Sunday, September 30, 2012

Los alimentos y la hidratación – 7 consejos para mantener un cuerpo bien hidratado (vidaysalud.com)


Un vaso de agua fresca es la forma más rápida y común de calmar la sed e hidratar tu cuerpo, sobre todo durante los calurosos días del verano. Pero no es el único método de hidratación. Algunos alimentos, especialmente las frutas y las verduras, agregan una considerable cantidad de líquido a la dieta. Así, además de contribuir a la porción del total de agua que necesitas, aportan vitaminas, minerales, fibra ¡y mucho sabor! Sigue nuestras ideas para hidratarte más y mejor. 
 
No podemos vivir sin agua. Todos los sistemas del cuerpo la necesitan para funcionar adecuadamente y como la perdemos a través de la orina, el sudor, la respiración y las heces, debemos reponerla continuamente. Para cuando empiezas a sentir la sensación de sed, ya el cuerpo ha empezado a deshidratarse, lo que también puede traducirse en fatiga, cansancio y falta de concentración. Esa es su llamada de alerta para que repongas el líquido que ha perdido ¿Cuánta cantidad necesitamos beber al día para que nuestro cuerpo pueda realizar todas sus funciones adecuadamente? No hay una cifra exacta, ya que depende de varios factores, como el nivel de actividad de la persona, el clima en que vive o incluso, su estado de salud. Pero en términos generales, el Instituto de Medicina ha calculado que el consumo adecuado para los hombres es de unos 3 litros (unas 13 tazas), mientras que para las mujeres es de 2.2 litros (alrededor de 9 tazas) de líquido al día.

Si pensar en toda esa cantidad de líquido que tienes que tomar diariamente se te convierte en una obligación más – o no tienes idea de cómo hacer que la beban los chicos de la familia-  te tenemos una buena noticia: puedes comer parte de esa cantidad incorporando a tus menús más frutas y verduras de alto contenido de agua, ya sea en su forma natural, en licuados o batidos, o como ingrediente principal de platillos deliciosos y nutritivos como sopas y cremas. Aquí ganan todos, ya que estarán recibiendo un enorme aporte de vitaminas, minerales, fibra, ingredientes esenciales de una dieta balanceada.
Los que contienen más H2O (agua) 

