ENTREVISTA DE EDUARD PUNSET a la Dra. Sonia Lupien, en su programa de REDES en TVE.
Eduard Punset:Es
curioso, pero, una vez más, nos encontramos en una situación en la que
la gente en general tiende a creer que el estrés lo provoca el exceso de
trabajo y la falta de tiempo. Y luego, cuando empezamos a escarbar lo
que le pasa a la gente por dentro, descubrimos que ésa no es la razón,
que las razones del estrés son otras. Lo van a ver en Redes esta noche.
Sonia, según dices, lo que sucede en nuestro cuerpo cuando un mamut
lanudo está a punto de comernos y cuando estamos hartos de estar al
volante y nos ponemos de los nervios en un atasco de tráfico es muy
similar.
Sonia Lupien:Lo que quiero decir es que
el cerebro es un detector de amenazas, de información amenazante. Y
cada vez que nuestro cerebro detecta algo que supone una amenaza, ya sea
para nuestro tiempo o para nuestra vida (como en el caso del mamut)
generará hormonas del estrés para aportarnos la energía necesaria.
Eduard Punset:
Ante
exactamente los mismos motivos, algunas personas se estresan más que
otras. Y no me resultaba fácil entenderlo, hasta que tú explicaste el
porqué. ¿Por qué no nos lo cuentas o nos lo recuerdas?
Sonia Lupien:
Creo
que es un error colosal pensar que a todos nos estresan las mismas
situaciones. Eso es totalmente imposible. Y lo sabemos porque hemos
descubierto, tras 30 años de investigación científica, que hay cuatro
características de una situación que provocan estrés. ¡Y no es necesario
que estén presentes las cuatro! Cuantas más se cumplan, mayor será el
estrés. Las cuatro características de una situación de estrés son las
siguientes:
la primera es la novedad (lo que nos pasa tiene que ser nuevo),
la segunda es la impredecibilidad (tiene que ser impredecible),
la tercera es la sensación de que no controlamos en absoluto la situación
y la cuarta es que debe representar una amenaza
para nuestra persona; por ejemplo, cuando alguien se cuestiona nuestra
capacidad para realizar correctamente nuestro trabajo, o algo así.
Si eso sucede, lo que experimentaremos será una respuesta de estrés.
Eduard Punset:No
resulta sorprendente que, en épocas de crisis, las personas tiendan a
sentirse más estresadas, ¿no? Es una situación nueva, es una situación
impredecible…
Sonia Lupien: Sí.
Eduard Punset: Y
el caso es que la gente controla mucho menos la situación. Por eso, en
épocas de crisis, las personas se estresan más. ¿Pero cómo se lucha
contra el estrés? ¿Se puede evitar?
Sonia Lupien: Lo
primero que hay que hacer es entenderlo. Tras 20 años investigando el
estrés, ¡no creo que la gente sepa lo que es! Todo el mundo cree
saberlo. Pero el caso es que no tienen ni idea de qué es. Una vez hice
un sondeo entre mil personas. Les pedí que me dijeran qué era el estrés
para ellos, y la mayoría lo definió como presión por falta de tiempo.
Según
eso, nos estresamos cuando no tenemos tiempo para hacer todo lo que
querríamos hacer en el período que nos hemos reservado para ello. Por
culpa de esta definición, la mayoría me dijo que los niños y las
personas mayores no padecen estrés.
Eduard Punset:…no se estresan.
Sonia Lupien: Porque
las personas mayores están jubiladas y tienen todo el tiempo del mundo,
así que no es posible que se estresen. Y los niños no tienen una
montaña de facturas por pagar, y cosas de ese estilo, así que también se
libran del estrés. ¡Es un error garrafal! Hoy en día sabemos que los
niños y las personas mayores son mucho más vulnerables al estrés. Su
cerebro es más vulnerable: en el caso de los niños, porque todavía se
está desarrollando; en el caso de las personas mayores, por el proceso
de envejecimiento. Por eso, si empezamos a contarle a la gente lo que es
el estrés, podrán empezar a entender cómo abordarlo, porque la mejor
manera
de afrontar el estrés es conocer sus cuatro características y
encontrar un «plan B», como yo lo llamo. Hay que preguntarse: «¿qué
puedo hacer para que esto que me pasa sea menos nuevo, menos
impredecible…?» y luego buscar una estrategia para hacer frente a los
factores estresantes de la vida.
Eduard Punset: ¿Investigar
sobre el estrés te ha enseñado algo sobre la felicidad, o sobre por qué
las personas tienden a ser infelices, o cuándo podrían ser felices? Si
estás estresado tienes miedo, probablemente, que es la negación de la
felicidad… así que las personas estresadas son infelices…
Sonia Lupien: Pues
no sé yo si estudiar el estrés durante 20 años me ha enseñado algo
sobre la felicidad… lo que sí sé (y de eso estoy segura) es que la
felicidad no consiste en la ausencia de estrés. ¿Sabes? Una vez leí un
libro cuyo título decía algo así como Libérese del estrés para siempre.
