Saturday, April 21, 2012

Being an optimist 'may protect against heart problems' (BBC)


Happy, optimistic people have a lower risk of heart disease and stroke, a Harvard School of Public Health review of more than 200 studies - reported in Psychological Bulletin - suggests.

While such people may be generally healthier, scientists think a sense of well-being may lower risk factors such as high blood pressure and cholesterol.
Stress and depression have already been linked to heart disease.

The researcher from the Harvard School of Public Health trawled medical trial databases to find studies that had recorded psychological well-being and cardiovascular health.

This revealed that factors such as optimism, life satisfaction, and happiness appeared to be linked associated with a reduced risk of heart and circulatory diseases, regardless of a person's age, socio-economic status, smoking status or body weight.

Disease risk was 50% lower among the most optimistic individuals.

Being cheerful may protect against heart problems, say US experts.
'Not proof'

Dr Julia Boehm and colleagues stress that their work only suggests a link and is not proof that well-being buffers against heart disease.

“Start Quote

Psychological well-being is an important part of a healthy lifestyle, just like staying active and eating healthily” - Maureen Talbot British Heart Foundation 
And not only is it difficult to objectively measure well-being, other heart risk factors like cholesterol and diabetes are more important when it comes to reducing disease.

The people in the study who were more optimistic also engaged in healthier behaviours such as getting more exercising and eating a balanced diet, which will have some influence.

But even when they controlled for these factors and others, like sleep quality, the link between optimism and better heart health remained.

Although they looked at 200 studies, the researchers say this number is still not enough to draw firm conclusions and recommend more research.

Much of the past work on mood and heart disease has looked at stress and anxiety rather than happiness.

Maureen Talbot, senior cardiac nurse at the British Heart Foundation, said: "The association between heart disease and mental health is very complex and still not fully understood.

"Although this study didn't look at the effects of stress, it does confirm what we already know which is psychological well-being is an important part of a healthy lifestyle, just like staying active and eating healthily.

"It also highlights the need for healthcare professionals to provide a holistic approach to care, taking into account the state of someone's mental health and monitoring its effect on their physical health."

Friday, April 20, 2012

¿Sabes cómo lavar tu ropa sin dañarla? (emol.com)

Cada tela tiene un tratamiento diferente, pero casi ninguna permite blanqueador y ninguna secado al sol.


Generalmente nunca leemos las etiquetas de nuestra ropa para ver qué cuidados hay que tener a la hora de lavar la prenda. Es una conducta involuntaria muy parecida a la de no leer las etiquetas de los alimentos que vamos a consumir.

Y ambas acciones son un graso error.

Las telas de cada prenda tienen una complejidad y estructura que debe ser cuidada a la hora de lavarla para que la fibra no se dañe y logre perdurar en el tiempo.

El diseñador Pablo Méndez cree firmemente en lo anterior y por ello recomienda partir reconociendo de qué tipo de fibra se trata, ya sea natural (algodón, lana, lino, seda), sintética (poliester, nylon, acrílico) o artificial (una mezcla de natural con sintético).

Las fibras naturales tienen mayor durabilidad y una de sus características es que tienen una lata absorción de agua, por lo que su secado es más lento. Al contrario, las sintéticas, absorben poca agua y se secan rápido.

Pero sin importar el tipo de fibra hay recomendaciones generales: preferentemente toda la ropa debe secarse a la sombra, expuestas al sol la blanca se pone amarrilla y la de color se destiñe.

También se debe tener en cuenta a la hora de lavar qué tipo de fibra se trata y separar la ropa según eso, además del color –que es lo típico- y el nivel de suciedad de las prendas.

Méndez -invitado por Soft, marca que acaba de lanzar un nuevo acondicionador de ropa concentrado- también apuntó a la calidad y cantidad de agua y de detergente que se utiliza e hizo presente que usar jabón para lavar ropa puede ser contraproducente porque no siempre se logra retirar todo ese producto. También apuntó a la necesidad de aplicar siempre acondicionador porque éste cumple la función de impedir que las fibras se enreden y se endurezcan.

Otro tips es nunca usar blanqueador en fibras naturales u artificiales.

Según el tipo de fibra de las diferentes telas, estas son las recomendaciones que se deben atender:

-100% nylon: se puede lavar a mano o máquina a T° max. de 30°C. Se puede usar blanqueador, no se debe planchar. Se puede limpiar en seco y el secado puede ser en máquina, pero suave.

-100% seda: se debe lavar a mano, pero si tiene entretelas debe ser en seco para no deformar la prenda. No se debe usar blanqueador, la plancha debe ser tibia y se debe secar a la sombra.

