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Sunday, January 3, 2016

Vivir como las Flores (Cuento)


-"Maestro, ¿qué debo hacer para no quedarme molesto?. Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes. Algunas son indiferentes. Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro con aquellas que calumnian."

- "¡Pues, vive como las flores!", advirtió el maestro.

- "Y... ¿cómo es vivir como las flores?", preguntó el discípulo.

- "Pon atención a esas flores", continuó el maestro, señalando unos lirios que crecían en el jardín.

- "Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos."

- "Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse... Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y perfuma la vida de los demás haciendo el bien."

- "Esto, es vivir como las flores"


Fuente: Educando con Valores, Virtudes, Ejemplos y Más 

Sunday, April 13, 2014

El Arte (laguia2000.com)


El sentido estético se puede llegar a aprender pero forma parte de nuestras habilidades innatas.

Se podría llegar a desarrollar la percepción de la armonía, pero en general cuando se da esta condición en forma natural no exige esfuerzo alguno y esto es lo indicado para dedicar la vida a profesiones u oficios que necesitan de esta aptitud.

 
La pintura, la escultura, la decoración, la arquitectura, el diseño industrial, el dibujo, la música, la poesía, son actividades ideales para las personas que tienen sentido estético.


Representa la búsqueda de la belleza y las condiciones que hacen posible que los objetos luzcan bellos. Aunque no se persigue la belleza como patrón convencional sino su estética, es decir su significado, su relación con las cosas, su armonía y su orden.

La naturaleza tiene esas características y el hombre tiene la capacidad de recrearla y reproducirla a través de la manifestación artística.

En cada época existieron ciertas normas estéticas que todo artista se empeña en respetar, porque de algún modo manifiestan el momento histórico, hasta que surge un genio que da por tierra con esas pautas existentes y es en ese momento en que nace un nuevo movimiento que expresa el inicio de una nueva era.

El arte es una forma de conocimiento. Todo artista percibe la realidad de una manera diferente al común de la gente y es una forma de conexión con lo trascendente. 

Para algunos filósofos idealistas, el arte es la manifestación de la idea. Los notables artistas del Renacimiento expresaban con la pureza formal su identificación con la naturaleza tratando de captar la perfección que subyace en ella.

Posteriormente, el sentido estético en el arte expresó los valores, los significados, las intuiciones, las revoluciones sociales, lo realista, lo formal y lo abstracto, expresando el desarrollo de la historia.

Los críticos de arte se basan principalmente en el análisis del cumplimiento o no, por parte del autor, de las normas existentes, para evaluar las producciones artísticas, además de su significado, la armonía, los colores, y la capacidad de la obra de conmover a los observadores. Pero también existe un mecanismo de comercialización que se maneja con las mismas reglas de mercado como cualquier otro producto.

El sentido estético busca la buena forma, en términos de la teoría de la Gestalt, completa lo incompleto, perfecciona lo imperfecto y ve la belleza en cada manifestación de la realidad aunque se trate de fenómenos dolorosos.

 
Un esteta ve el orden en el desorden lo esencial de lo aparente y trata de descubrir las verdaderas formas del caos.

Miguel Angel señalaba que sus esculturas ya estaban presentes en el mármol y él sólo las descubría.


La producción artística adquiere valor cuando el artista logra expresar con fidelidad su cosmovisión imprimiendo su estilo a sus obras, logrando la identificación con su obra.

Un cuento para pensar



Criptograma literario – (Ejercicio literario respetando el orden alfabético)
(Cuento distinguido como el mejor cuento de la semana, por el Foro de Cuentos del Diario La Nación.)

El Pintor de Cuadros

Alberto Vivaldi alquilaba una pieza en una casa de Valparaíso. 

Bajaba a la playa todos los veranos para vender sus cuadros.

Cuando esa mañana empezó a llover, se refugió en una casa de remates.

Detrás de un mostrador dejó sus pinturas. Encontró asiento en la última fila. Fue el mejor lugar para quedarse dormido.

Gente que vociferaba lo despertó. Había ocurrido algo inesperado. Increíblemente estaban rematando sus cuadros.

Justo cuando abrió los ojos, vio como se vendía el primero en dos mil dólares.

