Monday, December 31, 2012

El Manejo del Enojo (laguia2000.com)


Estar enojado es lo habitual en las personas de carácter colérico, que son hipersensibles a la crítica, y que están en permanente oposición al curso natural de los hechos.

Estas personas tienen dificultades para adaptarse, no pueden renunciar a que las situaciones y las personas sean como son y pretenden cambiarlo todo.

Su actitud es de permanente lucha y siempre están dispuestas al ataque, están tensas, amargadas, tristes, pueden sufrir de distintas dolencias crónicas y por lo general viven frustradas por defender utopías inalcanzables.

El enojo también es una forma de manipular, cuando las personas que las rodean no hacen lo que ellas dicen o las contrarían en algo.

Estar enojado produce alteraciones en el funcionamiento del cuerpo; eleva la tensión arterial, el índice de cortisol en sangre y los radicales libres, que son los responsables del deterioro de los órganos y del envejecimiento.

El que se enoja está manifestando su desagrado, su incomodidad y su intención de dominar a las personas y a las situaciones.

Cada estallido de cólera desencadena un proceso en el cuerpo que puede producir serios trastornos de salud, inclusive ataques cerebro vasculares e infartos.

El carácter colérico es típico de la personalidad tipo A, que son las competitivas, las que desean destacarse, las hiperactivas, las que viven en forma acelerada, atropellan y no pueden disfrutar de cada momento.

Sus relaciones están basadas en el temor no en el afecto, o sea en el miedo a que se enojen y hagan un escándalo.

Existen técnicas psicológicas para revertir el hábito de tener reacciones iracundas y aprender a ser más tolerante, accesible y paciente; pero también hay que tener en cuenta que la base de la personalidad iracunda es orgánica, o sea forma parte del temperamento básico que por lo general se caracteriza por tener un nivel demasiado bajo de percepción de los estímulos y por un alto grado de irritabilidad y de sensibilidad.

Son personas que no pueden controlar sus emociones y descargan el cien por ciento de su bronca cuando sienten que las situaciones o las conductas de las personas los superan, cuando no se ajustan a sus expectativas.

Enojarse es posible y también saludable, cuando se puede controlar y no se convierte en una catarata de reacciones con el objetivo de hacer justicia.

La clave es el control, hasta qué punto me tengo que enojar sin que mi cuerpo sufra perturbación alguna y la situación se adueñe de mí y pueda malograr mi equilibrio.

Cuando nos enojamos la sangre fluye al rostro, el corazón late más aprisa, nos agitamos, la respiración se acelera y podemos sentir taquicardia o arritmias cardiacas. Todas estas manifestaciones físicas las podemos detectar sin mayor esfuerzo desde el primer momento, de modo que ni bien comenzamos a sentir los efectos del enojo hay que intentar detener este proceso, reflexionar y darse cuenta hasta qué punto ese gran enojo, que puede llegar a matar a una persona, realmente vale la pena.

De esa forma podremos comprobar que la mayoría de las veces, enojarse no es ninguna solución, al contrario, el enojo complejiza los problemas y crea otros aún peores.

Tomar las cosas con serenidad y tener la fortaleza de pensar antes de actuar para poder darle el valor que merece cada experiencia, es una actitud que se puede aprender rápidamente: siendo capaz de responder una sola vez en forma diferente y tener la oportunidad de ver los resultados.

El Llanto (laguia2000.com)


Llorar es sin duda para la mayoría, un verdadero desahogo, además de ser una forma de segregar toxinas del organismo.

Pero no siempre el llanto sirve para ese propósito ya que también parece tener una función comunicativa al producir una respuesta de consuelo en los que están presentes, que sirve para mejorar el estado de ánimo del que llora.

Las personas lloran por distintos motivos: por tristeza, por desesperanza, por impotencia, por frustración, por ira, por dolor y también pueden llorar de alegría y de felicidad.

Antiguamente llorar no era un signo de debilidad como lo es ahora, sino la manifestación de un estado de ánimo.

Según la teoría freudiana, el llanto es una forma de catarsis, que significa un modo de liberar la energía de las emociones reprimidas que no han sido canalizadas adecuadamente, pero desde el punto de vista científico esta teoría no tiene fundamento.
Lo cierto es que las encuestas dan como resultado que las lágrimas alivian, liberan y tienen fuerzas sanadoras.

