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Friday, November 30, 2012

El Proceso Cognitivo (laguia2000.com)


La mente humana, a diferencia de los animales, procesa la información que le llega de un modo complejo, permitiendo la percepción (discriminación de estímulos, selección y generalización), la atención (selecciona lo relevante según el interés del sujeto), la memoria (almacenamiento, ya sea temporal, en la memoria a corto plazo o de forma relacional, en la memoria a largo plazo), el pensamiento (planifica la acción) y el lenguaje, lo que les permite al sujeto conectarse con el mundo que lo rodea y tratar de comprenderlo. El objeto de conocimiento es aprehendido en un primer momento por el sujeto cognoscente, quien se hace de ese objeto una rodea, o representación mental de los aspectos para él más relevantes. Si los vincula a otros conocimientos anteriores se integrará a la estructura cognitiva de modo significativo y no arbitrario, lo que le permitirá utilizar esos conocimientos en el futuro, a través del pensamiento y expresarlos a través del lenguaje.
El lenguaje tiene una función muy importante en el proceso cognitivo, ya que a través de su adquisición se logra objetivizar la realidad y transmitir significados, dentro de una determinada cultura.

En esa estructura cognitiva tienen influencia muchos factores que pueden agruparse en: 1. Fisiológicos, con participación de áreas del cerebro 2. Personales, el interés y la motivación intrínseca potencian los sentidos, se percibe más, se recuerda mejor, se relacionan las ideas, etcétera y 3. Sociales, producto de la influencia del entorno en que el sujeto vive y aprende, representado por ejemplo por las creencias compartidas.

Por esa razón, ya que además de la parte biológica intervienen otros factores en el pensamiento humano que hacen que la manera de procesar la realidad e interpretarla difiera de unos individuos a otros, es que existen diferentes estilos cognitivos. Estos son para Stemberg, la manera característica de desempeñarse singularmente al procesar la información.

Thursday, November 15, 2012

Miedo a hablar en público (laguia2000.com)


Tomar clases de oratoria puede terminar con el miedo a hablar en público.

Básicamente, enfrentar al público para el tratamiento de un tema específico exige ser idóneo en la materia, tener algo interesante que decir que incluya algún contenido nuevo e inédito y mostrarse seguro, relajado y tranquilo.

Algunos oradores bien entrenados, utilizan una pizarra donde adhieren un esquema que les sirve como guía, para no saltearse ningún punto que pueda ser importante mencionar. Esta práctica sirve también para ordenar su trabajo y para calcular el tiempo que le demandará la charla, para no extenderse demasiado ni terminar antes de tiempo.

Un orador no tiene que perder de vista el objetivo ni tampoco irse por las ramas; y no debe permitir interrupciones de ninguna clase hasta finalizar la exposición, siendo lo más usual, dedicar la última media hora a contestar preguntas, recomendando a los asistentes no intervenir durante la disertación y anotar sus inquietudes para expresarlas al finalizar la charla.

Es inevitable estar nervioso antes de comenzar una presentación en público; pero es necesario aprender a permanecer relajado, tratando de concentrarse en el trabajo que se está haciendo, confiando en la propia capacidad y sin comprometerse con los resultados.

La mayoría de los actores teatrales, incluso los muy buenos, no pueden evitar el temor al escenario cada vez que se presentan ante el público, pero ni bien se identifican con el personaje logran entregarse de lleno a su trabajo con entusiasmo y sin miedo.

Enfrentar al público es una experiencia similar a la de un exámen de competencia, donde se tiene que demostrar la capacidad para ser aprobado o reprobado, y donde la persona se expone a ser criticada o juzgada.

El miedo no es sólo un estado emocional sino también fisiológico, porque se pueden sufrir palpitaciones, sudoración excesiva, falta de saliva, etc.

Existen algunas técnicas útiles para dominar mejor este estado y mantenerse equilibrado, y convertir estas experiencias en algo divertido y no en una situación generadora de angustia.

