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Sunday, October 20, 2013

La memoria: la importancia del repaso

6. LA MEMORIA Y EL REPASO.

6.1 LA MEMORIA

Tipos de memoria:

Atendiendo al tiempo que somos capaces de retener la información memorizada, podemos hacer la siguiente clasificación:




Memoria a CORTO plazo Cuando nos dicen los dígitos de un número de teléfono. Cuando a un camarero le piden los cafés, etc. Nos permite retener ciertos datos durante unos pocos segundos. Muchas veces recurrimos a la repetición mental de los datos para retenerlos hasta que podamos escribirlos, ya que el escucharlos nos ayuda a mantener los vivos.



Memoria a MEDIO plazo Cuando la información se retiene uno o dos días. Por ejemplo, cuando hace falta comprar leche, te acuerdas de ésto hasta que la compras. Y luego, se olvida. Esto es así porque es información significativa, pero sólo durante un corto periodo de tiempo. Ocurre lo mismo cuando algunas personas estudian algo para un examen, y después del examen lo olvidan por completo. ¿No te ha pasado nunca? Teniendo en cuenta que necesitamos lo aprendido en una evaluación y en un curso para el siguiente, estudiar así hace que el estudio sea cada vez más difícil y el éxito en los exámenes más inalcanzable. (Y entre tú yo, esto es un fracaso para el sistema escolar y para cualquier profesor, que lo que pretenden es que adquieras ciertas habilidades y capacidades con las que defenderte en la vida… pero si olvidas enseguida lo que aprendes, ¡no ha conseguido lo que pretendía, con todo su esfuerzo! Y si lo piensas bien, sabrás que tú también has invertido mucho esfuerzo, para luego perderlo… Reflexiona: ¿Merece la pena dedicar tiempo a “afilar el hacha”?)




Memoria a LARGO plazo Cuando es retenida meses o años, y sólo requiere de pequeños estímulos para mantenerla nítida en nuestro recuerdo. A modo de ejemplo puede valernos: el nombre de la ciudad donde nacimos, la imagen de la cara de un hermano o la voz de nuestro padre. Son datos de gran importancia personal, y la mente los guarda en un lugar especial del subconsciente. De modo que la memoria va por libre, ya que reside en el subconsciente, por lo que es difícil de controlar de manera consciente. No obstante, estudiando su funcionamiento y con la práctica y entrenamiento podremos llegar a dominarla… Ramón Campayo se atreve a decir que “en un 99, 9 % de las ocasiones.”

Hay que distinguir entre aprendizaje y memorización.

Se puede memorizar algo sin haber entendido nada. Para aprender ay que poder entender y razonar lo que ha sido memorizado, y además se ha de tener una clara consciencia de esos datos. A la comprensión de los datos que la mente es capaz de retener o de asimilar es lo que llamamos aprendizaje. Un estudiante sólo aprende cuando es capaz de razonar y de comprender lo que está memorizando.

Lo vivido no se olvida

Una manera de influir en la memoria es experimentar todo lo posible aquello que queremos recordar. Se ha demostrado estadísticamente que una persona recuerda, de media, un 20 % de aquello que sólo escucha, un 30 % de aquello que sólo ve, un 50 % de lo que ve y escucha (TV), un 70 % de aquello que oye, ve y habla, y un 90 % de aquello que oye, ve, habla y practica o hace. Y en general, los datos memorizados provienen de los sentidos en los siguientes porcentajes:
vista-oido
De modo que, una vez más, cuantos más sentidos pongamos, más memorizaremos. Y cuanto más participemos, más nos impactará, mejor lo entenderemos, y por tanto mejor lo memorizaremos. Es por esto que debemos “practicar” todas aquellas asignaturas que tengan una parte práctica (valga la redundancia): matemáticas, física y química, etc. Es muy importante que hagamos los ejercicios y los problemas, para participar de manera activa en el proceso de aprendizaje y no ser un mero espectador de las explicaciones de los profesores.

Datos secuenciales y datos aislados

Es posible aprender si trabaja con datos secuenciales, es decir, que tienen sentido lógico. Por ejemplo, si nos cuentan la historia de Caperucita Roja, la entenderemos porque contiene una secuencia de datos lógica. Y esto sucede aunque no sea una historia real. Por ejemplo, el lobo se come a la abuelita antes de que Caperucita llegue a casa de la abuelita, y no antes, etc.