Entre las frutas, puedes escoger entre los melones en todas sus variedades (desde la sandía al cantalupo), naranjas, pomelos (toronjas), manzanas, peras, piña (ananás), uvas, fresas (frutillas), que tienen un alto contenido de agua. Aunque en menor proporción que las frutas, no se quedan atrás algunas verduras como el tomate (jitomates), el apio, el pepino, la calabaza (ahuyama), el calabacín (zuchini) y la berenjena.  Te recomendamos:
  • Escoger los que estén en estación o provengan del mercado local para garantizar su frescura.
  • Recordar lavarlos adecuadamente y almacenarlos en un lugar fresco hasta el momento de consumirlos.
  • Después de picados, tápalos y refrigéralos un rato antes de servir, para que estén más fríos y resulten más refrescantes.
  • No los dejes destapados durante mucho tiempo sobre la mesa o la meseta de la cocina para que no se descompongan o contaminen. Guarda en la nevera lo que pueda aprovecharse y desecha el resto.
Incorpóralos a todas las comidas del día:
  1. Ofrécele a toda la familia más jugos (zumos) de fruta natural: el clásico del desayuno es el de naranja. Vale la pena dedicar unos minutos más en la mañana a prepararlo tú misma, así tendrá menos azúcar y otros aditivos que los comerciales. Experimenta con otras frutas, especialmente las favoritas de la familia. Pero si alguien está tomando alguna medicina, evita que la tomen específicamente con jugo (zumo) de toronja (pomelo) o de uva ya que pueden bloquear o interferir con la absorción del medicamento, o aumentar su efecto en el organismo.
  2. Prepara licuados y batidos: vierte trozos de banana (plátano), mango, frutilla (fresa), papaya (fruta bomba), o tu fruta favorita de estación en la licuadora, agrega un poco de hielo y échala a andar para obtener un refrescante licuado, muy oportuno para calmar la sed en cualquier momento del día, especialmente en el verano, con la ventaja de ingerir además minerales y vitaminas tan necesarios para la salud.  En cualquier época del año, puedes agregar a la mezcla un poco de leche baja en grasa, o de yogurt natural para que quede más cremosa, más apetitosa para los chicos, pero con muchas menos calorías. Y no te olvides de la clásica limonada, o de una deliciosa gelatina repleta de trocitos variados de fruta (como pera, albaricoque (chabacano o damasco) o durazno (melocotón), fácil de preparar y un éxito seguro entre los más chicos.
  3. Frescos y siempre mano: trocitos de melón, de piña (ananás), se conservan bien en el refrigerador (nevera) en un recipiente de preferencia de vidrio. Y como siempre estarán bien fríos, serán una buena alternativa a helados, dulces y otras golosinas que no son tan saludables a la hora de la merienda o como aperitivo antes del plato principal. Haz lo mismo con los vegetales: en un plato o fuente, coloca trocitos de apio y palitos de zanahoria bien lavados, acompañados de un aderezo (aliño) ligero a base de crema agria o de yogurt natural bajos en grasa.
  4. Calma el apetito con una súper ensalada: ya sea de frutas o de verduras, combinando sabores y colores de la manera más atractiva posible al paladar y a la vista. Algunos se prestan para picar de antemano, como los pimientos de todos los colores, o los melones, pero otros tendrás que cortarlos justo antes de servirlos para que no se marchiten (se pongan mustios) o cambien de color, como los pepinos, la manzana y la banana (los plátanos).
  5. Úsalos como condimentos y aderezos: aquí brillan el tomate y los pimientos, que bien picaditos y acompañados de trocitos de cebolla y hierbas aromáticas hacen la corona perfecta de carnes, pollo y pescados a la parrilla, o el sabroso y saludable relleno de un omelette. Experimenta un toque exótico y agrega algo dulce, como trocitos de piña y mango y se chuparán los dedos, especialmente sobre las carnes, o los pescados como el salmón con los que contrasta bien el toque agridulce. Anímate a probar esta receta - Filete de Res con Chutney de Pera y Arándano – y tu familia ¡te dará un 100!
  6. ¿Quién quiere sopa? Las sopas frías y ligeras (de tomate o gazpacho, por ejemplo) sirven de primer plato ligero ya sea en el almuerzo y la cena durante el verano al que solamente tendrás que añadir una porción de proteína (carne, pescado o ave) y fruta como postre. Durante el invierno puedes probar sopas más cremosas, como la de calabaza (ahuyama), calabacín (zuchinni), bróculi (brócoli), usando como base un caldo bajo en grasa y sodio. Para espesarla, usa un poco de yogurt o crema agria bajos en grasa. Anímate a probar estos dos platos que aparecen en nuestra sección de Recetas Saludables: la Sopa de Jitomate (Tomate) y Pimiento Morrón y la Sopa de Verduras de Invierno, baja en calorías y rica en minerales, fibra y vitamina C. Prepara una cantidad abundante y congela la mitad para que tengas ya parte de la cena lista otro día.
  7. Más vida a un vaso de agua: Para que un vaso de agua normal y corriente no te resulte tan aburrido, agrégale un chorrito de limón o lima, o un poco de jugo (zumo) de fruta natural (naranja o mandarina, por ejemplo). Resiste la tentación de agregarle azúcar.
Si poco a poco incorporas a tus hábitos algunos de estos consejos estarás logrando dos objetivos: añadirás más frutas y verduras a tu dieta, que es la base de una alimentación saludable, y además, estarás hidratando mejor tu cuerpo, algo que nunca debes olvidar, especialmente si vives en un clima cálido o cuando llegan los días cálidos del verano. Redobla el esfuerzo de beber suficiente líquido si tú o los miembros de la familia participan en actividades al aire libre o practican un deporte. Considera al agua tu mejor amiga, pero si te aburre beber tantos vasos al día, recurre a la enorme variedad de frutas y verduras en tu mercado local y ponlos ahora mismo a trabajar para hidratar mejor tu cuerpo.