Si una persona disfruta de lo que hace se puede concentrar y olvidarse que está siendo observado, porque el orador que agrada al público es aquel que se muestra distendido y no acartonado.

Es necesario confiar en uno mismo y ser espontáneo, tratando de transmitir además de información, entusiasmo y emociones.

La habilidad para transmitir información con elocuencia es un arte que se puede adquirir y dominar, lo esencial es aprender a mostrarse seguro y positivo, elegir los contenidos que sean de mayor interés para el público, ser claro, conciso y dinámico.

La modulación de la voz es importante para distinguir los conceptos esenciales de los detalles y para no aburrir al público con un tono monocorde que invite al sueño.

Las técnicas de relajación nos permiten realizar con anticipación una desensibilización afectiva, que consiste en visualizar la escena temida de enfrentar al público con absoluta tranquilidad y plena soltura. 

No es necesario aprender de memoria los contenidos, ya que la guía dispuesta de antemano ayudará a desarrollar los temas sin tropiezos.

Una norma didáctica de importancia es repetir las ideas centrales y hacer un resumen final de cada tema.

No es recomendable limitarse a brindar información sino que también es importante matizar con ejemplos o anécdotas que hasta pueden ser personales y que permitan crear una atmósfera distendida y un ritmo activo.

La gente está habituada a los recursos de alto impacto en los espectáculos, de modo que una charla puede resultar más interesante si se muestran fotos, diapositivas o ilustraciones novedosas con contenidos alusivos.

Es importante mantener un gesto amable y sonriente, saludar al público con simpatía, sin precipitarse ni mostrarse ansioso.

Es deseable evitar poses forzadas, pues lo mejor es aflojarse y moverse libre y naturalmente; y para comprender mejor lo tratado, dejar al hablar espacios para el silencio.

Ante las objeciones, hay que evitar discutir con el que interrumpa con un cuestionamiento incisivo, aceptando la acotación y señalándole la discrepancia con su punto de vista.

Lo importante es no intentar satisfacer al ego sino lograr la comunicación con el público y disfrutar haciendo esa tarea.


Monday, October 15, 2012

Maslow y la motivación (laguia2000.com)


El psicólogo humanista neoyorkino Abraham Maslow (1908-1970) expuso una teoría sobre las necesidades propias del hombre, organizadas jerárquicamente en forma de pirámide, que van estableciéndose en orden de abajo hacia arriba, de tal modo que satisfaciéndose las necesidades más básicas, el hombre se fija otras nuevas que debe saciar para sentirse realizado.

Las primeras necesidades son las fisiológicas, y una vez logradas, el hombre ambiciona sentirse seguro; obtenido esto va en búsqueda de afectos; más luego anhela el reconocimiento, propio y ajeno, para llegar por último a la autorrealización.

Aplicado esto a la educación, no puede pretenderse que un alumno sienta inclinación por el estudio, por su capacitación y desarrollo personal, si asiste a clases con hambre, con sueño, enfermo, con frío o con calor.

Pero tampoco esto es suficiente, el alumno debe sentirse seguro en la institución escolar, protegido, pues sino se concentrará solo en ese problema, por ejemplo, si las aulas están deterioradas, son riesgosas, si su silla está a punto de dejarlo caer, no podrá concentrarse en aprender.

Luego de resueltas estas necesidades podrá relacionarse con sus pares, crear vínculos, y si logra sentirse parte positiva del grupo, y recibe el estímulo suficiente de sus docentes, y confía en sí mismo, recién podremos decir que esta motivado para su tarea escolar.

Como conclusión: solo aquel que logró estar física y psíquicamente en plenitud, podrá lograr tener deseos de aprender. Los docentes deben estar atentos a todas las necesidades de sus alumnos en general, y de cada uno de ellos en particular, al evaluar por qué no se aprendió.

