La gran mayoría de la gente parece ser imperdonablemente ignorante
acerca de todo lo referente al sexo. En términos generales, la
urgencia del sexo ha sido interpretada mal por parte de los
ignorantes y las personas malvadas, que la han calumniado y se han
burlado de ella.
Aquellos hombres y mujeres conocidos por haber sido bendecidos -sí,
bendecidos- con una elevada naturaleza sexual, suelen ser
considerados como personas a las que vale la pena observar. Pero, en
lugar de considerarlas como benditas, se las considera como
malditas.
Millones de personas sufren complejos de inferioridad, incluso en
nuestra época, que se han desarrollado debido a la falsa creencia de
que una elevada naturaleza sexual es una maldición. Estas
afirmaciones sobre la virtud de la energía sexual no deben
interpretarse como una justificación del libertinaje. La emoción del
sexo sólo es una virtud cuando es utilizada con inteligencia y con
discriminación. Puede ser mal empleada, y a menudo lo es, hasta el
punto de que empobrece, en lugar de enriquecer, tanto el cuerpo como
la mente.
Al autor le pareció muy importante el descubrimiento de que casi
todos los grandes líderes a quienes tuvo el privilegio de analizar
eran hombres cuyos logros fueron ampliamente inspirados por una
mujer. En muchos de esos casos, la mujer en cuestión era una esposa
modesta y abnegada, de la que el público había oído hablar muy poco
o nada. En unos pocos casos, la fuente de inspiración pudo
descubrirse en «la otra» mujer.
Toda persona inteligente sabe que la estimulación en exceso a base
de bebidas alcohólicas y narcóticos es una destructiva forma de
intemperancia. Sin embargo, no todo el mundo sabe que el exceso en
la expresión sexual puede convertirse en un hábito tan destructivo y
negativo para el esfuerzo creativo como los narcóticos o el licor.
Un loco sexual no es, en esencia, muy diferente de un hombre
drogado. Ambos han perdido el control sobre sus facultades de
razonamiento y de fuerza de voluntad. Hay muchos casos de
hipocondría que han aparecido a partir de hábitos desarrollados en
la ignorancia de la verdadera función del sexo.
Se comprende con facilidad que la ignorancia sobre el tema de la
transmutación del sexo imponga grandes castigos a los ignorantes por
un lado, y los prive de beneficios igualmente grandes por el otro.
La amplia ignorancia que existe acerca del tema del sexo se debe al
hecho de que ese tema e ha visto rodeado por el misterio y por un
oscuro silencio. La conspiración del misterio y del silencio ha
tenido sobre las mentes de los jóvenes el mismo efecto que la
psicología de la Prohibición tuvo. El resultado fue un incremento de
la curiosidad y el deseo de adquirir un mayor conocimiento acerca de
ese tema «prohibido». Y la información no ha estado disponible con
facilidad, para vergüenza de los legisladores y de la mayoría de los
médicos, que no han entrenado a los mejor cualificados para educar a
la juventud acerca de este tema.
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