsan los desechos de las vías respiratorias.


Además de separar el exterior del interior, las superficies del cuerpo mantienen en su lugar las sustancias y estructuras del cuerpo, haciendo que funcionen correctamente. Es evidente que los órganos internos no flotan en un charco de sangre, sino que ésta circula normalmente dentro de los vasos sanguíneos. Si la sangre sale de los vasos sanguíneos hacia otras partes del cuerpo (hemorragia), se pueden producir lesiones graves, y no sólo porque deja de llevar oxígeno y nutrientes a los tejidos. A modo de ejemplo, una hemorragia muy pequeña en el cerebro destruye parte del tejido cerebral ya que no puede extenderse más allá de los límites del cráneo; en cambio, una cantidad similar de sangre en el abdomen no destruye los tejidos.

La saliva es importante en la boca, pero puede causar daños significativos si es aspirada por los pulmones. El ácido clorhídrico producido por el estómago rara vez produce daños en este órgano pero puede quemar y lesionar el esófago si fluye en dirección contraria. También puede dañar otros órganos si se escapa a través de la pared del estómago. Por último, las heces, la parte no digerida de los alimentos que se expulsa por el ano, pueden causar infecciones peligrosas cuando pasan a través de la pared del intestino hacia el interior de la cavidad abdominal.

Anatomía y enfermedad

El diseño del cuerpo humano es admirable. La mayoría de sus órganos dispone de una buena capacidad adicional o de reserva; de hecho funcionan de forma adecuada aunque estén deteriorados. Por ejemplo, se tendrían que destruir más de dos tercios del hígado antes de que se produjeran consecuencias graves. Una persona puede sobrevivir a la extirpación quirúrgica de un pulmón, siempre que el funcionamiento del otro sea normal. Sin embargo, otros órganos no pueden funcionar adecuadamente si llegan a sufrir leves trastornos. Si un ictus destruye una pequeña cantidad del tejido nervioso en determinadas regiones del cerebro, la persona puede quedar incapacitada para hablar, mover una extremidad o mantener el equilibrio. Un infarto de miocardio destruye el tejido cardíaco y puede causar un leve deterioro en su capacidad para bombear la sangre; puede también causar la muerte.

Si bien es cierto que las enfermedades afectan a la anatomía del organismo, también los cambios en la anatomía pueden causar enfermedades. Tumores como el cáncer destruyen directamente el tejido sano o lo comprimen hasta que acaban destruyéndolo. Si se obstruye o interrumpe el flujo de sangre hacia un tejido, éste se destruye (infarto), como en un ataque cardíaco (infarto de miocardio) o un ictus (infarto cerebral).

Dada la estrecha relación entre la enfermedad y sus repercusiones anatómicas, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades se apoyan principalmente en los métodos para observar el interior del cuerpo. Los rayos X fueron el primer descubrimiento importante que permitió observar el interior del cuerpo y examinar los órganos sin necesidad de una intervención quirúrgica. La tomografía computadorizada (TC) es otro importante adelanto que asocia los rayos X con el computador. Una TC produce imágenes detalladas y bidimensionales de las estructuras internas.

Entre los métodos para observar las estructuras internas a través de la imagen también cabría destacar la ecografía, basada en la utilización de ondas sonoras (ultrasonidos); la resonancia magnética (RM), que se basa en el movimiento de los átomos dentro de un campo magnético; la gammagrafía o las imágenes que proporciona ésta gracias a la utilización de isótopos radiactivos (para ello se inyectan en el cuerpo elementos químicos radiactivos). Todas estas técnicas permiten observar el interior del cuerpo y, a diferencia de la cirugía, no son procedimientos invasivos.

La anatomía en este Manual

Dada la importancia de la anatomía en medicina, casi todas las secciones de este Manual empiezan por describir la anatomía de un sistema determinado. Las ilustraciones se centran en aquella parte de la anatomía que se esté tratando.

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