No obstante, existen otro tipo de datos, que podemos llamar datos aislados. Son datos que no tienen ningún sentido lógico. Así, la capital de Estonia es Tallín, y no hay un sentido lógico entre estos dos nombres. Éstos datos son los más difíciles de memorizar para cualquier persona que no sepa como hacerlo, ya que quedan en la memoria a corto plazo. ¡¡Justo a la inversa de lo que nos pasará a nosotros a partir de ahora! !La mayor parte de la gente trata de pasar estos datos a la memoria a medio plazo utilizando la repetición. Para ello hacen un gran esfuerzo, y además de que es bastante desagradable, en un examen tienen un gran riesgo de olvidar. Para nosotros esto ya no va a ser un problema, porque nunca más vamos a usar la repetición para memorizar datos aislados: a partir de ahora usaremos asociaciones inverosímiles.Únicamente usaremos la repetición para la memorización de datos secuenciales. Y esto es así porque para memorizar una película o la historia de Caperucita, no hay nada mejor que verla un par de veces. Pero de un solo tirón, y no estar parándola continuamente con el mando del vídeo. En muchas ocasiones un estudiante lee repetidas veces un mismo texto una y otra vez, volviendo incesantemente hacia atrás. ¿No sería muy desagradable ver así una película?

La nemotecnia: asociación de ideas

La nemotecnia es el método de memorizar datos aislados (no secuenciales) que vamos a utilizar a partir de ahora. Ya conocemos el fundamento: vamos a asociar ideas inverosímiles, y vamos a utilizar la imaginación y el sentido del humor para ello.

De este modo, ayudaremos a que ambos hemisferios cerebrales se pongan a trabajar de forma cooperativa. Recordad lo que os conté sobre Einstein, Leonardo Da Vinci y otros tantísimos genios: que utilizaban tanto la imaginación y la creatividad como el rigor científico en sus trabajos, y sin esta sinergia no hubieran triunfado en sus estudios.
hemisferios-dcho-izqdo
Esta técnica, como muchas otras técnicas de distintos ámbitos, se aprende practicándola. Nosotros la practicaremos en clase siempre que podamos, pero sobretodo la utilizaremos en las dos siguientes unidades (U2:Los químicos tienen tablas y U3:Los compuestos químicos y sus nombres), que son las que mayor cantidad de datos no secuenciales tienen. Cuanto más ejercitamos la imaginación, más fácilmente imaginamos. De manera que cada vez es más fácil y más rápido memorizar… y lo mejor de todo: ¡el subconsciente hace todo el trabajo!.

Algunas de las cosas que hicimos en clase, también las hace un campeón mundial de la memoria: se llama Ramón Campayo, y es de Albacete.

Puedes ver más videos sobre él en su web y en Youtube.

Así que ya sabes: si quieres ser tan eficiente como Ramón Campayo, no dejes de practicar esta técnica. Cuando vayas a comprar, en lugar de llevarte la lista de la compra en papel, te llevas la “lista mental” (¡mejorarás tu capacidad de memorizar y ayudarás al medio ambiente! ¡dos en uno, ¿Quién da más?!). Además, para memorizar caras de personas que no conoces todavía, esta es una técnica fabulosa.

Uno de los ejercicios para subir nota que os ofrezco es que busquéis fotos de los científicos que aparecen en los tres libros recomendados para esta asignatura (que están en el programa) y asociéis su cara con su nombre. Se trata de hacer una ficha en la que aparezca su foto, su nombre, y la asociación inverosímil que habéis imaginado. También podéis dejarlo en este blog, usando la categoría “Fotos_científicos”. En la última evaluación haremos un mural con sus retratos, y podréis pedirles a compañeros y profesores de otros cursos que os reten a distinguir un científico de entre todas las fotos… ¡alucinarán cuando vean que no falláis ni uno!

6.2 EL REPASO

Sin repaso, la mente olvida los datos que tiene en la memoria a medio plazo. Un buen estudiante debe conocer la curva del olvido:
curva-olvido
Aunque la figura esté en alemán, se entiende perfectamente con mi explicación: en las ordenadas aparece la cantidad de conocimientos memorizados, y en abcisas el tiempo. Así que en vertical empujan hacia arriba los repasos a la memoria (¡qué se había perdido!) – bueno, ya sabemos por intuición cómo se dice repaso y tiempo en alemán, dos palabras nuevas. Podemos ver cómo decrece el recuerdo de forma exponencial en función del tiempo, y se observa que con los repasos esta curva (¡además!) decrece más lentamente (la pendiente es menos acentuada hacia abajo).