Monday, July 16, 2012

Anatomía


SECCION 1 > FUNDAMENTOS
CAPITULO 1

Anatomía

La biología es la ciencia que trata de los seres vivos e incluye la anatomía y la fisiología. La anatomía estudia las estructuras del organismo y la fisiología estudia sus funciones. Dado que la estructura de los seres vivos es muy compleja, la anatomía abarca desde los componentes más pequeños de las células hasta los órganos más grandes, así como la relación de éstos con otros órganos. La anatomía general estudia los órganos tal como aparecen durante una inspección visual o una disección. Por otra parte, la anatomía celular estudia las células y sus componentes mediante el uso de instrumental específico como los microscopios; también utiliza otras técnicas especiales para su observación.


Interior del cuerpo

Células

A pesar de que las células se consideran como la unidad más pequeña de los organismos vivos, están constituidas por elementos aun menores, cada uno de ellos dotado de una función propia. El tamaño de las células humanas es variable aunque es siempre microscópico; un óvulo fecundado es la célula más grande, y sin embargo resulta tan pequeña que no es perceptible por el ojo humano. Las células humanas están envueltas por una membrana que las mantiene unidas; no se trata de una simple envoltura ya que esta membrana tiene unos receptores que permiten a las diversas células identificarse entre sí. Además, estos receptores son capaces de reaccionar ante sustancias producidas por el organismo así como ante los fármacos introducidos en él y debido a esta característica pueden seleccionar las sustancias o los medicamentos que entran en la célula o salen de ella. Las reacciones que tienen lugar en los receptores a menudo alteran y controlan las funciones celulares. Dentro de la membrana celular existen dos componentes principales: el citoplasma y el núcleo. El primero contiene estructuras que consumen y transforman la energía y dirigen las funciones de la célula; el segundo contiene el material genético de la célula y las estructuras que controlan su división y reproducción. Son muchas y muy diversas las células que constituyen el organismo y cada una está dotada de estructura y vida propias. Algunas, como los glóbulos blancos, se mueven libremente sin adherirse a otras células; en cambio las células musculares están firmemente unidas entre sí. Las de la piel se dividen y reproducen con rapidez; las nerviosas, por el contrario, no se reproducen en absoluto. Así mismo determinadas células, sobre todo las glandulares, tienen como función principal la producción de sustancias complejas como hormonas o enzimas. Por ejemplo, las células de las mamas producen leche; las del páncreas, insulina; las del revestimiento de los pulmones, mucosidad y las de la boca, saliva. Por último, existen otras células cuya función primordial no es la producción de sustancias, como las células que se encargan de la contracción, tanto de los músculos como del corazón. También es el caso de las células nerviosas que conducen impulsos eléctricos y permiten la comunicación entre el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) y el resto del organismo.

Tejidos y órganos
Se denomina tejido a una agrupación de células relacionadas entre sí, aunque no idénticas, que forman un conjunto para llevar a cabo funciones específicas. Cuando se analiza al microscopio una muestra de tejido (biopsia), se observan diversos tipos de células, aunque el interés del médico se centre en un tipo determinado.

El tejido conectivo, resistente y frecuentemente fibroso, tiene la función de mantener la estructura corporal unida y darle soporte. Se encuentra en casi todos los órganos aunque la mayor parte se halla en la piel, los tendones y los músculos. Las características del tejido conectivo y de los tipos de células que contiene varían según su localización.