El ejercicio protege al cerebro que envejece (vidaysalud.com)


Si quieres mantener el cerebro activo, no sólo puedes beneficiarte con los juegos de la mente. Cada vez son más los estudios que comprueban los beneficios del ejercicio físico para la memoria y la actividad cognitiva. Aquí te contamos sobre nuevas investigaciones que demuestran esta teoría.

A medida que envejecemos, es posible que las capacidades mentales, como la memoria, la concentración y el aprendizaje comiencen a disminuir. Muchas personas, incluso, desarrollan el temido Alzheimer, una condición que, en los peores casos, hace que las personas hasta dejen de reconocer a sus seres queridos y se olviden de lo que han hecho cinco minutos antes.

Afortunadamente, puedes hacer varios cambios en tu estilo de vida para fortalecer tu memoria. Posiblemente, lo primero que asocias con eso son los juegos de la mente y otros ejercicios mentales, que si bien ayudan, no son los únicos.

El ejercicio físico también colabora con esta tarea, ya que aumenta el flujo sanguíneo que recorre e irriga el cuerpo y el cerebro, lo que puede ayudar con la memoria. Al respecto, por ejemplo, ya te habíamos contado acerca de un estudio de acuerdo al cual caminar de 9 a 15 kilómetros (entre 5 y 9 millas) por semana puede ser bueno para conservar la memoria y para evitar enfermedades cerebrales que pueden presentarse con la edad.

Ahora, nuevas investigaciones brindan más datos sobre este tema. Se trata de tres trabajos que fueron presentados en la reunión anual de la Asociación de Alzheimer, en Vancouver, Canadá, según los cuales distintas actividades físicas fueron asociadas a cerebros más sanos en los adultos y ayudarían a prevenir o evitar el Alzheimer.

Uno de ellos encontró que los adultos mayores normalmente sedentarios que caminaban a un paso moderado tres veces por semana, durante un año, habían mejorado el tamaño del hipocampo, una región del cerebro que tiene que ver con la memoria y se asocia a un cerebro sano.

Otro estudio halló que el entrenamiento de resistencia (con pesas) dos veces por semana ayudó a las mujeres mayores de 70 años de edad que mostraban señales leves de declive mental a mejorar sus puntuaciones en pruebas de la memoria y del pensamiento. Además, detectaron que las mujeres que practicaron un entrenamiento aeróbico mostraron mejorías en el equilibrio, la movilidad y la capacidad cardiovascular.

Algo similar encontró el tercer estudio, que consideró a los adultos mayores con deterioro leve de la memoria. Los que siguieron un entrenamiento con ejercicios de fuerza, aeróbicos y ejercicios para mejorar el equilibrio mostraron mejoría en la memoria y la capacidad de usar el lenguaje, en comparación con los del grupo de educación.

Estos resultados sugieren la importancia de la actividad física para el cuidado de la memoria. ¿Quieres conocer qué más puedes hacer para mantener tu mente activa y tu memoria fresca? Pues he aquí algunos consejos:
  • Mantente activo(a) y acompaña la actividad física con ejercicios intelectuales como leer, escribir, ver películas u obras de teatro, jugar y conversar sobre eventos de actualidad.
  • No dejes de relacionarte con los demás. A medida que envejecemos, tendemos a aislarnos. Trata de mantenerte en contacto con familiares y amigos y participa en actividades de grupo o comunitarias.
  • Elige una alimentación sana que te ayude a mantener el corazón y el cerebro saludables. ¿Qué alimentos son mejores? Las frutas y vegetales, los cereales integrales y las carnes magras, aves y pescados (evita las grasas y los azúcares).
  • Bebe suficiente cantidad de agua y limita el consumo de alcohol, porque tanto la deshidratación como el exceso de alcohol pueden llevarte a un estado de confusión y posiblemente te hagan perder la memoria.
  • Mantén la organización de tu hogar y tus tareas. Estructurar las actividades diarias disminuye los olvidos. Puedes ayudarte con listas y guardando las cosas en el lugar que les corresponde.
  • Trata de enfocarte en una tarea por vez. Hacer varias al mismo tiempo puede ser estresante y distraerte, dos situaciones que no son buenas para la memoria.
Con todas estas claves en mente, ya estás listo para preparar tu plan de acción para tener una memoria a prueba de olvidos. ¡Anímate! Y si tienes dudas o sientes que tu mente ya no responde como antes y eso te preocupa, consulta a tu médico o a un especialista (a un neurólogo) para que despeje tus dudas.