Kilómetros había tenido que caminar para venderlos a cincuenta pesos.

La gente parecía muy interesada. Mágicamente se vendieron todos en corto tiempo.

Ninguno lo molestó con preguntas. Ñandubay se llamaba la empresa que le pagó en total treinta mil dólares.

Olía a tierra mojada cuando salió. Parecía que todo no había sido más que un sueño.

Quiso poner el dinero en lugar seguro. Rápidamente se encaminó hacia un banco.

Salió de allí con una tarjeta de crédito en un bolsillo y dinero en efectivo en el otro.

Tomó un taxi. Ubicó un hotel cinco estrellas. Ventanales con vista al mar y terraza con jacuzzi tenía su habitación.

Walter sería desde ahora su nombre. Xamandú su apellido.

Ya no tendría que bajar a la playa para vender sus trabajos. Zambrano, el rematador, se encargaría de todo.

Wednesday, January 29, 2014

Los tres filtros de Sócrates


Lo que no es útil para la colmena, no es útil para la abeja” –Marco Aurelio.

¿Cuántas veces en nuestras vidas  nos encontramos con  personas que les gusta el cotilleo, lo que conocemos vulgarmente como “bochinche”, y que buscan la atención del oyente para descargar sus palabras? Empecemos a  educar a estas personas y eliminemos esta mala práctica de la convivencia humana. Los tres filtros de Sócrates nos ofrecen una fórmula para lograrlo.

En una ocasión a Sócrates lo visitó un amigo para contarle un chisme que a su vez le contaron sobre otro amigo mutuo.  Sócrates lo interrumpió y le preguntó  a su amigo si él había aplicado la prueba de los tres filtros a quien le narró el la historia.

“Los tres filtros, no sé que es eso” -  le respondió su  amigo.

“Entiendo” – le dijo Sócrates – “entonces permíteme aplicártelo a ti”.

“Lo que vas a contar de nuestro amigo… ¿es verdadero?” preguntó Sócrates.

“No lo sé” – le contestó.

“Veo”, dijo Sócrates, y volvió a preguntarle: “lo que vas a contar de nuestro amigo, ¿es bueno?”.

“Definitivamente no”, le contestó.

Por último le preguntó Sócrates, “Lo que me vas a contar de nuestro amigo, ¿me es útil?”.

“No… no creo que te sea útil”, le dijo.

“Entonces”, le dijo Sócrates  a su amigo: “si lo que me vas contar de nuestro amigo no es verdadero, ni es bueno y tampoco me es útil…, para qué me lo vas a contar?”.

Con este ejemplo Sócrates le enseñó a su amigo no solo que no era bueno estar pendiente del cotilleo sino que a la vez  uno puede vivir una vida moral utilizando principios o valores en la vida diaria.

La Verdad, la Bondad y la Utilidad son principios y prácticas que debemos todos cultivar en beneficio no solo de nuestro ser interior,  sino también como norma de convivencia en la sociedad en que vivimos.

Siempre:
  • la Verdad será superior a la mentira,
  • la Bondad será mejor que la maldad,  y
  • la Utilidad estará sobre la inutilidad de las cosas o eventos del diario vivir.
Empecemos a aplicar el triple filtro de Sócrates y veremos que nos podemos convertir  en agente de cambios y construir una sociedad más justa, fraterna y solidaria.

Saturday, June 15, 2013

La bailarina de ballet (Cuento)



Una bailarina había tomado clases de ballet durante toda su infancia, y habia llegado el momento en que se sentía lista para entregarse a la disciplina que la ayudaría a compartir su afición en profesión.
 

Deseaba llegar a ser primera bailarina y quería comprobar si poseía las dotes necesarias, de manera que cuando llegó a su ciudad una gran compañía de ballet, fue a los camarines luego de una función, y habló con el director:


- Quisiera llegar a ser bailarina professional - le dijo. Pero no se si tengo el talento que hace falta.
 

- Dame una demostración - le dijo el maestro.
Trascurridos apenas cinco minutos, la interrumpió, moviendo la cabeza en señal de desaprobación: 


- No, usted no tiene condiciones - afirmó.


La joven llego a su casa con el corazón desgarrado, arrojó las zapatillas de baile en un armario y no volvió a calzarlas nunca más,se casó, tuvo hijos y cuando se hicieron mayores, tomó un empleo de cajera en un supermercado.