Los órganos desempeñan las funciones del organismo y cada órgano está provisto de una estructura diferenciada capaz de desarrollar funciones específicas. Es el caso del corazón, los pulmones, el hígado, los ojos y el estómago. Distintos tejidos y, por lo tanto diversas células, intervienen en la constitución de un órgano. El corazón está formado por tejido muscular que al contraerse produce la circulación de la sangre; también está constituido por tejido fibroso que forma las válvulas y por células especiales que controlan la frecuencia y el ritmo cardíacos. El globo ocular está formado por células musculares que abren o contraen la pupila, por células transparentes que constituyen el cristalino y la córnea, y por otras que producen fluidos que ocupan el espacio entre la córnea y el cristalino. También está formado por células fotosensibles y células nerviosas que llevan los impulsos al cerebro. Incluso un órgano tan simple en apariencia como la vesícula biliar contiene distintas células. Unas son las células de revestimiento interior resistentes a los efectos irritantes de la bilis, otras son las musculares, que se contraen para expulsar la bilis, y otras las que forman la pared externa fibrosa que contiene la vésicula.
Interior de la célula
Si bien existen distintos tipos de células, la mayoría posee los mismos componentes. Una célula consta de un núcleo, un citoplasma y la membrana celular; ésta constituye su límite y regula los intercambios con el exterior. El núcleo controla la producción de proteínas y contiene cromosomas, el material genético de la célula, y un nucléolo que produce ribosomas. El citoplasma es un material fluido con organelas, las cuales se consideran los órganos de la célula. Por su parte, el retículo endoplasmático transporta materiales en el interior de la célula. Los ribosomas producen proteínas, que son agrupadas por el aparato de Golgi a fin de que abandonen la célula. Las mitocondrias generan la energía necesaria para las actividades celulares. Los lisosomas contienen enzimas que pueden descomponer las partículas que entran en la célula. Por ejemplo, ciertos glóbulos blancos (una variedad de las células de la sangre) ingieren las bacterias que luego destruyen las enzimas lisosómicas. Por último, los centríolos participan en la división de la célula.
Sistemas orgánicos

Aunque un órgano en particular desempeñe funciones específicas, hay órganos que funcionan como parte de un grupo denominado sistema; es la unidad de organización en que se basa el estudio de la medicina, la clasificación de las enfermedades y la planificación de los tratamientos. En este Manual la exposición de los temas está organizada en unidades didácticas alrededor de este concepto.

El aparato cardiovascular es un ejemplo de un sistema. Está compuesto por el corazón (cardio) y por los vasos sanguíneos (vascular). Este sistema es el encargado de la circulación de la sangre. Otro ejemplo es el aparato digestivo que se extiende desde la boca hasta el ano; recibe los alimentos, los digiere y elimina los residuos en las heces. Está formado por el estómago, el intestino delgado y el intestino grueso, que movilizan los alimentos. También incluye órganos como el páncreas, el hígado y la vesícula biliar, los cuales producen enzimas digestivas, eliminan sustancias tóxicas y almacenan las sustancias necesarias para la digestión. El sistema musculosquelético está formado por huesos, músculos, ligamentos, tendones y articulaciones que, en su conjunto, sostienen y dan movilidad al cuerpo.

La función de un sistema está relacionada con la de otros sistemas. A modo de ejemplo, el aparato digestivo necesita más sangre para realizar sus funciones cuando se ingiere una comida abundante y para ello recurrirá a los sistemas cardiovascular y nervioso. En este caso, los vasos sanguíneos del aparato digestivo se dilatan para transportar más sangre, al tiempo que el cerebro recibe impulsos nerviosos indicándole que hay un aumento de trabajo. Es más, el aparato digestivo estimula de forma directa el corazón mediante impulsos nerviosos y sustancias químicas liberadas en el flujo sanguíneo. El corazón responde con una mayor irrigación sanguínea; el cerebro, por su parte, reduce la sensación de apetito, aumenta la de saciedad y disminuye el interés por realizar actividades que supongan un gasto energético.

La comunicación entre órganos y sistemas es fundamental ya que permite regular el funcionamiento de cada órgano de acuerdo con las necesidades generales del organismo. El corazón debe saber si el cuerpo está en reposo para reducir el ritmo cardíaco y aumentarlo cuando los órganos requieran más sangre. Los riñones necesitan saber si existe un exceso o un defecto de líquido en el organismo, para proceder a su eliminación en la orina o a su conservación cuando el cuerpo está deshidratado.

Las constantes biológicas se mantienen gracias a la comunicación. Gracias a este equilibrio, que se denomina homeostasis, no existe ni exceso ni defecto en el funcionamiento de los órganos y cada uno facilita las funciones de los demás.