Tratamiento del Estrés (laguia2000.com)

 
"Si deseas felicidad de los demás, sé compasivo. Si deseas tu propia felicidad, sé compasivo."
Es más fácil evitar el estrés que curar las consecuencias después

Cuando una persona se da cuenta que está haciendo dos cosas al mismo tiempo tiene estrés. Las agendas completas, el apuro, las corridas, los sustos, las emociones violentas reiteradas, las peleas familiares, los disgustos, los problemas económicos, el exceso de trabajo, y muchas cosas de la vida que se pueden evitar, producen estrés.

Proponerse metas demasiado ambiciosas y no poder cumplirlas produce estrés, es necesario entonces reprogramar la vida para salir de ese círculo vicioso que puede llegar a matar.

El estrés puede ser normal y no causar ningún efecto nocivo, cuando se presenta un peligro o algo que amenaza la integridad física o pone en peligro la vida. En estos casos es saludable porque ayuda al cuerpo a prepararse para la lucha, para defenderse o huir.

El estrés no saludable es el estrés crónico. Generamos este tipo de estrés cuando el cuerpo y la mente se saturan de estímulos que se pretenden atender, principalmente por haber adoptado una forma de ser autoexigente, con expectativas demasiado ambiciosas, por ser perfeccionistas y competitivos.

Estas son las características de la personalidad de tipo A, cuando la persona es hiperactiva y se empeña en hacer y esperar mucho más de lo que puede hacer.

Antes situaciones de estrés continuas, el organismo comienza a emitir señales que se registran como trastornos funcionales, problemas emocionales y familiares, falta de atención, concentración y memoria, fobias, depresión e insomnio.

Una forma natural de disminuir el estrés es adoptar una nueva actitud hacia los problemas, porque no son los problemas los que matan sino la forma de vivir esos problemas.

Cuando una persona se compromete demasiado con las cosas, se identifica y se preocupa demasiado por ellas y está pendiente de los resultados de su acción, es la perfecta candidata para sufrir estrés.

Si analiza los hechos de su vida fríamente, es probable que pueda llegar a la conclusión de que el valor que le está adjudicando a las cosas que le pasan es demasiado alto y que se ha acostumbrado a un modo de vida intenso y se ha condicionado al efecto de la adrenalina.

Una personalidad tipo A es difícil que acepte vivir una vida apacible sin sobresaltos, porque necesita la acción y solamente así se siente vivo.

El estrés crónico es un hábito, un condicionamiento aprendido que hay que revertir cambiando los valores circunstanciales que dependen de las creencias y de la forma de ver el mundo.

En Hong Kong se jactan de tener la población más rápida que existe, que camina más rápido y que trabaja más y en forma más eficiente que en otros países. Es triste comprobar los valores relativos que prioriza esa cultura sin tener en cuenta el alto costo en salud que pagan los que ocupan el nivel más alto de eficiencia en las estadísticas.

Tener estrés es tener miedo, miedo a lo que puede pasar, miedo al futuro, a la pérdida de la seguridad y la poca confianza en si mismo, que es lo que lleva a una persona a amar los desafíos, para probarse a si mismo. Y el miedo se relaciona con la ansiedad, con la angustia y con las adicciones.

La relajación psicofísica disminuye el estrés, permite conectarse con la interioridad, tomar conciencia del verdadero propósito de la vida, conocerse más, sentir la relación con el mundo, liberarse del aislamiento, mejorando el estado general y la calidad de vida.