Ad Vingerhoets y Michele Hendriks de la Universidad de Tilburg, junto a Jonathan Rottenberg de la Universidad de Florida del Sur de Tampa, intentan revelar de manera científica si realmente llorar hace bien como la mayoría supone.

En 2007, estos científicos observaron que a corto plazo llorar parecería ser expresión de una reacción de estrés aguda pero en un tiempo más prolongado, tendría un efecto tranquilizador que no implica necesariamente una mejoría del estado de ánimo.

El farmacólogo William Frey, de la Universidad de Minnesota en Saint Paul constató en 1981 que las lágrimas que expresan una emoción y las que se vierten en forma refleja difieren en su composición. Las derramadas debido a la tristeza poseían un cuarto más de proteínas que las producidas por el efecto de una cebolla; y posteriormente se comprobó que contenían mayor cantidad de tres hormonas del estrés, la prolactina, la adrenocorticotropina y la leu-encefalina.

Frey considera que las lágrimas purifican el cuerpo del exceso de sustancias que se forman debido a una carga emocional.

Sin embargo, algunos experimentos parecen mostrar que por el contrario las lágrimas pueden ejercer un efecto negativo en el sistema inmunitario, en tanto que la contención del llanto parecería ejercer un efecto positivo sobre ese sistema.

Este fenómeno pone en evidencia que no se puede comprobar en un laboratorio con experimentos controlados el supuesto alivio de las lágrimas.

Otro argumento sostiene que en los estudios controlados los voluntarios no tienen ninguna respuesta a sus lágrimas o sea que nadie reacciona frente a ellas ni existe la posibilidad de un eventual consuelo, que parece ser la función más importante del llanto.

Los niños pequeños, por ejemplo, lloran principalmente para atraer la atención de su madre, a veces sin lágrimas.

Es probable que a lo largo de la evolución haya quedado asociado el sentimiento de necesitar ayuda con la activación de las glándulas lagrimales.

Lo cierto es que el llanto emocional parece ser exclusivo de la especie homo-sapiens y que es más probable que una persona llore cuando hay alguien presente.

Las personas hipersensibles y angustiadas lloran más que las que cuentan con mayores recursos defensivos y también los individuos extrovertidos que son más sociables y comunicativos si se los compara con los introvertidos, lo que afirma la hipótesis de que el llanto tiene una función importante comunicativa.

Las mujeres lloran más que los hombres pero por diferentes razones. En ambos, la razón suele ser una pérdida, pero mientras las mujeres suelen llorar más por ira o impotencia, los varones lo hacen por alegría u orgullo y según estudios realizados, los hombres parecen tolerar menos las lágrimas de otros.

El cansancio nos hace más vulnerables al llanto y también la acción de algunos medicamentos.

En países fríos la gente llora más que en los cálidos; es probable que esta diferencia se deba a que el clima riguroso favorece los estados emocionales negativos, mientras el calor propicia estados anímicos más positivos.

Fuente: “Mente y Cerebro, No.47/2011, “El lenguaje de las lágrimas”, Joachim Marschall, psicólogo y periodista.


Testosterona incide en carreras de mujeres de negocios


WASHINGTON (Reuters) – Niveles de testosterona más altos podrían explicar el porqué algunas mujeres buscan empleos en intermediación financiera, mientras otras tienen carreras de negocios más estables, dijeron el lunes investigadores estadounidenses.

Las estudiantes de maestrías en administración de empresas (MBA) que tienen más testosterona, la hormona masculina, eligen con mayor probabilidad carreras financieras como en banca de inversión -más lucrativas pero también más riesgosas- que las alumnas con un nivel más bajo de la hormona, según un estudio de un equipo de Northwestern University y la Universidad de Chicago.

“Este estudio tiene derivaciones significativas sobre cómo pueden impactar los efectos de la testosterona en la toma de riesgos en los mercados financieros, debido a que muchas de esas estudiantes apuntarán a transformarse en grandes jugadoras en el mundo financiero“, dijo en un comunicado Luigi Zingales, de la Universidad de Chicago, quien trabajó en el estudio.

Además, puede arrojar luz sobre las diferencias de género en la elección de las carreras. Estudios futuros deberían explorar más sobre los mecanismos a través de los cuales la testosterona afecta al cerebro“, añadió.

