La principal diferencia entre el genio y el inventor ordinario de
cachivaches puede hallarse en el hecho de que el primero trabaja a
través de su facultad de imaginación creativa, mientras que el
«chiflado» no sabe nada de esa facultad. El inventor científico hace
uso tanto de la facultad sintética como de la facultad creativa de
la imaginación.
Por ejemplo, el inventor científico, cuando empieza un invento,
organiza y combina las ideas conocidas o los principios acumulados
gracias a la experiencia, empleando para ello su facultad sintética
(la facultad de razonamiento). Si descubre que ese conocimiento
acumulado es insuficiente para llevar a cabo su invento, entonces
utiliza las fuentes de conocimiento de que dispone a través de su
facultad creativa. El método que emplea varía con cada individuo;
pero éste es, en esencia, el procedimiento:
1. Estimula su mente de modo que funcione en un plano superior al
normal, y para ello utiliza alguno de los diez estímulos mentales, u
otro estimulante de su elección.
2. Se concentra en los factores conocidos (la parte terminada) de su
invento, y crea en su mente una imagen perfecta de los factores des
conocidos (la parte no acabada) de su invento. Conserva esa imagen
en su mente hasta que ha sido captada por el subconsciente; luego se
relaja, elimina toda clase de pensamiento y espera a que la
respuesta que busca surja en su mente.
A veces, los resultados son definitivos e inmediatos. En otras
ocasiones, los resultados son negativos, dependiendo del estado de
desarrollo del sexto sentido, o de la facultad creativa.
El señor Edison probó más de 10.000 combinaciones diferentes de
ideas a través de la facultad sintética de su imaginación, antes de
«conectar» con la facultad creativa, y entonces fue cuando encontró
la respuesta que le permitió perfeccionar la lámpara incandescente.
Su experiencia fue similar cuando inventó el fonógrafo.
Existen numerosas pruebas fiables de la existencia de la facultad de
la imaginación creativa. Disponemos de esas pruebas gracias al
análisis exacto de personas que se han convertido en líderes en sus
campos de actuación, sin haber tenido una educación muy amplia.
Lincoln fue un notable ejemplo de un gran líder que alcanzó la
grandeza a través del descubrimiento y el uso de esa facultad de la
imaginación creativa. Descubrió y empezó a utilizar esta facultad
como resultado de la estimulación del amor, que experimentó después
de haber conocido a Atine Rudedge, una afirmación de la más alta
importancia en conexión con el estudio de la fuente del genio.