Tuesday, August 7, 2012

21 días para crear un hábito


Todas queremos alcanzar éxito a nivel personal, profesional, laboral y familiar. Pero ser exitosas no es algo que nos caerá del cielo, debemos trabajar duro para conseguirlo.

Desarrollar destrezas y habilidades es el primer paso. Por ejemplo, si lo que anhelamos es alcanzar un título profesional debemos optimizar el uso del tiempo y combinarlo para no quedar mal en ninguna de las dos responsabilidades adquiridas.

Lo mismo si queremos tener un cuerpo envidiable y buena salud. Hacer ejercicio, alejarnos de la comida basura y alimentarnos de forma equilibrada.

Aunque suene sencillo, tener una vida disciplinada para muchas no lo es, por lo que siempre estamos posponiendo las decisiones que nos aseguran bienestar.

Cada año que comienza entre nuestros propósitos nunca faltan el famoso ‘este año entro al gimnasio’ o el típico ‘bajaré 10 kilos’.

Al final seguimos siendo sedentarias y estando con kilos de más. Pero, ¿cómo desarrollar las destrezas para lograr lo propuesto?

La especialista en Programación Neurolingüística (PNL) Martha Ramírez explica que los seres humanos sí podemos cambiar hábitos en nuestra vida.

Los hábitos, buenos o malos, son  funciones potentes que tienen su sede en el subconsciente.

“Cuando yo trabajo durante 21 días sobre algo que quiero cambiar en mí logro hacerlo porque cada 21 días regeneramos células y las células nuevas vienen grabadas con la información adquirida”, menciona.

“Si todos los días me despierto y hago un ejercicio tan sencillo como mirarme al espejo y decirme a mí misma que me amo y me acepto como soy, mi mente terminará por creerlo, porque la parte inconsciente lo manda a la consciente”, agrega la experta. El solo repetir la frase crea una destreza y una habilidad para el cambio.

Esta teoría de los 21 días fue descrita en 1960 por el psicólogo Maxwell Maltz, célebre cirujano plástico de la Universidad de Columbia, y autor de ‘La Psicocibernética’, que habla de que debemos tomar 15 minutos al día a la misma hora en el mismo lugar para cualquier nuevo hábito que se desee tener y es importante continuarlo hasta que se cumplan los 21 días consecutivos de práctica inequívoca. De esta manera se genera un cambio perceptible en la persona.

Si fallas un solo día debes empezar desde el principio.

Recuerda
Nunca te des por vencida, tú eres capaz de lograrlo todo. Solo debes ser paciente.

21 días para crear un hábito, SUSANA LANDÍVAR

Madurez (Vocabulario)

Madurez

  1. f. Sazón de los frutos.
  2. Buen juicio o prudencia, sensatez:
    desarrolla su función con madurez.
  3. Cualidad y estado de lo que está maduro, crecido o perfeccionado:
    madurez de una idea.
  4. Edad de la persona que ha alcanzado su plenitud vital y aún no ha llegado a la vejez:
    murió en plena madurez.

Madurez

  • sazón, maduración, florecimiento, desarrollo, granazón
  • prudencia, sensatez, juicio, experiencia, conocimiento, sabiduría
    • Antónimos: irreflexión, insensatez

Infantilismo (Vocabulario)

Infantilismo

m. Perduración de características físicas y mentales propias de la infancia en la adolescencia o en la edad adulta:
infantilismo emocional.

Infantilismo

  • inocencia, candidez, ingenuidad, puerilidad, ternura
    • Antónimos: madurez

Madurez emocional


Una persona es emocionalmente madura, cuando ha desarrollado en su pensamiento y en su conducta, actitudes que la hacen superar el " infantilismo" y las aplica tanto hacia su persona como hacia el medio que la rodea.

Enseguida se sugieren algunas de las características de la persona que ha acumulado verdadera madurez.
  • Acepta con gratitud que se le critique y aprovecha las críticas para superarse.
  • No se entrega a la autocompasión. Ha empezado a creer que las leyes de la compensación funcionan en todas las cosas de la vida.
  • Nunca espera ser tratado con especial consideración por otras personas.
  • Sabe controlar sus arranques de mal genio.
  • Se enfrenta a las emergencias con serenidad
  • No se deja herir fácilmente en sus sentimientos.
  • Acepta la responsabilidad de sus propios actos sin escudarse en excusas.
  • Ha superado la etapa de pretender de la vida "el todo o el nada" y reconoce que ninguna situación o persona es totalmente buena o totalmente mala; además, ha empezado a apreciar las ventajas de "el justo medio".
  • No se impacienta ante retrasos razonables. Ha aprendido que é1 no es el árbitro del universo y que frecuentemente tendrá que ajustar su voluntad a la conveniencia de otras personas.