Pues bien, si te liberas completamente del estrés, estás muerto; vamos,
que en esta vida necesitas un poco de estrés. Cuando hablas con personas
felices, verás que siempre se marcan pequeños retos que desean
conseguir, pero la diferencia es que conocen, por así decirlo, su
resistencia al estrés, y cuando el estrés es excesivo, frenan.
Eduard Punset:
¿Y qué hay de los distintos tipos de estrés? Me refiero a que está el
estrés absoluto (un tsunami o algo así, ante lo que no se puede hacer
nada, absolutamente nada) y está el estrés relativo. ¿Es posible? ¿O el
estrés siempre es igual?
Sonia Lupien: No,
ahora establecemos una diferencia entre factores estresantes absolutos y
relativos. Un factor estresante absoluto supone una amenaza para tu
supervivencia. El problema que tenemos ahora (si es que puede
considerarse un problema) es que ya no hay muchos factores estresantes
absolutos en nuestras vidas: ¡ya no hay mamuts! Sin embargo, la
Organización Mundial de la Salud predice que, en el año 2020, la
depresión relacionada con el estrés crónico será la segunda causa de
invalidez en el mundo. Y si ya no hay mamuts, ¿por qué pasa eso? Creemos
que es porque ahora los factores estresantes son relativos, lo que
significa que generamos una respuesta de estrés si estamos expuestos a
situaciones nuevas, impredecibles, que no controlamos, etcétera, y esas
sí que abundan ahora. ¿Te has fijado alguna vez en los titulares de los
periódicos? Está todo lleno de información amenazante. Siempre se
mencionan cócteles explosivos y demás peligros, y ahora creemos que
cuando el cerebro lee ese titular negativo y amenazador, tal vez genere
una respuesta de estrés simplemente por haber leído el periódico. Así
que hoy en día estamos rodeados de información que el cerebro puede
procesar como si fuera la amenaza de un mamut, y sufrimos respuestas de
estrés todo el rato.
Eduard Punset: ¿Cómo puedo saber si soy una víctima del estrés crónico? ¿Cómo saber si es crónico?
Sonia Lupien: Yo siempre lo divido en tres fases para que la gente pueda hacerse una idea de cómo funciona.
La
primera fase es cuando el estrés empieza a cronificarse. La digestión
cambia. Cuando empiezas a tener problemillas con la digestión y debes
tomarte pastillas cada dos por tres es cuando tienes el primer signo de
que algo va mal. Con los niños es la primera señal. Se quejarán de dolor
abdominal, pero es el estrés. Y luego sigues adelante. Sigues y sigues y
sigues… Además de problemas digestivos, pronto empiezas a tener algunas
pistas que deberían ayudarte a reconocer que algo va mal. En algún
momento, el cerebro te pedirá algo bueno. Es como si te dijera: «he trabajado muchísimo estos días, necesito algo bueno».
En
este punto beberás más alcohol. Fumarás más. Y si no bebes ni fumas,
qué sé yo, tal vez empieces a tomar más helados... cualquier cosa que te
guste… empezarás a tomarla más, porque el cerebro necesita algo para
calmarse. Ésta sería la segunda fase.
En la tercera fase es cuando
enfermas. Ahora tienes problemas de memoria, cambios en la personalidad.
Te enojas más rápidamente. Aquí es cuando puede aparecer la sensación
de estar quemado y la depresión.
Eduard Punset: Cuando alguien se disgusta o altera muy a menudo, ¿qué significa?
Sonia Lupien:
La explicación la encontramos en la investigación con animales. Creemos
que sucede lo siguiente: si se experimenta con una rata a la que se
estresa de modo crónico con el mismo factor estresante en todo momento,
la respuesta de estrés de la rata disminuirá, se habituará. Pero lo que
se ha demostrado es que la rata se habituará a ese factor concreto de
estrés, pero se volverá más reactiva de lo normal ante cualquier otro
factor estresante, por lo que estará hipersensible. Lo que vemos en
personas con estrés crónico es que pueden habituarse a un factor
estresante crónico: pongamos que estás pasando por un divorcio muy, muy
difícil, y cada día tienes una respuesta de estrés. Logras sobreponerte,
pero de repente sucede algo en el
trabajo, alguien te dice algo (que
no es tan grave) y explotas. Cuando alguien se enoja con facilidad, se
trata de un signo de que padece estrés crónico, de que está intentando
abordar un factor estresante, pero se ha vuelto excesivamente reactivo a
los demás.
Eduard Punset: Hay
algo que me fascina de todo esto, Sonia, y es que afirmas, después de
haber hablado tan mal sobre el estrés, dices: «oye, necesitáis un poco,
es necesario un poco de estrés para mantener la memoria». ¿A qué te
refieres?
Sonia Lupien: Sí,
y aquí hay que distinguir entre el estrés agudo y el estrés crónico.
Hay que evitar el estrés crónico. Pero el estrés agudo es siempre muy
bueno para la supervivencia, como he dicho antes. Y lo que hemos
descubierto es que la relación entre la memoria y el estrés es una
función con forma de U invertida. Un poquito de estrés aumenta la
memoria.