De manera que cuantos más repasos hagamos, olvidaremos más lentamente. Por lo que los repasos se dan cada vez más distantes en el tiempo con la misma eficacia. ¡¿No es genial?! Sólo tenemos que ser constantes. Es por esto que es tan importante que trabajemos todos los días… porque vuestra faena es aprender, ¿no?


Saturday, April 7, 2012

LOS AÑOS FRUCTÍFEROS DESPUÉS DE LOS CUARENTA

Un individuo raras veces inicia un esfuerzo altamente creativo en un campo determinado antes de la edad de los cuarenta años. El hombre medio alcanza el período de su mayor capacidad para crear entre los cuarenta y los sesenta años. Estas afirmaciones se basan en análisis de miles de hombres y mujeres que han sido observados con todo cuidado. Deberían ser estimulantes para todos aquellos que no han logrado llegar a donde querían antes de los cuarenta años, así como para quienes se sienten asustados a medida que se aproximan a los cuarenta y ya se sienten «viejos». Por regla general, los años que median entre los cuarenta y los cincuenta suelen ser los más fructíferos. El hombre debería aproximarse a esa edad no con temeroso temblor, sino con esperanza y con expectativa avidez.


Si usted desea pruebas de que la mayoría de los hombres no empiezan a realizar su mejor trabajo hasta la edad de cuarenta años, estudie los datos de los hombres de mayor éxito, y descubrirá esas pruebas. Henry Ford no empezó a lograr grandes cosas hasta que pasó de los cuarenta. Andrew Carnegie ya había cumplido cuarenta años cuando empezó a cosechar la recompensa de todos sus esfuerzos. James J. Hill aún seguía manejando un telégrafo cuando tenía cuarenta años, y sus estupendos logros los alcanzó después de esa edad. Las biografías de muchos industriales y financieros estadounidenses demuestran que el período que media entre los cuarenta años y los sesenta es la edad más productiva del hombre.
Entre los treinta y los cuarenta, el hombre empieza a aprender (si es que aprende alguna vez) el arte de la transmutación del sexo. Este descubrimiento suele ser accidental, y el que lo descubre suele ser totalmente ajeno a su descubrimiento. Es posible que observe que su poder de logros ha aumentado hacia la edad de treinta y cinco años o cuarenta; pero, en la mayor parte de los casos, no está familiarizado con la causa que ha producido ese cambio; esa naturaleza empieza a armonizar las emociones del amor y el sexo en el individuo, entre los treinta y los cuarenta años, de tal modo que la persona puede usar esas grandes fuerzas, y aplicarlas unidas como estímulos para la acción.

POR QUÉ LOS HOMBRES RARA VEZ ALCANZAN EL ÉXITO ANTES DE LOS CUARENTA


A partir del análisis de más de 25.000 personas, descubrí que los hombres que alcanzan el éxito de una forma destacada, raras veces lo hacen antes de cumplir los cuarenta años, y muy a menudo no emprenden su verdadero paso hasta mucho más allá de los cincuenta. Este hecho me resultó tan sorprendente que me impulsó a revisar su causa con mayor cuidado.


Ese estudio puso de manifiesto el hecho de que la razón principal por la que la gran mayoría de los hombres que tienen éxito no empiezan a alcanzarlo antes de los cuarenta o de los cincuenta años es debida a su tendencia a disipar sus energías a través de una excesiva complacencia en la expresión física de la emoción del sexo. La mayoría de los hombres nunca aprende que la urgencia del sexo tiene otras posibilidades que transcienden con mucho en importancia de la simple expresión física. A la mayoría les viene este descubrimiento después de haber despilfarrado muchos años, en un período en el que la energía sexual se encuentra en su punto más alto, antes de los cuarenta y cinco o los cincuenta años. Habitualmente, a ese período sigue otro de logros notables.
Las vidas de muchos hombres cercanos a la cuarentena, o que ya la han dejado atrás, refleja una continuada disipación de energías, que podrían haber sido dirigidas con mucho más provecho hacia canales mejores. Extienden de manera alocada sus emociones más exquisitas y poderosas a los cuatro vientos.
El deseo de expresión sexual es, con gran diferencia, el más fuerte e impulsor de todas las emociones humanas, y, por esa misma razón, cuando ese deseo se controla y se transmuta en acción en lugar de en expresión física, puede elevarle a uno hacia la consecución de grandes logros.
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