Realizar los ejercicios de relajación psicofísica de cabeza a pies, dos veces por día, permite salir del condicionamiento y aprender a estar relajado todo el día.

Para liberarse del estrés es necesario abandonar el control, dejarse llevar, no luchar ni resistirse, rendirse, no para perder, sino para ganar; y dejar de creer ser dioses, porque cada uno tiene que hacer lo que puede, lo mejor posible, tratando de disfrutar el proceso sin comprometerse con los resultados.

Cuando una persona está transitando por su propio camino, hace lo que le gusta, y pierde la noción del tiempo cuando lo hace, disfruta del proceso y de la vida y los resultados que obtiene son óptimos.

Síntomas de Estrés (laguia2000.com)


"Huye de los elogios pero trata de merecerlos."

Si se presenta un revés, sufrimos estrés.



El estrés es la reacción normal del cuerpo frente a una situación amenazante. Esta forma de estrés no afecta la salud, sino que ayuda a preparar el organismo para defenderse del peligro.

Pero la vida moderna expone a la mayoría de las personas a continuos desafíos que le provocan estrés crónico, un estado permanente de alarma que produce alteraciones funcionales y orgánicas.

Es imposible liberarse de los problemas que surgen a diario en una sociedad compleja; de modo que la única manera de enfrentar el estrés es modificando la forma de reaccionar frente a esas situaciones no deseadas, que muchas veces resultan inevitables.

Los síntomas del estrés son muchos y resulta difícil hacer un diagnóstico diferencial porque esos mismos síntomas suelen ser comunes a otras patologías.

Sin embargo, si se obtienen datos sobre la personalidad y la actividad que desarrolla un paciente, se puede deducir si los trastornos que sufre pueden deberse o no al estrés.

La depresión puede ser un síntoma de estrés, cuando una persona está abrumada por las obligaciones y cree no poder salir de esa situación; porque las creencias juegan un papel muy importante en la forma en que se viven los problemas.

Si alguien cree ser irremplazable, difícilmente pueda salir de una circunstancia que le produce estrés. 

De irremplazables están llenos los cementerios, y sin embargo en poco tiempo, esa tarea que realizaba el desaparecido que parecía imprescindible, la puede hacer otro y muchas veces hasta mejor.

Quien cree que lo que hace, lo hace de la mejor manera posible se equivoca, porque no hay una sola forma de hacer las cosas bien, hay muchas; y alguna de ellas seguramente puede ser mejor.

La existencia del inconsciente colectivo nos permite inferir que existen en el mundo muchas personas a quienes se les presentan las mismas ideas y las mismas formas de actuar en un momento histórico dado. Por lo tanto, lo que no puede hacer uno lo hará otro, tal vez de la misma manera o aún mejor.

El ego es el responsable del estrés, porque necesita el hacer más que el Ser para mantener alta la autoestima, basada en la creencia, de lo que creemos que piensa el otro de nosotros, por lo que hacemos.

Sin embargo, el desarrollo de la verdadera autoestima, o sea ese sentimiento que reconcilia al hombre consigo mismo y otorga paz interior, no pasa por el rendimiento personal, sino por quién Es uno, qué actitud tiene, cómo se comporta y cómo se relaciona.

Otro síntoma del estrés es la hiperactividad, el sentirse acelerado tratando de cumplir con la agenda llena de obligaciones autoimpuestas, hasta quedar agotados.

Los trastornos digestivos como la dispepsia, el meteorismo, las digestiones lentas, la acidez, el colon irritable, son síntomas de estrés. 

El apuro para ganarle al tiempo nos hace comer mal y rápido, sin masticar adecuadamente, tragando entero y sin disfrutar de la comida que en vez de ser un placer se convierte en un trámite más.

El estrés puede ocasionar también el estrechamiento de las arterias coronarias, que pueden llegar a contraerse y endurecerse debido al estrés, dificultando la circulación de la sangre y favoreciendo el aumento de la presión arterial.