  • Es buen perdedor. Puede tolerar la derrota y la decepción sin quejas ni lloriqueos.

    • No se preocupa indebidamente por las cosas que no puede remediar.
    • No es dado a jactarse ni a exhibirse en acciones socialmente inaceptables.

  • Se alegra sinceramente ante el éxito o la buena suerte de otros. Ha superado los sentimientos de envidia y de celos.
  • Tiene la suficiente amplitud mental para escuchar reflexivamente la opinión de otros.

    • No busca continuamente defectos en otras personas.

  • Planea con anticipación en vez de confiarse en la inspiración del último momento.

  • Por último, en términos de madurez espiritual sugerimos:
    • Tiene fe en un Poder Superior a sí mismo.
    • Se considera como una parte integral de la humanidad y se preocupa por contribuir positivamente en los grupos de los que es miembro.
    • Obedece en su esencia espiritual la Regla de Oro: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
    Tomado de: "VALORES MORALES Y ESPIRITUALES EN LA EDUCACION".
    UTILIZADO POR LAS ESCULAS PUBLICAS DE LA CIUDAD DE LOS ANGELES, CALIFORNIA (EE.UU.). COMO PARTE DE UN PROGRAMA EDUCATIVO.


    La Madurez (laguia2000.com)


    No siempre la edad viene acompañada de madurez emocional porque muchos más de los que creemos siguen siendo sólo niños toda su vida.

    Muy en el fondo todos somos un poco niños a la espera de la protección de los demás y nos cuesta sobremanera pararnos sobre nuestros propios pies y caminar sin muletas ocasionales.

    Hacerse cargo de uno mismo, esa gran aventura que empieza en la adolescencia y termina con la muerte, es una cuestión que cuesta aceptar hasta que nos damos cuenta que siempre estamos solos en los momentos cruciales de nuestras existencias.

    La madurez no es solo una etapa cronológica de la vida sino un estado mental, una actitud y la personalidad es como un abanico que se despliega y no necesariamente madura en forma integral.

    La falta de aceptación del esquema corporal impide el paso al mundo adulto y todos sabemos los esfuerzos y sacrificios que hace la gente para parecerse a los ídolos del momento cualquiera sea su edad.

    La inmadurez emocional está relacionada con lazos afectivos arcaicos difíciles de romper, dependencias, miedos, debilidad del yo que prefiere vivir como una prolongación de otro.

    La inmadurez social se refleja por la no aceptación de la propia unicidad, por pretender ser otro y no ser el que se es.

    La coherencia interna es un elemento clave para definir a una persona madura, ya que pensar, decir y hacer lo mismo sin contradicciones eventuales y con convicción son condiciones que no pueden estar ausentes en ella.

    Esa coincidencia entre el adentro y el afuera le permite protagonizar la vida sin apuntador sin necesidad de definirse nunca, porque una persona madura cambia y sólo se la puede definir en una lápida.

    Y es también la que se responsabiliza y se compromete, respetando sus tendencias y teniendo en cuenta su medio y sus semejantes cuando se decide a tomar una decisión para insertarse en la sociedad.

    Un caso clínico

    Laura era funcionaria ejecutiva de una importante empresa multinacional. Cuando la conocí ella tenía cuarenta años pero su aspecto era de una bella joven de treinta. Su vida era su trabajo.

    Había estado casada dos años hasta que se divorció y nunca había tenido hijos porque temía el sufrimiento y la pérdida de su buena figura.

    Cuando vino a la consulta estaba atravesando otra separación de una segunda relación, su madre estaba agonizando y estaba a punto de ser despedida de su trabajo. Se dio cuenta que toda su vida estaba por colapsar y ella no estaba preparada para el cambio.

    Pretendía como objetivo del tratamiento, reunir las fuerzas necesarias para establecer otra relación de pareja, por medio de una prestigiosa agencia de contactos, como lo hacía habitualmente, porque en esos momentos no se sentía en condiciones de quedarse en su casa sola.

    Se sentía paralizada por el miedo. Su madre había sido para ella su soporte emocional y sus compañeros eventuales, quienes llevaba a vivir a su casa, sus perros guardianes.

    Finalmente su madre falleció y ella consiguió otro trabajo pero hasta donde yo pude saber, no llegó nunca a lograr mantener a un hombre al lado.

    Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...