La comunicación necesaria para la homeostasis se produce a través del sistema nervioso o mediante estímulos de sustancias químicas. La compleja red de comunicación que regula las funciones corporales está controlada, en su mayoría, por el sistema nervioso autónomo. Este sistema funciona sin que la persona tenga consciencia de ello y sin que se perciba una señal evidente de que está actuando.

Se denominan transmisores a las sustancias químicas utilizadas en la comunicación. Las hormonas son transmisores producidos por un órgano, que viajan hacia otros órganos a través de la sangre. Los transmisores que conducen los mensajes a distintas partes del sistema nervioso se denominan neurotransmisores.

La hormona adrenalina es uno de los transmisores más conocidos. Cuando alguien se encuentra de manera repentina ante una situación de estrés o de miedo, el cerebro envía un mensaje a las glándulas suprarrenales para que de inmediato liberen la adrenalina; esta sustancia química pone rápidamente al organismo en estado de alerta para que pueda reaccionar de manera adecuada al estímulo. El corazón late más rápido y con más intensidad, las pupilas se dilatan para recibir más luz, la respiración se acelera y la actividad del aparato digestivo disminuye para permitir que llegue más sangre a los músculos. El efecto es rápido e intenso.

Otras comunicaciones químicas son menos espectaculares pero igual de efectivas. A este respecto, cuando el cuerpo se deshidrata y por lo tanto necesita más agua, decrece el volumen de sangre que circula por el sistema cardiovascular. Esta disminución la perciben los receptores de las arterias del cuello que responden enviando impulsos a través de los nervios hacia la hipófisis, una glándula situada en la base del cerebro, que produce entonces la hormona antidiurética, la que a su vez estimula al riñón para que disminuya la producción de orina y retenga más agua. Simultáneamente, la sensación de sed que se percibe en el cerebro estimula la ingestión de líquidos.

El cuerpo además está dotado de un grupo de órganos, el sistema endocrino, cuya función principal es la de producir hormonas que regulen el funcionamiento de los demás órganos. La glándula tiroides produce la hormona tiroidea que controla el ritmo metabólico (velocidad de las funciones químicas del cuerpo), el páncreas produce la insulina, que controla el consumo de azúcares, y las glándulas suprarrenales producen la adrenalina, que estimula a varios órganos y prepara al organismo para afrontar el estrés.

Barreras externas e internas

Por extraño que parezca, no es fácil definir qué es lo que está dentro o fuera del cuerpo ya que éste tiene varias superficies. La piel como tal es en realidad un sistema que forma una barrera que impide la entrada de sustancias nocivas en el organismo. Aunque lo cubra una fina capa de piel, el canal auditivo se considera como una parte interior del cuerpo porque penetra en la profundidad de la cabeza. El aparato digestivo es un largo tubo que comienza en la boca, serpentea a lo largo del cuerpo y desemboca en el ano; no es fácil determinar si los alimentos que se absorben parcialmente a medida que pasan por este tubo se encuentran dentro o fuera del cuerpo. De hecho, los nutrientes y líquidos no están en el interior del organismo hasta el momento en que son absorbidos y entran en el flujo sanguíneo.

El aire entra por la nariz y la garganta pasando por la tráquea hasta las extensas ramificaciones de las vías respiratorias pulmonares (bronquios). Podríamos preguntarnos en qué punto este sistema de conducción deja de ser exterior para convertirse en interior, puesto que el oxígeno que está dentro de los pulmones no es útil para el cuerpo hasta que no pasa al flujo sanguíneo. Para ello, el oxígeno debe atravesar una fina capa de células que recubren los pulmones y que actúan como barrera contra los virus y las bacterias que contiene el aire inspirado, como los gérmenes de la tuberculosis. Sin embargo, estos microorganismos no producen trastornos a menos que penetren en las células o en el flujo sanguíneo. La mayoría de los organismos infecciosos no causan enfermedades gracias a varios mecanismos de protección que tienen los pulmones, como los anticuerpos que combaten las infecciones y las células ciliadas que expulsan los desechos de las vías respiratorias.