Zingales y sus colegas estudiaron a 550 estudiantes del MBA de la Universidad de Chicago, a quienes se exigió como parte de sus estudios proporcionar saliva para los estudios de testosterona.

Los investigadores fueron capaces de descubrir las elecciones de carreras de 379 estudiantes, dos años después de la graduación.

Los individuos con altos niveles de testosterona y baja aversión al riesgo tenían más probabilidades de elegir carreras riesgosas en finanzas“, escribieron en minutas de la Academia Nacional de Ciencias.

Los hombres y las mujeres producen testosterona en sus cuerpos, pero los hombres generalmente tienen niveles mucho más altos.

El mayor nivel de testosterona está relacionado con rasgos distintivos como la agresión y el gusto por el riesgo

“En general, las mujeres tienen más aversión al riesgo que los hombres al tomar decisiones financieras importantes, lo que a su vez afecta sus elecciones de carreras“, dijo Paola Sapienza de Northwestern University, en un comunicado.

Pero las mujeres con mayores niveles de testosterona terminaban eligiendo carreras más riesgosas, según el estudio.

Fuente: Reuters.com
Reuters.com

Alto nivel de testosterona estimularía las ganancias de los corredores de bolsa (emol.com)


  Científicos pudieron determinar que las ganancias logradas eran mucho más importantes que el promedio cotidiano cuando los corredores tenían niveles de testosterona mucho más elevados.

WASHINGTON.- Cuando los corredores de bolsa tienen un elevado nivel de testosterona, la principal hormona sexual masculina, tienen más tendencia a asumir riesgos y logran más ganancias bursátiles, revelaron investigadores británicos cuyo trabajo fue divulgado el lunes en Estados Unidos.

Esta investigación permite también explicar decisiones irracionales responsables de burbujas especulativas y de ‘cracks’ bursátiles, según estos investigadores de la Universidad de Cambridge.


Los científicos siguieron a 17 corredores de la ’City’ de Londres durante ocho días laborales consecutivos y midieron su nivel de testosterona dos veces por día, a las 11.00 de la mañana, en plena actividad bursátil, y a las 16.00 horas, al final de la sesión, tomando muestras de su saliva.


Cada vez que medían el nivel de testosterona se registraban además las pérdidas y ganancias bursátiles.


Comparando los datos recogidos, los investigadores pudieron determinar que las ganancias logradas eran mucho más importantes que el promedio cotidiano cuando los corredores tenían niveles de testosterona mucho más elevados.


Apoyándose en estudios anteriores, estos científicos creen que este fenómeno se explicaría por el hecho de que la testosterona incrementa la confianza en sí mismo y el gusto por el riesgo.


La influencia de los esteroides, específicamente la testosterona y el cortisol o hidro-cortisona, podría también explicar por qué a operadores de mercados confrontados a burbujas especulativas o a un ’crack’ bursátil les cuesta reaccionar racionalmente, exacerbando las crisis financieras.


La testosterona es una hormona determinante para el comportamiento sexual y la competitividad ya que actúa sobre la agresividad. Esta hormona aumenta en un atleta antes de una competición y sigue incrementándose en caso de victoria, pero disminuye si pierde.


"El aumento de los niveles de testosterona y de cortisol predisponen a los corredores a tomar riesgos", observó el doctor John Coates de la universidad de Cambridge, co-autor de este trabajo y ex corredor de bolsa.


"No obstante, si la testosterona se vuelve excesiva en el organismo, como puede ocurrir fácilmente en situaciones de burbujas especulativas, el gusto por el riesgo puede volverse obsesivo", añadió.


Esto recuerda una situación descrita por Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, que había intentado en 1996 poner en guardia a los mercados contra una especulación excesiva. Habló entonces de "exuberancia irracional".


Pero según Coates, "un nivel extremo de cortisol -la hormona liberada en situaciones de estrés- en un ’crack’ también puede crear una aversión duradera por el riesgo".


"En la actual crisis del crédito, los inversores bien podrían sentir la náusea producto de un exceso crónico de cortisol que los hunde en un estado psicológico de desesperanza", según este investigador.


"Cuando se produce una situación de este tipo, los bancos centrales pueden bajar las tasas de interés lo más posible sin lograr persuadir a los corredores de comprar activos de riesgo", explicaron los autores.