Es estrés puede producir enfermedades relacionadas con el sistema endocrino alterando la secreción de hormonas y el funcionamiento de las glándulas. Puede ser el detonante de la diabetes, la amenorrea(falta de menstruación) o el hipotiroidismo.

El ataque de pánico y las fobias son síntomas característicos de estrés, en personalidades con tendencias obsesivas, rasgos omnipotentes y baja autoestima, que asumen demasiadas responsabilidades, principalmente, para probarse a si mismos o probar a los demás lo que valen.

Es estrés también produce insomnio; y es un factor que favorece la obesidad, cuando se tiende a calmar la ansiedad con la comida. 

El Estrés y las Enfermedades Coronarias (laguia2000.com)


"El valor no es la ausencia del miedo, sino el miedo junto a la voluntad de seguir."

Las actuales circunstancias históricas mundiales que muestran en general una realidad con recesión económica, falta de seguridad, incremento de la violencia, amenaza de inflación y desempleo; producen en el hombre moderno una gran incertidumbre que contamina sus hogares, perturba la convivencia familiar y hace fracasar sus relaciones.

Todos estos factores producen estrés crónico y expone a las personas a sufrir enfermedades cardiovasculares.

Estos indicadores de sobre estimulación social, reciben el nombre de estresores psico sociales, porque dificultan cumplir con las expectativas imaginarias o reales que se reciben del entorno social y exigen una adaptación al cambio.

Los estresores sociales son los factores emocionales que surgen frente a los estímulos; como el enojo, los disgustos, la angustia, el temor, y las presiones ocasionales o habituales; y la falta de adaptación entre la realidad y las expectativas produce distres.

El distres consiste no sólo en la falta de armonía de la relación que debe existir entre el cerebro y el sistema cardiovascular, sino también es el resultado del desajuste del equilibrio psicológico, que genera pérdida del control emocional, de la identidad y de la autoestima, sentimiento de aislamiento, descontento laboral y familiar, depresión y ansiedad.

Los factores externos que producen estrés psicosocial derivan de un marco familiar poco sólido y de un status laboral exigente y poco estimulante, que agregado a las características de una personalidad tipo “A” crean las bases necesarias para el desarrollo de un carácter irritable e iracundo, típico de personas propensas a sufrir un problema coronario; y también pueden generar ataques de pánico y depresión.

Si a todos estos factores se le suma una alimentación inadecuada, hábitos sedentarios y alguna adicción, a las bebidas, el cigarrillo o las drogas, se eleva considerablemente la posibilidad de sufrir una descompensación vascular.

Por esta razón, estos cuadros deben ser tratados en forma multidisciplinaria, por un lado deberán recibir por parte de los especialistas cardiólogos el tratamiento farmacológico específico, la recomendación de una práctica regular de ejercicio físico y una dieta equilibrada; y por otro deberán ser atendidos los aspectos psicológicos desequilibrados con técnicas basadas en la neurofisiología y en las neurociencias, a través de una terapia cognitiva, para el aprendizaje de nuevos hábitos de comportamiento y la eliminación de los antiguos.

Estas técnicas llegan a modificar patrones de conducta que generaban resistencia frente a los hechos e impedían cambiar de perspectiva, permitiendo a los pacientes darse cuenta que si les es imposible modificar los acontecimientos, lo único que pueden hacer es cambiar de punto de vista, o sea viendo las cosas desde otro ángulo y ampliando el campo de su percepción.

Estas personas tendrán que cambiar el orden de sus prioridades y algunos valores relativos a las circunstancias, o sea aquellos que se pueden cambiar según la etapa de la vida que se está transitando.

La vida nos impone a través de los años nuevos desafíos; y es necesario no aferrarse al pasado tratando de adaptarse a la realidad utilizando viejas fórmulas.

Para vivir plenamente es necesario aceptar la realidad y adaptarse a las nuevas circunstancias de la vida, respetando las propias limitaciones. Porque sólo cuando tenemos conciencia de las limitaciones es cuando podemos trascenderlas.

Fuente: Magazine Baires Today, Dra. María Rosa Quartino. 
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...