Además de separar el exterior del interior, las superficies del cuerpo mantienen en su lugar las sustancias y estructuras del cuerpo, haciendo que funcionen correctamente. Es evidente que los órganos internos no flotan en un charco de sangre, sino que ésta circula normalmente dentro de los vasos sanguíneos. Si la sangre sale de los vasos sanguíneos hacia otras partes del cuerpo (hemorragia), se pueden producir lesiones graves, y no sólo porque deja de llevar oxígeno y nutrientes a los tejidos. A modo de ejemplo, una hemorragia muy pequeña en el cerebro destruye parte del tejido cerebral ya que no puede extenderse más allá de los límites del cráneo; en cambio, una cantidad similar de sangre en el abdomen no destruye los tejidos.

La saliva es importante en la boca, pero puede causar daños significativos si es aspirada por los pulmones. El ácido clorhídrico producido por el estómago rara vez produce daños en este órgano pero puede quemar y lesionar el esófago si fluye en dirección contraria. También puede dañar otros órganos si se escapa a través de la pared del estómago. Por último, las heces, la parte no digerida de los alimentos que se expulsa por el ano, pueden causar infecciones peligrosas cuando pasan a través de la pared del intestino hacia el interior de la cavidad abdominal.

Anatomía y enfermedad

El diseño del cuerpo humano es admirable. La mayoría de sus órganos dispone de una buena capacidad adicional o de reserva; de hecho funcionan de forma adecuada aunque estén deteriorados. Por ejemplo, se tendrían que destruir más de dos tercios del hígado antes de que se produjeran consecuencias graves. Una persona puede sobrevivir a la extirpación quirúrgica de un pulmón, siempre que el funcionamiento del otro sea normal. Sin embargo, otros órganos no pueden funcionar adecuadamente si llegan a sufrir leves trastornos. Si un ictus destruye una pequeña cantidad del tejido nervioso en determinadas regiones del cerebro, la persona puede quedar incapacitada para hablar, mover una extremidad o mantener el equilibrio. Un infarto de miocardio destruye el tejido cardíaco y puede causar un leve deterioro en su capacidad para bombear la sangre; puede también causar la muerte.

Si bien es cierto que las enfermedades afectan a la anatomía del organismo, también los cambios en la anatomía pueden causar enfermedades. Tumores como el cáncer destruyen directamente el tejido sano o lo comprimen hasta que acaban destruyéndolo. Si se obstruye o interrumpe el flujo de sangre hacia un tejido, éste se destruye (infarto), como en un ataque cardíaco (infarto de miocardio) o un ictus (infarto cerebral).

Dada la estrecha relación entre la enfermedad y sus repercusiones anatómicas, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades se apoyan principalmente en los métodos para observar el interior del cuerpo. Los rayos X fueron el primer descubrimiento importante que permitió observar el interior del cuerpo y examinar los órganos sin necesidad de una intervención quirúrgica. La tomografía computadorizada (TC) es otro importante adelanto que asocia los rayos X con el computador. Una TC produce imágenes detalladas y bidimensionales de las estructuras internas.

Entre los métodos para observar las estructuras internas a través de la imagen también cabría destacar la ecografía, basada en la utilización de ondas sonoras (ultrasonidos); la resonancia magnética (RM), que se basa en el movimiento de los átomos dentro de un campo magnético; la gammagrafía o las imágenes que proporciona ésta gracias a la utilización de isótopos radiactivos (para ello se inyectan en el cuerpo elementos químicos radiactivos). Todas estas técnicas permiten observar el interior del cuerpo y, a diferencia de la cirugía, no son procedimientos invasivos.

La anatomía en este Manual

Dada la importancia de la anatomía en medicina, casi todas las secciones de este Manual empiezan por describir la anatomía de un sistema determinado. Las ilustraciones se centran en aquella parte de la anatomía que se esté tratando.

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