En una situación económica de este tipo, "es necesario tomar en cuenta no solamente la racionalidad de los actores sino también su estado fisiológico y psicológico", estimaron.


"Los corredores de bolsa trabajan con presiones extremas y las consecuencias de sus decisiones pueden afectarlos profundamente y junto a ellos al conjunto de los mercados", según el profesor Joe Herbert, del centro sobre el cerebro de Cambridge, que estima que los factores emocionales y hormonales deberían ser más tenidos en cuenta.


El estudio fue divulgado en los Anales de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS) del 14 de abril.

La Sugestión (laguia2000.com)

En toda acción influye la sugestión.
La sugestión es un estado psíquico provocado en el cual el individuo experimenta las sensaciones e ideas que le son sugeridas y deja de experimentar las que se le indica que no sienta. Por esta razón se comenzó a utilizar como tratamiento terapéutico.

Existen diversos métodos para conseguir este estado en una persona:

la sugestión directa
: que se obtiene mediante la autoridad ejercida sobre una persona que se somete a ella;
 
la sugestión hipnótica : que se consigue mediante la hipnosis, estado de influencia magnética, por fascinación por influjo personal o por aparatos adecuados.

la sugestión indirecta:
a través de la insinuación de ideas que los sujetos aceptan como verdaderas y propias.

La hipnosis fue la primera de las técnicas psicoterápicas y aún es utilizada en algunos países de Europa y Rusia.

Esta técnica que varía según el experimentador, utiliza la fijación de la atención y una estimulación generalmente verbal que provoca el trance o comunicación hipnótica, fenómeno que se estima corresponde a un cierto modo de transferencia que se da entre el hipnotizado y el hipnotizador.

Como técnica psicoterapéutica, la hipnosis puede ser utilizada: como método de sugestión directa, con el fin de eliminar ciertos síntomas; como catarsis, o método de descarga emocional; y como hipno-análisis, combinada con la psicoterapia de toma de conciencia.

Existen otras modalidades terapéuticas derivadas de la sugestión como el “ensueño vigil” que consiste en la sugestión de un ensueño orientado por una imagen de partida. El sujeto es puesto en estado de relajación y después invitado a que describa la imagen sugerida. El terapeuta sigue entonces las asociaciones del paciente y las interpreta según la simbología que utiliza Freud y Jung.

Este método tiene una eficacia limitada y los que lo utilizan suelen completar el tratamiento con otros métodos más modernos.

Todas las personas ejercen alguna influencia sobre otras. Algunas tienen una capacidad mayor de persuasión y pueden llegar a convencer con sus argumentos aunque su interlocutor piense lo contrario.

Los vendedores son adiestrados para convencer a los clientes sobre la conveniencia de comprar sus productos, los cuales tratan de adecuar a las necesidades de cada uno para que sean considerados imprescindibles.

Recién cuando nos evadimos del influjo de esa persona y podemos liberarnos de su magnetismo, nos damos cuenta que sus afirmaciones eran puramente interesadas y orientadas hacia el solo objetivo de vender.

La publicidad también utiliza el poder de la sugestión para los mismos fines. Las promesas publicitarias, a pesar de ser difíciles de creer, son aceptadas por el público y convencen a la mayoría.

¿Quién puede sustraerse a la fascinación que ejerce un nuevo perfume que promete ser infalible para la seducción, un shampoo que nos asegura una cabellera sedosa, un suplemento dietético que nos hará adelgazar en pocos días o un aparato que reduce el volumen del abdomen para lograr parecernos un poco al modelo que lo promociona?

Ninguno de nosotros es capaz de hacerlo porque esas campañas publicitarias dan magníficos resultados, o sea, la mayoría les creemos.

La publicidad televisiva mueve la decisión de millones de personas que apenas les prestan atención, porque la visualización de un logotipo tiene efectos hipnóticos y a la hora de comprar esos símbolos se recuerdan.

Enamorarse es un estado hipnótico y vemos sólo lo que queremos ver; y el lavado de cerebro es la técnica que consiste en modificar la forma de pensar de un sujeto borrándole todo vestigio de su visión anterior.

Y existe también la autosugestión. Si somos sugestionables, podemos crear nosotros mismos enfermedades imaginarias y también reales, pero también por sugestión podemos llegar a curarnos.

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