(...) Pero cuando es excesivo, entonces disminuye totalmente
la memoria. La razón es que el estrés, las hormonas del estrés, te
ponen en guardia. Se trata del «subidón» que busca la gente cuando está
trabajando y quiere terminar un proyecto. Pero si es excesivo, en algún
momento el cerebro empieza a confundir todo lo que hay que memorizar y,
por culpa del estrés, el rendimiento de la memoria disminuye.
Eduard Punset:
¿Sería correcto decir que un poco de estrés tal vez agudice la memoria a
corto plazo y, sin embargo, algo irá mal si intentas atender a
diferentes cosas a la vez, si prestas atención a dos o tres cosas
simultáneamente, porque entonces probablemente te estresarás? ¿Es así?
Sonia Lupien:
Existe la idea de que la multitarea es algo nuevo. ¡Pero al cerebro le
encanta la multitarea! Si el cerebro solamente hiciera una cosa cada
vez, ¡seguiríamos persiguiendo mamuts! Lo que pasa es que cuando aparece
el estrés, añade otra tarea que va por encima de todo lo que estás
haciendo. ¿Y por qué? Como he dicho antes, el cerebro es un detector de
amenazas, y está ahí para ayudarte a detectar la información amenazante y
hacer algo al respecto. Imagina que intentas hacer 2 ó 3 cosas a la vez
y que estás pasando por un divorcio muy complicado. ¿Qué crees que
pensarás mientras estás aquí hablando conmigo? A la vez estarás
preguntándote si podrás hacerlo, si podrás hacer eso y aquello con tu
esposa… Es otra tarea que persiste en tu mente todo el rato, se vuelve
difícil de procesar y perjudica el resto de tareas. Y esto es lo que
hace el estrés: siempre que hay una información estresante, porque
amenaza tu ego o tu supervivencia, o lo que sea, el cerebro la procesa
primero, y todo lo demás se vuelve irrelevante.
Eduard Punset:
Teniendo en cuenta tu investigación sobre el estrés, ¿has llegado a
algunas conclusiones sobre si los distintos sexos se comportan de un
modo diferente ante el estrés?
Sonia Lupien:
Lo que sabemos hasta ahora sobre el estrés es que, si se somete a
mujeres y hombres a estrés en el laboratorio, los hombres son tres veces
más reactivos, producen más hormonas del estrés que las mujeres. Al
principio, los científicos dijeron que por este motivo los hombres
tenían más problemas cardiovasculares, pero luego alguien apuntó que sí,
pero que las mujeres también padecían más depresión, así que no tenía
sentido. Y hay muchos, muchísimos estudios que intentan analizar qué
puede provocarlo. Se han estudiado los efectos del apoyo social en la
reactividad al estrés, porque la mejor protección contra el estrés es el
apoyo social: cuando te rodeas de personas con las que hablar, eso es
muy bueno contra el estrés. No obstante, se ha demostrado que, si les
pides a los hombres que traigan a sus parejas para que les brinden apoyo
antes de verse sometidos a estrés, y les pides a las mujeres que
también lo hagan y luego las sometes a estrés, sucede lo contrario.(...)
Sí,
resulta que los hombres sufren menos estrés cuando tienen a sus parejas
consigo, pero las mujeres se estresan más. ¡No me preguntes por qué!
Eduard Punset: ¡No me extraña!
Sonia Lupien:
No se sabe por qué… Primero dijimos que era una diferencia entre sexos,
porque se trataba de hombres y mujeres. Y entonces se rehizo el
estudio, y se les pidió a los hombres que trajeran a su mejor amigo (un
hombre) para que les diera apoyo social antes de ser sometidos a estrés.
Las mujeres debían traer a una amiga. Entonces, tras someter a ambos
grupos a estrés, la cosa volvió al principio: ahora eran los hombres los
que estaban más estresados. ¿Qué nos dice esto? Nos dice que los
hombres y las mujeres no se benefician de las mismas personas en
momentos de estrés. A los hombres les va muy bien estar con su pareja,
mientras que a las mujeres parece que les va muy bien estar con las
amigas. ¿Será porque en la prehistoria los
hombres perseguían mamuts
mientras las mujeres recolectaban frutas? No lo sabemos, pero se trata
de algo que va quedando bastante claro: no nos beneficiamos de las
mismas personas. Una vez que lo sabes, puedes hacer algo al respecto…
Eduard Punset:
¿Sabes? Mientras escuchaba lo que decías, pensaba que a la gente le va
muy bien que le digan (un centenar de veces, si es necesario) que el
cerebro no está ahí para buscar la verdad, sino que está ahí para
protegernos…
Sonia Lupien: Para sobrevivir.
Eduard Punset:
Para enseñarnos a sobrevivir. ¡Y es increíble ver que tantas personas
pasan tanto tiempo supuestamente buscando la verdad (sea lo que sea lo
que signifique) y tan poco tiempo cuidándose y cuidando a la gente que
tienen a su lado!