Años después asistió a una función de ballet, y a la salida se topó con el viejo director que ya era octogenario, ella le recordó la charla que habían tenido años antes, le mostró fotografías de sus hijos y le comentó de su trabajo en el supermercado, luego agregó:



- Hay algo que nunca he terminado de entender. ¿Cómo pudo saber tan rápido que yo no tenía condiciones de bailarina?


- Ahhh, apenas la miré cuando bailó delante de mí le dije lo que siempre le digo a todas- le contestó.
 

-¡Pero eso es imperdonable! Arruinó mi vida, pude haber sido primera bailarina!
 

- No lo creo -repuso el maestro-, si hubieras tenido las dotes necesarias, y una verdadera vocación para bailar, no habrías prestado atención alguna a lo que yo dije.

Si te crees perdido, estás perdido. Si crees que no puedes, pues no podrás.
 

Si quieres hacer algo pero lo crees imposible, no creo que triunfes jamás.

En la vida no solo el valiente o el veloz triunfa, tarde o temprano el que siempre vence es el cree en el mismo.


Fuente: http://www.buenastareas.com/ensayos/Cuento-De-Una-Bailarina/1671979.html

Friday, April 13, 2012

La Gallina Roja


Había una vez una gallina roja llamada Marcelina, que vivía en una granja rodeada de muchos animales. Era una granja muy grande, en medio del campo.

En el establo vivían las vacas y los caballos; los cerdos tenían su propia cochiquera. Había hasta un estanque con patos y un corral con muchas gallinas. Había en la granja también una familia de granjeros que cuidaba de todos los animales. Un día la gallinita roja, escarbando en la tierra de la granja, encontró un grano de trigo.

El valor del esfuerzo

Pensó que si lo sembraba crecería y después podría hacer pan para ella y todos sus amigos.

-¿Quién me ayudará a sembrar el trigo?, les preguntó.
- Yo no, dijo el pato.
- Yo no, dijo el gato.
- Yo no, dijo el perro.
- Muy bien, pues lo sembraré yo, dijo la gallinita.

Y así, Marcelina sembró sola su grano de trigo con mucho cuidado. Abrió un agujerito en la tierra y lo tapó. Pasó algún tiempo y al cabo el trigo creció y maduró, convirtiéndose en una bonita planta.

-¿Quién me ayudará a segar el trigo?, preguntó la gallinita roja.
- Yo no, dijo el pato.
- Yo no, dijo el gato.
- Yo no, dijo el perro.
- Muy bien, si no me queréis ayudar, lo segaré yo, exclamó Marcelina.

Y la gallina, con mucho esfuerzo, segó ella sola el trigo. Tuvo que cortar con su piquito uno a uno todos los tallos. Cuando acabó, habló muy cansada a sus compañeros:

-¿Quién me ayudará a trillar el trigo?
- Yo no, dijo el pato.
- Yo no, dijo el gato.
- Yo no, dijo el perro.
- Muy bien, lo trillaré yo.

Estaba muy enfadada con los otros animales, así que se puso ella sola a trillarlo. Lo trituró con paciencia hasta que consiguió separar el grano de la paja. Cuando acabó, volvió a preguntar:

-¿Quién me ayudará a llevar el trigo al molino para convertirlo en harina?
- Yo no, dijo el pato.
- Yo no, dijo el gato.
- Yo no, dijo el perro.
- Muy bien, lo llevaré y lo amasaré yo, contestó Marcelina.

Y con la harina hizo una hermosa y jugosa barra de pan. Cuando la tuvo terminada, muy tranquilamente preguntó:

- Y ahora, ¿quién comerá la barra de pan? volvió a preguntar la gallinita roja.
-¡Yo, yo! dijo el pato.
-¡Yo, yo! dijo el gato.
-¡Yo, yo! dijo el perro.
-¡Pues NO os la comeréis ninguno de vosotros! contestó Marcelina. Me la comeré yo, con todos mis hijos.
Y así lo hizo. Llamó a sus pollitos y la compartió con ellos.

Autor: Byron Barton. Escritor e ilustrador de libros infantiles.
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