-100% lana: se debe lavar a mano, y no se puede lavar ni a máquina ni en seco. No se debe usar blanqueador, plancha media y por nada llevar a secadora.

-100% algodón: se puede lavar a máquina con T° máx. e 30°C. No se usa blanqueador y la plancha debe ser tibia. No se puede lavar en seco ni tampoco usar secadora.

-65% poliester y 35% algodón: se puede lavar en máquina con T° máx. de 30°C y en el lavado en seco se puede usar el percloroetileno.. No se puede usar blanqueador, la plancha debe ser media y el secado en máquina suave.

-80% acrílico y 20% lana: se puede lavar a máquina con T° máx de 30°C y también permite limpieza en seco. No se debe usar blanqueador, no se debe planchar y el secado debe ser a la sombra en forma horizontal.

Pablo recuerda ver en las etiquetas si se puede usar cloro (lejía). 

Aprender a estudiar (laguia2000.com)


Una tarea sin duda difícil que demanda gran entrenamiento pero que nunca es tarde para realizar con éxito, aunque cuanto más temprano se empiece, antes se conseguirán resultados satisfactorios.

Lo importante es que se comprenda que se estudia para saber, y no para aprobar un examen, dar una lección o pasar de curso, pues eso será un saber precario e improductivo a futuro; sino para modificar de tal modo la estructura cognitiva que nos permita que el nuevo conocimiento incorporado se integre a los anteriores y nos permita recuperarlo en el largo plazo, y utilizarlo en situaciones diferentes a la actual para resolver otros problemas. En palabras simples: lo que llamamos entender lo que estudiamos y no repetir como un loro.

Para ello debemos leer primero todo el texto para saber de qué se trata, y luego párrafo por párrafo para identificar las ideas principales de las secundarias. Lo importante conviene subrayarlo, resaltarlo o copiarlo en otra hoja, para luego hacer un resumen.

Una vez resumido el texto podemos hacer un cuadro sinóptico o mapa conceptual que nos deje verlo con más claridad y en un golpe visual, estableciendo relaciones entre las diferentes partes.

Si hay un tema similar ya dado o expuesto en el mismo texto nos conviene realizar un mapa comparativo, y para finalizar podemos reescribirlo con nuestras palabras (parafrasearlo) a modo de síntesis, sacando conclusiones críticas.

Estudiar así insume al principio más tiempo que leer y repetir hasta que la memoria a corto plazo sea capaz de recordarlo, pero en este último caso el poco tiempo insumido será totalmente inútil, pues al poco tiempo ni siquiera recordaremos el título del tema. De la otra manera se consolidará como base para futuros aprendizajes, y cuanto más ejercitemos esta manera comprensiva de aprender, más fácil y rápido lo haremos, además de ser la única posible en caso de tener que estudiar textos muy largos.

Estudiar cansado (laguia2000.com)


Jamás hay que olvidar que quien estudia es un ser humano, dotado de una mente capaz de conocer, pero también de un cuerpo que posee necesidades entre las cuales las más elementales son comer y dormir.

Quien pretenda estudiar de modo eficiente, no debe dejar todo para último momento, sino que se aprende mejor cuando se lo hace de a poco, en forma ordenada, repartiendo previa planificación, lo que se estudiará cada día; habiendo desayunado bien, y almorzado, merendado y cenado de modo liviano, consumiendo alimentos sanos y nutritivos y no comidas de las llamadas rápidas, como por ejemplo hamburguesas.

El descanso es fundamental para lograr la concentración, no dormir solo contribuirá a que el alumno esté más nervioso, cansado y mal predispuesto para aprender. Las salidas nocturnas deben ser evitadas cuando se esté próximo a rendir una evaluación, y las diurnas limitarse, pero el descanso de ocho horas diarios debe respetarse si se desea conservar la salud física y mental, pues tal vez resulte quedarse sin dormir para aprobar un examen pero este ritmo será insostenible a largo plazo, pues el cuerpo se enfermará.

Incluso no conviene estudiar durante varias horas sin tomarse un pequeño recreo (10 minutos cada hora y media suele ser suficiente).

Hay personas que prefieren estudiar por las noches, y aunque esto no es recomendable, muchas veces lo hacen porque durante el día la casa está poblada de ruidos que impiden la concentración, o porque trabajan, pero en estos casos también debe compensarse con el sueño diurno. Si es por trabajo, se debe dormir cuando se vuelve, y hasta comenzar a estudiar, pero nunca intentar hacerlo sin previo descanso.

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